miércoles, 15 de julio de 2015

Mi semana por los castillos de Loira - Castillo de Chenonceau o El castillo de las damas - Enrique II de Francia


El castillo de Chenonceau (en francés, château de Chenonceau), también conocido como el castillo de las mujeres, es un castillo de estilo residencial del siglo XVI situado en la comuna francesa de Chenonceaux, en el departamento de Indre-et-Loire, y que forma parte de la serie de castillos comúnmente conocidos como castillos del Loira.


Plano del castillo de Chenonceau y de sus jardines.
Por otra parte, se trata del Monumento Histórico en manos privadas más visitado de toda Francia, e incluye varios jardines, un parque y una plantación vitivinícola. El castillo, que sustituyó a otro anterior, no sólo posee importancia en tanto que obra de arte, sino que además ha gozado de una activa presencia en la Historia de Francia.


La Tour des Marques, única parte superviviente del primitivo castillo prerrenacentista.
El castillo actual fue edificado en el cauce del río Cher, sobre los pilares de un molino fortificado y del anterior castillo fortificado que se había comprado a la familia de los Marques. Este último fue derribado, a excepción de la torre del homenaje del mismo (la Tour des Marques o torre de los Marques, que luego se adaptó al estilo renacentista) y del pozo adyacente. Fue construido por el secretario de la hacienda del rey Francisco I de Francia. El cuerpo residencial cuadrado que constituye el castillo original fue construido entre 1513 y 1521 por Thomas Bohier. Puesto que Thomas estaba ocupado en asuntos bélicos, fue especialmente su esposa, Catherine Briçonnet, quien se encargó de dirigir los trabajos del castillo. Bohier era intendente de impuestos y más tarde fue Intendente General de Finanzas de Carlos VIII, Luis XII, y finalmente de Francisco I y su divisa era: S'il vient à point m'en souviendra.


Camino de acceso a Chenonceau
Tras el fallecimiento de Thomas Bohier, tuvo lugar una auditoría financiera, que puso de relieve la existencia de malversaciones de fondos, lo que permitió que Francisco I impusiese una fuerte multa a sus descendientes, así como que recuperase el dominio feudal y el castillo que se incluía en el mismo (1535). El castillo acabaría siendo regalado por Enrique II a su célebre favorita Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois. Diana de Poitiers encargó a Pacello da Mercoliano que acondicionase en la orilla derecha del río Cher el jardín que todavía hoy lleva su nombre; a la vez que encargaba a su arquitecto habitual, Philibert de l'Orme, la construcción de un puente que uniese el castillo de Bohier con la orilla derecha del río, con la finalidad de establecer allí nuevos jardines. No obstante, este puente ya formaba parte de los planes originales de Thomas Bohier. Diana de Poitiers logró que Francisco I de Francia se instalase en el lugar junto a toda la corte.


El castillo de Chenonceau, visto desde los jardines de Diana de Poitiers
Jardín de Diana de Poitiers
Tras el fallecimiento de Enrique II, que resultó mortalmente herido (de forma accidental) durante un torneo celebrado en 1559 por el capitán de su guardia escocesa Gabriel I de Montgomery, Catalina de Médicis, que pasó a ser la regente del Reino de Francia, obligó a Diana de Poitiers, su rival en el corazón del difunto rey, a que restituyese a la corona el castillo de Chenonceau. A cambio de dicha cesión, entregó a Diana el castillo de Chaumont-sur-Loire, que se encuentra a pocos kilómetros del de Chenonceau.



En tanto que reina madre, tras los sucesivos accesos al trono de sus hijos, Francisco II, Carlos IX y Enrique III, Catalina de Médicis hizo edificar sobre el Puente de Diana la galería que se puede contemplar actualmente, acabando de este modo de conferir al castillo de Chenonceau el estilo que hoy se puede admirar.


Habitación de Luis XIV

Tras recibir el castillo la visita de Luis XIV el 14 de julio de 1650, se bautizó a una de las salas del castillo como Salón de Luis XIV.

