sábado, 20 de marzo de 2021

Portugal - Teresa de León - Alfonso I de Portugal (Primer rey de Portugal) - El Tratado de Zamora - La carraca portuguesa - Juan I de Avis - Felipa de Lancaster - Enrique el Navegante

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - Los viajes de Zheng He, el gran navegante chino - Hipótesis de 1421 de Gavin Menzies, pincha aqui

Miniatura medieval que representa a la condesa Teresa de León.

Teresa de León (c. 1080 - Monasterio de Montederramo (Galicia) o Póvoa de Lanhoso, 11 de noviembre de 1130), fue condesa de Portugal e hija natural de Alfonso VI de León y de su amante Jimena Muñoz, siendo además la madre de Alfonso I de Portugal, el primer rey de Portugal.

Alfonso VI de León, llamado «el Bravo» (1040/1041​-Toledo, 1 de julio de 1109), hijo de Fernando I de León y de su esposa, la reina Sancha, fue rey de León entre 10652​ y 1072 en un primer reinado, y entre 1072 y 1109 en un segundo, de Galicia entre 1071 y 1072 y también entre 1072 y 1109, y de Castilla entre 1072 y 1109.

Durante su reinado, se produjo la conquista de Toledo (1085) y tuvieron lugar las batallas de Sagrajas y Uclés, que constituyeron sendas derrotas para las mesnadas leonesas y castellanas. En la segunda falleció el heredero del rey, el infante Sancho Alfónsez.

Jimena Muñiz o Muñoz (m. 1128), aristócrata berciana, fue la abuela del primer rey de Portugal, Alfonso Enríquez, amante del rey Alfonso VI de León y madre de dos hijas habidas con el monarca, Teresa y Elvira .
Ilustración del rey Alfonso. Compendio de crónicas de reyes del Antiguo Testamento, gentiles, cónsules y emperadores romanos, reyes godos y de los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal (c. 1312–25).

Alfonso I de Portugal (en portugués: Afonso Henriques; Guimarães o Viseu,a​ 25 de julio de 1109b​- Coímbra, 6 de diciembre de 1185), fue el segundo conde del Condado Portucalense de la casa de Borgoña y el primer rey de Portugal.

Gracias a sus conquistas que, a lo largo de cuarenta años, sobrepasaron el doble del territorio legado por su padre, fue conocido como el Conquistador; también se le llamó el Fundador y el Grande. Los musulmanes, en señal de respeto, le llamaron Ibn-Arrik ("hijo de Enrique") o El-Bortukali («el portugués»).


El Tratado de Zamora fue el resultado de la conferencia de paz entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León, el 5 de octubre de 1143, marcando generalmente la fecha del nacimiento del Reino de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina.

El título de rey de Portugal, que Alfonso I usaba desde 1139, fue confirmado en Zamora, comprometiéndose entonces el monarca portugués ante el cardenal Guido de Vico a considerarse vasallo de la Santa Sede, obligándose, por él y por sus descendientes, al pago de un censo anual de cuatro onzas de oro.

Finalmente la independencia de Portugal, reconocida por Alfonso VII en Zamora,​ vino a ser confirmada por el papa Alejandro III en 1179 mediante la bula Manifestis Probatum. «La concesión fue arrancada por un regalo de mil monedas de oro, pero ciertamente no parece que tuviese mucha influencia en la consolidación de una independencia que ya entonces era un hecho consumado».

Imagen de una carraca portuguesa en Nagasaki. Biombo japonés del siglo XVII
Creado por los portugueses en el siglo XV  durante sus exploraciones, la configuración básica de la carraca constaba de un casco con calado considerable, un mástil y una enorme vela rectangular. Con el paso del tiempo fue incorporando adelantos significativos; el principal de ellos fue la incorporación de timón de codaste como reemplazo de los timones de espadilla.
Las carracas fueron barcos muy sólidos y fiables (aunque tenían mal comportamiento en las tormentas), y conforme iban incorporando adelantos técnicos fueron capaces de realizar travesías más largas.
La principal desventaja de las carracas era su pobre maniobrabilidad y su lentitud, deficiencias que fueron mejorándose con los adelantos técnicos que iban surgiendo.

Las carracas eran navíos de vela redonda de alto bordo especializados en el transporte de grandes cargas en travesías largas. Hubo carracas desde el siglo XII hasta el siglo XVI. Fueron los mayores buques europeos de su época.

