domingo, 23 de mayo de 2021

San Ignacio de Loyola - Complejos agrícolas jesuíticos en Sudamérica - El Virreinato del Perú - Los jesuitas en América - Expulsiones y supresión

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San Ignacio de Loyola

(Íñigo López de Recalde; Loyola, Guipúzcoa, 1491 - Roma, 1556) Fundador de la Compañía de Jesús. Su primera dedicación fueron las armas, siguiendo la tradición familiar. Sin embargo, tras resultar gravemente herido en la defensa de Pamplona contra los franceses (1521), cambió por completo de orientación: la lectura de libros piadosos durante su convalecencia le decidió a consagrarse a la religión.

Estuvo quince años al frente de la Compañía de Jesús como General, permaneciendo en Roma. Murió el 31 de julio de 1556 y su cuerpo, que fue inicialmente sepultado en la iglesia de Santa Maria della Strada, fue trasladado a la iglesia del Gesù, sede de la Compañía. El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa de Jesús e Isidro Labrador.

Se retiró inicialmente a hacer penitencia y oración en Montserrat y Manresa, donde empezó a elaborar el método ascético de los Ejercicios espirituales (1522). Luego peregrinó a los Santos Lugares de Palestina (1523). De regreso a España comenzó a estudiar (ya con 33 años y para poder afrontar mejor su proyecto de apostolado) en las universidades de Alcalá de Henares, Salamanca y París.

Las primeras actividades de San Ignacio de Loyola difundiendo el método de los ejercicios espirituales le hicieron sospechoso de heterodoxia (asimilado a los «alumbrados» o a los seguidores de Erasmo de Rotterdam): en Castilla fue procesado, se le prohibió la predicación (1524) y hubo de interrumpir sus estudios.

En cambio en París (1528-34), donde se graduó como maestro en Artes (aunque no terminó los estudios de Teología), San Ignacio de Loyola consiguió reunir un grupo de seis compañeros a los que comunicó sus ideas y con los que sembró el germen de la Compañía de Jesús, haciendo juntos votos de pobreza y apostolado en la Cueva de Montmartre. Ante la imposibilidad de marchar a hacer vida religiosa en Palestina, por la guerra contra los turcos, se ofrecieron al papa Pablo III, quien les ordenó sacerdotes (1537).

Vera effigies S. Ignaty de Loyola, verdadera imagen de S. Ignacio, con armadura militar. Anónimo del s. XVI, escuela francesa.

La Compañía reproducía la estructura militar en la que Ignacio había sido educado, pero al servicio de la propagación de la fe católica, amenazada en Europa por las predicaciones de Lutero, que habían puesto en marcha la Reforma protestante. Las Constituciones que Ignacio le dio en 1547-50 la configuraron como una orden moderna y pragmática, concebida racionalmente, disciplinada y ligada al papa, para el cual resultaría un instrumento de gran eficacia en la «reconquista» de la sociedad por la Iglesia en la época de la Contrarreforma católica.

Los itinerarios de san Ignacio de Loyola en diferentes momentos

Aquejado de graves problemas de salud, San Ignacio de Loyola alcanzó a ver, sin embargo, en sus últimos años de vida, la expansión de la Compañía por Europa y América, con una fuerte presencia en la educación de la juventud y en el debate intelectual, en el apostolado y en la actividad misionera (destacando la labor en Asia de San Francisco Javier). Muerto Ignacio, le sucedió como general de los jesuitas su más estrecho colaborador, el castellano Diego Laínez. 

Fuente; Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de San Ignacio de Loyola. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/ignacio.htm el 23 de mayo de 2021.

La Compañía de Jesús. Con 16 088 miembros en 2017 (de los cuales 11 583 eran sacerdotes ordenados), es la mayor orden religiosa católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos, además de atender 1.509 parroquias en todo el mundo (a fecha de 2016).

Colonización europea de América 1750


Los jesuitas en América

Los jesuitas llegaron a Brasil ya en el generalato de san Ignacio.

En el gobierno de san Francisco de Borja ingresaron a Florida, Perú y México. Y en el de Claudio Acquaviva a Canadá, a Nueva Granada, a la Presidencia de Quito y otras zonas. De acuerdo a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas.

