sábado, 24 de abril de 2021

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - (II) Los pintores novohispanos más representativos del siglo XVII - Juan Diego Cuauhtlatoatzin - La historia de la Virgen de Guadalupe española que inspiró a la mexicana - Monasterio de Guadalupe (Cáceres) - Luis Juárez - Los Echave - Tubalismo - Pedro Ramirez - Cristobal de Villalpando

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - Pintura del Virreinato de Nueva España - Luis Lagarto - Basílica de Santa María de Guadalupe - Efigie de Coatlicue, pincha aqui

Juan Diego Cuauhtlatoatzin (Cuautitlán, 5 de mayo de 1474 - Ciudad de México, 30 de mayo de 1548) fue, según la tradición católica, un indígena chichimeca1​ que presenció la aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531. Fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002, en ambos casos por el papa Juan Pablo II. Juan Diego es el primer santo indígena de América y el tercer santo mexicano en ser canonizado tras San Felipe de Jesús y el grupo de 27 mártires de la guerra cristera.

La historia de la Virgen de Guadalupe española que inspiró a la mexicana

La historia que narramos es sobre la Virgen de Extremadura, la figura católica que influyó la creación de la morena de Guadalupe, la cual sirvió para formar un nuevo sistema de creencias en los católicos de la Nueva España.

En el relato original, que tiene bastantes similitudes con la historia de Nuestra Señora de Guadalupe, en el siglo XIV (antes del descubrimiento de América) un humilde vaquero de Extremadura, España, llamado Gil Cordero estaba caminando solo en las montañas junto al río Guadalupe buscando una vaca perdida. Al encontrarla muerta, decidió sacar un cuchillo para quitarle la piel, cuando de pronto se le apareció una figura envuelta en luz, quien se identificó como María, la madre de Jesús, y afirmó:

«No temas. Yo soy la Madre de Dios, Salvador del li­naje humano. Toma tu vaca y llévala al hato con las otras y vete luego para tu tierra. Dirás a los clérigos lo que has visto. Di­les también de mi parte que te envío yo allá. Que ven­gan a este lugar donde ahora estás. Que caven donde es­taba la vaca muerta, debajo de estas piedras: hallarán una imagen mía. Cuando la sacaren, diles que no la mu­den ni lleven de este lugar donde ahora está, mas que hagan una casilla en que la pongan. Tiempo vendrá que en este lugar se haga una iglesia y casa muy notable y pueblo asaz grande».

El sujeto le contó a los clérigos lo sucedido, pero nadie le creyó. Al llegar a su hogar, vio que un grupo de sacerdotes se encontraban en su casa porque su hijo había fallecido y su esposa estaba desconsolada. Desesperado, recordó a la figura de la Virgen y el milagro que salvó a su vaca y comenzó a rezar. A los pocos momentos el chico volvió a la vida; convencidos de su aparición, los hombres decidieron ayudarle a Cordero a cavar en el lugar que les indicó.

Lo que encontraron fue justamente una estatua de la Virgen en un sepulcro de mármol junto con otros objetos. Los hombres decidieron levantarle un altar ahí mismo. Al poco tiempo, el Rey Alfonso XI se enteró de lo sucedido y mandó construir un templo en ese lugar para convertirlo en un centro de veneración. Esto atrajo a varios seguidores, a quienes les fascinaba la historia de la figura, incluyendo a Cristobal Colón en el siglo XV, antes de descubrir accidentalmente el continente americano.

De hecho, cuando Colón descubrió la Isla Karukera, en América del Sur, la llamó Guadalupe en honor a la Virgen que él veneraba. Y, antes de partir en su misión de encontrar nuevas rutas hacia la India, fue al templo para solicitarle un viaje seguro.

Se cree que la estatua fue esculpida por San Lucas y enterrada por un grupo de sacerdotes tratando de ocultarla de los musulmanes, quienes la iban a destruir. Sin embargo, su origen nunca ha sido comprobado.

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es un monasterio del s. XIV situado en la localidad española de Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico.

