miércoles, 4 de septiembre de 2019

(XVIII) Egipto - Tierra de Faraones - Egipto (provincia romana)

(XVII)Egipto - Tierra de Faraones - Periodo tardío -  Período helenístico - Cleopatra VII - La dinastía ptolemaica -Teodosio el Grande pincha aqui
Egipto (provincia romana)
Egipto fue una provincia del Imperio romano, que comprendía la mayor parte del Egipto actual, exceptuando la península del Sinaí. La provincia de Cirenaica al oeste, y Judea (más tarde Palestina y Arabia Pétrea) al este, tenían frontera con Egipto. El área pasó a estar bajo el dominio romano en el año 30 a. C., tras la derrota de Cleopatra y Marco Antonio por Octavio (el futuro emperador César Augusto). Sirvió como el principal proveedor de trigo para el Imperio.


El Imperio romano bajo César Augusto (31 a. C. - 6 d. C.)
Del reinado de Nerón en adelante, Egipto gozó de una época de prosperidad que duró un siglo. Surgieron muchos problemas a causa de los conflictos religiosos entre griegos y judíos, especialmente en Alejandría, que después que la destrucción de Jerusalén en los años 70 llegó a ser el centro mundial de la religión y la cultura judías. Bajo Trajano aconteció una rebelión judía, teniendo como resultado la expulsión de los judíos de Alejandría y la pérdida de todos sus privilegios, aunque volvieron pronto. Adriano, que visitó dos veces Egipto, fundó Antinoópolis en memoria de su amante Antínoo, muerto ahogado. Desde la época de su reinado en adelante se erigieron edificios en estilo grecorromano en todo el país.

Antinoópolis es el nombre griego de una ciudad del Antiguo Egipto, que se convirtió en la capital del nomo XV del Alto Egipto, situada enfrente de Hermópolis Magna en la ribera oriental del río Nilo, a 38 km al sur de Al-Minya.
Durante el Imperio Nuevo en el lugar se encontraba un templo de la época de Ramsés II dedicado a los dioses de Hermópolis Magna y Heliópolis: Dyehuty y Ra.
Fue creada sobre un poblado egipcio por el emperador Adriano, quien dedicó esta ciudad a Antínoo, su favorito, que había muerto ahogado en el Nilo, siendo divinizado asimilándolo a Osiris y venerado en su templo denominado Antinoeion. Fue fundada oficialmente el 30 de octubre del año 130, el mismo día de la muerte de Antinoo.
La ciudad seguía la moda greco-romana de la época de Trajano, en contraste con el estilo egipcio.
Adquirió relevancia para los cristianos pues, según la tradición, fue visitada por la Sagrada Familia en su huida a Egipto; también por sus mártires, durante las persecuciones de los siglos III y IV, y por ser la sede de obispos rivales, uno ortodoxo y otro arriano.
 La ciudad fue abandonada en el siglo X. El último edificio destruido fue un templo greco-romano en el siglo XIX. 
Antinoo representado como Osiris
Busto de Antínoo de la Villa Adriana, en Tívoli. Actualmente en el Louvre.
Aunque Antínoo es en realidad un personaje muy poco conocido, su significado actual no depende tanto de los acontecimientos de su vida como de su enaltecimiento posterior, del que han llegado numerosos testimonios hasta nuestros días. Ya en la Antigüedad, los pocos datos auténticos acerca de su vida se mezclaron con leyendas. La fascinación que hasta hoy ejerce Antínoo se basa, fundamentalmente, en su relación con el emperador Adriano y en las numerosas obras de arte que fueron creadas en memoria suya. La personalidad que subyace a los escasos datos y las obras de arte no ha podido ser reconstruida mediante la investigación histórica.
La Caída del Imperio romano de Occidente  -  Diocleciano - Constantino - El torso de Belvedere - Adriano y Antínoo - WINCKELMANN  - Policleto - Praxíteles - Fidias, pincha aqui

(II) Roma - Los lagos Albano y Nemi - El Palacio de Castel Gandolfo (residencia veraniega del papa) - Los Barcos de Calígula - Adriano - Villa Adriana  - El Castillo de Sant'Angelo - El Panteón de Agripa o Panteón de Roma, pincha aqui

Mientras bajo el mandato de Marco Aurelio los abusivos impuestos originaron una rebelión (172) de los egipcios nativos, que sólo se suprimió después de varios años de lucha. Esta guerra causó gran daño a la economía y marcó el principio del descenso económico de Egipto.

