domingo, 28 de febrero de 2021

(III) El imperio Mexica (Los aztecas) - El sacrificio humano entre los mexicas - Códice Tudela - Las guerras floridas o Xochiyáoyotl - Canibalismo - Recinto de las águilas - Penacho de Moctezuma - Iglesia de Santiago Tlatelolco

(II) El imperio Mexica (Los aztecas) - El Templo Mayor de Tenochtitlan - La pirámide majestuosa - El Códice Mendoza - Códex Tovar - Bernardino de Sahagún - Monolito de Coyolxauhqui, pincha aqui 

El sacrificio humano entre los mexicas

El sacrificio humano en el mundo precolombino fue una práctica religiosa que se realizaba en el contexto de ciertos cultos de los pueblos indígenas de América. Esta práctica fue prohibida por los españoles a los pocos años de su llegada al continente americano. Gran diversidad de documentos y relatos son corroborados con abundante evidencia arqueológica e histórica dando cuenta de ello. La arqueología desde el siglo XX da clara muestra de su extendida práctica en Mesoamérica. El sacrificio humano debe ser entendido en su contexto histórico y cultural.

Sacrificios humanos mostrados en el Códice Magliabechiano
El Códice Magliabecchiano, algunos lo escriben Magliabechiano, es uno de los códices coloniales de México, creado durante el siglo XVI en el periodo colonial temprano. Forma parte de un conjunto de códices que incluyen el Códice Tudela y el Códice Ixtlilxóchitl.
El Códice Magliabecchiano es fundamentalmente un documento religioso. Contiene 92 páginas que son propiamente un glosario de elementos religiosos y cosmológicos. Muestra los nombres de los 20 días del tonalpohualli, calendario religioso de 18 meses que forma parte del ciclo de 52 años mexica. Muestra también algunas deidades, ciertos ritos y vestidos, así como creencias cosmológicas.

Facsímil del Códice Tudela expuesto en el Museo de América de Madrid.
El Códice Tudela o Códice del Museo de América es un códice azteca del siglo XVI. Está considerado el segundo libro más importante de la colección del museo tras el Códice Tro-Cortesiano o Códice de Madrid (maya). Por necesidades de conservación lo que se expone al público es un facsímil y el original permanece guardado en la cámara acorazada del Museo. Forma parte de un grupo de códices coloniales de México conocido como Grupo Magliabechiano, junto con el Códice Magliabechiano (Biblioteca Nacional Central de Florencia), el Códice Ixtlilxóchitl I (la primera parte del Códice Ixtlilxóchitl) (Biblioteca nacional de Francia, París), el Códice Fiestas y el Códice Veitia (los dos últimos en la Real Biblioteca de Madrid), entre otros.

El objeto de análisis del libro Sacrificio humano y tratamientos postsacrificiales en el Templo Mayor de Tenochtitlan, editado por el INAH, son 99 individuos decapitados y dos infantes recuperados en 26 ofrendas y en el relleno constructivo de esta edificación, principalmente en la plataforma que correspondía al adoratorio del dios de la guerra, Huitzilopochtli, y algunos procedentes de la plaza principal frente a éste.

Este centenar de individuos fue recuperado de las etapas constructivas del Templo Mayor que datan de los periodos de mayor expansión del imperio mexica, los de Axayácatl, Tízoc y Ahuízotl, entre 1469 y 1502. La mayoría de estos contextos arqueológicos salieron al descubierto en la segunda mitad del siglo XX, y se intensificaron a partir de 1978 con la instauración del Proyecto Templo Mayor.

La arqueología ha confirmado lo mencionado en fuentes escritas. Luego del sacrificio, mientras los cuerpos de los inmolados iban a parar probablemente al remolino de Pantitlán o al calpulli (barrio), sus cabezas permanecían en el recinto sagrado de Tenochtitlan. Este segmento anatómico se convertía entonces en un elemento transmutable en significados, como explica la maestra Ximena Chávez Balderas.

