domingo, 9 de mayo de 2021

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO (II) Tras la huella del Indiano - Pintura novohispana en Navarra. Consideraciones sobre sus donantes - Iglesia de San Lorenzo (Pamplona) - El Enconchado (Técnica) - Escudos de monja

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - El mayorazgo - La desamortización española - Antonio Ponz Piquer - Tras la huella del Indiano - José Pérez de Lanciego - Agustín de Echeverz y Subiza - Palacio de Ezpeleta, pincha aqui

Pintura novohispana en Navarra (Fuente: D. Ricardo Fernández Gracia)
Pese al número de obras localizadas o documentadas en distintas localidades –Estella, Viana, Morentin, Aberin, Muniain de la Solana, Pamplona, Arre, Lecumberri, Villafranca, Corella, Viana, Tudela, Puente la Reina, Zúñiga, Tafalla y varias localidades del Valle de Baztán- e incluso de firmas en los cuadros -Juan Salguero, Juan Correa, Juan Rodríguez Juárez, Antonio de Torres, Francisco Antonio Vallejo, José Alzíbar o José Páez-, la mayor parte de ellas se encuentra sin noticias del porqué llegaron a sus destinos y acerca de las personas que realizaron la donación.
Por su número destacan las representaciones de la Virgen de Guadalupe, bien sola o con las cuatro escenas de las apariciones, dándose la circunstancia que, en varias ocasiones, estas últimas se han recortado para incorporarlas a un banco de un retablo o a otro lugar. Quizás la pintura de la Virgen de Guadalupe, de cuantas llegaron a Navarra, que mayor culto tuvo fue la que presidió su retablo en la antigua iglesia del Colegio de los Jesuitas de Pamplona, todo ello costeado por don Agustín de Echeverz y su esposa, celebrando por primera vez su fiesta en 1690, el tercer domingo de septiembre. En aquel año hizo el retablo Rafael Díaz de Jáuregui y se le dotó de cortinas para presentar la escenificación de la pintura adecuadamente. Para la fiesta popular se echaron buscapiés, voladores y comportillas y se tocaron chirimías. En lo sucesivo, los sucesores de don Agustín, los marqueses de San Miguel de Aguayo, costearon en años sucesivos su novena y fiesta con la capilla de música de la catedral. Al ser expulsados los Jesuitas, la fiesta y la pintura pasaron a la parroquia de San Lorenzo en donde la familia tenía su enterramiento. Actualmente, el mosaico de la Virgen de Guadalupe del retablo mayor de la citada parroquia no hace sino recordar el culto que a lo largo del siglo XIX aún poseía la Virgen de Guadalupe en el templo. La pintura original de fines del siglo XVII la hemos podido localizar, si bien se encuentra muy repintada.

El Marquesado de San Miguel de Aguayo ​es un título nobiliario español otorgado el 30 de marzo de 1682 por el rey Carlos II a favor de Agustín de Echeverz y Subiza. (Palacio de Ezpeleta)

Iglesia de San Lorenzo (Pamplona)

Nave interior . Se puede ver la Virgen de Guadalupe

La Parroquia de San Lorenzo es una parroquia católica en el Casco Viejo de la ciudad de Pamplona, en Navarra. De su conjunto medieval del siglo XIV no hay apenas restos y el elemento arquitectónico más valioso en la actualidad es la capilla de San Fermín.

Es una de las cinco parroquias antiguas que llegó a tener Pamplona. Las otras cuatro son la iglesia de San Juan Bautista (Navarrería), la de San Nicolás, la de San Saturnino y la de San Agustín

Relicario en la Iglesia de San Lorenzo de Pamplona
San Fermín de Amiens (en latín, Firminus) (Pamplona, c. 272-Amiens, 25 de septiembre de 303) fue un misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya iglesia mandó construir, y también es considerado, por tradición oral, como primer obispo de Pamplona aunque no hay constancia documental sobre ello e, incluso, se cuestiona si existió
Es patrón de Amiens y Lesaca, y patrón de la diócesis de Pamplona-Tudela, y por Breve Papal de 1657, copatrón de Navarra junto con san Francisco Javier (que, a su vez y mayor con precisión, es formalmente patrón de la Diputación del Reino de Navarra por acuerdo adoptado tras su canonización, 12 de marzo de 1622, y jurado solemnemente el 2 de agosto de ese año).
Es venerado el 7 de julio, cuyo culto se celebra, a nivel local, en Lesaca, con sus fiestas patronales, y en Pamplona, con el comienzo de las fiestas de San Fermín.