Caracalla, nacido como Lucio Septimio Basiano  (Lugdunum, actual Lyon, 188-inmediaciones de Edesa, 217), fue un emperador romano (211-217) de la dinastía de los Severos, con el nombre oficial de Marco Aurelio Severo Antonino Augusto . El sobrenombre de «Caracalla» hace referencia a una capa larga de origen galo cuyo uso introdujo en Roma; aunque dicho sobrenombre nunca se utilizó oficialmente, es por el que se le conoce en toda la historiografía.
Tondo con la familia de Septimio Severo en el que aparecen retratados Severo, su esposa Julia Domna, sus hijos Caracalla, y Geta, cuya cara ha sido borrada por su damnatio memoriae ordenada por su hermano y asesino Caracalla.
Las relaciones de Caracalla con su hermano Geta no eran buenas. Hubo una constante rivalidad entre ambos que se agravó con la muerte de su padre y la herencia compartida del trono el 4 de febrero de 211. El enfrentamiento culminó en el asesinato de Geta por parte de Caracalla en Roma en diciembre de 211; aquel murió en los brazos de su madre.
Hay varios motivos para este asesinato. Algunos historiadores suponen celos y ansia de poder. Otros apuntan a que Caracalla se adelantó de esta manera a un levantamiento de Geta con sus partidarios. En esta dirección apunta también el hecho de que, luego de la muerte de Geta, fueron ejecutados también unos 20 000 testigos de su implicación en el asesinato. Tras la muerte de su hermano, Caracalla abandonó Roma para embarcarse en campañas militares y no volvió a la ciudad 
Caracalla (211-217) otorgó la ciudadanía romana a todos los egipcios, en común con otras provincias, pero esto acarreo principalmente más impuestos, los cuales crecieron cada vez más, como las onerosas necesidades de los emperadores. Debido a esto hubo una serie de rebeliones, militares y civiles, en el siglo III.

El Imperio romano en 210
El legado más importante de su mandato fue el llamado Edicto de Caracalla (212), por el cual se extendía la ciudadanía romana a todos los habitantes libres de las provincias. Dicha medida, aconsejada por el deseo de acrecentar la unidad política del Imperio y de elevar los ingresos fiscales, dio un gran impulso a la romanización, al dejar al margen de la ciudadanía sólo a las poblaciones rurales y a los bárbaros instalados en las fronteras.

Hispania Citerior fue el nombre de una de las dos provincias en las que quedó inicialmente dividida Hispania tras la conquista por parte de la República romana tras sus conquistas en el sur y este de la península ibérica. Comprendía la costa este, desde los Pirineos a Cartagena. La administración de la Hispania Citerior recaía sobre la ciudad de Tarraco (actual Tarragona), mientras que la de Hispania Ulterior en Corduba (actual Córdoba). Al extenderse sus dominios hacia el interior peninsular, la Hispania Citerior se acabó convirtiendo en la provincia de Tarraconense del Imperio romano, que se extendía desde el Mediterráneo hasta Galicia.
Según una inscripción encontrada en Legio (actual ciudad de León, España), durante el mandato de Caracalla se creó una provincia en el territorio de la Hispania Citerior de duración efímera, llamada Hispania Nova Citerior Antoniniana.