Antes de la ampliación monástica, el santuario se mantuvo como priorato secular durante cuarenta y ocho años en los reinados de Alfonso XI de Castilla y Enrique II de Castilla, bajo patronato real y señorío civil. En 1389 pasó a ser monasterio, según una real provisión expedida por Juan I de Castilla. Sus nuevos moradores fueron los monjes de la Orden Jerónima, una comunidad de 32 miembros procedentes de San Bartolomé de Lupiana. 

Es histórica y conocida la relación que tuvo este monasterio con los Reyes Católicos y Cristóbal Colón. Los reyes recibieron aquí a Colón en 1486 y 1489; en 1492 tras la conquista de Granada vinieron a este lugar en busca de paz y descanso. En el mes de junio los monarcas firmaron dos sobrecartas​ que enviaron a Juan de Peñalosa:​ una era para Moguer y otros lugares; otra para Palos. 
En 1493 volvió Colón a Guadalupe en cumplimiento de la promesa escrita en su diario de a bordo para dar las gracias por el descubrimiento de América. El 29 de julio de 1496 tuvo lugar el bautizo de los indígenas americanos trasladados al viejo continente en concepto de criados.

En su interior se custodia la imagen de la Virgen de Guadalupe (Extremadura, España), Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad.

Claustro mudéjar del monasterio.

La tradición cuenta que Alfonso XI se había encomendado a la imagen de la Virgen de Guadalupe, muy venerada, y que había sido encontrada tiempo atrás en las inmediaciones del río Guadalupe. El rey no tuvo ninguna duda sobre la intercesión de la Virgen en la victoria de la batalla del Salado y en agradecimiento mandó construir una iglesia en el lugar donde ya había una modesta ermita. Así se convirtió en el protector del primer santuario dedicado a esta virgen.​ A partir de ese momento se fue formando alrededor del santuario una puebla reconocida por Alfonso XI como lugar de realengo.

Alfonso XI de Castilla, llamado «el Justiciero» (Salamanca, 13 de agosto de 1311 - Gibraltar, 26 de marzo de 1350), fue rey de Castilla,​ bisnieto de Alfonso X «el Sabio».

Algunos de los pintores novohispanos más representativos del siglo XVII, fueron:

  • Alonso López de Herrera (c. 1548 - 1648)
  • Baltasar de Echave Orio “el viejo” (1548 - c. 1620)
  • Baltasar de Echave Ibía (1583-84? -1644)
  • Luis Juárez (c. 1585 - 1639)
  • Sebastián López de Arteaga (1610 - 1656)
  • Pedro Ramírez
  • Baltasar de Echave Rioja
  • Juan Correa (1646 - 1716)
  • Cristóbal de Villalpando (c. 1649-1714)

Luis Juárez de Alcaudete (ca. 1585-1639)​, fue uno de los pintores novohispanos del siglo XVII. Desde 1615 encontramos sus obras en retablos, oleos sobre madera y tela. Fue padre de José Juárez y bisabuelo de Juan Rodríguez Juárez.

La anunciación

Se desconoce su lugar de nacimiento. Se presume que nació en Alcaudete, Andalucía ya que cuando contrajo matrimonio con Elena Vergara en su mandamiento figuraba el apellido Alcaudete que pertenece al municipio de Alcaudete en Andalucía​. 

El matrimonio místico de santa Catalina de Alejandría

Desde 1615 empezó a pintar retablos, entre algunos de los retablos que hizo se encuentran el del mayor de los jesuitas de Zacatecas, el de la iglesia de San José de las Carmelitas Descalzas y finalizó el retablo de la iglesia de las monjas de Jesús María. Su estilo está asociado a Baltazar de Echave Orio y a Alonso Vázquez. Fue el pintor favorito por el templo de San José, antes Santa Teresa la Antigua, en un contrato se le asigna la encomienda de crear 24 lienzos para dicho templo con un pago de 2000 pesos.