Eran muy apreciadas por portugueses, venecianos y genoveses y menos utilizadas por castellanos y aragoneses. En los astilleros del mar Cantábrico se construyeron muy pocas carracas, por su mal comportamiento en los temporales.
Pedro I de Portugal (Coímbra, 8 de abril de 1320 - Estremoz, 18 de enero de 1367) fue rey de Portugal. Era hijo del rey Alfonso IV de Portugal y de Beatriz de Castilla. Es conocido por su relación con Inés de Castro.
Sepulcro de Inés de Castro en el Monasterio de Alcobaça
Inés de Castro (Galicia, c. 1320/1325-Coímbra, 7 de enero de 1355). Noble gallega, perteneciente a la poderosa Casa de Castro, emparentada con los primeros reyes de Castilla.
Inés fue asesinada con el consentimiento de Alfonso IV, en el Palacio das Lágrimas en enero de 1355. De manera póstuma fue proclamada reina consorte de Portugal en 1357 (manifestando Pedro I de Portugal un supuesto casamiento encubierto).

Inés llegó a Coímbra como doncella de Constanza Manuel de Villena, quien era esposa por poderes del infante Pedro de Portugal, y finalmente se le permitía celebrar su matrimonio. Al fallecer Constanza durante el parto de Fernando I de Portugal, Inés inició una relación con el infante Pedro de Portugal, lo cual provocó el rechazo del rey Alfonso IV de Portugal y especialmente de la nobleza portuguesa (en total tendrían cuatro hijos considerados ilegítimos).

En 1354 Alfonso IV se trasladó con su corte a Montemor-o-Velho e inició una conspiración junto a sus consejeros para desvincular a Inés de Castro de la corona, ante un inminente casamiento con Pedro y la posible anexión de Portugal al Reino de Castilla.

La muerte de Inés de Castro. Karl Briulov
Terrible fue la venganza de Pedro cuando fue coronado rey. La leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia, cuenta que el rey Pedro tomó el cadáver de Inés —en estado de descomposición avanzada— y lo colocó en el trono obligando a su corte y a todos los allí presentes a que le rindieran los honores debidos de reina.
En 1360 el rey de Portugal y el de Castilla alcanzaron un acuerdo para entregarse mutuamente a nobles huidos de sus respectivos reinos. De los tres instigadores de la muerte de Inés, Pedro Coelho (que había sido tutor del infante Pedro) y Álvaro Gonçalves expiaron de un modo terrible su crimen; al primero le fue arrancado el corazón por el pecho, y al segundo por la espalda. Pacheco fue el único que consiguió escapara Aviñón y más tarde Pedro I le perdonaría la vida.
Karl Briulov (12 de diciembre de 1799, San Petersburgo – 11 de junio de 1852, Roma), llamado Carlo Brulleau hasta 1822, fue un pintor ruso, considerado como la figura clave en la transición del neoclasicismo ruso al romanticismo.

Pintura romántica rusa (II) -  Karl Pávlovich Briulov o Brulov - Ines de Castro - Portugal (sus Siete Maravillas), pincha aqui 

Teresa Gille Lourenço (Lisboa, 1330 - ?) fue una joven lisboeta (durante mucho tiempo se pensó que era de origen gallego), hija de un mercader llamado Lourenço Martins, con la cual el rey Pedro I de Portugal mantuvo una relación amorosa posterior al asesinato de Inés de Castro. Fue la madre de Juan I de Portugal, futuro rey de Portugal.

Retrato anónimo del rey Juan I, 1490-1500, expuesto en el Museo Nacional de Arte Antiguo.

Juan I de Portugal (Lisboa, 11 de abril de 1357 - ibidem, 13 de agosto de 1433) fue rey de Portugal, fundador de la Dinastía de Avís. Era hijo natural del infante Pedro (futuro rey Pedro I de Portugal) y de la plebeya lisboeta (o gallega) Teresa Gille Lourenço.

Fue el primer monarca en redactar en lengua vernácula (portugués) las leyes de su reino; ejecutó numerosas obras públicas y mereció los apelativos de “Juan el Grande”, «Juan el Grandioso» y «Juan el Padre del Pueblo». Sin embargo, el único título que se le atribuye en Portugal es «El de Buena Memoria».

Nacido durante en las postrimeras del reinado de su abuelo Alfonso IV, su padre subió al trono portugués en mayo de 1357, a un mes de su nacimiento. 