San Fermín en su Capilla con el manto, la mitra y el báculo «de diario».

La imagen del santo es una talla de medio cuerpo en madera probablemente de finales del siglo XV. El óvalo que porta en el pecho contiene las reliquias traídas de Amiens obtenidas en tres ocasiones por significados navarros a lo largo del siglo XVI, así como las correspondientes validaciones eclesiásticas que avalan su autenticidad y veracidad, documentos conocidos como “Las auténticas”. El óvalo fue realizado en 1572 por el orfebre Hernando de Oñate. En 1687, y a instancias del Ayuntamiento de Pamplona, la imagen fue revestida con un manto o capa pluvial de plata repujada, que habitualmente no puede ser contemplada al quedar cubierta por las capas bordadas.

En 1746 el Ayuntamiento de la ciudad encargó al platero local Antonio Ripando la peana barroca en la que descansa la imagen, labrada con una rica decoración y diferentes escenas de la vida de San Fermín, según diseño del platero y grabador zaragozano Carlos Casanova. Los ángeles y querubines de metal dorado de los ángulos fueron añadidos en 1787.

Los mecenas indianos

Felipe Iriarte, indiano residente en México natural de Alcoz, en el Valle de Ultzama, costeó el conjunto de mitra y báculo  utilizado por la imagen del santo mártir en las grandes festividades y que luce entre el 6 y el 14 de julio. Se trata de un valioso regalo que salió en 1764 de los talleres de Cantón, en la China meridional, y tras viajar a Filipinas y a México llegaría a Cádiz y finalmente a Pamplona en 1766. En el rico ornato del tocado episcopal de plata sobredorada se entremezclan una labor grabada o cincelada de flores entretejidas, piezas que forman un rosal ascendente cuyas flores sujetan vidrios de colores y piezas de filigrana sobredorada que imitan mariposas y alacranes asegurados por pequeñas espirales que hacen que se mantengan en movimiento, de acuerdo con la mentalidad estética del barroco. Los mismos motivos decoran las ínfulas o cintas que penden por detrás de la mitra y el remate del báculo, cuya vara es de chapa de plata y trabajo en relieve.

La mitra está compuesta por dos chapas de plata sobredorada con ornamentación de flores incisas y caladas, sobre la que se superpone una rica y exuberante decoración en filigrana de plata en su color y vidrios de colores, que se articula en torno a los elementos vegetales y florales, que simula ser un rosal, sobre el que se disponen diferentes insectos, como mariposas y pequeños alacranes, éstos últimos sobredorados, todo ello dispuesto de forma abigarrada. Varios de estos elementos se unen a la mitra mediante hilos y muelles, a modo de tembladeras o tembleques, tal y como los denomina Felipe de Iriarte en la documentación, que siguen la moda de la joyería femenina del momento, en la que piezas como las tembladeras o airones se colocaban en el cabello o el escote femeninos, y con el movimiento de sus portadoras, estas piezas centellaban produciendo ricos juegos de luces, muy de acuerdo con el gusto por el lujo y la exuberancia del barroco. La mitra se acompaña de dos ínfulas, tiras formadas por cuatro placas unidas entre sí mediante un gozne, y que se aplican por la parte posterior para asegurar la sujeción de la mitra, y que presentan la misma decoración de elementos florales e insectos en filigrana de plata

Uno de los grandes mecenas indianos y promotores del arte barroco en Navarra, D. José de Armendáriz y Perurena, primer Marqués de Castelfuerte, Virrey del Perú entre 1723 y 1736, Caballero del Toisón de Oro y Teniente general de los reales Ejércitos en tiempos de Felipe V, demostró su devoción al santo enviando al Tesoro cuantiosos donativos e importantes piezas de orfebrería. Destacan las joyas del ajuar que luce San Fermín durante la Procesión y la misa solemne del 7 de julio, que llegaron desde Lima en 1730: una cadena de oro de eslabones abollonados y calados a la que se une una cruz pectoral que lleva engarzadas una veintena de esmeraldas, un cordón de hombros y un anillo.

