(Tcherepovets, 1842 - en el acorazado Petropavslovsk, 1904) Pintor ruso, famoso por sus escenas de guerra. Hijo de terrateniente de noble estirpe y de madre tártara, con ocho años fue enviado a Tzarkoie para ingresar en el cuerpo de cadetes del Zar. En 1853 ingresó en la Escuela de Guardiamarinas de San Petersburgo e hizo su primer viaje por mar en 1858.
Cogidos por sorpresa, 1868 // Es imposible de encuadrar en ningún movimiento dentro del arte ruso. No tiene ni maestros ni sucesores. En sus series Vereschaguin muestra la guerra (y la paz) en todo su terrible y natural esplendor.
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Abandonó su prometedora carrera militar para dedicarse a la pintura; para ello ingresó en la escuela de Bellas Artes de San Petersburgo. Su éxito pictórico le sirvió, entre otras cosas, para reconciliarse con su familia, con la que dejó de tener contacto tras su decisión de abandonar su carrera militar. Pasó una etapa como profesor de dibujo en el Cáucaso y, con la ayuda de su familia, se trasladó en 1864 a París, donde fue discípulo de Gérome en la Escuela de Bellas Artes. Tuvo que volver al Cáucaso debido a su independencia artística y a su continua negativa de copiar a los clásicos.
En 1867 fue reclutado por el ejército y presenció por primera vez la crueldad de la guerra mientras servía a las órdenes del general Kauffman en la campaña contra los turcomanos. Los rusos tomaron la ciudad de Samarkanda, pero quedaron sitiados quinientos soldados, entre los que se encontraba el pintor, ante veinte mil turcomanos. En la batalla, que duró ocho días, Vereschaguin actuó como un verdadero militar y sus funciones le valieron la Cruz de San Jorge. Permaneció en Turquestán hasta que volvió a París para una exposición. Más tarde recibió el encargo de decorar tres de las salas de uno de los ministerios de San Petersburgo.
En 1867 fue reclutado por el ejército y presenció por primera vez la crueldad de la guerra mientras servía a las órdenes del general Kauffman en la campaña contra los turcomanos. Los rusos tomaron la ciudad de Samarkanda, pero quedaron sitiados quinientos soldados, entre los que se encontraba el pintor, ante veinte mil turcomanos. En la batalla, que duró ocho días, Vereschaguin actuó como un verdadero militar y sus funciones le valieron la Cruz de San Jorge. Permaneció en Turquestán hasta que volvió a París para una exposición. Más tarde recibió el encargo de decorar tres de las salas de uno de los ministerios de San Petersburgo.
Cuando la herencia de sus padres se hizo efectiva, fue dueño de una inmensa fortuna que le hizo cambiar totalmente de vida. Se trasladó en 1871 a Múnich, donde compró una mansión, y allí permaneció tres años trabajando con las notas y material recopilado durante sus viajes por el Turquestán y el Cáucaso. Luego siguió viajando, esta vez por la India, donde permaneció dos años reuniendo material sobre la conquista de los ingleses en esta región. La guerra ruso-turca le ofreció de nuevo otra oportunidad para documentarse sobre los horrores de la guerra. En esta campaña perdió a su hermano, lo que contribuyó a reforzar su talante pacifista. Regresó a París una vez firmada la paz.
De su obra se realizaron diversas exposiciones en Londres, Viena o Berlín, ciudad esta última donde tuvo una especial acogida por su tremendo realismo. Según algunos críticos de la época, lo que se mostraba era demasiado gráfico; el pueblo no tenía la necesidad de contemplar la barbarie de la guerra de un modo tan explícito. Se prohibió a los soldados que fueran a ninguna exposición del artista por motivos psicológicos.
Efectuó nuevamente viajes a Turquestán, India, Siria y Palestina, país donde recogió documentación para una serie de cuadros sobre el Nuevo Testamento. En esta época envió a Viena su obra Sagrada Familia, que fue calificada de blasfema; también fue tremendamente criticada, al año siguiente, su obra Resurrección, lo que provocó que el artista la destruyera. Protegido por el príncipe de Gales, futuro Eduardo VII, celebró una exposición donde exhibió las obras resultado de su viaje a la India. En 1893 expuso en Moscú algunas obras sobre la invasión de Napoleón en Rusia. Desde 1894 realizó otros viajes, esta vez a Arkángel, China y Port-Arthur.
Su afán por representar la verdad acarreó muchos problemas al artista, que tuvo que romper y quemar algunos de sus cuadros por sentimientos patrióticos. Entre ellos se encuentra el titulado ¡Olvidado! que representa a un soldado ruso abandonado por sus compañeros en el campo de batalla. También publicó una Historia de la caricatura rusa.
La mayoría de sus obras se encuentra en los museos Tretiakov de Moscú y Alejandro III de San Petersburgo. Pese a las críticas, hay que considerarle como uno de los artistas que mejor han sabido representar la historia rusa.
Ejecuciones en la India Británica |
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