jueves, 4 de mayo de 2017

(V) La iglesia y hospital de la Santa Caridad - Las Reales Atarazanas - Miguel Mañara

(IV) Sevilla fusión de turismo, historia  y poesia - La iglesia colegial del Divino Salvador - El Hospital de Nuestra Señora de la Paz de Sevilla - San Luis de los Franceses, pincha aqui 

La iglesia y hospital de la Santa Caridad es un edificio del siglo XVII, perteneciente al barroco sevillano, sede de la institución benéfica promovida por el filántropo Miguel de Mañara. Se encuentra situada en el barrio del Arenal, en el antiguo arrabal de la Carretería, a extramuros de la Sevilla histórica, limitando la parte trasera con la línea por donde corría la muralla que cercaba la ciudad.
El Arenal es un barrio de Sevilla, España, perteneciente al distrito Casco Antiguo. Está situado en la margen izquierda del río Guadalquivir y limita al norte con los barrios de Museo y Alfalfa y al este y al sur, con el barrio de Santa Cruz.
Este barrio fue un gran espacio abierto, con suelo de arena, situado entre la puerta de Triana de la antigua muralla y la torre del Oro. La zona concentraba buena parte de la actividad portuaria de la ciudad. En sus inmediaciones estaba el edificio medieval de las Atarazanas, el astillero de la ciudad. El edificio, conformado por una gran hilera de naves, fue usado por partes con posteridad, de norte a sur, como Maestranza de Artillería, iglesia de San Jorge, hospital de la Caridad y la Aduana. Sus naves también fueron usadas como sede primigenia de la Casa de Contratación de Indias, antes de que fuera trasladada al Alcázar, y, por supuesto, también albergó almacenes portuarios.

Las antiguas atarazanas en el plano de Olavide de 1771. Se indican, de izquierda a derecha, la Maestranza de Artillería (156), el Hospital de la Caridad (139), la Aduana (154) y un almacén de lanas (155).
 Las Reales Atarazanas, monumento emblemático de Sevilla y del Patrimonio histórico español, son las mayores y más antiguas que se conservan en España y una de las más importantes del mundo. Fueron edificadas en 1252 por orden de Alfonso X el Sabio para la construcción de galeras con el fin de combatir a los musulmanes norteafricanos -“la gente pagana“-. Se ubicaron en el famoso Arenal, un gran espacio abierto con suelo de arena, casi al nivel del agua para facilitar el traslado de las grandes embarcaciones. Situado entre la Puerta de Triana de la antigua muralla y la Torre del Oro, cautivó a escritores del Siglo de Oro como Cervantes, Quevedo y Lope de Vega
La creación de las Atarazanas hizo de Sevilla centro y base de la naciente marina de la Corona castellana, protagonista de extraordinarios acontecimientos que más tarde harían de la ciudad el puerto más importante del mundo.
En 1503, Isabel la Católica estableció en este edificio la Casa de la Contratación, un hito con el que la ciudad hispalense inició un período de intenso esplendor que tuvo su reflejo en los ámbitos de las artes y la economía, y también en el de las ciencias naturales y las tecnologías. Durante el reinado de Carlos I se convierten en sede de la Real Maestranza de Artillería, comenzando un intenso periodo de reformas que cambiará la fisonomía del monumento.
 En 1587 se situó la Aduana sevillana en las naves 13, 14 y 15. Finalmente, en 1593 Felipe II prohíbe que barcos fabricados en Sevilla se empleen en la Carrera de Indias por la peor calidad de madera, frente a los del norte de España. Las Atarazanas quedan entonces para almacén de las armas, municiones y pertrechos de los navíos de la Carrera de Indias, así como almacenamiento de las mercancías (azúcar, jengibre, canela, ricas maderas, etc.) provenientes de América. Las restantes naves se alquilaron a particulares. 
. En 1641  la construcción del Hospital de la Caridad y su iglesia, ocupó el terreno de cinco de las naves. Rodrigo Caro a comienzos del XVII diría que “el edificio está tan atajado y cortado por almacenes y casas particulares, y otros lugares públicos que no se ve lo que es o fue, si no es considerando y viendo algunas piezas dél, por donde se deducen las otras y el todo de la fábrica”.
La decadencia se acelera en el siglo XVIII, cuando Cádiz se lleva la Casa de Contratación. El resto de la estructura del edificio original sobrevivió completa hasta 1945, cuando cinco de las naves fueron derribadas para dejar sitio a la edificación del edificio de la Delegación de Hacienda. Hoy quedan en pie sólo siete de las diecisiete naves originales.
La institución de la Hermandad de la Santa Caridad remonta sus orígenes al siglo XV. Con el nombramiento de Miguel de Mañara como hermano mayor en 1663, se llevó a cabo la terminación de la iglesía y la construcción del hospital, que albergaría un gran número de pobres y enfermos.

