miércoles, 18 de enero de 2017

El Bosco enigma sin fin - ¿Dónde está la relación de los adamitas con El Bosco? - Ars moriendi («El arte de morir») - Visión de Tundal

Adamismo
El adamismo es una doctrina herética surgida en el siglo II en el norte de África y que pretendía, mediante la práctica del nudismo, retornar a la inocencia originaria del Edén descrita en el Génesis.

Su doctrina defendía la absoluta desnudez y el rechazo del matrimonio al considerarlo una consecuencia del pecado original. Respecto a su moral sexual existen visiones contradictorias. Según algunos autores practicaban el amor libre y los identifican con las sectas libertinas que menciona Clemente de Alejandria, otros incluyen en su doctrina una componente ascética que incorporaría una estricta abstinencia sexual.

Adamitas
La primera reseña histórica sobre esta doctrina se recoge en el Panarion, obra de Epifanio de Salamis sobre las herejías de su tiempo. San Agustín también se refirió a ellos en sus escritos.

El movimiento original desaparece en el siglo IV para volver a surgir en el siglo XIII en Austria, Bohemia y Flandes, donde se mantuvo hasta que, a finales del siglo XV, las persecuciones lo hicieron desaparecer. Por otro lado, el adamismo tuvo eco dentro de algunas sectas religiosas disidentes durante la época de la Commonwealth de Inglaterra en el siglo XVII.

El fondo de su ideología era que «el hombre debe ser tan feliz aquí en la tierra como lo será un día en el cielo» (Tommaso Campanella, La Ciudad del Sol, 1568)

El rastro de los adamitas llega hasta la época del pintor. En el año 1411, un siglo antes de que pintara en la ciudad francesa de Cambrai, muy cerca de Flandes, El jardín de las delicias, el obispado de la zona abrió un proceso contra esta secta condenando a la hoguera a algunos de sus máximos responsables. A raíz de los interrogatorios que se hicieron se sabe que practicaban sus ritos en cavernas esperando la llegada del fin de los tiempos. Así pues, confiando que estaba próximo, ese día demostrarían a todo el mundo que eran los verdaderos hijos de Adán.
El hombre vestido señala con su índice a una mujer desnuda que sostiene una manzana, está claro que se trata de Eva en su Edén. Pero no se acaba aquí. Apoyado en su hombro derecho, en la sombra, sumiso, se entrevé una cara, ¿quizás la del propio el Bosco?
Se ve un corrillo de personas y una especie de cueva de la que asoma un muchacho y una mujer. El hombre está vestido y mira descaradamente al espectador. Esto hace pensar que quiso retratar a Dios (que solo aparece con ropa en la tabla izquierda) representado como el maestro del Espíritu Libre.
Algunos piensan que el Bosco conocía muy bien el culto de esa secta por los contactos que tuvo con alguno de sus líderes, y algunos aventuran a especular dando un nombre, Enrique III de Nassau (o quizás su tío Engelberto), quien bien pudo regalar el cuadro a su mujer como regalo de bodas.

Retrato de Enrique III de Nassau atribuido a Bernard van Orley y a Jan Gossaert (Museo Kimbell de Fort Worth, Texas)
Enrique III de Nassau-Dillenburg-Dietz (Siegen, 10 de enero de 1483 - Breda, 14 de septiembre de 1538) fue un conde de la Casa de Nassau.
Aunque Enrique, quien asistió en la Dieta de Augsburgo en 1530, fue el primero en no sentir aversión hacia Martín Lutero y sus doctrinas, sin embargo, continuó siendo firmemente católico siguiendo el ejemplo de Carlos V, en un momento en el que la Europa germánica se estaba volviendo protestante. No aprobó la decisión de su hermano Guillermo, quien se convirtió al luteranismo. Enrique resultó muy impresionado por el Renacimiento, sobre todo por sus artes, de las que encontró ejemplos en sus viajes a España e Italia. 
Esto que os acabo de explicar es una teoría que tiene sus adeptos aunque no deja de ser eso, una teoría. De el Bosco no sabemos mucho. Nació en Aquisgrán y en su familia le precedían tres generaciones de pintores. De su formación artística todo son suposiciones pero gracias a su posición social (en 1481 se casó con la hija de un rico comerciante burgués) tuvo la libertad de elegir sobre qué pintar. En 1486 ingresa en la “Ilustre Hermandad de Nuestra Señora”, una cofradía de laicos dedicados al culto de la Virgen y a obras de caridad de donde, tanto social como culturalmente, se cultivó en esa corriente mística prerreformista. Será a partir de 1490 que empieza a llamarse a sí mismo “Jheronimus Bosch”, nunca fechó ninguno de sus cuadros, El Jardín de las Delicias es el único que no firmó…

