(V) La iglesia y hospital de la Santa Caridad - Las Reales Atarazanas - Miguel Mañara, pincha aqui
Triana es un barrio de Sevilla (España) y uno de los once distritos en que está dividida a efectos administrativos la ciudad. Está situado en el oeste del municipio. Limita al sur con el distrito de Los Remedios; al este, con los distritos Casco Antiguo y Macarena; al norte, con el distrito Norte y el municipio de Santiponce; y al oeste, con los municipios de Camas, Tomares y San Juan de Aznalfarache.
Triana toma su nombre del antiguo barrio tradicional homónimo, ubicado junto al río Guadalquivir, a la otra orilla del núcleo histórico.
La isla de la Cartuja se considera administrativamente dentro del barrio de Triana Oeste.
Triana está situada en la orilla este del río Guadalquivir vivo y está separada de la antigua zona intramuros de la ciudad por la dársena del río que recorre su cauce histórico.
La une al centro de la ciudad el Puente de Triana que atraviesa la dársena. Al Sur de Triana se encuentra el barrio de los Remedios.
Según la mitología, la diosa Astarté huyendo de la persecución amorosa de Hércules, fundador mitológico de la ciudad de Sevilla, vino a refugiarse en la orilla occidental del Guadalquivir fundando Triana.
Fue tradicionalmente un barrio de marineros, obreros, alfareros e industriales, famosa por sus toreros, cantaores y bailaores de flamenco.
En la época de Al-Ándalus tiene lugar un aumento de población en esta área, organizado en torno a un castillo del siglo X. La importancia de este antiguo "arrabal y guarda" de la ciudad de Sevilla derivaba de su posición estratégica, junto al río Guadalquivir, como vía de entrada hacia la comarca del Aljarafe, con ricos cultivos de cereales, vid y olivo.
En 1171, bajo el mandato del califa Abu Yacub Yusuf, se construyó el Puente de Barcas, que supuso un importante incentivo al crecimiento urbano del entonces arrabal de la ciudad, al conectarlo con la ciudad y con la actividad portuaria de la otra orilla.
Vista del barrio de Triana, desde la otra orilla del Guadalquivir. |
El ejército de Fernando III de Castilla, para la conquista de Sevilla de 1248, se asentó en el vecino campo de Tablada, desde donde atacó el castillo de Triana y destruyó el Puente de Barcas, que servía como vía de abastecimiento de la población sitiada.
En 1481, bajo reinado de los Reyes Católicos, se convirtió en sede del Tribunal de la Inquisición hasta 1626.
Vista del Puente de Barcas en 1851, en el emplazamiento que tuvo desde el inicio de las obras del Puente de Isabel II, en 1845, hasta su desmontaje en 1852. |
El Puente de Isabel II, conocido popularmente como Puente de Triana, es un puente situado en Sevilla (Andalucía, España). Une el centro de la ciudad con el barrio de Triana, cruzando el río Guadalquivir. Sustituyó en el siglo XIX a un viejo puente de barcas que existía en su lugar, constituyendo el puente de hierro más antiguo conservado en España. Su construcción finalizó en 1852, bajo el reinado de Isabel II, motivo por el que ostenta dicho nombre.
Junto al puente se encuentra la capilla del Carmen, obra del arquitecto Aníbal González de 1928. Contiene un retablo dedicado a la Virgen del Carmen.
Capilla del Carmen (1928), que sustituye a la del mismo nombre derribada en 1918, es de estilo neomudejar, obra de Anibal González Álvarez-Ossorio, situada en el puente de Triana
Nuestra Señora de la Esperanza también conocida como Esperanza de Triana es una imagen que representa a la Virgen María que se venera en Sevilla en el barrio de Triana La Virgen recibió la coronación canónica de rango pontificio en el año 1984. Es venerada en su capilla de los Marineros. |
La capilla de los Marineros es un templo culto católico localizado en el barrio de Triana, en la ciudad de Sevilla. Es la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana. |
Triana contó desde tiempo inmemorial con una presencia significativa del pueblo gitano o romaní. La población gitana se concentraba en una parte del barrio conocida como Cava de los Gitanos. Las familias gitanas vivían de la artesanía, sobre todo de la herrería, y propiciaron enormemente el flamenco.