El misionero español san José de Anchieta fue, junto con Manuel da Nóbrega, el primer jesuita que Ignacio de Loyola envió a América.
José de Anchieta (San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 19 de marzo de 1534 - Reritiba, Brasil, 9 de junio de 1597), conocido como el Padre Anchieta, fue un misionero jesuita y santo español en Brasil. Además fue un destacado lingüista, literato, médico, arquitecto, ingeniero, humanista y poeta. Es el primer dramaturgo, el primer gramático y el primer poeta nacido en las Islas Canarias y el padre de la literatura brasileña.

Canadá: fue evangelizado por jesuitas franceses. La inmensidad del territorio, el clima y la hostilidad de los hurones e iroqueses convirtieron a la canadiense en una de las misiones más difíciles de la Compañía. 

Mississippi: fue explorado y evangelizado por jesuitas franceses.

México: Los jesuitas llegaron a México por San Juan de Ulúa, Veracruz, el 9 de septiembre de 1572 y a la ciudad de México el 28 del mismo mes, donde Alonso de Villaseca les otorgó unos solares dos cuadras atrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Allí fundaron el Colegio Real y más Antiguo de San Ildefonso, edificio considerado una de las obras cumbres del barroco mexicano. Llevaron a cabo una importante labor misional en el norte del virreinato, en Chihuahua,Sinaloa, Nayarit, Durango, Coahuila, Baja California y Zacatecas. El trabajo jesuita se extendió hasta el 25 de junio de 1767, cuando fueron expulsados y sus propiedades tomadas militarmente, hasta que el 19 de mayo de 1816 Fernando VII restituyó a la Compañía.

Fachada del patio chico del Antiguo Colegio de San Ildefonso, una de las edificaciones coloniales más importantes del Centro Histórico de la Ciudad de México y sede del Museo de la Luz, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, de la UNAM.
Dedicado a exposiciones temporales, cuenta además con un acervo propio, forjado cuando este era un importante colegio jesuita y cuando fue sede de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional de México, entre 1867 y 1989, además del destacado conjunto de murales realizados en sus muros entre 1922 y 1940 por los más destacados artistas del muralismo mexicano.

Mural La creación, el primero elaborado por Diego Rivera (en 1922), en el interior del Anfiteatro Simón Bolívar, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (en ese entonces de la Escuela Nacional Preparatoria, de la entonces llamada Universidad Nacional de México; hoy uno de los centros culturales de la Universidad Nacional Autónoma de México), en el Centro Histórico de Ciudad de México.

Perú: El 28 de marzo de 1568 desembarcó en el Puerto del Callao por vez primera la orden jesuita para hacerse cargo de las misiones evangelizadoras en el Virreinato del Perú. Llegaron a estas nuevas tierras cuando San Francisco de Borja era Superior General en Roma. Los Jesuitas del Perú desde entonces se vincularon con la realidad política y social del Virreinato del Perú, además de preocuparse por la educación y las obras misionales. Gracias a ese empeño fundaron importantes colegios como el Máximo de San Pablo y el Real de San Martín de Porres en Lima; el famoso San Francisco de Borja, dedicado a la formación de los hijos de caciques, y el Colegio de San Bernardo para los hijos de españoles como también la Universidad de San Ignacio, en el Cusco, entre otros

Colegio Máximo de San Pablo de Lima (1568-1767) fue fundado por la orden jesuita en la ciudad de Lima en 1568, seminario y colegio católico.

El Real Colegio de Caciques San Francisco de Borja fue una institución educativa del Cusco colonial, especializada en la educación de la nobleza inca.
El Rey Felipe II de España emitió en 1573 y 1578 una disposición de que se funden en todas las provincias u obispados del Perú colegios seminarios para el adoctrinamiento de los hijos de curacas y otros nobles nativos.

La Real Universidad de San Ignacio de Loyola fue una universidad jesuita que existió entre los siglos XVII y XVIII en la ciudad del Cusco, Perú.

El claustro de San Ignacio de Loyola hoy más conocido como Paraninfo Universitario de la UNSAAC.