Virgen María leyendo es un cuadro singular en el repertorio del pintor español Baltasar de Echave Orio, por ser quizá el último de su carrera artística, ya que no se tiene registro de otro lienzo posterior hasta su muerte acaecida en 1623, además a diferencia de la mayoría de sus trabajos, Virgen María leyendo posee su firma y también destaca porque en contraste con el resto de sus óleos conocidos, que fueron encargos para Iglesias, en este caso parece ser una comisión para un particular, en tanto el tamaño menor de la pieza, como por su composición que no representa una escenario abierto, sino una habitación grisácea con una lóbrega cortina, frente a la cual aparece absorta en su lectura la madre de Cristo, lo cual también es otra singularidad, ya que a partir del Concilio de Trento la representación de María no debía separarse de la de Cristo por ser su madre; ello refuerza la idea que el cuadro estaba destinado para el culto privado, dadas las licencias que Echave Orio se permitió o le fueron requeridas, como el hecho de que la Virgen aparezca sentada en una silla sin brazos que tiene el respaldo forrado en piel verde oscura, la cual es conocida como silla frailera precisamente por la severidad de su forma, sin embargo en este caso, los detalles dorados sobre toda la extensión del larguero, van en contra de la finalidad que tenía comúnmente como un mueble austero con pocas decoraciones policromas, más apropiado para la vida monástica que para la corte imperial, como precisamente parecen sugerir los detalles lujosos de este lienzo.

Baltasar de Echave Orio o el Viejo (Zumaya, Guipúzcoa, 1548-México, c. 1620)​ fue un pintor y escritor español establecido en Nueva España al menos desde 1582. Figura destacada de la plástica colonial y cabeza de una dinastía de pintores, su autorretrato estampado al frente de sus Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada, llevando un pincel y una pluma en la mano, se ilustra con la inscripción Patriæ et penicillum et calamum, utroque æque artifex dedicavit, que se podría traducir por «A la patria, el pincel y la pluma, el artífice dedicó por igual».

Retrato de Baltasar de Echave en sus Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada, México, Enrico Martínez, 1607.

Nacido en la casa solariega de Aizarnazábal, próxima a Zumaya, pudo viajar a Nueva España ya en 1573, cuando hizo testamento en Sevilla «no sabiendo lo que podía ocurrir», en compañía de su hermano mayor, Juan Martínez de Echave.​ En 1582 se le documenta ya con residencia en México al contraer matrimonio con Isabel de Ibía, hija de su paisano el pintor Francisco de Gamboa o de Ibía, conocido como Francisco de Zumaya, con quien se ha supuesto que pudo formarse en la tradición de la pintura manierista. Del matrimonio nacieron dos hijos, Baltasar, padre de Baltasar de Echave Rioja, y Manuel, pintores todos ellos.
El término manierismo es la denominación historiográfica del periodo y estilo artístico que se sitúa convencionalmente en las décadas centrales y finales del siglo xvi (Cinquecento, en italiano), como parte última del Renacimiento (es decir, un Bajo Renacimiento). Su caracterización es problemática, pues aunque inicialmente se definió como la imitación de la manera de los grandes maestros del Alto Renacimiento (por ejemplo, el propio Tintoretto pretendía dibujar como Miguel Ángel y colorear como Tiziano), posteriormente se entendió como una reacción contra el ideal de belleza clasicista y una complicación laberíntica tanto en lo formal (línea serpentinata, anamorfosis, exageración de los movimientos, los escorzos, las texturas, los almohadillados, alteración del orden en los elementos arquitectónicos) como en lo conceptual (forzando el decorum y el equilibrio altorenacentistas, una "violación de la figura"), que prefigura el "exceso"​ característico del Barroco. El manierismo es considerado subjetivo e inestable. Los artistas se dejan llevar por sus gustos, alejándose de lo verosímil, tendiendo a la irrealidad y a la abstracción.
El problema de la formación artística de Echave, con todo, dista de estar resuelto, pues Francisco de Zumaya parece haber sido ante todo dorador y estofador y en la abundante documentación relativa a los trabajos efectuados por él en la catedral de México en 1585, ayudado por pintores indígenas, Echave no aparece citado.