Las tribus gitanas aparecieron por España a finales del siglo XIV, entrando por el Condado de Barcelona. En 1470 llegan a Sevilla y se asientan en la margen derecha del río, en un arrabal llamado Triana. Allí fueron herreros, la aristocracia del pueblo gitano; tratantes de ganado, poseedores del don de la palabra; alfareros, matarifes o carniceros. Pronto se hicieron indispensables para el Gobierno y el Ejército, en una época de guerras permanentes, fabricando herraduras, ruedas para los carros y hasta balas para los cañones; suministrando caballos y animales de trabajo o atendiendo al reposo del guerrero.
Destruidas la morería y la judería de Sevilla por motivos religiosos, la gitanería de Triana sufrió en 1749 la Prisión General de Gitanos decretada por Fernando VI. En esa fecha se apresaron a todos los gitanos del barrio. Los hombres y niños mayores de siete años fueron conducidos hasta los puertos de Cádiz para remar en las galeras reales o trabajar en los arsenales. Las mujeres y niños pequeños fueron confinados en recintos amurallados, como la alcazaba de Málaga o la ciudad amurallada de Carmona, en un intento nazi de impedir la expansión demográfica de la raza gitana.
De nuevo, tras la bonanza de las leyes de Carlos III, todo parecía tranquilo en una Triana, convertida en el crisol del arte flamenco a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, con míticas dinastías de toreros y cantaores gitanos como los Cagancho y los Pelaos.
Esta tregua duró hasta finales de los cincuenta del pasado siglo cuando un nuevo Torquemada, el Gobernador Civil D. Hermenegildo Altozano y Moraleda, destacado miembro del Opus Dei, en connivencia con el Ayuntamiento de la ciudad, ejecutó la más cruel y miserable destrucción de la gitanería de Triana para especular con el valor urbanístico de la margen derecha del río.
Las familias gitanas fueron conducidas a barracones y casas prefabricadas, sin agua ni sanitarios, dispersas por el extrarradio de la ciudad.
La gitanería de Triana |
De nuevo, tras la bonanza de las leyes de Carlos III, todo parecía tranquilo en una Triana, convertida en el crisol del arte flamenco a lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, con míticas dinastías de toreros y cantaores gitanos como los Cagancho y los Pelaos.
Esta tregua duró hasta finales de los cincuenta del pasado siglo cuando un nuevo Torquemada, el Gobernador Civil D. Hermenegildo Altozano y Moraleda, destacado miembro del Opus Dei, en connivencia con el Ayuntamiento de la ciudad, ejecutó la más cruel y miserable destrucción de la gitanería de Triana para especular con el valor urbanístico de la margen derecha del río.
Las familias gitanas fueron conducidas a barracones y casas prefabricadas, sin agua ni sanitarios, dispersas por el extrarradio de la ciudad.
Esta desaparición ha tenido una repercusión inevitable en el ambiente flamenco de Sevilla. Se acabaron las madrugadas morenas al otro lado del río. Los corrales de vecinos. Las reuniones de vino blanco y pan para celebrar la vida. Se perdió una auténtica integración madurada durante cinco siglos. Desaparecieron esas dinastías de gitanos trianeros que caracterizaban al barrio con su elegancia, sus valores tradicionales y su alegría dentro de la pobreza.Por Ricardo Pachón.
Se denominan gitanos, romaníes, zíngaros, rom, sinti o pueblo gitano a una comunidad o etnia originaria del subcontinente indio, que data de los Reinos medios de la India, con rasgos culturales comunes aunque con enormes diferencias entre sus subgrupos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario