martes, 29 de noviembre de 2022

XII - Navarra Barroca - Cascante - Iglesia de la Victoria de Cascante - Basílica de Nuestra Señora del Romero de Cascante

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Cascante

Cascante es un municipio y pueblo español de la Comunidad Foral de Navarra, situada en la Ribera de Navarra, en la Merindad de Tudela y a 104 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2017 es de 3780 habitantes (INE).


Contaba ya en 1802 con molinos, fábricas, manantiales y desde 1850 con escuela y maestro. En 1920 Cascante tenía ya trujales, bodegas, graneros y un puesto de la Guardia Civil de Caballería. Cascante tuvo centros hospitalarios desde tiempos remotos pero el más conocido fue el Hospital de San Roque atendido desde 1916 por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

Iglesia de la Victoria de Cascante 

Una de las joyas del patrimonio arquitectónico de Cascante es la iglesia del convento de mínimos de Nuestra Señora de la Victoria


La actual parroquia de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante fue en origen la iglesia del convento que la Orden de los Mínimos edificó tras su llegada a la localidad en 1586, constituyéndose en la única fundación que estos frailes franciscanos realizaron en Navarra. Las diferentes capillas que se abren a ambos lados de la única nave del templo fueron adquiridas en patronato por distintos miembros de la villa, desde altos eclesiásticos, nobles, como los López de Ribaforada o Miguel Cruzat, prior de la orden de San Juan de Jerusalén, a cofradías, con una finalidad funeraria, como lugar privilegiado y único de enterramiento para sí y sus familiares, quedando sus dueños obligados a dotarlas de todo lo necesario para el buen desarrollo del culto divino.

Una de las capillas más excepcionales que encontramos en esta iglesia, tanto por la consideración del personaje que la fundó como por la valía artística de la misma, es la ubicada en el lado del Evangelio junto a la capilla mayor. Fue adquirida por un hijo de la ciudad, Luis Cervantes Enríquez de Navarra, prior de Berlanga de Duero (Soria) y abad de Larza, perteneciente a uno de los linajes más sobresalientes de la nobleza navarra. De acuerdo con el condicionado presentado el 6 de mayo de 1593, el eclesiástico construyó la referida capilla bajo la advocación de San Luis, su santo patrono, quedando obligado a dotarla de altar, retablo, reja, frontal, además de los objetos necesarios para el servicio del culto divino, como cálices y casullas, dejando a su voluntad el ornato y la colocación de sus escudos en la misma.

Emblema heráldico de Luis Cervantes Enríquez de Navarra en la capilla de la Asunción (Foto: M.J. Tarifa)
En el espacio del muro comprendido entre el arco de entrada a la capilla y la plementería de la bóveda se dispuso una decoración pictórica de carácter heráldico, junto con dos escudos esculpidos en yeso que delimitan una inscripción, elementos todos ellos que aluden al patronato de la misma, donde se refieren los nombres de los padres del fundador, Alonso Gómez de Cervantes, militar al servicio de Carlos V, e Isabel Enríquez de Navarra. Blasones que nuevamente fueron esculpidos en el interior de la estancia en la parte superior de los muros, entre una cornisa moldurada que recorre todo el perímetro.

Para presidir la capilla, Luis Cervantes encargó a finales del siglo XVI un retablo dedicado a la Asunción de María, titularidad con la que se conoce la dependencia desde los siglos del Barroco, una de las obras de mayor calidad con las que cuenta la iglesia. La tabla principal representa la Asunción y Coronación de la Virgen, a cuyos pies se arrodilla el propio patrono junto a un libro con las armas de Navarra, entre otros personajes, como San Francisco de Paula, con el charitas franciscano, fundador de la orden religiosa de los Mínimos a la que perteneció este convento y el monarca francés Luis XI, reconocible por su escudo de tres lises en fondo azul y bajo cuya advocación instituyó Cervantes la capilla.

Retablo de la Asunción y Coronación de la Virgen
Detalle de la tabla central con San Luis de Francia, Luis Cervantes Enríquez de Navarra y San Francisco de Paula
(Foto: M.J. Tarifa)

El blasón, similar al escudo central que campea sobre la decoración pictórica colocada sobre el arco de entrada a la capilla, corresponde a los Enríquez de Navarra: cuartelado, primero y cuarto de gules, con las cadenas de oro de Navarra; y segundo y tercero de azur, con un león rampante coronado, de gules. En la parte central del escudo e colocan tres escusones: en el flanco derecho, de azur, el castillo de oro; en el centro, de sinople, dos ciervas; y en el flanco izquierdo, de azur, una banda de gules con dos cotizas de oro, acompañada de dos crecientes de oro, y bordura con ocho sotueres de oro. Son las armas de los Rivadeneira, de los Cervantes y de los Amézcoa, los antecedentes familiares del prior de Berlanga.