Condenado por la Inquisición española con un sambenito y una coroza en un auto de fe (Goya)

En cualquier caso, el primer trabajo documentado a su nombre, la pintura del retablo de la catedral de Puebla que Simón Pereyns no pudo terminar, lo contrató Echave en 1590 junto con su suegro.​ Siguieron a este algunos trabajos menores y en 1596 y 1597 proporcionó sambenitos y otros objetos para los autos de fe del tribunal de la Inquisición.

La Profesa es el nombre popular con que se conoce a un templo católico barroco del siglo XVIII ubicado en la esquina de las calles Madero e Isabel la Católica, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Su nombre oficial es Oratorio de San Felipe Neri, y pertenece a la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, aunque en sus inicios fue una iglesia jesuita llamada Templo de San José el Real.
La Pinacoteca de la Profesa fue inaugurada el 26 de mayo de 1977.
De su obra conservada, constituida por unas veinte pinturas firmadas o atribuidas, destinadas casi en su totalidad a la Iglesia y de un gusto manierista florentino algo arcaico, destacan los óleos de la Adoración de los Reyes y la Oración del huerto, pintados hacia 1595 para la Casa Profesa de los jesuitas (Museo Nacional de Arte). 

Adoración de los Reyes, óleo sobre tabla, 248 x 155,5 cm, México, Museo Nacional de Arte, procedente del retablo de la Casa Profesa de los jesuitas.

La misma procedencia tienen un Martirio de san Aproniano fechado en 1612, con el característico recurso manierista de las figuras cortadas en primer término, y el Martirio de san Ponciano (1605?), en el que un niño lloroso al pie muestra un papel donde puede leerse una cuarteta de escaso mérito:

  • Si Roma ingrata y cruel - hoy a Ponciano atormenta - México alegre y contento se enriquecerá con él 
El martirio de san Ponciano, óleo sobre tabla, 254,3 x 161 cm, México, Museo Nacional de Arte.

Obra importante hubo de ser también la del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Tlatelolco, originalmente formado por catorce óleos de los que se conservan únicamente la Visitación y la Porciúncula.

En el terreno de la filología fue autor de unos Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada, compuestos por Balthasar de Echave, natural de la Villa de Çumaya en la Provincia de Guipúzcoa y vezino de México, editados en México, en la imprenta de Enrico Martínez, 1607. Presentados conforme al género del diálogo ficticio, quien introducía a ellos era la propia lengua, «en forma [de] una Matrona venerable y anciana, que se quexa, de que siendo ella la primera que se habló en España, y general en toda ella la ayan olvidado sus naturales, y admitido otras Estrangeras». Sus interlocutores eran «las Provincias de Guipúzcoa y Vizcaya que le han sido fieles, y algunas vezes [habla] con la misma España». Defendía allí que la lengua vascongada o cántabra era la hablada por Tubal —nieto de Noé– y sus descendientes, míticos primeros pobladores de la península y, por lo tanto, que era la primera lengua hablada en ella.

AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - (II) GUATEMALA - LOS MAYAS - Alexander von Humboldt - La Piedra del Sol, pincha aqui

Manuel Larramendi (Andoáin, Guipúzcoa, 25 de diciembre de 1690 - Loyola, Azpeitia, Guipúzcoa, 29 de enero de 1766) fue un escritor, sacerdote jesuita, filólogo e historiador español, impulsor de la lengua y la cultura vascas durante la época de la Ilustración y «el apologista más fervoroso de esa lengua» y «el autor más conocido de cuantos en un sentido o en otro se ocuparon de ella» durante el siglo XVIII​, considerado como precursor del foralismo y del guipuzcoano literario y primer folclorista vasco.