Río de la Plata: En 1603, el vigésimo séptimo gobernador de Nueva Andalucía del Río de la Plata Hernandarias modificó la legislación sobre el trabajo de los aborígenes, promoviendo la supresión de las mitas y encomiendas, por las cuales los españoles gozaban de los frutos del trabajo de los nativos a cambio de su evangelización, en la práctica inexistente. Obtuvo la aprobación de esta reforma por parte del rey Felipe III de España, y en 1608 se dispuso la creación de las reducciones jesuíticas y franciscanas en la región del Guayrá (actual estado de Paraná, Brasil). Las Misiones jesuíticas guaraníes llegaron a ubicarse en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay contemporáneos), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: la Gobernación del Paraguay y la Gobernación del Río de la Plata, todas dependientes del inmenso Virreinato del Perú.

Mapa de ubicación del Virreinato del Perú (territorio inicial (1542) y final (1810) de iure)
El Virreinato del Perú fue una entidad territorial del Imperio español creada por la Corona Española en el año 1542, con capital en la ciudad de Lima o Ciudad de los Reyes, durante su dominio en el Nuevo Mundo. En un principio, su territorio comprendía casi toda América del Sur, incluyendo Panamá y algunas islas de Oceanía. Aunque no incluía Venezuela, que dependía de la Real Audiencia de Santo Domingo, ni los territorios al este de la línea del Tratado de Tordesillas que pertenecía al Imperio de Portugal.​ Dos siglos después, su inmenso territorio sufrió tres importantes mermas. En 1717 se creó el Virreinato de Nueva Granada al norte. En 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata al sur. Al mismo tiempo la colonia portuguesa del Brasil extendía sus fronteras tomando territorios de la Amazonia.
A pesar de las pérdidas territoriales, todavía a principios del siglo XIX el virreinato del Perú, era la principal posesión de la Corona española al tratarse de una de sus principales fuentes de riqueza.

Complejos agrícolas jesuíticos en Sudamérica: Los jesuitas fueron innovadores en la explotación de sus haciendas y propiedades en la América Hispánica. Durante los siglos XVII y XVIII supieron gestionar verdaderos emporios agro-industriales con métodos de gerencia que se adelantaron a los utilizados en la actualidad. Entre ellos, uno de los más importantes fue la explotación de las minas de Paramillos de Uspallata (Argentina) de plomo, plata y cinc. Además, agregaron la participación patrimonial de lo recaudado en las haciendas para luego ser redistribuido entre indígenas, esclavos y empleados, con lo que se puede concluir que fueron los primeros en otorgar una suerte de “títulos de propiedad” a sus subordinados.

La finalidad de estas propiedades era sostener sus colegios, que, debido a una rigurosa concepción del voto de pobreza, eran gratuitos. Sin embargo, la riqueza de estos complejos y haciendas atrajo la ambición de las coronas y particulares y, a la larga, fue un factor para la supresión de la Orden.

Patrimonio histórico: las ruinas de las minas de Paramillos de Uspallata
Las ruinas de las antiguas minas de Paramillos de Uspallata (de plomo, plata y zinc), materializan un patrimonio industrial histórico único, que se inicia probablemente en la época precolombina y se intensifica durante la Colonia (Orden Jesuita y otros propietarios). Estas minas son consideradas la primera explotación minera de la República Argentina, y una de las más antiguas e importantes de lo que fue el Virreinato del Río de La Plata, hasta las últimas acciones, bien avanzado el siglo XX.

Paramillos de Uspallata es una región del Departamento Las Heras, Provincia de Mendoza, en el centro-oeste de la República Argentina. Es una de las áreas de dicha provincia de mayor riqueza en bienes patrimoniales, culturales, históricos, naturales y turísticos. El área alberga testimonios de las poblaciones originarias y de la historia de Mendoza; así como yacimientos paleontológicos; y una particular diversidad y especificidad biológica.

Expulsiones y supresión
Los gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII se propusieron acabar con la Compañía de Jesús por su defensa incondicional del papado, su actividad intelectual, su poder financiero y su influjo político. Ciertamente, se habían ganado poderosos enemigos: los partidarios del absolutismo, los jansenistas y los filósofos franceses (Voltaire, Montesquieu, Diderot). No faltaron tampoco las intrigas de ciertos grupos en la misma Roma. El contexto político europeo se caracterizó en estos años por el advenimiento del llamado despotismo ilustrado y por un declive notorio del prestigio político del papado y la voluntad política de los Borbones y de la corona Portuguesa de robustecerse en detrimento de la Iglesia.

El mismo Napoleón, en sus memorias, escribiría:

Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un solo hombre [El Superior General de los Jesuitas]. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos

John Adams, segundo presidente de los EE. UU., diría más tarde:

No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo.