Representación ilustrativa de sacerdotes y un cautivo español de la expedición de Hernán Cortés a punto de ser sacrificado, este se encuentra despojado de su vestimenta, vestido solo con un maxtlatl, sandalias y tiene pintado y adornado su cuerpo para ser sacrificado. Ilustración del libro The conquest of México de William Hickling, 1796-1859.

“En realidad tenemos los restos de pocas victimas sacrificiales porque el Templo Mayor no fue concebido como el lugar de enterramiento para todas las víctimas, sólo algunas eran llevadas al edificio durante ceremonias específicas; por ejemplo, para consagrarlo durante su inauguración o alguna ampliación. Las cabezas cercenadas se enterraban casi de inmediato a la decapitación, aún con las vértebras cervicales articuladas.

Sacrificios aztecas (mexicas)

En Xochimilco, al sur de la actual Ciudad de México se encontraron los restos de un niño de tres a cuatro años cuyos huesos presentaban una coloración naranja o amarilla traslúcida; texturas tersas o vítreas, y compactación del tejido esponjoso, además de estallamiento del cráneo debido a elevadas temperaturas. Dado que después de sacrificarlos los mexicas solían hervir algunas de las cabezas, brazos y piernas para banquetes caníbales los arqueólogos concluyeron que el cráneo fue hervido y estalló debido a la ebullición de la masa encefálica. Fotografías del cráneo han sido publicadas en revistas especializadas.

En Tula, los toltecas asociaban la práctica de sacrificios humanos a la veneración de Tezcatlipoca. En la mitología mexica, a partir de las reformas de Tlacaélel el sacrificio era el recurso humano para salvar al universo de su destrucción, asegurando la supervivencia del sol, y con ello la vida misma. Un ciclo de 18,980 días se repetía cada 52 años, al término del cual el «Quinto Sol» (Nahui Ollin) corría el riesgo de extinguirse para siempre, y la tierra de ser dominada por los seres de la noche. Un enemigo debía entonces ser sacrificado en el monte Huixachtépetl para hacer brotar el fuego nuevo, después de lo cual sangre y corazones humanos debían, periódicamente, nutrir al dios durante los siguientes 52 años. La práctica servía también a una estrategia de dominación: garantizar los privilegios de las clases dominantes.

Las guerras floridas o Xochiyáoyotl eran un tipo de guerra ritual propio de los Aztecas en los siglos anteriores a la Conquista consistente en el acuerdo entre varias ciudades de organizar combates en los que se capturaban prisioneros de ambos bandos que eran sacrificados ritualmente; con frecuencia, se realizaban en condiciones de sequía extrema.
Algunos autores como Román Piña Chan aseveran que su única función era obtener víctimas para los sacrificios humanos, forma de pacificar los dioses en momentos de intensas hambrunas.