La Torre de Babel, pintura al óleo sobre lienzo de Pieter Brueghel el Viejo
Pieter Brueghel de Oude​ llamado el Viejo, (Breda o Breugel, h. 1525-Bruselas, 5 o 9 de septiembre de 1569) fue un pintor y grabador brabanzón. Fundador de la dinastía de pintores Brueghel, es considerado el pintor holandés más importante del siglo XVI. Con Jan Van Eyck, el Bosco y Pedro Pablo Rubens, es considerado como uno de los cuatro grandes maestros de la pintura flamenca. Solo 45 pinturas de su autoría han sobrevivido hasta la actualidad.
La Torre de Babel  es una edificación mencionada en la Biblia. La historia está dirigida a explicar por qué los pueblos del mundo hablan diferentes lenguas.
La Torre de Babel se describe en el libro del Génesis cuya autoría se atribuye tradicionalmente a Moisés. Según estos escritos sagrados; la humanidad quedó casi extinta después del diluvio universal, fue gracias al Arca de Noé en la que Noé y siete integrantes de su familia sobrevivieron a la catástrofe. Los descendientes de Noé, como únicos seres humanos del planeta, se desplazaron hasta la llanura de Senar (Babilonia), todos hablaban un solo idioma, y decidieron construir una torre tan alta que llegara al cielo. El Dios de Noé (Yahveh) al observar la edificación decide que los habitantes hablaran diferentes lenguas y así abandonaran la construcción y se esparcieran por toda la Tierra.

Tubalismo: históricamente, una de las primeras hipótesis míticas del origen del euskera es el tubalismo y relacionada con el vasco-iberismo de Wilhelm von Humboldt y el vasco-cantabrismo de Manuel de Larramendi. La teoría entronca con la creencia de que todas las lenguas proceden de Babel y su famosa torre. El vasco sería el idioma original, anterior a la confusión de las lenguas. Algunos apologistas del euskera en el siglo XVIII y principios del XIX llegaron a decir que una lengua tan perfecta solo podría haber sido inspirada por el mismísimo ingenio de Dios. Entre aquellos autores, destacan Astarloa y Larramendi. Curiosamente, el río Araxes baña el monte Aralar, donde se encuentra la mayor concentración de dólmenes del Pirineo (hay censados más de 400) y fue en el monte Ararat, donde Noé posó su arca, donde se encuentra el río también llamado Araxes, lo que ha dado lugar a no pocas interpretaciones sobre el origen del idioma.

Túbal sería el primer monarca ibérico, que habría fundado ciudades como Tafalla (Navarra) y Tudela. 

Leyenda - El obispo Isidoro de Sevilla recogió una tradición de Flavio Josefo​ en la que Túbal fue antecesor de los íberos y de Iberia, también de los italianos o tribus italianas y españolas. Otra leyenda vasca reafirma esta procedencia de vascos con Aitor, supuestamente hijo de Túbal. De este modo, Túbal, tras haber engendrado una serie de pueblos en la Iberia caucásica, se trasladó como su primer rey a la península ibérica, también llamada Iberia. Engendró un gran número de futuros reyes, la dinastía tubalita, empezando por su primer hijo Íbero, quien daría nombre tanto a la Península como al río Ebro. Así, fueron cuatro los monarcas los que sucedieron a Íbero hasta que acabó su línea sucesoria, según la mitología. Estos fueron, en orden cronológico, Idibeda, Brigo, Tago —por quien llaman así al río Tajo— y Beto, quien dio nombre al río Betis, actual Guadalquivir, y Bética a las tierras colindantes.

La catedral y el río Ebro desde el castillo de la Suda (Tortosa). En primer término, la torre de Túbal.

En Portugal, una leyenda atribuye a Túbal la fundación de la ciudad de Setúbal. También los montes Setúbales fueron nombrados así por él, que actualmente es la cordillera de los Pirineos. La fundación de las ciudades españolas de Tortosa, en cuyo castillo se conserva la llamada torre de Túbal, Tafalla, Vélez-Málaga, Tudela y Úbeda también se le atribuyen tradicionalmente a él.