El padre general desde 1758 era el florentino Lorenzo Ricci. El primer país en expulsar a la Compañía de Jesús fue Portugal. El ministro Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal, fue su principal adversario; encerró en el calabozo a 180 jesuitas en Lisboa y expulsó al resto en 1759. Con esta dura medida pretendía robustecer la autoridad real y dar una clara señal al papa de que no toleraría intromisiones pontificias en los asuntos del Estado. Más de mil jesuitas de Portugal y sus colonias fueron deportados con destino a los Estados Pontificios. Clemente XIII protestó por la medida.

Sebastião José de Carvalho e Mello, más conocido como marqués de Pombal o conde de Oeiras (Lisboa, 13 de mayo de 1699 - Pombal, Coímbra, 8 de mayo de 1782) fue un estadista portugués. Primer ministro del rey José I (1750-1777), representante del despotismo ilustrado en Portugal en el siglo xviii, desempeñó un papel fundamental en el acercamiento de Portugal a la realidad económica y social de los países del Norte de Europa, emprendiendo varias reformas económicas y sociales. Manipuló a su antojo el tribunal del Santo Oficio, y acabó en la práctica con los autos de fe en Portugal y con la discriminación de los cristianos nuevos.

En 1763, Luis XV de Francia los acusó de malversación de fondos debido a la quiebra de Antoine Lavalette en Martinica. El Parlamento de París, que ya desde la fundación de la Orden había impugnado la presencia legal de la Orden en Francia, condenó las Constituciones y el rey decretó la disolución de la orden en sus dominios, y el embargo de sus bienes.

Luis XV de Francia (en francés: Louis XV) (Versalles, 15 de febrero de 1710-ibídem, 10 de mayo de 1774), llamado el Bien amado (en francés: le Bien-Aimé), fue rey de Francia y de Navarra​ entre los años 1715 y 1774. Además, fue copríncipe de Andorra y duque de Anjou. Heredado el trono de su bisabuelo Luis XIV a la edad de cinco años, pasó sus primeros años de reinado en relativa tranquilidad, rodeado de preceptores que le proveyeron una gran cultura, mientras que el poder efectivo fue entregado a varios regentes. Al alcanzar la mayoría de edad le confió el gobierno al cardenal Fleury, su antiguo preceptor.
Bajo su reinado, Francia logró buenas ganancias territoriales, como la anexión del Ducado de Lorena y Córcega; sin embargo, perdió gran parte de su imperio colonial a manos de Gran Bretaña.

Más tarde, los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la corona española a través de la Pragmática Sanción de 1767 dictada por Carlos III el 2 de abril de 1767 y cuyo dictamen fue obra de Pedro Rodríguez de Campomanes (futuro conde de Campomanes), regalista y por entonces fiscal del Consejo de Castilla.17​ Al mismo tiempo, se decretaba la incautación del patrimonio que la Compañía tenía en estos reinos (haciendas, edificios, bibliotecas), aunque no se encontró el supuesto «tesoro» en efectivo que se esperaba. 

Carlos III de España, llamado «El Político»a​ o «El Mejor Alcalde de Madrid» (Madrid, 20 de enero de 1716-ibídem, 14 de diciembre de 1788), fue duque de Parma y Plasencia —como Carlos I— entre 1731 y 1735, rey de Nápoles —como Carlos VII— y rey de Sicilia —como Carlos V— de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte en 1788.

Carlos era el tercer hijo varón de Felipe V que llegó a la vida adulta y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanos Luis I y Fernando VI quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el trono español.

Pedro Rodríguez de Campomanes y Pérez-Sorriba, primer conde de Campomanes (Santa Eulalia de Sorriba, Tineo, Asturias, 1 de julio de 1723-Madrid, 3 de febrero de 1802) fue un político, jurisconsulto y economista español. Fue nombrado ministro de Hacienda en 1760 en el primer gobierno reformista del reinado de Carlos III dirigido por el primer ministro conde de Floridablanca y despojado de sus cargos en 1789 ante el temor que despertó en el rey Carlos IV la Revolución francesa.

