El jardín de las delicias es una de las obras más conocidas del pintor holandés Jheronimus Bosch (el Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de 220 x 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 x 195 cm y dos laterales de 220 x 97 cada una (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar.
Obra de contenido simbólico, sobre el que se han ofrecido variadas interpretaciones, como El carro de heno o la Mesa de los pecados capitales, obras todas ellas adquiridas por el rey Felipe II de España, gran admirador del pintor, y guardadas durante algún tiempo en el Monasterio de El Escorial, obedece a una intención moralizante y satírica que iba a hacer fortuna ya en su época como demuestra la temprana aparición de copistas e imitadores.
Tríptico del carro de heno, pincha aqui
Mesa de los Pecados Capitales, pincha aqui
Tríptico de la Adoración de los Magos, pincha aqui
La alquimia en el Bosco, pincha aqui
Tríptico abierto
Al abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, una imagen del paraíso donde se representa el último día de la creación, con Eva y Adán, y en el panel central se representa la locura desatada: la lujuria. En esta tabla central aparece el acto sexual y es donde se descubren todo tipo de placeres carnales, que son la prueba de que el hombre había perdido la gracia. Por último tenemos la tabla de la derecha donde se representa la condena en el infierno; en ella el pintor nos muestra un escenario apocalíptico y cruel en el que el ser humano es condenado por su pecado.
La estructura de la obra, en sí, también cuenta con un encuadre simbólico: al abrirse, realmente se cierra simbólicamente, porque en su contenido está el principio y el fin humano. El principio en la primera tabla, que representa el Génesis y el Paraíso, y el fin en la tercera, que representa el Infierno.
La canción del trasero del infierno
No es el nombre más auspicioso para una melodía y, sin embargo, se inspira en una de las pinturas más célebres de la historia, "El jardín de las delicias", del pintor holandés Hieronymus Bosch, El Bosco. Después de mirar de cerca la obra, la estudiante Amelia Hamrick decidió transcribir la "música escrita en la parte posterior (el trasero) de uno de los personajes del panel derecho de la pintura". El enigma de la "canción del trasero del infierno "Este individuo particular parece haber sido aplastado por un arpa gigante incrustada en un laúd, ante una audiencia de monjas, monstruos y un personaje que parece un sapo.Bienvenidos a la mente de El Bosco, quien murió hace 500 años y cuya obra más famosa y ambiciosa se expone en el Museo del Prado, en Madrid. La pintura del holandés, realizada entre 1490 y 1510, es una visión del pecado y la moralidad, y el diablo está en los detalles. Como dice el crítico británico Alastair Sooke, "El jardín de las delicias" es "probablemente la escena más famosa del infierno en el arte occidental".
La música de la partitura escrita en el trasero de un personaje se volvió viral en internet. Si el infierno son los otros, la versión de El Bosco incluye gente retozando con búhos, fresas y traseros tatuados con notas musicales. "Decidí transcribir la canción (del trasero del personaje) a una partitura con la notación moderna", escribió Hamrick en su blog, antes de que su transcripción se volviera viral en internet. Las matemáticas escondidas en las grandes obras de arte "La canción del trasero del infierno", de 500 años, es una pieza fascinante: tocada en laúd, arpa u organillo, o interpretada como canto gregoriano, la música se eleva más allá de una pequeña porción del tercer panel del cuadro de El Bosco. Ahí es donde reside la genialidad del pintor: en lo que parece ser un paisaje panorámico que engloba el Edén, un lugar de abandono hedonista, y el infierno, aparecen pequeños detalles que revelan cosas inesperadas.
Panel derecho - Infierno musical Los personajes del cuadro no solo sufren físicamente, sino también psicológicamente. |
Los jugadores
Los personajes del cuadro no solo sufren físicamente, sino también psicológicamente. Tortura, mutilación y backgammon. Un área del tercer panel de la pintura muestra a unas criaturas diabólicas acuchillando a un hombre por la espalda y una espada con un corazón atravesado, así como dados y otros juegos de mesa. Las figuras grotescas no sólo están causando dolor: están apostando con sus víctimas. Según un tour interactivo de la pintura, un "tríptico transmedia" que incluye el documental "Hieronymus Bosch, tocado por el diablo", de Pieter van Huystee, "el panel de El Bosco se aleja de otras representaciones medievales del infierno, en las que frecuentemente se ve a personas que hierven, se queman o son comidas vivas".
"El sufrimiento que se muestra en este panel no sólo es físico, sino también psicológico: las almas se están volviendo locas por el miedo, la ansiedad, el caos y la angustia".
Pájaros
Escena de los personajes montando aves.
Las aves pueden ser una referencia a tener relaciones sexuales. Además del sufrimiento hay sentido del humor. En el panel central vemos a gente desnuda montada sobre pájaros gigantes, incluyendo un petirrojo, un pato y un pájaro carpintero.
Tal vez sea una broma visual de El Bosco: de acuerdo con el tour interactivo, los pájaros pueden tener un doble sentido: "Si bien la palabra holandesa 'vogelen' ya es obsoleta, podría referirse a tener relaciones sexuales (Vogel significa pájaro)".