Detalle de la casulla con escudo de Luis Cervantes Enríquez de Navarra
(Foto: M.J. Tarifa)

En el lateral derecho de la nave la iglesia contó en origen con otra capilla situada a los pies del templo, en el lateral de la Epístola y bajo el espacio del coro, construido en alto a principios del siglo XVII, de la que nada sabíamos hasta el momento. El hallazgo de datos documentales inéditos localizados en diferentes archivos navarros nos permiten aportar información referente a su primitivo patronato, advocación y retablo con el que fue dotada la estancia.

La referida capilla, instituida bajo la advocación de San Diego, fue adquirida el 22 de julio de 1613 por el licenciado Juan de Huici, vicario de la parroquial de Cascante, con derecho de enterramiento para sí y sus familiares y “poner tumulo y blasones y adornarla con las insignias que le pareciere poniendo en ella si le pareciere otro retablo del que al presente tiene de qualquier inbocacion de santo o santos que le pareciere y rexa o rexado y hacer sepulturas y enterramiento a toda su espontanea y libre voluntad”. Además de la asignación entregada a los frailes por el uso y propiedad de la dependencia, 103 robos y medio de trigo, 10 ducados y un censo sobre una parcela, el vicario también se comprometió a dotar esta estancia con un retablo dedicado a San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San José.

Retablo de San Juan Bautista. 1615. Atribuido a Juan de Lumbier
Iglesia del convento de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante 
Foto: R. Lapuente
La arquitectura del retablo es acorde al estilo clasicista imperante a principios del siglo XVII, formada por una predela sobre la que asienta un solo cuerpo articulado en tres calles separadas por columnas de fuste estriado y capitel jónico, cuyas cajas rectangulares culminan con frontón, triangular los laterales y curvo el central. Sobre el friso de separación dos frontones curvos rematan las calles laterales, jalonados por pináculos en los extremos. Culmina el ático formado por un cuerpo central articulado igualmente por columnas jónicas que se unen al inferior por aletones, rematado por frontón partido.

Retablo mayor. Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante
Juan de Gurrea (Padre) lo financia el ayuntamiento 1615

Fotografía del retablo mayor anterior a la década de 1990 en que se intervino en el retablo
"Llama la atención los candelabros"

Santísima Trinidad

San José siempre se representa con una vara floreada en la mano porque, según la tradición, alguien se burló de él al descubrir que María estaba embarazada pero no de él, y lo desafió: si realmente hubiera sido un ángel, su vara debería haber florecido. Y así sucedió.
El mundo barroco, tan dado  a la paradoja, gustó de esta fuerte contradicción que unía al Niño Jesús (y la expresión más dulce de la ingenuidad y la tierna belleza de la infancia) con la Pasión y muerte.
El gallo, la columna, la escalera, etc.

Nuestra Señora de la Victoria
Contemporáneas a la arquitectura del retablo son las esculturas que ocupan la calle central. Por un lado la talla de la titular, la Virgen de Nuestra Señora de la Victoria, con policromía del siglo XVIII.

Basílica de Nuestra Señora del Romero de Cascante

La Iglesia de Nuestra Señora del Romero está edificada en la zona más alta de Cascante, con la que enlaza a través de una galería porticada hecha en ladrillo, de estilo barroco, con treinta y nueve arcos de medio punto sobre pilares para proteger a los visitantes.


El templo se edificó a finales del s. XVII (1684-1693) en estilo barroco, en el lugar de otro más antiguo, destruido por un incendio, del que se aprovecharon otros elementos.

Posee planta de tres naves con capillas entre los contrafuertes, crucero y transepto, capilla mayor muy profunda y camarín adosado a la cabecera en comunicación con una sacristía adosada al presbiterio por el lado del evangelio.

Del edificio viejo se conserva la Capilla Gótica dedicada a San Marcos Evangelista, adosada al presbiterio por el lado de la epístola.

En esta capilla se conserva su retablo original gótico, (primera mitad del s. XVI) que fue contratado por Mosén Marco Miguel Garcés, canónigo de Tarazona, con el notable pintor Pedro Díaz de Oviedo.


Talla de Nuestra Señora del Romero, Cascante (Mª Angeles 🙂 / Flickr

En el interior de la iglesia destaca la rica ornamentación de yeserias barrocas (s. XVII) en el presbiterio y crucero. El retablo mayor, barroco (c. 1700) tiene banco, un cuerpo de tres calles y ático con profusión de motivos vegetales en su mazonería. En el banco hay relieves de la Asunción y Purificación de nuestra señora.

En el  primer piso del cuerpo principal del retablo aparecen pintados con su nimbo dorado las imágenes de San Juan Evangelista, San Juan Bautista, Santiago El Mayor y San Andrés
En el segundo piso del cuerpo principal aparece representada en 4 tablas la vida del Santo Marcos, el Evangelista
Finalmente en el ático vemos la tabla del Calvario, en donde la virgen dolorosa envuelta en ropajes de acusados pliegues y un San Juan aureolado se nos muestran en actitud orante.
Entre los diferentes retablos de los s. XVII y XVIII con que se decoran las capillas laterales cabe destacar el retablo de Santa Catalina de Alejandría (primera mitad del s. XVII), situado en la última capilla del lado del evangelio.


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