Baltazar o Baltasar de Echave Ibía (Ciudad de México, Nueva España, ¿1583-84?-1644) fue un pintor novohispano. Segundo miembro de la familia Echave, llamado “el Echave de los azules” debido a su empleo cromático de su paleta recargada en ese color o "el mozo"

San Mateo

Tota pulchra [La Inmaculada]

Nacido en la Nueva España dentro de la familia Echave, hijo de Baltasar de Echave Orio y de Isabel de Ibia, nacido probablemente entre 1583 y 1584. Hermano de Manuel Echave Ibia y padre de Baltasar de Echave Rioja. En 1623 se casó con Ana Rioja.

Inmaculada Concepción

Según Gibson Danes,​ la obra de Echave está más influido por las escuelas italianas de su época, más que las flamencas o incluso españolas. Tovar de Teresa lo incluyó en un "intimismo más cálido" y en un "incipiente naturalismo". Las relaciones entre la obra de su padre y la propia fueron estudiadas por Elisa Vargaslugo quien encontró similitudes en el dibujo, en el trazo fino "y en el tratamiento de los paños". Realizó principalmente obra de gran formato, aunque también dominó óleos sobre tabla y láminas de cobre de tamaño reducido.

Baltasar de Echave Rioja (Ciudad de México, Nueva España, 1632 – 1682) fue un pintor novohispano, el cuarto pintor reconocido perteneciente a la tercera generación de una familia de artistas, conocida como la familia Echave. Hijo de Baltasar de Echave Ibía “el de los azules”, sobrino de Manuel de Echave Ibía y nieto de Baltasar de Echave Orio “el viejo”, todos ellos pintores. Era conocido como “el mozo”, aunque para algunos autores este apelativo se le atribuía a su padre.

Arcángel San Miguel

Poco se sabe sobre su infancia y juventud, y en general sobre su vida, la información que conocemos sobre su etapa adulta es justamente gracias a sus obras pictóricas, que tampoco son muchas. 

Sin embargo, se sabe que desde muy pequeño inició sus estudios sobre pintura bajo las enseñanzas de su padre, quien muriera alrededor de 1643​, dejando a Echave Rioja rondando los once años. Tras la muerte de su padre, Echave Rioja viajó a España instalándose en Zumaia, Guipuzkoa de donde era originario su abuelo Echave Orio. Allí avanzó en sus estudios sobre pintura y regresó posteriormente a América.

Seis apóstoles

De igual manera, se sabe que trabajó en el taller de José Juárez, otro pintor muy reconocido, también presuntamente discípulo de López de Arteaga​. Siendo ya un pintor consolidado.

En 1666, por petición del Santo Oficio (la Inquisición de México), pinta un cuadro, El Martirio de San Pedro Arbués. A partir de ese momento, su trabajo como pintor lo llevó a realizar obras para la Capilla de San Pedro en la Catedral Metropolitana y para la sacristía de la Catedral de Puebla. Baltazar de Echave Rioja murió a los cincuenta años el 14 de enero de 1682.

El martirio de San Pedro Arbués (1667). Baltasar de Echave Rioja, óleo sobre tela 320 cm x 205 cm. Museo Nacional de Arte.
Para el año 1667 con su obra El martirio de San Pedro Arbués, la pintura de Echave Rioja se vuelve de un carácter más teatral, aunque débil en su dibujo, pero fácilmente efectista​. Esta obra, por encargo del Santo Oficio, no debió ser muy buena en su hechura ya que al principio no fue del gusto de los señores inquisidores. Echave Rioja se basó en un grabado de Pedro de Villafranca pero, al presentar su obra, esta fue rechazada y tuvo que repintarla, esta vez tomando como modelo una estampa que reproducía una pintura de Murillo. Echave Rioja pactó el precio de su obra por cien pesos; sin embargo, solamente le pagaron ochenta

Muerte del inquisidor Pedro de Arbués (1664). Bartolomé Esteban Murillo, óleo sobre tela 193.5 cm X 202.5 cm. Museo del Hermitage.