La fachada de la Iglesia, obra representativa del barroco sevillano, se encuentra estructurada en tres cuerpos de altura y presenta un esquema de gran simplicidad constructiva. Los dos tramos superiores se encuentran decorados con azulejos que representan a sus patronos San Jorge y Santiago y a las tres virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad.
Abajo, a los dos lados de la puerta se contemplan esculturas de dos reyes santos: san Fernando, rey de Castilla y san Luis, rey de Francia, reflejando el carácter nobiliario que por entonces detentaba la Hermandad. La fachada aparece rematada por un ático precedido por una baranda de hierro y flanqueado por dos pináculos de ladrillo.
La Hermandad de la Santa Caridad fue fundada en Sevilla a mediados del siglo XV y sus primeras reglas están fechadas en 1578, tenía entre sus cometidos trasladar al hospital a los enfermos desvalidos, asistir espiritual y temporalmente a los reos que eran condenados a muerte, y darles sepultura. También prestaba auxilio cuando se producían riadas en el Guadalquivir y recogían los cadáveres que se encontraban en sus orillas.

Entrada y coro de la iglesia.
La iglesia es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y una pequeña cúpula en el antipresbiterio. Los muros se articulan con pilastrones y pilastras corintias que sostienen una cornisa de saliente alero. A los pies de la iglesia se encuentra el coro, elevado sobre una arcada triple. El templo se encuentra decorado con yeserías que en su nave central presenta formas abstractas.
El retablo mayor constituye una de las partes más destacadas del templo. En julio de 1670, después de terminada la edificación del templo y después de ubicados los cuadros de Murillo, Miguel Mañara, propuso la realización del retablo, en el que debía representarse la séptima de las obras de misericordia: enterrar a los muertos.
El retablo constituye en si mismo una obra maestra del barroco español, la mejor creación de Bernardo Simón de Pineda y uno de los elementos claves y fundamentales de la retablística hispana.
Retablo mayor de la iglesia del Hospital de la Caridad, que Simón de Pineda realizó entre 1670 y 1673. La escultura del Santo Entierro es obra de Pedro Roldán. El dorado y la pintura son obra de Valdés Leal.
Bernardo Simón de Pineda (Antequera, 1638 - Sevilla, c. 1702) fue un escultor y arquitecto de retablos.
Escena del entierro de Cristo esculpido por Pedro Roldán
Pedro Roldán (n. Sevilla, 1624 – † ibidem, 1699) fue un escultor español del Barroco. Fue padre de la escultora Luisa Roldán, conocida como la Roldana.
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (Sevilla, septiembre de 1652 [fecha de bautizo] - Madrid, 10 de enero de 1706), conocida popularmente como La Roldana, fue la primera escultora española registrada. Es una de las principales figuras de la escultura del Barroco en la Andalucía de finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Santo Cristo de la Caridad. Pedro Roldán
El gran impulsor material y espiritual de la Hermandad fue Miguel Mañara que ingresó como hermano en 1662, un hecho que cambió y transformó de forma sustancial a la Hermandad de la Caridad, que pasó a ocuparse de los más necesitados vivos y no solo encaminada a honrar a los difuntos. Mañara pidió la cesión de una de las “reales atarazanas” que había mandado edificar el rey Alfonso X de Castilla en 1252 para la construcción de naves. 