Degüello de san Fermín, en una vidriera de la iglesia de Roncesvalles

La Real Colegiata de Santa María es un conjunto monumental situado en la localidad de Roncesvalles (Navarra, España), considerado como el mejor ejemplo navarro del gótico, al más puro estilo de la región parisina de la Isla de Francia. Su construcción fue impulsada por el rey de Navarra Sancho VII, el Fuerte quién deseaba, al mismo tiempo, le sirviera de lugar de enterramiento como finalmente fue. Se levantó a principios del siglo XIII y acogiendo entre sus paredes una preciosa imagen de la Virgen del siglo XIV. Ha sufrido varias reformas y reconstrucciones tras varios contratiempos siendo la reconstrucción del siglo XVII la que afectó a todo el conjunto especialmente a la iglesia y claustro.
Sancho VII de Navarra, conocido como «el Fuerte», fue rey de Navarra entre 1194 y 1234, año en que murió en el castillo de Tudela, Navarra. Era hijo y sucesor de Sancho VI «el Sabio», de la dinastía Jimena, y hermano de Berenguela de Navarra, casada con Ricardo Corazón de León.
Preside el templo una magnífica escultura de la Virgen de Roncesvalles. Es una talla de madera, forrada de plata, gótica, de mediados del siglo XIV y realizada en Toulouse. Transmite a la perfección el espíritu gótico en lo que tiene de cercanía, naturalismo y familiaridad.


Cadenas ubicadas en la colegiata de Roncesvalles que sirvieron de inspiración para formar el escudo de Navarra

Museo del Prado, pincha aqui (Los enconchados)

PINTURA DE ENCONCHADOS: MIGUEL Y JUAN GONZÁLEZ

Pintores activos en la Nueva España, especializados en la pintura de «enconchado» -cuadros «embutidos de madre perla, y ayudado de colores», como la definiera en el siglo XVIII Antonio Ponz-, Miguel y Juan González protagonizan uno de los capítulos más singulares de las artes novohispanas en la Época Moderna, en estricta contemporaneidad a la obra de Cristóbal de Villalpando, Juan Correa o los Arellano. 

Conquista de México por Hernan Cortés (1 y 2)1698. Enconchado, Óleo sobre lienzo sobre tabla, tabla, 97 x 53 cm. Depósito en otra institución. Tabla perteneciente a la serie de veinticuatro enconchados de tema histórico que representan los momentos más significativos de la conquista de México por Hernán Cortés realizadas para Carlos II. 

La técnica del enconchado, de origen oriental y conocida tempranamente en el virreinato de Nueva España, debido a la presencia de artesanos y objetos llegados de China y de Japón, maduró artísticamente en el ambiente novohispano durante las últimas décadas del siglo XVII y primeras del XVIII. La peculiar expresión artística de los fragmentos de nácar incrustados en las superficies de madera, cuyos brillos se matizan con tenues capas de pintura; el aprovechamiento pictórico de los resplandores nacarados para añadir relieve y profundidad a indumentarias, cuerpos o pormenores arquitectónicos, inmerso todo en una gama cromática muy amarilla; el ágil grafismo de sus composiciones, de trazo muy suelto, al servicio narrativo de una temática versátil, suministrada a veces por el grabado, en donde tienen cabida asuntos religiosos aislados o seriados en torno al Credo, la vida de la Virgen y de Cristo, y muy especialmente series históricas, como las guerras de Alejandro Farnesio, la defensa de Viena contra los turcos, o la conquista de México, fueron aspectos que contribuyeron a la boga de esta modalidad artística. Como ocurrió con las pinturas de plumas, las lacas mexicanas, las esculturas en cañas de maíz, o los mismos biombos, los «enconchados» adquirieron categoría de alhaja, objetos artísticos buscados y coleccionados por un amplio público y clientela, tanto de la Nueva España como de la Península Ibérica.