Las ceremonias ligadas a la Guerra Florida o Xochiyáoyotl también fueron formas sacrificiales. Los prisioneros capturados podían ser guerreros enemigos de poblaciones aledañas a Tenochtitlan.
Los sacrificados a Xipe Tótec eran desollados después de muertos. Su piel era utilizada por los sacerdotes que, poniéndosela encima, personificaban al dios.
Bernardino de Sahagún, autor de documentos valiosos para la reconstrucción de la historia del México precolombino, cuenta que los sacrificadores se extraían sangre a ellos mismos durante los cinco días anteriores al rito. En la víspera se organizaba la solemne «danza de los cautivos», donde la víctima era forzada a bailar. Las personas condenadas a morir y sus sacrificadores pasaban la noche en vela juntos. Estos cortaban a aquellos un mechón de cabellos para conservarlos como trofeo y objeto mágico portador del «tleyotl» (fuego interior de la víctima). Al amanecer, el sacrificador llevaba a la víctima al templo. Antes de subir, se le retiraba parte de la vestimenta para descubrirle el pecho y, acto seguido, los sacerdotes la subían a la pirámide truncada, donde se la colocaba de espaldas sobre la piedra de sacrificio, sujetada de las extremidades por cuatro sacerdotes ayudantes, tirando hacia abajo para combar la espalda y exponer más el pecho; mediante un corte a la altura del diafragma, el sumo sacerdote le extirpaba el corazón.
Anualmente se acostumbraba realizar el sacrificio de un músico, por lo que se debía elegir a un prisionero joven para educarlo en las artes musicales, principalmente en tocar una especie de flauta cerámica. Era cuidadosamente alimentado y ricamente vestido como si se tratara del propio dios Tezcatlipoca. Un mes antes del sacrificio era casado con cuatro doncellas las cuales lo acompañaban hasta el día de su inmolación cuando era llevado en barca por el lago hasta llegar a una isla donde había un teocalli, donde éstas lo abandonaban. El músico se dirigía al templo y subía cada peldaño (rompiendo las flautas que había tocado durante su consagración) y al llegar a la parte superior era tomado por sus victimarios que lo sujetaban de sus extremidades y uno de ellos, que era el sacerdote, le abría el pecho con un cuchillo de obsidiana o sílex llamado técpatl, le arrancaba el corazón y lo decapitaba. Su sangre era recogida en un cuauhxicalli, su cabeza clavada en un tzompantli, su corazón quemado como ofrenda a los dioses y el resto de su cuerpo era despeñado por la escalinata del templo.
Códice Tudela

Además de la extracción del corazón, había otras formas de sacrificio que se aplicaban en rigurosa conformidad al calendario azteca: decapitación, despeñamiento desde un templo, flechamiento, encerramiento en cuevas, ahogamiento, asamiento y «rayamiento» (lucha ritual).

PIEDRA DEL SACRIFICIO. Del sacrificio por extracción de corazón se tiene evidencia tanto en los códices prehispánicos como en las crónicas de los misioneros. En el folio 255r. del Códice Matritense del Gran Palacio, los informantes indígeneas de fray Bernardino de Sahagún asentaron en náhuatl la forma en que este sacrificio, llamado tlacamictiliztli, se llevaba a cabo. En la actualidad se cuenta con una traducción al español del texto náhuatl elaborada por el doctor Miguel León-Portilla: “Tlacamictiliztli. Muerte sacrificial. así se hacía la muerte sacrificial: con ella muere el cautivo y el esclavo, se llamaba ‘muerto divino’. Así lo subían delante del dios, lo van cogiendo con sus manos y el que se llamaba colocador de la gente, lo acostaba sobre la piedra del sacrificio. Y habiendo sido echado en ella, cuatro hombres lo estiraban de sus manos y pies. Y luego, estando tendido, se ponía allí el sacerdote que ofrecía el fuego, con el cuchillo con el que abrirá el pecho al sacrificado. Después de haberle abierto el pecho, le quitaba primero su corazón, cuando aún estaba vivo, al que le había abierto el pecho. Y tomando su corazón, se lo presentaba al sol”.
A menudo, a la extracción de corazón le seguían prácticas como desollar el cuerpo y vestir la piel de la víctima durante más de veinte días en honor al dios Xipe Tótec. Entre los aztecas hubo una especie de comunión con los dioses. En muchas de las fiestas que tenían lugar cada veinte días, en particular durante la llamada tlacaxipehualiztli, “desollamiento de hombres”, el cuerpo de la víctima que hacía las veces del dios era desmembrado y repartido entre los participantes del rito para elaborar una comida a base de granos de maíz y carne humana llamada “tlacatlaolli, maíz desgranado de hombres”. Esta comida era sumamente apreciada, pues guardaba la fuerza del dios y permitía que los humanos se pusieran en contacto con su esencia.