A pesar de que "El jardín de las delicias" representa la "condena", se trata de una obra lúdica. Según Sooke, "Bosch tiene la reputación, por encima de todos, de haber creado la imagen del infierno".
"Parece que encontraba regocijo es sus creaciones peculiares", dice el especialista.
Concha de mejillón
Escena de personas sobresaliendo de la concha de un mejillón.
Las conchas han sido "símbolos venéreos" desde tiempos antiguos. La primera referencia escrita de "El jardín de las delicias" data de 1517, cuando el canónigo italiano Antonio De'Beatis acompañó al cardenal de Aragón en una visita a Bruselas, Bélgica. "Había unos paneles en los que se han pintado cosas extrañas. Representan personas saliendo de una concha, otras que montan aves, hombres y mujeres, blancos y negros, haciendo todo tipo de actividades y poses", escribió en su diario. En su "Diccionario de lenguaje sexual e imágenes en la literatura de Shakespeare y Stuart", Gordon Williams sugiere que las conchas han sido "símbolos venéreos" desde la antigüedad y nota que la concha de El Bosco es de un mejillón en vez de una ostra."Tiene perlas de semen regadas… Plinio (autor romano) menciona especies de mejillones llamadas Venereaeo o 'conchas de Venus'", dice.
Fresas
Grupo de gente compartiendo una fresa.
En el cuadro, la unión amorosa se transforma en una "prisión infernal". Las primeras descripciones del tríptico se refieren a este como la pintura de la fresa, fruto que aparece varias veces en el panel central.
En una sección, un hombre le ofrece una fresa a una mujer con una expresión lasciva, lo que implica un giro a las representaciones bíblicas del Edén. En otra, unas parejas se dan fresas unas a otras, una escena tradicionalmente asociada con el amor cortés, aunque aquí están más que coqueteando. Según el crítico holandés Reindert Falkenburg, El Bosco "pervierte el tema del amor cortés con la fruta del amor, una metáfora tradicional para la unión amorosa, religiosa y mundana, ahora transformada en una prisión infernal".
La monja cerdo
Cerdo con hábito de monja y un pie amputado.
En esta escena llaman la atención el cerdo con hábito de monja y el pie amputado. Puede parecer que el cerdo en hábito de monja es el elemento más significativo de esta escena, pero el pie amputado es lo que da el mensaje más sorprendente. El Bosco pinta el miembro extirpado como un recordatorio de una afección conocida como "fuego de San Antonio", una gangrena causada por comer pan infectado con moho negro. En 1950, un compuesto de hongos fue sintetizado para crear el LSD. Según el documental interactivo de Pieter van Huystee, "si le comprabas al panadero equivocado, se te pudrían las extremidades y comenzabas a tener alucinaciones, que llevaban finalmente a la locura". "¿Pintó El Bosco 'El jardín de las delicias' mientras sufría de una alucinación?", se pregunta.
Hombre árbol
Se cree que el rostro de esta escena es el mismo autor del cuadro. El historiador de arte alemán Hans Belting cree que esta figura es un autorretrato de El Bosco. El truco que utilizaba Rembrandt para pintar sus alabados autorretratos. De todo modos, "El Jardín de las delicias" elude cualquier análisis, dice por su parte Falkenburg. Para él, es un trabajo diseñado deliberadamente para resistir la interpretación. El famoso historiador del arte alemán Erwin Panofsky escribe en el libro "Los primitivos flamencos" que, pese a todas las investigaciones, no puede evitar sentir que "el verdadero secreto de las pesadillas magníficas" de El Bosco no han logrado revelarse. "Hemos abierto algunos agujeros en la puerta de una habitación cerrada, pero de alguna manera parece que no hemos descubierto la llave", asegura.Fuente: Fiona Macdonald BBC
Eva escondida en una cueva y señalada por Juan el Bautista como culpable. |
Panel izquierdo: El jardín del Edén
Panel izquierdo: El jardín del Edén |
- El pecado femenino se personifica en los bichejos que se arrastran por la tierra (insectos y reptiles) o nadan por el agua (anfibios y peces), ya que, de los Cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire), la tierra y el agua eran consideradas esencias pasivas llenas de fecundidad que, como la mujer, reciben la semilla.
- El pecado masculino se representa por las alimañas que vuelan (insectos voladores, aves, murciélagos…), ya que el aire es considerado un elemento activo, asociado al fuego y opuesto a la tierra, por lo tanto, masculino.
- El demonio está escondido en los estanques y las rocas que son, para el Bosco, la guarida de los espíritus malignos. Por ejemplo, en la fuente de la vida vemos una estructura entre mineral y orgánica, con un orificio por el que asoma una lechuza, un explícito símbolo de la malicia, que también aparece en El carro de heno. Cabe la posibilidad de que este elemento arquitectónico, similar a una flecha de una catedral, en el centro del cuadro, sea un símbolo fálico preconizador de los placeres de la carne de la tabla central. A su derecha, «una roca cuya forma es el rostro oculto del Diablo», del que surge la serpiente que se enrosca al Árbol de la fruta prohibida. Los extraños contornos de esos montes rocosos del fondo indican una posible perturbación de la pacífica convivencia.
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