El mundo al revés (Hombres entrando en el huevo) - Sirena = maldad

Si nos fijamos en el centro, hay una fuente de agua en la que solo hay mujeres, la mayoría de cabello rubio, largo, que hacen referencia a la Venus del mar que aparece en numerosas pinturas europeas, y que representan el deseo sexual.
Esas jóvenes mujeres que se inspiran en Venus están rodeadas por hombres jóvenes montados sobre animales, una referencia a que su vida la gobiernan las pasiones y no la razón.
En sus cabezas hay diferentes aves
Fuente de los cuatro ríos
En la escena central se nos describe el paraíso terrenal como un mundo donde los seres humanos pecan libremente. Y pecan a través de la lujuria, el deseo sexual. Es una escena confusa, es difícil saber dónde mirar. No hay una jerarquía como es común en la pintura del Renacimiento. El Bosco es contemporáneo de Leonardo.
Ars moriendi («El arte de morir») es el nombre de dos textos interrelacionados escritos en latín que contienen consejos sobre los protocolos y procedimientos para una buena muerte y sobre cómo «morir bien», de acuerdo con los preceptos cristianos de finales de la Edad Media. Fueron escritos alrededor de 1415 y 1450, durante un periodo en el que los horrores de la peste negra y los consecuentes levantamientos populares estaban muy presentes en la sociedad. Su popularidad fue tal, que se tradujo a la mayoría de las lenguas europeas occidentales, y fue la primera obra de una posterior tradición literaria occidental de guías para la muerte.
El orgullo del espíritu es una de las cinco tentaciones del hombre moribundo, de acuerdo al Ars moriendi. Aquí, unos demonios tientan al moribundo con coronas (una alegoría medieval al orgullo terrenal) bajo la mirada reprobadora de María, Cristo y Dios. Grabado número 7 (4a) de 11, Países Bajos, circa 1460.
Originalmente había una versión larga, y posteriormente una versión corta, conformada por once grabados de imágenes instructivas para que pudiera ser explicado y memorizado fácilmente.

Tentación de la falta de fe; grabada por Maestro E.S. c. 1450.
La necesidad de prepararse para la propia muerte era bien conocida en la literatura medieval a través de escenas en lechos de muerte, pero antes del siglo XV no había tradición literaria sobre cómo prepararse para morir, sobre lo que significaba morir de buena manera o cómo hacerlo. Los protocolos, rituales y consolaciones del lecho de muerte eran reservados generalmente para los servicios de un sacerdote. El Ars moriendi era una respuesta innovadora de la Iglesia católica a las cambiantes condiciones causadas por la peste negra —particularmente, las filas clericales habían sido duramente azotadas, y tomaría generaciones reemplazarlas tanto en cantidad como en calidad—, el texto y las imágenes proporcionaron los servicios de un «sacerdote virtual» al público común, una idea que apenas 60 años antes hubiera sido una intrusión impensada en los poderes de la iglesia. El Ars moriendi proveía guía para morir a aquellos que experimentaron los horrores macabros de los siglos XIV y XV, en particular la peste negra; y para aquellos que buscaban maneras de distinguirse haciendo los actos «apropiados» en un creciente estatus culturalmente consciente en una Europa despoblada pero, consecuentemente, más próspera per capita.