Existen varios factores que fueron determinantes para la generación del estilo de Echave Rioja, entre ellos, uno de los que más impacto tendrían es la muerte de su padre, que lo alejó del estilo que sus antecesores familiares presentaran y contribuyó a que ejerciera el gusto europeo sin tanta originalidad, pero sí con mucha pulcritud​. Echave Rioja fue un pintor plenamente barroco, con gusto por los claroscuros, lo que lo sitúa en un lugar principal y de transición entre la tradición renacentista italianizante y flamenquista, y el barroquismo pictórico de la edad de oro de la pintura novohispana.

La Dolorosa

Uno de los pintores que influyó en el estilo de Echave Rioja fue el sevillano López de Arteaga, de quien fue aprendiz​ y que introdujera la pintura barroca de carácter más español bajo influencias de Caravaggio y a la manera de Zurbarán y de Ribera. Estas novedades introducidas por López de Arteaga contribuyeron al desarrollo del tenebrismo en la Nueva España, de quien Echave Rioja fuera uno de sus exponentes junto con Pedro Ramírez y José Juárez

Santo Obispo

Echave Rioja se caracterizó siempre por tomar abiertamente como modelo a otros pintores, tanto connacionales como extranjeros, entre los cuales encontramos a José Juárez, a Murillo y a Rubens. 

La Adoración de los Magos

Su obra La Adoración de los Magos, fechada en 1659, es la pintura más temprana que se conoce de él y la cuál, en principio, fue atribuida a su abuelo Echave Orio; sin embargo, debido a la fecha se descartó esta posibilidad pues, para ese entonces tanto su abuelo como su padre ya habían fallecido. Esta obra de Echave Rioja es de una gran frescura, pero también presenta defectos en su composición, principalmente en los personajes de San José que aparece en solitario a la izquierda y al hombre que se encuentra detrás y al centro del conjunto, lo cual crea una distracción del tema principal.

El entierro de Cristo fechado en 1669, Echave Rioja presenta uno de sus mayores logros al tratarse ya de un efecto puramente tenebrista, de intenso color en contraste con los fuertes claroscuros​. Es quizás uno de los mejores ejemplos de su adaptación a las técnicas rubensianas, donde la composición es convencional pero no así el doble manejo de las fuentes de luz. Una antorcha pareciera ser la fuente principal de luz dentro de la escena; sin embargo, el verdadero origen de la luz es el cuerpo de Cristo muerto, prueba de ello es el rostro iluminado del niño a la izquierda de la imagen y muy debajo de la antorcha, que recibe la luz de frente, no de arriba sino directamente de Cristo. Con esta obra, Echave Rioja nos muestra un claro manejo de su técnica pictórica, las telas bien trabajadas con pinceladas fuertes y arremolinadas que les dan una especie de movimiento, donde se perciben las joyas y adornos de los ropajes

 Santa Catalina de Alejandría discutiendo con los sabios fechada en 1678, cuatro años anteriores a su muerte, donde se presenta este mismo contraste entre colores fuertes y brillantes y los intensos claroscuros. El rostro de la santa se encuentra iluminado por el Espíritu Santo, se nos muestra radiante y juvenil como las representaciones características de vírgenes en la pintura novohispana


Sacristía de la Catedral de Puebla

Sacristía de la Catedral de Puebla

A pesar de los tropiezos en sus inicios, Baltasar de Echave Rioja gozó de gran prestigio durante su corta vida. Su estilo lo llevó a ser un artista respetado, prueba de ello son las escenas sobre La vida de Santa Teresa que adornan un retablo en la Capilla de San Pedro de la Catedral Metropolitana. Además de su prolija obra encontrada en la sacristía de la Catedral de Puebla que, en su pintura El triunfo de la Iglesia y la Eucaristía, fechada en 1675, abiertamente toma como modelo a Rubens​. El estilo de Baltasar de Echave Rioja está clasificado como la transición entre la herencia europea y el barroquismo novohispano.

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