La galería
Catalina de Medicis  inauguró esta galería con un  baile en honor a su hijo el rey Enrique III.
La historia del castillo quedó marcada por las mujeres, tanto las que lo construyeron como las que en él residieron o fueron sus propietarias. Entre ellas destaca Luisa de Lorena-Vaudémont, la esposa del rey Enrique III de Francia cuya habitación, en el segundo piso del castillo, sigue manteniendo el duelo por su marido, asesinado en el año 1589. Una habitación está dedicada a las hijas y nueras de Catalina de Médicis, La chambre des cinq Reines (La habitación de las cinco reinas: María Estuardo, Margarita de Valois, Luisa de Lorena-Vaudémont, Isabel de Austria e Isabel de Valois).


Vista de las arcadas del Puente de Diana
Sin embargo, acabados los fastos correspondientes a las fiestas regias del Renacimiento, el castillo retornó a manos privadas, al albur de diversas herencias y compraventas. Claude Dupin, un potente financiero de la época, adquirió el castillo en 1733 al duque de Borbón. Su segunda esposa, Louise Dupin, tuvo allí su salón de recepciones, en el que recibió por ejemplo a Voltaire, Fontenelle, Marivaux, Montesquieu, Buffon o Rousseau. Es precisamente a Louise Dupin a quien se atribuye la diferencia ortográfica entre el nombre de la localidad (Chenonceaux) y el del castillo (Chenonceau). Propietaria del castillo en los tiempos de la Revolución francesa y muy apreciada por los habitantes de Chenonceaux, quiso hacer un gesto que diferenciase a la monarquía, de la que el castillo era un símbolo eminente, de la república. Habría así cambiado la ortografía de Chenonceaux suprimiendo la «x» final. Aunque ninguna fuente confirme estos extremos, lo cierto es que la ortografía Chenonceau es hoy en día la aceptada mayoritariamente para designar al castillo.

El castillo de Chenonceau, visto desde los jardines de Catalina de Médicis.
El jardín de Catalina de Médicis, en una vista desde el propio castillo de Chenonceau
En 1888, la propiedad fue embargada a petición de los acreedores de los propietarios, siendo adquirida por el Crédit Foncier de France. En 1891 fue comprado por José Emilio Terry, perteneciente a una familia de magnates cubanos de origen hispano-irlandes. En 1896 José Emilio vende la propiedad a su hermano Francisco Terry Dortycos, padre de Emilio Terry, el arquitecto, artista y decorador de interiores quien en 1934 compraría el Castillo de Rochecotte. El 5 de abril de 1913, por medio de una subasta judicial fue adjudicada al precio de 1.361.660 francos a Henri Menier (1853–1913), personaje de la alta burguesía industrial y propietario del Chocolate Menier, pero Henri falleció en septiembre, siendo sucedido por su hermano Gaston (1854-1934), quien lo ha transmitido a sus descendientes.


La cámara y la cama de Diana de Poitiers.
Durante la Primera Guerra Mundial, como sucedió con tantos otros castillos y palacios franceses, Gaston Menier instaló en el castillo de Chenonceau un hospital militar, en el que recibieron cuidados médicos un total de 2.254 soldados heridos en combate. Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio se encontraba justo en la misma línea de demarcación, con parte del castillo dentro de la Zona ocupada por los alemanes y otra parte en la llamada Zona libre controlada por el gobierno de la Francia de Vichy. En 1944 una bomba lanzada por un avión cayó en las inmediaciones de la capilla, destruyendo los vitrales originales, que en la posguerra fueron sustituidos por otros obra de Max Ingrand.


Capilla del Castillo
Impresiona el aposento de Luisa de Lorena que ha sido reconstruído tal y como era en 1589 y que mantiene el techo original adornado con atributos fúnebres, pues tras el asesinato de su marido la “Reina Blanca” según la etiqueta del duelo real vivió impoluta, rodeada de religiosas y en una atmósfera de recogimiento.
Castillo Chenonceau - Habitación  de Gabrielle d'Estrées el gran amor del rey Enrique IV
Arquitectura
El castillo presenta una planta cuadrada, con un vestíbulo central al que se abren cuatro habitaciones, una por cada lado. En la planta baja hay una capilla, junto con la habitación de Diana de Poitiers y el gabinete de trabajo de Catalina de Médicis. Desde el final del vestíbulo se accede a la galería que se encuentra sobre el río Cher. La galería existente en la planta baja cuenta con un enlosado clásico en plan hipodámico, en forma de tablero de ajedrez en colores blanco y negro, siendo la parte del edificio que durante la Primera Guerra Mundial albergó un hospital militar. En la planta baja se encuentran igualmente la habitación de Francisco I y el salón Luis XIV.