En Roma, Caracalla impulsó importantes construcciones, como las termas4​que llevan su nombre.
Las Termas de Caracalla se convirtieron en el complejo de baños más lujoso de toda Roma, y su tamaño sólo fue superado por las Termas de Diocleciano. Sin embargo, sus restos arqueológicos son los más grandes conservados en la actualidad.
Los edificios fueron construidos en un periodo de cinco años aproximadamente, lo que supone un logro de la ingeniería romana, considerando la enormidad del complejo. Las termas contaban con un gran recinto, de más de 400 metros de anchura entre los ábsides, y una estructura central en donde se encontraban las termas propiamente dichas. A su alrededor había un amplio jardín. Para el suministro de agua, se desvió hacia los baños un ramal del acueducto Aqua Marcia para abastecerlo, que recibió el nombre de Aqua Antoniniana Iovia.
Las Termas de Diocleciano, reconstrucción
Las Termas de Diocleciano (en latín, Thermae Diocletiani) fueron los más destacados baños termales de la Antigua Roma, con capacidad para más de 3000 personas.
Las Termas de Caracalla, óleo de Lawrence Alma-Tadema (1899)
Tina en granito negro de las Termas de Caracalla
Las termas de Caracalla, o termas Antoninas, fueron unos baños públicos de la Roma imperial. Se construyeron entre 212 y 217 d. C., bajo el gobierno del emperador Caracalla. Se inauguraron con el nombre de Termas Antoninas. Actualmente, las extensas ruinas de estas termas son una atracción turística importante. Aunque fueron despojadas de sus esculturas y demás riquezas desde fecha temprana, se conservan aún grandes fragmentos de mosaicos, algunos de ellos correspondientes a la planta superior del edificio, que se desplomó.
Varias de las gigantescas bañeras de mármol, esculpidas en un solo bloque, se trasladaron al centro de Roma para usarlas como fuentes. Su escultura más famosa, el grupo llamado Toro Farnesio, se conserva en el Museo Arqueológico de Nápoles. 
Toro Farnesio es la denominación historiográfica de la mayor escultura en bulto redondo de la antigüedad clásica que ha llegado hasta la actualidad (más de cuatro metros de altura y más de tres metros de lado en la base, con un peso de 24 toneladas).
Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, en Italia.
En 272 Zenobia, la reina de Palmira, conquistó momentáneamente Egipto, pero lo perdió cuando Aureliano aplastó su rebelión contra Roma.

La última mirada de Zenobia sobre Palmira, de Herbert Gustave Schmalz. El original se exhibe en la Art Gallery of South Australia, en Adelaida.
Septimia Bathzabbai Zainib  (240-274), fue la segunda mujer del príncipe Septimio Odenato (castellanización del nombre Odenat) de Palmira, dependiente del Imperio romano, y reina del Imperio de Palmira entre 267 y 272, tras el asesinato de su marido en 267, cuando tomó el poder en nombre de su joven hijo heredero.
Gobernó Egipto hasta el año 272, cuando fue derrotada y enviada como rehén a Roma por el emperador Aureliano. A partir de este momento, el destino de Zenobia parece confuso. Existen múltiples teorías desde que una enfermedad acabó con la vida de Zenobia, hasta que fue una huelga de hambre o una ejecución por decapitación la causa de su muerte.
El Imperio de Palmira en amarillo bajo el control de Zenobia sobre el 271 d. C.
El Imperio de Palmira  fue un efímero Estado del Oriente Próximo escindido del Imperio romano, formado a partir de la sublevación de la reina de Palmira, próspera ciudad árabe vasalla de Roma, en el año 268 con la supuesta intención de dominar a los dos imperios que le flanqueaban, el romano y el sasánida y a partir de las crisis del siglo III. Comprendía las provincias romanas de Siria-Palestina, Egipto y zonas del sureste de Asia Menor. El imperio tomó su nombre de la ciudad capital, Palmira y solamente tuvo una gobernante, la reina Zenobia, ya que el emperador Aureliano retomó el control de la zona para el Imperio romano en el 273.
La Palmira de Zenobia
Palmira  fue una antigua ciudad situada en el desierto de Siria, en la actual provincia de Homs a 3 km de la moderna ciudad de Tedmor​ o Tadmir (versión árabe de la misma palabra aramea "palmira", que significa "ciudad de los árboles de dátil"). En la actualidad sólo persisten sus amplias ruinas que son foco de una abundante actividad turística internacional. La antigua Palmira fue la capital del Imperio de Palmira bajo el efímero reinado de la reina Zenobia, entre los años 268-272.
Palmira fue elegida como Patrimonio de la Humanidad en 1980. El 20 de junio de 2013, la Unesco incluyó a todos los sitios sirios en la lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro para alertar sobre los riesgos a los que están expuestos debido a la Guerra Civil Siria.
Panorama de Palmira en la actualidad
Dos generales se asentaron en Egipto, Probo y Domicio Domiciano, que dirigieron rebeliones triunfantes y se nombraron a sí mismos emperadores. Diocleciano capturó la Alejandría de Domicio, en 296, y reorganizó toda la provincia. Su edicto de 303, contra los cristianos, inició una nueva época de persecución. Pero esta fue la última gran tentativa de impedir el constante crecimiento del cristianismo en Egipto.