Los hijos de san Ignacio tuvieron que dejar el trabajo que realizaban en sus obras educativas (lo que supuso un duro golpe para la formación de la juventud en la América hispana) y sus misiones entre indígenas, como las famosas reducciones guaraníes y las menos célebres, pero no menos esforzadas misiones en el noroeste de México (Baja California, Sonora y sierra Tarahumara) y a lo largo del Amazonas (misiones del Marañón). En el mismo año de la expulsión en España, los jesuitas lo fueron del Reino de Nápoles y de Sicilia gobernados por Fernando I y en 1768 del Ducado de Parma, Plasencia y Guastalla en manos de Fernando I. Hijo y sobrino del rey español.

Fernando de Borbón (Colorno, 20 de enero de 1751 - Fontevivo, 9 de octubre de 18022​) fue duque de Parma desde 1765 hasta 1802, infante de España por ser nieto de Felipe V de España, y miembro de la rama menor de los Borbón-Parma.

La supresión de los jesuitas se produjo el 21 de julio de 1773. Por razones políticas, los reyes de Francia, España, Portugal y Nápoles exigían la desaparición de la Compañía. El papa Clemente XIV cedió a las fuertes presiones y mediante el breve Dominus ac Redemptor suprimió la Compañía de Jesús.18​ Los sacerdotes jesuitas podían convertirse al clero secular; los escolares y hermanos coadjutores quedaron libres de sus votos. En Roma, la ejecución del breve estuvo a cargo de prelados acompañados por soldados y alguaciles, y Lorenzo Ricci escuchó la sentencia sin decir palabra. Tanto él como su consejo de asistentes fueron apresados y encerrados en el castillo Sant'Angelo (Roma) sin juicio alguno. Ricci murió en prisión el 24 de noviembre de 1775, aseverando la inocencia de la Compañía de Jesús.

Lorenzo Ricci (Florencia, 2 de agosto de 1703 - Roma, 24 de noviembre de 1775) fue el décimo octavo Prepósito general de la Compañía de Jesús y el último antes de la supresión de esta congregación religiosa en 1773.

Sin embargo, en Rusia —concretamente en Bielorrusia— y Prusia el edicto de supresión no fue promulgado por los monarcas. Jesuitas de toda Europa aceptaron la oferta de refugio hecha por la zarina Catalina la Grande, quien esperaba continuar así, con el apoyo intelectual de la Compañía, la obra de modernización iniciada por Pedro el Grande.

Catalina II de Rusia, llamada Catalina la Grande, Pomerania, actualmente Polonia, 2 de mayo de 1729 - San Petersburgo, Imperio ruso, 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano) fue emperatriz reinante de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte, a los 67 años. Catalina recogió el legado de Pedro I de Rusia, «una ventana hacia Occidente en la costa del Báltico»,​ y lo engrandeció, abriéndola en el mar Negro. Pedro importó tecnología, instituciones de gobierno y organización militar y Catalina trajo de Europa la filosofía jurídica, política y moral, además de medicina, arte, cultura y educación
La vida de Catalina se divide en dos partes, aproximadamente de la misma duración. Entre 1729 y 1762, pasó de ser una princesa alemana a una gran duquesa rusa; de 1762 hasta que falleciera en 1796, fue la emperatriz de Rusia. La principal fuente de información sobre su vida son sus Memorias,​ escritas en francés y en inglés.

En 1789 —el mismo año en que la Constitución de Estados Unidos entró en vigor y en el que se inició la Revolución francesa— fue fundada por el obispo John Carroll —exjesuita— la universidad católica más antigua de Estados Unidos, la de Georgetown, en Washington D. C.; en el siglo XIX, sería integrada a la Compañía restaurada.

John Carroll (Upper Marlboro, Maryland, 8 de enero de 1735 - Baltimore, Maryland, 3 de diciembre de 1815) fue un misionero jesuita y fue el primer obispo y arzobispo católico de los Estados Unidos de América. En 1784 fue nombrado prefecto de los Estados Unidos de América en pleno nacimiento de la iglesia católica en este país y en 1789 fue nombrado primer obispo de Baltimore en la también primera diócesis católica del país. Además de su extenso territorio diocesano que abarcaba casi todas las antiguas colonias inglesas, en 1805 se le nombró administrador apostólico de la Luisiana y las dos Floridas y en 1808 su diócesis fue elevada a archidiócesis convirtiéndose así en el primer arzobispo católico de los Estados Unidos falleciendo en este cargo en 1815 a la edad de 80 años.

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