Diana de Poitiers 1499 - 1566

Diana de Poitiers
En 1547 el rey Enrique II donó Chenonceau a su bella e inteligente favorita, Diana de Poitiers, quien también era una avezada mujer de negocios. Diana le diseñó los jardines, entre los más espectaculares de la época, y con el puente sobre el Cher lo dotó de su arquitectura única en el mundo.
Catherine de Médicis 1519 - 1589

Catherine de Médicis
Al enviudar de Enrique II, Catalina de Médicis alejó a Diana de Chenonceau, embelleció aun más los jardines y continuó mejorando la arquitectura. A ella se debe la galeria doble piso para organizar suntuosas fiestas. Regenta, Catalina dirigía su reino, con fasto italiano, desde su gabinete verde para, entre otros proyectos, instaurar la autoridad del joven rey
Luisa de Lorena 1553 - 1601

Luisa de Lorena
En 1589, cuando falleció su marido Enrique III, Luisa de Lorena se retiró a Chenonceau de riguroso luto blanco, como imponía la etiqueta de la corte. Olvidada de todos, no pudo costearse el tren de vida de una reina madre y vivió, medio encerrada en el castillo, entre lecturas, obras de caridad y rezos. Su fallecimiento marcó el fin de la presencia real en Chenonceau
Louise Dupin 1706 - 1799

Louise Dupin
En el siglo XVIII, la exquisita representante del Siglo de las Luces, Louse Dupin, devuelve su esplendor a Chenonceau. A sus brillantes tertulias inivtaba a escritores, poetas, científicos y filósofos como Montesquieu, Voltaire o Rousseau. Inteligente protectora del castillo, supo salvarlo de la Revolución.
Marguerite Pelouze 1836 - fallecimiento ¿?

Marguerite Pelouze
En el siglo XIX, en 1864, Marguerite Pelouze, nacida entre la burguesía industrial, decidió convertir el monumento y su parque en el teatro de sus fastuosos gustos. Se gastó una fortuna en restaurarlo como en la época de Diana de Poitiers. Un oscuro asunto político la arruinó y Chenonceau fue vendido y revendido hasta 1913
Simone Menier 1881 - 1972


Simone Menier
Durante la Primera guerra mundial, lejos de las trincheras, Chenonceau sufrió los sinsabores de la contienda. Simone Menier, enfermera jefe, administraba el hospital instalado en las dos galerías del castillo, transformadas y equipadas por su familia, los chocolateros Menier. Hasta 1918 fueron atendidos más de 2000 heridos. El valor de Simone la convertiría en eficaz miembro de la Resistencia durante la Segunda guerra mundial (1939-1945)
La familia creó la empresa Chocolat Menier, un imperio chocolatero que estuvo vigente hasta finales del siglo XX.
La familia Menier es una dinastía de chocolateros franceses afincados en Noisiel, Francia. Iniciaron sus andaduras como farmacéuticos en la ciudad de París en el año 1816. Tras los éxitos de sus ventas expandieron el negocio en Londres, Inglaterra, y Nueva York, Nueva York, EEUU. La empresa Chocolat Menier permaneció bajo poder de la familia hasta 1965. En la actualidad forma parte del grupo Nestlé.
Enrique II de Francia (Saint-Germain-en-Laye, 31 de marzo de 1519 – París, 10 de julio de 1559), cuarto hijo de Francisco I y de Claudia de Francia, fue reconocido duque de Bretaña en 1536 (sin coronación), coronado rey de Francia en 1547 en Reims.
Tras la muerte de su padre heredó el trono de Francia. Fue errático en la política de alianzas y, en un principio, un ferviente defensor de la fe católica frente a la Reforma protestante. Combatió con encono a los hugonotes pero luego los toleró y se alió con los calvinistas. Condenó los libros no católicos en 1551 prohibiendo su circulación y venta y mantuvo el enfrentamiento contra Carlos V con una singular alianza con el Imperio otomano. Tomó Metz a pesar del asedio del Rey español y defendió París frente al emperador, pero todos los esfuerzos bélicos llevaron a la quiebra a la corona.
De 1526 a 1530, como garantía del cumplimiento del Tratado de Madrid, quedó como rehén en España en compañía de su hermano mayor Francisco, Delfín y duque de Bretaña. Tras la muerte de éste en 1536, Enrique le sucedió en ambos títulos sin llegar a gobernar en Bretaña, dado que su padre era el usufructuario.
Se casó en 1533 con Catalina de Médici con la que tuvo diez hijos, a la vez que mantenía una relación amorosa con Diana de Poitiers, que se hizo oficial en 1536. 
Sufrió varios reveses al final de su corto reinado. Fue derrotado en Italia y en los Países Bajos por España, se vio obligado a aceptar, en 1559, la Paz de Cateau-Cambrésis y a renunciar, definitivamente, a las posesiones italianas.