En 1364 fue consagrado maestre de la Orden de Avis.

La Orden de San Benito de Avis fue una orden militar medieval en el Reino de Portugal. Fundada en 1166 como Orden de San Benito de Évora, a partir de la conquista de la ciudad de Avis en 1211, la orden pasó a llamarse Orden de Avis.

A su muerte (causada por la peste negra) en 1433 fue sucedido en el trono por su hijo Eduardo.

Felipa de Lancaster (Leicester, ca. marzo de 1360a​-Odivelas, 19 de julio de 1415), fue la hija primogénita de Juan de Gante, I duque de Lancaster y de su primera esposa Blanca de Lancaster. Cuando tenía 18 años, fue condecorada con la Nobilísima Orden de la Jarretera,​ que años más tarde contribuiría a su imagen de reina santa.​ Se convirtió en reina consorte de Portugal gracias a su matrimonio con Juan I de Portugal celebrado en 1387 en la ciudad de Oporto. Dicho matrimonio fue acordado como parte de la alianza anglo-portuguesa para hacer frente a la establecida entre Francia y Castilla.
Filipa de Lancaster murió en 1415, víctima de la peste negra, en las cercanías de Lisboa, poco antes de partir a la campaña de Ceuta. La teoría más aceptada en la actualidad, de acuerdo los trabajos de Francisco Benevides,​ Manuela Santos Silva,​ y Ana Rodrigues Oliveira,​ fija el lugar de su muerte en el monasterio de San Dionisio, en Odivelas. Sus restos descansan en el convento de Santa Maria da Vitória, junto con el de su esposo Juan I de Portugal.

El Monasterio de Santa Maria da Vitória coloquialmente conocido como Monasterio de Batalha,​ es un monasterio ubicado en Portugal, en la localidad de Batalha, provincia de Beira Litoral.
Es un ejemplo tradicional de la arquitectura gótica tardía portuguesa, o estilo manuelino, y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fue elegido como una de las Siete Maravillas de Portugal.
Mandado edificar en 1386 por San Nuno de Santa María y el rey D. Juan I de Portuga​, fundador de la dinastía Avís, en agradecimento a la Virgen por la victoria contra los castellanos en la batalla de Aljubarrota.
Sorprende al espectador con su profusión de enormes frontones, chapiteles, pináculos y contrafuertes y se ha convertido en un típico símbolo del nacionalismo portugués.

Enrique el Navegante 

Enrique «El navegante» fue un explorador portugués del siglo XV, hijo del monarca Juan I el Grande, durante cuyo reinado Portugal inició en territorio africano un proceso de expansión colonial que le permitió llegar a regiones jamás alcanzadas por el hombre europeo. El protagonista principal de dicha aventura fue Enrique el Navegante, quien llegó al continente africano combatiendo junto a su padre. Allí inició una famosa escuela de navegación, cuna de numerosos descubrimientos.

La expansión colonial portuguesa

La expansión colonial portuguesa se inició en el siglo XV con el propósito de explorar la costa africana en busca de una nueva ruta hacia las Indias, que evitara el paso por el Mediterráneo, sometido al control creciente de la flota turca, y también de un metal precioso, el oro, que faltaba en Europa. Asimismo, las noticias de la existencia de un reino cristiano situado al sur de Marruecos estimularon las ansias de aventura de los exploradores lusitanos.

El avance inicial a lo largo de las costas africanas se vio facilitado por la notable técnica de navegación portuguesa y por la escuela de Enrique el Navegante.

Hijo de don Juan I y de doña Felipa de Lancaster, Enrique, que había nacido en 1394 en Oporto, recibió una esmerada educación y fue armado caballero por su padre al llegar a la mayoría de edad. Cuando Juan I organizó la campaña a Ceuta en 1417, su hijo le acompañó, batiéndose con gran valor en numerosas batallas y recibiendo como premio los títulos de duque de Coimbra y señor de Covirán. Una vez concluida con éxito esta campaña, Enrique regresó a Portugal, donde permaneció durante una breve temporada antes de emprender un nuevo viaje al territorio africano.