Icono donde se representa a Mercurio di Cesarea matando al emperador romano Flavio Claudio Juliano. Iglesia de San Mercurio. El Cairo.
Flavio Claudio Juliano (Constantinopla, 331 o 332 – Maranga, 26 de junio de 363), conocido como Juliano II o, como fue apodado por los cristianos, «el Apóstata». Fue emperador de los romanos desde el 3 de noviembre de 361 hasta su muerte.
Hijo de un hermanastro de Constantino el Grande, fue junto a su hermano Galo el único superviviente de la purga que acabó con su rama de la dinastía en 337.
Aunque su reinado fue breve y acabó en desastre, la figura de Juliano ha despertado un gran interés entre historiadores y literatos debido a su peculiar personalidad y a su intento de restaurar el paganismo en el Imperio Romano
El cristianismo
Los cristianos egipcios creen que el Patriarcado de Alejandría fue fundado por el evangelista Marcos en torno al año 33, pero apenas se conoce cómo surgió el cristianismo en Egipto. 
La antigua religión de Egipto, sorprendentemente, opuso poca resistencia a la expansión del cristianismo. 
Alejandría fue uno de los grandes centros cristianos hacia finales del segundo siglo. Los apologistas cristianos Clemente de Alejandría y Orígenes vivieron gran parte de su vida en esa ciudad, donde escribieron y enseñaron.
Constantino I puso fin a la persecución de los cristianos con el Edicto de Milán en 312.

Flavio Valerio Aurelio Constantino ​(Naissus, 27 de febrero de c. 272​ – Nicomedia, Bitinia y Ponto, 22 de mayo de 337) fue Emperador de los romanos desde su proclamación por sus tropas el 25 de julio de 306, y gobernó un Imperio romano en constante crecimiento hasta su muerte. Se le conoce también como Constantino I, Constantino el Grande o, en la Iglesia ortodoxa, las Iglesias ortodoxas orientales y la Iglesia católica bizantina griega, como san Constantino.

La división del Imperio (395-476)
El Imperio romano de Occidente es la parte occidental del Imperio romano, después de su división en Occidente y Oriente, iniciada con la tetrarquía del emperador Diocleciano (284-305) y efectuada de forma definitiva por el emperador Teodosio I (379-395), quien lo repartió entre sus dos hijos: Arcadio recibió el Imperio de Oriente y Honorio recibió el de Occidente.

El fin del Imperio romano de Occidente (395-476)
A principios del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio Romano Germánico.

Supervivencia del Imperio romano de Oriente (395-1453)

Intentos de restauración del Imperio

Evolución territorial del Imperio bizantino
A lo largo de los siglos que suceden a la caída del Imperio romano de Occidente, muchas civilizaciones de la edad media y más tarde, de la edad moderna, se proponen restaurar el Imperio Romano a su antigua gloria. El intento más antiguo y el que más se acercó fue el del Imperio bizantino, por decisión de Justiniano I, en el siglo VI utilizó a sus mejores generales (Narsés y Belisario) para devolver la antigua gloria del Imperio.
Tres siglos más tarde, un rey Franco, Carlomagno, hijo de Pipino el Breve, fundó la dinastía Carolingia, convirtiendo el reino Franco en el Imperio carolingio. 
Carlomagno se hizo con el poder de la mayoría de territorios en Europa Central, convirtiéndose en la principal potencia de Europa en ese momento. Más tarde, se firmó el tratado de Verdún (843), que repartía el imperio entre los tres nietos de Carlomagno, los reinos sucesores fueron la Francia Occidental (Francia Occidentalis), que se convertiría en el reino de Francia, Francia Media y Francia Oriental (Francia Orientalis), que se convertiría en el Sacro Imperio Romano. A pesar de que fuera muy extenso, no se asemejaba en tamaño ni siquiera al Imperio de Occidente en su apogeo territorial.

El Imperio bizantino o Bizancio - La época de Justiniano - Santa Madre Sofía o Hagia Sophia - Mustafa Kemal Atatürk, pincha aqui

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