Sacrificios humanos aztecas, documental, PINCHA AQUI


Canibalismo
El sacrificio y posterior canibalismo rituales se iniciaron en Mesoamérica hace 2500 años o tal vez antes. El Conquistador Anónimo dice que los prisioneros de guerra a quienes los mexicas no canibalizaban los esclavizaban.
Bernal Díaz del Castillo dice que el tlatoani mismo compartía el canibalismo de su época. «Oí decir que le solían guisar carnes de muchachos de poca edad» para Moctezuma, y en esa misma página se lee que «nuestro capitán le reprendía el sacrificio y comer carne humana, que desde entonces mandó que no le guisasen tal manjar».
En Historia de Tlaxcala Diego Muñoz escribió: «Ansí había carnicerías públicas de carne humana, como si fueran de vaca y carnero como en día de hoy las hay»


RECINTO DE LAS ÁGUILAS O CASA DE LAS ÁGUILAS, TEMPLO MAYOR DE TENOCHTITLAN

Arriba: Flores de Cuatro Pétalos y Banqueta con Relieves de Guerreros. Templo Mayor. Abajo: Detalle de una banqueta con relieves de guerreros. Templo Mayor. Fotos: Oliver Santana / Raíces; Jorge Pérez de Lara / Raíces

El edificio fue construido hacia la etapa V del Templo Mayor (1480 d.C.) y sobre él se colocó una nueva etapa constructiva, de la que vemos el basamento y dos escaleras que permitían llegar a su interior.
Los estudios sobre la Casa de las Águilas parecen indicar que se trata de un conjunto destinado a ciertas ceremonias, pues en su interior se han detectado, mediante técnicas de arqueometría y otras, acumulación en determinadas áreas de restos de componentes de la sangre, como en las grandes esculturas de barro, y la presencia de productos que contenían grasas vegetales y animales, así como carbohidratos de una sustancia rica en azúcares y almidones, posiblemente pulque.


Al parecer, el tlatoani o gobernante llevaba a cabo un ritual en el cual salía por la puerta que da al poniente –donde se encontraron los guerreros águila–, para seguir el camino del Sol hacia el poniente. El vestíbulo lo llevaría hacia la puerta que da al norte, donde están las figuras de Mictlantecuhtli, hacia el lugar de los muertos o Mictlan. Hay que recordar que al norte se le consideraba el rumbo de los muertos, el mictlampa. Así, el recorrido se hacía desde el nacimiento del Sol hasta su ocaso.

La Triple Alianza fue la última confederación de estados indígenas ubicados en el valle de México, durante el período posclásico mesoamericano, conformada por México-Tenochtitlan, de filiación étnica nahua-mexica, Tetzcoco (alternativamente escrito como Texcoco) de filiación étnica acolhua y Tlacopan (hispanizado Tacuba) de tradición otomiana y tepaneca, luego de la derrota de Azcapotzalco por parte de estos tres señoríos en 1427. Dicha formación política tenía repercusiones en el tributo, la impartición de justicia y las campañas militares. La existencia de alianzas de este tipo en Mesoamérica no se limita al altiplano mexicano, pues es conocido que otras etnias las conformaban, como los Purépechas (o Tarascos) con Tzintzuntzán-Ihuatzio-Pátzcuaro, los mayas con Uxmal-Chichen Itzá-Mayapán (Liga de Mayapán) o los mixtecos con Tilantongo-Teozacoalco-Zaachila.
La conformación tenía una función esencialmente económica (con la consiguiente repartición y distribución de los tributos obtenidos de otros pueblos, que en el caso de la última Triple Alianza correspondía a 3/6 partes para México-Tenochtitlan, 2/6 para Texcoco y 1/6 para Tlacopan); jurídica (el triple lugar de los tribunales) y militar (para unir tropas y derrotar a enemigos poderosos).


