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Isabel I la Católica - Juan de Flandes, pincha aqui
La Reina Católica era una apasionada del arte y de la cultura. Por eso, durante su vida se preocupó de reunir las obras de sus artistas favoritos. Su colección alcanzó cifras desconocidas en la península. Contaba con 225 pinturas, tan solo la superaban en Europa Los Médici.
Isabel coleccionaba pintura flamenca
Aunque ya en aquellos años había artistas que destacaban en Castilla y Aragón, como Pedro Berruguete y Bartolomé Bermejo, la reina sentía predilección por la escuela flamenca. Sus pintores favoritos eran Juan de Flandes y Michael Sittow.
Tanto le gustaban, que fueron sus artistas de cámara. De ellos son los retratos más famosos que conocemos de la familia real. A Juan de Flandes se le atribuyen este de Isabel y este otro de Catalina.
Él era el segundo pintor mejor pagado de la corte, recibía unos 20.000 maravedíes. Por delante de él, Michael Sittow, que ganaba unos 50.000 y que no solo trabajó para Isabel. También lo hizo para el Emperador Maximiliano de Austria, para Fernando 'El Católico', cuando enviudó, para Felipe I 'El Hermoso' y para su hijo, Carlos I. A él se le atribuye este retrato de Catalina:
Michel Sittow, también denominado Maestro Michiel, Mychel Flamenco, Melchior Alemán, y otras variantes con los nombres Michiel, Miguel, Michael, etc. (1468/9–1525/6), fue un pintor flamenco nacido y muerto en Reval, ciudad hoy denominada Tallin, en Estonia; y por entonces una de las ciudades bálticas de la Liga Hanseática, de cultura alemana (alemanes del Báltico). Durante la mayor parte de su vida artística fue pintor de cámara para los Reyes Católicos de España y los Habsburgo hispano-germano-flamencos.
El retablo, oratorio o políptico de Isabel la Católica (ca. 1496-1504), atribuido a dos de los principales pintores de corte de los Reyes Católicos: Juan de Flandes y Michael Sittow , fue un retablo devocional portátil, hoy desmontado, del que se conservan veintisiete o veintiocho tablas de las cuarenta y siete originales, donde se desarrollaba el ciclo de la vida de la Virgen y de Cristo. Ha sido calificado de "el más fino y delicioso Evangelio ilustrado conocido". Los propios reyes aparecen retratados en una de ellas, entre los personajes que asisten al milagro de los panes y los peces.
"La tentación de Cristo en el desierto" (National Gallery de Washington) |
El estilo, hispanoflamenco, se caracteriza por su minuciosidad y detallismo, acentuado por las pequeñas dimensiones y la habilidad de los pintores, que aprovechan las posibilidades miniaturistas de la técnica del óleo. El color, la línea y el volumen están muy equilibrados. Todas las superficies se tratan con esmero (ropajes, arquitecturas, y paisajes -particularmente los celajes-). Para Carl Justi estas pinturas representan "la luz pura y aérea de las mesetas españolas".
Utilizado por Isabel la Católica como retablo u oratorio privado, a la muerte de la reina se guardaban en el castillo de Toro ya desmontadas "en un armario todas estas tablicas, yguales todas" (inventario del 25 de febrero de 1505), y se dispersaron al venderse en almoneda, valoradas entre tres y cinco ducados cada una (un precio notable en comparación con otros). El mayor lote de ellas fue adquirido por el tesorero Diego Flores para Margarita de Austria (viuda del príncipe Juan y hermana de Felipe el Hermoso), quien las mantuvo en su palacio de Malinas, donde en 1520-1521 fueron vistas por Durero, que describe muy encomiosamente las tablas. En los sucesivos inventarios (1516 y 1524) va reduciéndose su número (de 32 a 22). A la muerte de Margarita (1530), pasaron a su sobrino Carlos V o bien a la siguiente gobernadora de los Países Bajos, María de Hungría; y en cualquier caso volvieron a España en 1556 o 1558, figurando en el inventario de las colecciones reales realizado en 1600, con posterioridad a la muerte de Felipe II.
La colección pictórica de los Reyes Católicos en Granada
Para los que siguen con atención la historia de Isabel y Fernando hay un lugar que no se les puede escapar. La Capilla Real de Granada no solo alberga sus tumbas, allí hay una parte muy importante de su colección pictórica.
La Reina Católica tenía claro que las obras que había ido adquiriendo a lo largo de su vida tenían que decorar la Capilla cuando estuviera lista. Carlos I, su nieto, cumplió su deseo.
Gracias a ellos, hoy podemos ver en su sacristía-museo obras de la escuela flamenca tan importantes como Rogier Van der Wyden:
La colección pictórica de los Reyes Católicos en Granada
Para los que siguen con atención la historia de Isabel y Fernando hay un lugar que no se les puede escapar. La Capilla Real de Granada no solo alberga sus tumbas, allí hay una parte muy importante de su colección pictórica.
La Reina Católica tenía claro que las obras que había ido adquiriendo a lo largo de su vida tenían que decorar la Capilla cuando estuviera lista. Carlos I, su nieto, cumplió su deseo.
Gracias a ellos, hoy podemos ver en su sacristía-museo obras de la escuela flamenca tan importantes como Rogier Van der Wyden:
Roger Van der Weyden, La Adoración del Niño (Capilla Real de Granada). |
De las pinturas que se conservan en Granada, cabe establecer una diferencia en cuanto a la procedencia de los autores, por una parte, están los pintores neerlandeses, entre los cuales cabe destacar a personalidades de primera fila como Roger Van der Weyden, Dirc Bouts o Hans Memling. Por otra parte, encontramos a dos autores italianos, también de primer nivel, como son Botticelli y Perugino -maestro de Rafael-, lo cual constituye una novedad porque como se ha comprobado hasta el momento, el gusto italiano había sido totalmente rechazado en España, lo que ha hecho sospechar a algunos autores que estas pinturas podrían haber sido regalos para la reina. Por último, se encuentran los artistas españoles Pedro Berruguete y Bartolomé Bermejo, ambos grandes representantes del gusto hispano-flamenco.
Destaca entre tanto pintor de los Países Bajos un italiano, de sobra conocido, Sandro Botticelli y su "Oración en el huerto".
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