sábado, 11 de abril de 2020

(VI) 10 artistas que deberíamos conocer - Judy Chicago (pintora pionera del arte feminista)

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Sus primeros trabajos se desarrollan dentro de la corriente minimal y en el ámbito de la performance, que por aquellos años comenzaba a experimentarse en el marco de los eventos sociales, políticos y culturales. En sus comienzos artísticos Judy Chicago comienza a reflexionar sobre la sexualidad y la representación femenina en un contexto artístico dominado completamente por hombres blancos. En torno a 1970 ya tiene fama de artista feminista y voz crítica con el sexismo del ambiente artístico californiano dominado por el minimalismo. Mediante la performance comienza a desligarse formal y contextuamente del minimalismo.
Judy Chicago (Chicago, 20 de julio de 1939) es una pintora, escultora, educadora, escritora y pionera del arte feminista estadounidense. Chicago es conocida por sus grandes piezas de instalación de arte colaborativo sobre imágenes de nacimiento y creación, que examinan el papel de las mujeres en la historia y cultura. En los 1970’s, Chicago había fundado el primer programa de arte feminista en los Estados Unidos. El trabajo de Chicago incorpora una variedad de habilidades artísticas, como la costura, contrarrestada con habilidades que requieren mucha mano de obra, como soldadura y pirotecnia. El trabajo más conocido de Chicago es The Dinner Party, que se instala permanentemente en el Elizabeth A. Sackler Center for Feminist Art en el Brooklyn Museum. The Dinner Party celebra los logros de las mujeres a lo largo de la historia y es ampliamente considerada como la primera obra de arte épica feminista. 

The Dinner Party es una instalación de la artista feminista Judy Chicago. Ampliamente considerada como la primera obra de arte feminista épica, funciona como una historia simbólica de la mujer en la civilización occidental. Consiste en 39 elaborados espacios dispuestos a lo largo de una mesa triangular para 39 mujeres famosas míticas e históricas. Sacajawea, Sojourner Truth, Leonor de Aquitania, la Emperatriz Teodora de Bizancio, Virginia Woolf, Susan B. Anthony y Georgia O'Keeffe están entre las invitadas.
Cada lugar único incluye un plato de porcelana pintado a mano, cubiertos de cerámica y cáliz, y una servilleta con un borde de oro bordado. Cada placa, excepto la que corresponde a Sojourner Truth, representa una forma de vulva de color brillante y estilo elaborado. Las escenografías se apoyan en elaboradas correderas bordadas, ejecutadas en una variedad de estilos y técnicas de bordado. La mesa de la cena se encuentra en The Heritage Floor, compuesta por más de 2.000 azulejos blancos de forma triangular, cada uno de ellos inscrito en letras doradas con el nombre de una de las 999 mujeres que han marcado la historia.


Fue producida entre 1974 y 1979 como una colaboración y fue exhibida por primera vez en 1979. Posteriormente, a pesar de la resistencia del mundo del arte, la obra realizó giras por 16 lugares de seis países de tres continentes con una audiencia de 15 millones de espectadores. Fue retirada para su almacenamiento hasta 1996, ya que comenzaba a sufrir por los constantes viajes.​ Desde 2007 está en exposición permanente en el Centro de arte feminista Elizabeth A. Sackler del Brooklyn Museum de Nueva York.
Judy Chicago es una artista manifiestamente feminista que ha trasladado a su práctica artística sus experiencias como mujer. Como artista, docente y escritora ha insistido en poner en valor los logros borrados de las mujeres a lo largo de la historia. Es también una destacada voz dentro del movimiento artístico feminista. Litografías como Red Flag o Gunsmoke, ambas de 1971 son obras icónicas para el feminismo y el arte de las últimas décadas.

“Lo escatológico desempeñaba un papel importantísimo en la destrucción de la feminidad y la belleza femenina (…) para Judy Chicago, en su célebre Red Flag, una litografía fotográfica de sí misma, de cintura para abajo, sacándose un tampón manchado de sangre. (Germaine) Greer insinuó que una mujer, para superar el asco que le provoca la sangre de su propia menstruación, debe probarla. Con el fin de derribar la feminidad, las artistas feministas se vieron obligadas a desacatar el buen gusto y la respetabilidad femenina señalando deliberadamente el deseo de las mujeres de hacerse con el poder sexual y cultural y lo manifestaron (…) rompiendo el tabú de la pureza de las damiselas. Red Flag revela un proceso corporal de toda mujer: algunos espectadores veían el tampón como una imagen de castración, lo cual demuestra que la mirada se ha educado social y culturalmente para no ver la realidad del cuerpo femenino”. 
Judy Chicago, Birth Power from the Birth Project, 1984

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