Moctezuma II, Emperador azteca (1467-1520)
Monarca azteca que se enfrentó a la conquista española, nacido en Tenochtitlan en 1466 y muerto en 1520, cuyo título fue el de Huey Tlatoani o 'Gran Orador'. Su figura es muy controvertida, no solo por las drásticas decisiones que tomó frente a los invasores, sino también por su forma personalista de gobernar. Vida Motecuhzoma Xocoyozin ('Señor que se enoja', 'el joven'), fue el segundo Huey Tlatoani azteca de este nombre, ya que su antecesor fue Motecuhzoma Ilhuicamina, quien gobernó de 1440 a 1469. 


El conocido por los españoles como Motecuhzoma, fue hijo de Axayácatl y tuvo una educación propia de su condición nobiliaria. Fue elegido Huey Tlatoani o Jefe de la Confederación Azteca por el Tlalocan o Consejo en 1502, en sucesión de su tío Ahuitzotl. Sus grandes dotes militares le caracterizaban como un gran conquistador y durante su reinado afrontó varias guerras importantes, como la realizada contra Huexotzinco (1505-15 y 1518), la Guerra Florida contra Cholula (1508), así como las que dirigió contra Tlaxcala (1504, 1515 y 1518), a las que sucedieron varios fracasos contra los tarascos.
El nuevo Tlatoani realizó una verdadera revolución aristocrática, ya que robusteció la clase nobiliaria y eliminó los viejos vestigios igualitaristas que existían desde los primeros años de existencia de la Confederación azteca.


El 8 de noviembre de 1519 Cortés y su hueste entraron en la capital mexicana, con lo que se inició la conquista de México. Motecuhzoma cometió el error de no enfrentarse a los españoles desde el primer momento. Cuando regresó a Tenochtitlán de San Juan de Ulúa, los españoles fueron atacados por los guerreros aztecas dirigidos por Cuauhtémoc, sobrino de Motecuhzoma. Cortés pidió entonces al tlatoani prisionero que se dirigiera a su pueblo desde un balcón de palacio y les ordenara deponer su actitud hostil. Cuando lo hizo, el 30 de junio de 1520, Motecuhzoma supo también que había sido depuesto, pues el Consejo había nombrado en su lugar a su primo Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, para dirigir la resistencia contra los invasores. Los aztecas tiraron piedras al grupo, y una de ellas dio a Motecuhzoma, que murió por las heridas sufridas, aunque otra versión indica que falleció de inanición al negarse a ingerir alimentos.
(Fuente: MCNbiografias)

Penacho de Moctezuma: cómo terminó en Austria este tesoro prehispánico (y otras piezas emblemáticas que están fuera de México)

Marcos González Díaz
Corresponsal de BBC News Mundo en México

2021 es el año que México ha elegido para mostrar al mundo con orgullo algunos de sus más preciados y fascinantes tesoros prehispánicos.

El gobierno de México conmemorará los 200 años de su independencia, los 500 de la conquista por parte de España y los 700 de la fundación de Tenochtitlán, capital del imperio mexica.

"Por estos acontecimientos, queremos mostrar a los mexicanos la grandeza cultural de nuestro pueblo que, por los intereses de quienes nos invadieron y colonizaron, fue distorsionada", expuso el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

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El problema es que muchas de estas obras se encuentran en otros países como consecuencia del "saqueo" de patrimonio histórico sufrido en el pasado.

Entre las obras más ansiadas y reclamadas por México sobresale una que permanece desde hace siglos en Austria: el penacho del México Antiguo, más conocido como penacho de Moctezuma.

Su sobrenombre se debe a la teoría más extendida sobre su origen: que el penacho fue un regalo de Moctezuma a Hernán Cortés a la llegada del español a las costas del golfo de México a inicios del siglo XVI.

Esto, según expertos, descarta la idea de que esta pieza concreta -compuesta por plumas de quetzal y otras aves montadas sobre una base de oro y piedras preciosas- fuera víctima de pillaje por parte de las tropas del conquistador español.

Aunque Moctezuma le hubiera obsequiado el penacho a Cortés para entablar relaciones, no está comprobado que hubiese sido realmente utilizado por el líder azteca.