Fundación de una escuela de navegación

En el año 1416 fundó junto al cabo San Vicente una villa llamada Tercena Naval, que es hoy la ciudad de Sagres, y estableció allí una escuela naval, varios astilleros y arsenales. Fue en esa escuela donde se formaron los navegantes que luego realizarían los viajes de exploración que consolidaron el imperialismo portugués en numerosas colonias. Enrique fijó su residencia en la villa por él fundada y se apartó voluntariamente de la vida cortesana de la metrópoli, dedicándose a perfeccionar los planes para dominar un océano que la imaginería popular había poblado de monstruos y catástrofes. Las arriesgadas expediciones marítimas ordenadas por Enrique llegaron a oídos de la Iglesia y de monarcas y emperadores. El papa Martín V, don Juan II de Castilla y Enrique V de Inglaterra le tentaron para que aportara a su causa los conocimientos, tanto militares como de navegación, que le habían hecho famoso en la época. Enrique, que fue el creador de la cátedra de medicina en la Universidad de Lisboa, era el mayor matemático de su tiempo, aplicó el astrolabio a la navegación e inventó las cartas planas. Sin embargo, rechazó estas proposiciones y siguió con sus sueños de expansión del Imperio portugués.

Los descubrimientos

Así fue cómo sus navegantes iniciaron una serie de descubrimientos que llevaron el estandarte lusitano a lugares que hasta entonces sólo formaban parte de la leyenda. En 1418 Bartolomé Perestrello descubrió la isla de Porto Santo y, al año siguiente, Juan Gonzalves Zarco y Tristán Vaz Tejeira descubrieron la isla de Madera. En 1432 Gonzalo Velho Cabral descubrió Santa María, primera tierra insular del archipiélago de las Azores, en pleno Atlántico. No obstante, la obsesión de Enrique el Navegante no eran las islas, sino aquel mar terrible que los marinos de la Edad Media creían imposible de cruzar. Después de doce años de arduos trabajos, ordenó equipar una nave con todo lo necesario para una prolongada travesía y puso al mando a su escudero Gil Eannes. El primer viaje de Eannes, sin embargo, le llevó sólo hasta las islas Canarias, de donde regresó sin haberse atrevido a continuar el periplo más allá del cabo Bojador, en el territorio continental africano. En 1434 Enrique logró convencer a Eannes para que se hiciera a la mar y explorara la costa africana, marcando el inicio de una importante serie de descubrimientos y conquistas.

En 1441 envió a dos de sus capitanes a que recorriesen la costa del Sahara, descubriendo uno de ellos el cabo Blanco, mientras el otro traía por primera vez esclavos negros a Portugal. En 1443 Nuño Tristán descubrió la isla de Arguim, donde Enrique estableció una factoría, y en 1445 Juan Fernández penetró en Sudán y llegó hasta el país de los tuaregs, siendo el primer europeo que exploró el interior del continente negro. Al año siguiente, Alvaro Fernández descubrió Sierra Leona, mientras que en 1457 Luis de Cadamosto y el genovés Antonio Molle descubrían Gambia. Enrique el Navegante murió en Sagres en 1460, el mismo año en que Diego Gómez descubrió el archipiélago de Cabo Verde.

Sagres es una freguesia portuguesa del concelho de Vila do Bispo, con 34,28 km² de superficie y 1.909 habitantes (2011). Su densidad de población es de 56,6 hab/km². Es famosa por haber vivido allí, de 1457 a 1460,​ el infante Don Enrique el Navegante, lo cual dio lugar posteriormente al mito histórico de la denominada Escuela de Sagres, supuesto centro de estudio de navegación y astronomía del cual sin embargo muchos historiadores dudan de su existencia.

Monumento a los Descubrimientos, construido en Lisboa en 1960 en conmemoración del quincuacentenario del fallecimiento de Enrique «el Navegante».

El Monumento a los Descubrimientos, es un monumento construido en 1960, en la margen del río Tajo, en Belém, Lisboa, para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante.

Fue encargado por el régimen de António de Oliveira Salazar, tiene 52 metros de altura y celebra a los marineros, patrones reales y todos los que participaron en el desarrollo de la Era de los Descubrimientos. Los autores de la obra fueron el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida.




El monumento tiene la forma de una carabela con el escudo de Portugal en los lados y la espada de la Dinastía de Avís sobre la entrada. Enrique el Navegante se alza en la proa, con una carabela en las manos. En las dos filas descendientes de cada lado del monumento, están las estatuas de héroes portugueses fuertemente ligados a los Descubrimientos, así como famosos navegantes, cartógrafos y reyes.

Fuente: Enrique el Navegante (2020). Recuperado de Historia Universal. https://mihistoriauniversal.com/biografia/enrique-el-navegante.

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