La Asunción de la Virgen - Siglo XVIII. Enconchado sobre tabla, 61 x 86 cm. Depósito en otra institución - Serie formada por seis escenas dedicadas a la Vida de la Virgen (P04781 a P04786). Los cuadros conservan los marcos de época y desde el primer momento se encuentran formando unidad. Como soporte llevan lienzo pegado a la tabla y los marcos están decorados con motivos de flores y de aves en los que también se utiliza el enconchado.

Los escudos de monja fueron un género de arte devocional muy popular en los siglos XVII y XVIII en España y en los territorios conocidos en aquella época como Nueva España (hoy México), consistentes en pequeñas piezas pictóricas al óleo o bordados dentro de las cuales se representaban escenas religiosas, que las monjas portaban en el pecho durante la toma de votos y con las que eran pintadas, a su vez, en celebraciones de carácter religioso o conventual. Era usado como accesorio dentro del vestuario de las religiosas que se colocaba al pecho sobre el escapulario o sobre la capa.

Los escudos de monja pertenecen a la tradición de las miniaturas europeas, llevada a América por los colonizadores españoles y adoptada en los círculos conventuales de la Nueva España.

Los escudos eran pintados al óleo, ordinariamente, sobre placas redondas u ovaladas de cobre, con un marco que bordeaba la imagen principal, en el cual se colocaban imágenes de flores u otros motivos de ornato.

Uno de los temas más frecuentes era la Virgen María, lo que identificaba a la monja que portaba el escudo con el ideal de esposa de Cristo,​ sin embargo, era también común pintar escenas bíblicas o vidas de santos.

Algunos de los mejores pintores novohispanos incursionaron en este estilo religioso, como José de Páez, Luis Juárez, Miguel Cabrera, Zurbarán, entre otros.

Sor Juana Inés de la Cruz, exponente literario y educativo del Siglo de Oro español

(Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.

Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, por Miguel Cabrera, ca. 1750 (castillo de Chapultepec).
Miguel Mateo Maldonado y Cabrera (San Miguel Tlalixtac, Oaxaca, 27 de febrero de 1695-México, 16 de mayo de 1768) fue un pintor novohispano, caracterizado por ser uno de los máximos exponentes de la pintura barroca del virreinato.

Gracias a sor Juana Inés de la Cruz, cuya obra sigue vigente y siendo una referencia, la poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante y al mismo tiempo introdujo elementos que  anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII.

Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.

Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.

Juana Inés a los quince años de edad, antes de tomar los hábitos

En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

El Castillo de Chapultepec es un edificio ubicado en la primera sección del bosque de Chapultepec en la Ciudad de México, a 2325 metros sobre el nivel del mar. Tiene una superficie de 11.8 hectáreas​ y un diseño arquitectónico principalmente barroco y neoclásico
Su origen se remonta al Virreinato de Nueva España, cuando los virreyes solían frecuentar Chapultepec como zona de descanso y recreación. Bernardo de Gálvez ordenó el inicio de su construcción el 16 de agosto de 1785,
El también denominado «alcázar de Chapultepec» es visitado anualmente por más de un millón de personas en promedio,​ y es considerado como «un referente de la historia de México además de un espacio emblemático del paisaje de la capital del país», cuya finalidad es preservar «el sentido residencial que le otorgaron los gobernantes: sus recámaras y salones recrean ambientaciones de época que remiten a la vida cotidiana de quienes aquí vivieron».

Bernardo de Gálvez y Madrid, i conde de Gálvez y vizconde de Galvestón (Macharaviaya, provincia de Málaga; 23 de julio de 1746-Tacubaya; 30 de noviembre de 1786) fue un militar y político español, héroe de Pensacola, virrey de Nueva España y, a título póstumo, ciudadano honorífico norteamericano.El afrancesado y miembro de la francmasonería Bernardo de Gálvez llegó a ser Soberano Comendador del Supremo Consejo Unido del Hemisferio Occidental.
Pasó sus últimos años como virrey de Nueva España, donde tuvo que afrontar una terrible hambruna debida a las malas cosechas

La destrucción de la misión de San Sabá en la provincia de Texas y el martirio de los padres fray Alonso Giraldo de Terreros y fray José de Santiesteban. Museo Nacional de Arte
José de Páez (Ciudad de México, c. 1727 - c. 1780) fue un pintor novohispano de imágenes religiosas del siglo XVIII.

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