Expertos sostienen que es más probable que este tipo de objeto fuera utilizado por sacerdotes en ceremonias en lugar de por emperadores, quienes solían usar diademas de oro con una pieza triangular al frente.

Pero la mayor incógnita sobre la historia del penacho es, sin duda, saber cómo y cuándo exactamente llegó hasta Austria.

Una de las principales hipótesis destaca el origen austríaco de la familia Habsburgo a la que pertenecía el rey Carlos I de España y V de Alemania, a quien Cortés le hizo llegar el penacho. Esto podría ser uno de los factores para que la pieza acabara en ese país europeo.

Tras llegar a manos de la Corona española, Escamilla admite que hay "un hueco en la historia del penacho", hasta que a finales del siglo XVI la pieza fue localizada como parte de la colección propiedad del archiduque Fernando II de Habsburgo, quien era pariente de Carlos I.

Desde hace años, está considerada la pieza más relevante y estudiada en el Museo del Mundo de Viena, la capital austríaca.

En la actualidad, la opción más cercana y accesible para los mexicanos que quieren conocer el emblemático penacho es gracias a la réplica que se exhibe en el Museo de Antropología de Ciudad de México. El artista que creó la copia en 1940 tuvo que recurrir a imágenes de archivo, ya que no tuvo acceso a la obra original. Pero México no se rindió y siguió tratando de conseguirla.

En 1991, el gobierno mexicano reclamó a Austria su devolución. Veinte años más tarde, matizó su oferta y le ofreció intercambiarlo temporalmente por la carroza del emperador Maximiliano de Habsburgo y segundo emperador de México que se exhibe en la capital del país.

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Sin embargo, una restauración del penacho a cargo de especialistas mexicanos y austríacos entre 2010 y 2012 concluyó que el frágil estado de la pieza no permitía su traslado de ninguna manera.

Iglesia de Santiago Tlatelolco

Tlatelolco, ubicada al norte de la isla de la gran Tenochtitlán, compartía su organización dual con la sección central citad in a que estaba en lo que ahora es el Zócalo. Por ello, Tlatelolco siguió siendo muy importante en los inicios del virreinato. Allí fundaron los franciscanos el colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco en 1543, destinado a la enseñanza superior de indios. Su iglesia fue reedificada a fines del siglo XVI y el colegio en el XVII bajo la advocación de San Buenaventura. La iglesia fue concluida en 1610 y está clasificada dentro del barroco sobrio. Tiene amplias dimensiones y planta de cruz latina con crucero y cúpula. Se conserva el relieve de Santiago y las pechinas de las cúpulas con los cuatro evangelistas. Asentada sobre plataformas prehispánicas y rodeada por construcciones de mediado del siglo XX, representa la época del virreinato dentro de la Plaza de las Tres Culturas, de triste memoria por los sucesos de 1968. 

Estela conmemorativa dedicada a las víctimas de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México.

La Masacre de Tlatelolco o Matanza del 2 de octubre es como se les conoce a los hechos ocurridos el 2 de octubre de 1968 durante un mitin llevado a cabo por estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, ubicada en la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, en Ciudad de México. Dicha concentración se llevaba a cabo en el contexto del movimiento estudiantil que había estallado el 22 de julio de 1968 debido a la represión de estudiantes por parte de las fuerzas policiacas del Distrito Federal y de elementos militares del ejército mexicano, tras una riña entre alumnos de las Vocacionales 2 y 5 del IPN y de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM.

En 1968 Fernando Gutiérrez Barrios, jefe la Dirección Federal de Seguridad (DFS), informó que 1345 personas fueron arrestadas.

Las estimaciones de víctimas durante el movimiento estudiantil han variado conforme a las nuevas investigaciones y el acceso a los documentos históricos de la época, por lo que aún no es posible contar con una cantidad definitiva, aunque algunas fuentes señalan que la cantidad real de muertos, solo el 2 de octubre, oscila entre 300 y 400, con testigos presenciales informando cientos de muertos.

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