domingo, 24 de noviembre de 2013

Bizancio (primera Edad de Oro VI-VII)

El Imperio bizantino (también llamado Imperio romano de Oriente o, sencillamente, Bizancio) fue un Estado cristiano heredero del Imperio romano que pervivió durante toda la Edad Media y el comienzo del Renacimiento y se ubicaba en el Mediterráneo oriental. Su capital se encontraba en Constantinopla (en griego: Κωνσταντινούπολις, actual Estambul), cuyo nombre más antiguo era Bizancio. También se conoce al Imperio bizantino como Imperio romano de Oriente, especialmente para hacer referencia a sus primeros siglos de existencia, durante la Antigüedad tardía, época en que el Imperio romano de Occidente continuaba todavía existiendo.

Imperio romano oriental en el 480
Origen

Para asegurar el control del Imperio romano y hacer más eficiente su administración, el emperador Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un «vice-emperador» y futuro heredero césar. Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio

Constantino reconstruyó la ciudad de Bizancio como nueva capital en 330. La llamó «Nueva Roma», pero se la conoció popularmente como Constantinopla ('La Ciudad de Constantino'). La nueva administración tuvo su centro en la ciudad, que gozaba de una envidiable situación estratégica y estaba situada en el nudo de las más importantes rutas comerciales del Mediterráneo oriental.

Constantino fue también el primer emperador en adoptar el cristianismo, religión que fue incrementando su influencia a lo largo del siglo IV y terminó por ser proclamada por el emperador Teodosio I, a finales de dicha centuria, religión oficial del Imperio.

A la muerte del emperador Teodosio I, en 395, el Imperio se dividió definitivamente: Flavio Honorio, su hijo menor, heredó Occidente, con capital en Roma, mientras que a su hijo mayor, Arcadio, le correspondió Oriente, con capital en Constantinopla. 

Para la mayoría de los autores, es a partir de este momento cuando comienza propiamente la historia del Imperio bizantino. Mientras que la historia del Imperio romano de Occidente concluyó en 476, cuando fue depuesto el joven Rómulo Augústulo por el germano (del grupo hérulo) Odoacro, en cambio la historia del Imperio bizantino se prolongó aún, durante casi un milenio.

En este mapa vemos representados los territorios que pertenecieron al Impero Romano

En este mapa se representa la división que hizo Teodosio entre sus dos hijos, y en la parte superior se observa la ubicación de los asentamientos germánicos en los siglos IV y V. Pero el futuro de estos dos Imperios fue muy diferente, como veremos a continuación:



EL IMPERIO DE OCCIDENTE: Su economía empezó a decaer y fue invadido por los pueblos germánicos a principios del s.V, empujados por un pueblo llegado de Asia central, los hunos. En el año 476 Odoacro destituyó al último Emperador Romano de Occidente, Rómulo Augústulo. Los pueblos germánicos se consideraron reinos independientes, y como tenían una cultura menos desarrollada que la romana adoptaron algunos rasgos de su cultura como el idioma, el latín, y la religión, el cristianismo. Los principales reinos germánicos fueron: Visigodos, Francos, Vándalos, Ostrogodos, Anglos y Sajones.

EL IMPERIO DE ORIENTE: La evolución de este fue muy diferente. Resistió los ataques de los los bárbaros y pasó a llamarse IMPERIO BIZANTINO, que se mantuvo desde el s. V hasta el s.XV. Su capital se instauró en una antigua colonia griega llamada “Bizancio” (por eso el nombre de Bizantino), que posteriormente los Romanos habían llamado Constantinopla (que hoy es Estambul, capital de Turquía).


Apogeo del Imperio Bizantino: Justiniano S.VI

El apogeo de este imperio se desarrolla en el s.VI, con el Emperador Justiniano, el cual quiso reconstruir el antiguo Imperio Romano:

Se ocupa gran parte de Italia, cuya capital fue Rávena, donde se construyeron preciosos edificios.

En Constantinopla se construyó la gran iglesia de Santa Sofía, utilizada para grandes ceremonias religiosas de la corte, sorprendiendo a todo aquel que visitase la ciudad.

También se ocupó parte del Norte de África y las costas del sur de la Hispania Visigoda.

Crisis del Imperio Bizantino

Durante mil años el Imperio se defendió del acecho de los pueblos que llegaban de Europa como ávaros, búlgaros o eslavos. También se mantuvo una larga guerra contra los persas, que debilitó a ambos imperios. Esta situación fue aprovechada por los árabes que en la 1º mitad del s.VII, que acaban con el Imperio Persa. Sin embargo el Imperio Bizantino resistió el ataque, aunque los árabes consiguieron ocupar las provincias más ricas del Imperio: Egipto, Palestina y Siria. 

Poco a poco el Imperio fue reducido a las tierras más pobres, que eran agrícolas y ganaderas, con la artesanía y el comercio poco desarrollados. El único centro comercial y artesanal era la capital Constantinopla. 

Los árabes sitiaron en varias ocasiones Constantinopla, pero pudieron defenderse gracias a su defensa y armas como el fuego griego, un arma secreta bizantina fabricada a partir de petróleo y cal viva, que provocaba un fuego que se avivaba al intentar ser apagado con agua (observar imagen)



Decadencia y fin del Imperio
  • En el s.XIII los guerreros occidentales saquearon Constantinopla y sentaron en el trono bizantino a un emperador “latino” (occidental), y se repartieron las posesiones bizantinas como botín.
  • A partir de la 2º mitad del s.XIV la superficie de Bizancio se limitaba a algunas tierras costeras del mar Egeo y del mar Negro.
  • En el año 1453 (s.XV) el sultán turco Mohamed II se apoderó de Constantinopla, y el Imperio Bizantino desapareció definitivamente.
Cultura del Imperio Bizantino
  • Son herederos de la cultura de la Grecia clásica (conservada por los romanos) por lo que recuperan el griego como lengua oficial.
  • Mientras que en el Imperio de Occidente se perdió gran parte de la herencia helenística, en Bizancio se conservaron en las bibliotecas grandes obras literarias, filosóficas, de historia y medicina de los griegos.
  • Justiniano recopiló un código de leyes romanas, salvando el Derecho Romano.
  • La mentalidad helenística se mezcla con el espíritu cristiano
  • La iglesia desempeña un papel muy importante, con planta de cruz griega y cúpula, imitan modelos romanos. Las paredes se cubrían de mosaicos (como los de la imagen de debajo) y representaciones sagradas. La más importante es la Basílica de Santa Sofía.

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