Isabel de Valois, Isabel de Francia o Isabel de la Paz (Fontainebleau, Francia; 13 de abril de 1546 - Madrid, España; 3 de octubre de 1568), fue la tercera esposa del rey Felipe II de España —fruto del Tratado de Cateau-Cambresis que estableció la paz entre España y Francia— y reina consorte de España.
Murió en 1559. Durante un torneo contra Gabriel, Conde de Montgomery, celebrado con motivo de la boda de su hija Isabel con Felipe II de España, fue gravemente herido por la lanza de éste en un ojo. Fue atendido por los mejores médicos y cirujanos. Ambroise Paré fue autorizado a reproducir la herida en algunos condenados para investigar cómo y de qué forma curarla, sin obtener resultado alguno. Felipe II envió desde Bruselas a Andrea Vesalio, que no llegó a tiempo para tratar de salvar la vida del rey, pues éste ya había muerto a su llegada.

Le sucedió su hijo mayor Francisco II de Francia.

María I de Escocia, llamada María Estuardo, (Palacio de Linlithgow (Escocia); 8 de diciembre de 1542 – Castillo de Fotheringhay, Northamptonshire (Inglaterra); 8 de febrero de 1587), reina de Escocia desde el 14 de diciembre de 1542 hasta 24 de julio de 1567. También denominada popularmente como María, reina de los escoceses, quizás sea la más conocida de los monarcas escoceses por su tempestuosa vida y trágica muerte.
Vivaz, bonita, y lista (según cuentan sus contemporáneos), María tuvo una juventud prometedora. Coronada ya reina de Escocia y con su acuerdo matrimonial ya pactado por su madre, llegó a Francia en 1548, a la corta edad de cinco años, para vivir durante los diez años siguientes en la corte francesa.


María Estuardo viuda vuelve a Escocia para hacerse cargo del trono.
El 24 de abril de 1558, María se casó con el Delfín Francisco en la catedral de Notre Dame en París y, a la muerte de Enrique II el 10 de julio de 1559, se convirtió en reina de Francia al acceder su marido al trono como Francisco II de Francia. Bajo las leyes ordinarias de sucesión, María era también la siguiente en la línea al trono inglés después de su prima, la reina Isabel I de Inglaterra, la cual no tenía hijos. Sin embargo, según la iglesia católica, Isabel era bastarda, lo que convertía a María en la legítima heredera del trono inglés. Sin embargo, de acuerdo al Acta de Sucesión Pro-Protestante que estuvo vigente en Inglaterra, la voluntad de Enrique VIII excluía explícitamente a los Estuardo de la sucesión al trono inglés. Los apuros de María aumentaron aún más con el levantamiento hugonote en Francia, llamado el tumulto de Amboise (6–17 de marzo de 1560), haciendo imposible para los franceses apoyar a María en el reino de Escocia y en sus pretensiones en Inglaterra.


Las relaciones entre María I de Escocia y su prima, Isabel I de Inglaterra fueron muy tirantes, el control de ambos reinos estaba en juego.
Reinado
Su madre María de Guisa muere el 10 de junio de 1560, y su esposo Francisco II falleció el 5 de diciembre del mismo año, convirtiéndose la suegra de María, Catalina de Médicis, en la regente del reino por la minoridad de su segundo hijo y ahora nuevo rey Carlos IX. Bajo los términos del Tratado de Edimburgo, firmado por los representantes de María el 6 de julio de 1560, tras la muerte de María de Guisa, Francia emprendió la retirada de sus tropas de Escocia y reconoció el derecho de Isabel I de gobernar Inglaterra. La joven reina María, de 18 años de edad y aún en Francia, rehúsa ratificar con su firma el tratado.
La joven reina viuda volvió a Escocia poco después, llegando al puerto de Leith el 19 de agosto de 1561.

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