Exterior del hospital de la Caridad de Sevilla, en la calle Dos de Mayo
Vista general del patio de entrada del hospital. Pueden apreciarse las dos fuentes, en dos zonas separadas por filas de columnas (La caridad y la Fe)
Abrió las puertas del hospicio para que todas las personas sin techo pudiesen encontrar refugio para pasar la noche en él. Emprendió la creación de un comedor y de un hospital dotado de 50 camas. Para su acción incrementó en más de 500 las personas que ingresaron en la Hermandad y elevó de manera astronómica la recaudación de limosnas entre 1661 y 1679 en un millón de ducados, que fueron gastados en socorro a los pobres y otras obras caritativas.

Santa Isabel de Hungría curando los niños Bartolomé Esteban Murillo
San Juan de Dios de Murillo.
Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617–3 de abril de 1682) fue un pintor barroco español. Formado en el naturalismo tardío, evolucionó hacia fórmulas propias del barroco pleno con una sensibilidad que a veces anticipa el Rococó en algunas de sus más peculiares e imitadas creaciones iconográficas como la Inmaculada Concepción o el Buen Pastor en figura infantil. Personalidad central de la escuela sevillana, con un elevado número de discípulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII, fue también el pintor español mejor conocido y más apreciado fuera de España.
Finis Gloriae Mundi por Valdés Leal
Tras contemplar la rápida llegada de la muerte en In Ictu Oculi, el visitante del sotocoro de la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla se enfrenta con la horrible visión de la muerte, completando así el programa iconográfico de este espacio que forma parte del conjunto del Hospital. Cuando don Miguel de Mañara pensó en Valdés Leal para que realizase este conjunto de los Jeroglíficos de las Postrimerías era conocedor de que este artista iba a realizar una obra que difícilmente ha podido ser superada. En el interior de una cripta vemos dos cadáveres descomponiéndose, recorridos por asquerosos insectos, esperando el momento de presentarse ante el Juicio Divino. Se trata de un obispo, revestido con sus ropas litúrgicas, mientras que a su lado reposa un caballero de la Orden de Calatrava envuelto en su capa. En el fondo se pueden apreciar un buen número de esqueletos, una lechuza y un murciélago -los animales de las tinieblas-. En el centro del lienzo aparece una directa alusión al juicio de las almas; la mano llagada de Cristo -rodeada de un halo de luz dorada- sujeta una balanza en cuyo plato izquierdo -decorado con la leyenda "Ni más"- aparecen los símbolos de los pecados capitales que levan a la condenación eterna mientras que en el plato derecho -con la inscripción "Ni menos"- podemos ver diferentes elementos relacionados con la virtud, la oración y la penitencia. Según Brown "el significado queda perfectamente claro gracias a las inscripciones pintadas sobre cada platillo: Ni necesito hacer más para caer en el mortal pecado ni se debe hacer menos para salir del pecado".
In ictu oculi de Juan de Valdés Leal, en el interior de la iglesia.
El propio Mañara diseñó el programa iconográfico que decoraba el templo, programa destinado a los hermanos de la Caridad, proclamando la salvación del alma a través de la caridad, encargando las pinturas que recogen las obras de caridad a Murillo. Sin embargo, el programa iconográfico se inicia con una reflexión sobre la brevedad de la vida y el triunfo de la muerte, siendo Valdés Leal el encargado de realizar estos trabajos. Estas pinturas estaban en el sotocoro de la iglesia de la Caridad sevillana y hoy todavía se encuentran in-situ. Se denominan los "Jeroglíficos de las Postrimerias" y en ambas obras se hace una referencia al dilema de conseguir la salvación o la condenación eterna.
En la obra que contemplamos aparece la muerte llevando debajo su brazo izquierdo un ataúd con un sudario mientras en la mano porta la característica guadaña. Con su mano derecha apaga una vela sobre la que aparece la frase "In Ictu Oculi", en un abrir y cerrar de ojos, indicando la rapidez con la que llega la muerte y apaga la vida humana que simboliza la vela. En la parte baja de la composición aparecen toda una serie de objetos que representan la vanidad de los placeres y las glorias terrenales. Ni las glorias eclesiásticas escapan a la muerte -por lo que aparece el báculo, la mitra y el capelo cardenalicio- ni las glorias de los reyes -la corona, el cetro o el toisón- afectando a todo el mundo por igual ya que la muerte pisa el globo terráqueo. La sabiduría, las riquezas o la guerra tampoco son los vehículos para escapar de la muerte. 
Juan de Valdés Leal (Sevilla, 1622 - ibídem, 1690) fue un pintor barroco español activo en Córdoba y Sevilla. Artista fecundo y de poderosa inventiva, pero desigual en el acabado de sus obras, es conocido fundamentalmente por los dos «jeroglíficos de las postrimerías» pintados hacia 1672 para la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla, donde se conservan.
Miguel Mañara (Sevilla, 3 de marzo de 1627 – ibídem, 9 de mayo de 1679) fue el gran impulsor de la Santa Caridad de Sevilla, hijo de una destacada familia, constituida por oriundos de Córcega.
Su padre, Tomás Mañara Leca y Colona, nació en Calvi, perteneciente a la Señoría de Génova, hacia 1574 en el seno de una familia noble aunque venida a menos. Don Tomás había conseguido labrar una sólida fortuna dedicándose al comercio con América, en cuyas tierras pasó la etapa de juventud. Una vez de regreso en Sevilla ocupó destacados cargos y se convirtió en un hombre público ocupando altas magistraturas en la ciudad. 