Más cuadros de "El Bosco"

La muerte y el avaro es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, realizado en el periodo 1490-1500, ejecutado al óleo sobre tabla. Mide 92,6 centímetros de alto y 30,8 cm de ancho. Se conserva en la Galería Nacional de Arte en Washington D. C. (Estados Unidos).
Este tema ya estaba presente en La mesa de los siete pecados capitales. Puede estar refiriéndose al opúsculo Het sterfboek (El libro de la muerte) una traducción al flamenco del Ars moriendi, conocido tratado del siglo XV.
San Juan Bautista 1485-1510 - Museo Lázaro Galdiano
La escena representa a San Juan Bautista meditando en soledad en plena naturaleza. En el exuberante paisaje el pintor introduce extrañas formaciones geológicas y raras especies animales y vegetales nacidas de su imaginación. La inquietante planta que crece junto al santo oculta la figura de un personaje orante, sin duda el comitente de la obra.
Patmos (en griego Πάτμος, Pátmos; en italiano, Patmo) es una pequeña isla griega del archipiélago del Dodecaneso, en el mar Egeo
El Museo Lázaro Galdiano, situado en Madrid (España), es un museo estatal de origen privado, que alberga una amplia y heterogénea colección, formada con interés enciclopédico hacia todas las artes y técnicas. Este excepcional conjunto, constituido por unas 12.600 piezas, fue reunido por el editor José Lázaro Galdiano, quien al morir en 1947 lo legó al Estado español junto con su residencia madrileña, la sede de su editorial La España Moderna y una biblioteca de 20.000 volúmenes.
José Lázaro Galdiano (Beire, Navarra, 1862 - Madrid, 1947) fue un hombre de fortuna, empresario, intelectual, editor y coleccionista del tipo activo-gran inversor. Hombre hecho a sí mismo, destacó como financiero de éxito —llegó a ser el más rico de España— y coleccionista de arte, siendo aun ahora recordado por la donación que hizo de sus bienes al Estado español.
La nave de los locos es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado en óleo sobre tabla y que mide 58 cm de altura por 33 cm de anchura. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre de París (Francia), donde llegó en 19181 y que lo exhibe con el título de La Nef des fous.
San Juan en Patmos es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado en óleo sobre tabla de roble que mide 63 centímetros de alto por 43,5 cm. de ancho. Se encuentra en el Staatliche Museen de Berlín (Alemania).
En el reverso de esta pintura hay otra, un círculo en grisalla, casi monocromo, titulado Historias de la Pasión. En el centro hay una imagen del pelícano como animal que alimenta a sus hijos con su propia carne, símbolo del sacrificio de Jesucristo; alrededor se han pintado escenas de la Pasión. El estar pintado también por el reverso es típico de las puertas de los polípticos.
El tema es una pintura independiente, aunque evidentemente tiene relación con la imagen principal del santo escribiendo el Apocalipsis: el reverso narra la pasión de Cristo y en el centro vemos un pelícano alimentando con la sangre de su pecho a sus polluelos. Este pájaro es un símbolo del sacrificio de Cristo, que recuerda a su sacrificio en la pasión. Todo ello es el vehículo necesario para la redención del mundo, cuyo final ocurrirá tras el Apocalipsis que el santo se encuentra escribiendo en la cara principal de la tabla. Las escenas siguen el sentido de las agujas del reloj, dispuestas en un círculo centrado por el pelícano, lo que recuerda la estructura de un ojo, que El Bosco utiliza en diferentes ocasiones, como la Mesa de los Pecados Capitales. Las diversas escenas comienzan con la Oración en el Huerto a las 3 en punto, y se siguen con el Prendimiento, Cristo ante Pilatos, Cristo atado a la columna, Ecce Homo, Subida al Calvario, la culminación en el Calvario con las tres cruces, y por último el Entierro de Cristo.
Tríptico de santa Wilgefortis, óleo sobre tabla de roble, Venecia, Gallerie dell'Accademia.
Cristo con la cruz a cuestas, óleo sobre tabla, 76,8 × 83,1 cm, Gante, Museum voor Schone Kunsten.
El Juicio Final, de un imitador del Bosco, en Tudela