Un edificio de la Santa Caridad. Una placa explica que esa escalera comunica directamente la Iglesia con los aposentos que ocupó en los últimos años de su vida Miguel de Mañara. Este mandó construirla para facilitar sus visitas al "augusto sacramento del Altar". En la plaza se encuentra un monumento de 1920 que consiste en una columna coronada por un busto de bronce del venerable.
Caballero y filántropo español. La leyenda creada en torno a él, con una juventud desordenada y una posterior conversión, llegó a identificar su figura con la de don Juan Tenorio.
La infancia de Miguel Mañara fue muy acomodada, propia de un niño que pertenece a una familia sevillana muy acaudalada

Con poco más de veinte años era miembro de la junta de gobierno de la Hermandad de La Soledad de San Lorenzo. A los cuatro meses de la muerte de su padre, con veintiún años, contrajo matrimonio por poderes, en agosto de 1648, con Doña Jerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo, nacida en Guadix en 1628, al tiempo que ocupaba notables cargos en la municipalidad, el Concejo y la Universidad de Mercaderes. 
Al morir su esposa en Montejaque, el 17 de septiembre de 1661, sin haber tenido hijos, entró en un período de honda reflexión personal, planteándose incluso entrar en el estado religioso.

Nadie sabe a ciencia cierta si los pecados con los que ha cargado Miguel Mañara fueron verdad o leyenda, pero la historia de un aristócrata licencioso y soberbio que, tras la muerte de su esposa, se arrepintió de sus excesos y se dedicó por completo al cuidado de los pobres enfermos en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla es la que ha llegado hasta nuestros días con más fuerza.

"Es impresionante ver el lienzo Don Miguel Mañara leyendo la Regla de la Santa Caridad, el mejor retrato de los tres que le hizo Valdés Leal, y comprobar que a su lado están la misma mesa que aparece en el cuadro, con la misma cruz y hasta las votaduras, las cajas en las que votaba el cabildo de la hermandad"
"Miguel Mañara fue un personaje de carne y hueso que llevó una vida disipada en su juventud, pero también fue el impulsor de todo el programa iconográfico de la iglesia de la Santa Caridad, uno de los mejores templos barrocos de España

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