En la catedral de Tudela se conserva una tabla (70 x 76 cms) que representa la escena del Juicio Final, realizada en la primera en la primera mitad del siglo XVI por un imitador de El Bosco, por utilizar una referencia conocida, porque sin duda alguna este anónimo pintor, dotado de mucho menos arte e ingenio que aquel gran maestro, consigue unos resultados nada espectaculares, si bien la composición es correcta. Se ha pensado incluso en la posibilidad de que el autor pudiera ser un pintor aragonés, conocedor de pinturas o grabados que de algún modo transmitiesen el espíritu de los trabajos de El Bosco.
Seguidor del Bosco: La visión de Tundal, óleo sobre tabla, 54 x 72 cm, Madrid, Museo Lázaro Galdiano.

 La iconografía de esta tabla es confusa y endiabladamente compleja, y de no ser por una frase en latín que aparece en la parte inferior izquierda de la pintura, es posible que los historiadores todavía estuvieran preguntándose que intentaba representar el anónimo autor de la obra.
La frase latina, que aparece a los pies de un personaje vestido de rojo que duerme con la cabeza apoyada sobre una mano, reza ‘Visio Tondali’ (La visión de Tondal) –de ahí el título de la pintura– y es lo que permitió a los expertos determinar la temática del cuadro.
En el texto original en latín –la obra tuvo tanto éxito que se tradujo a más de quince lenguas–, el monje aseguraba haber escuchado aquella aterradora historia de labios del propio protagonista, el caballero Tnugdalus, Tundalus o Tondal –según las versiones–, y la había puesto por escrito siguiendo las indicaciones del abad del monasterio bávaro de Ratisbona.
Visión de Tundal (Originalmente, en latín, Visio Tnugdali) es un texto religioso irlandés llamado así por Tundal, su protagonista. Es la más extensa e interesante de las llamadas visiones, textos que pretendían dar a conocer la suerte de las almas en la otra vida y de las que la Edad Media nos ha legado numerosos ejemplos. 
La boca del infierno, por Simon Marmion, del manuscrito Getty, detalle.
Esta obra se debe a un monje irlandés del convento de San Pablo, en Ratisbona, llamado Marcos. La escribió hacia el año 1150. El texto latino, traducido en la Edad Media a casi todas las lenguas europeas, fue publicado en 1882 por A. Wagner.
El asunto se reduce a que el protagonista cuenta que, habiendo estado sumido en un sueño letárgico durante tres días, fue conducido por un ángel en este lapso de tiempo a través de las regiones del otro mundo y describe con todo género de pormenores los suplicios de los condenados, de los que él mismo participa en las penas del Purgatorio y las delicias de los elegidos. Sin duda Dante conoció esta visión, pues se observan en La Divina Comedia varias analogías con la obra de Marcos, quien a su vez se inspiró en las narraciones anteriores del mismo género, como las de Beda y Gregorio el Grande.
Beda el Venerable (c. 672 – 27 de mayo de 735) fue un monje benedictino en el monasterio de Saint Peter en Monkwearmouth (hoy en día parte de Sunderland), y de su monasterio adjunto, Saint Paul, actualmente Jarrow. 
Gregorio Magno (Roma, c. 540-ibíd., 12 de marzo de 604), Gregorio I o también San Gregorio, fue el sexagésimo cuarto papa de la Iglesia católica.

Dante Alighieri, bautizado Durante di Alighiero degli Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265 - Rávena, 14 de septiembre de 1321), fue un poeta italiano, conocido por escribir la Divina comedia, una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista y una de las cumbres de la literatura universal.
Tríptico del carro de heno, pincha aqui

Mesa de los Pecados Capitales, pincha aqui

Tríptico de la Adoración de los Magos, pincha aqui

La alquimia en el Bosco, pincha aqui

"El jardín de las delicias" El Bosco - Una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte, pincha aqui

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