lunes, 22 de julio de 2019

Basílica de San Isidoro de León


León es un municipio y ciudad española ubicada en el noroeste de la península ibérica, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León. León contaba en enero de 2015 con 127.817 habitantes repartidos en una superficie de 39,03 km², y un área metropolitana de 231 623 habitantes según el mapa de áreas funcionales de la Junta de Castilla y León (otros proyectos dan cifras diferentes​), distribuidos en quince municipios, siendo así la segunda más poblada de la comunidad
Nacida como campamento militar romano de la Legio VI Victrix hacia el 29 a. C., su carácter de ciudad campamental se consolidó con el asentamiento definitivo de la Legio VII Gemina a partir del año 74. Tras su parcial despoblación con motivo de la conquista musulmana de la península, León recibió un nuevo impulso como parte del Reino de Asturias. En 910 comenzó una de sus etapas históricas más destacadas al convertirse en cabeza del Reino de León, participando activamente en la Reconquista contra los musulmanes, llegando a ser uno de los reinos fundamentales en la configuración del Reino de España
San Isidoro de León, es un templo cristiano ubicado en la ciudad de León, en España. Es uno de los conjuntos arquitectónicos de estilo románico más destacados de España, por su historia, arquitectura, escultura, y por los objetos suntuarios románicos que se han podido conservar. Presenta la particularidad de tener un Panteón Real ubicado a los pies de la iglesia, con pintura mural románica y capiteles originales, todo lo cual hace que sea pieza única del mundo románico de la época. El conjunto fue construido y engrandecido durante los siglos XI y XII.

El retablo de factura aún gótica procede de la parroquia de Pozuelo de la Orden (Valladolid) y fue trasladado a San Isidoro en 1920, año en que esta localidad pertenecía al obispado de León. Fue labrado entre 1525 y 1530, contando con la participación en las labores de talla y ensamblado de un maestro llamado Giralte, quizá Giralte de Bruselas, y consta de veinticuatro tablas de pintura, atribuidas por Chandler R. Post a un Maestro de Pozuelo, cabeza de serie de un amplio número de obras cuyo centro geográfico se sitúa en la ciudad zamorana de Toro.
La documentación hallada posteriormente ha permitido precisar que los trabajos de pintura se repartieron entre Lorenzo de Ávila, seguidor de Juan de Borgoña y afincado en Toro
La custodia es de plata, del artista M. García Crespo, y guarda la hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal muy antiguo, que comparte con la catedral de Lugo. Bajo la custodia y en lugar preferente se halla la urna neoclásica que conserva los restos de San Isidoro, obra que el platero leonés Antonio Rebollo realizó en 1847.
Interior de la Colegiata de San Isidoro de León
La Real Colegiata Basílica de San Isidoro  es un conjunto de construcciones religiosas que se han ido superponiendo y adosando a lo largo de once siglos.
Desde el mes de Mayo hasta Octubre, se puede disfrutar en León de un espectáculo único de luces y sonido. Se trata de la proyección de la historia de nuestra ciudad sobre la fachada de San Isidoro
Esta proyección es obra del Francés Xavier de Richemont.
Sin duda, es uno de los mayores espectáculos que podemos visualizar en la ciudad de León y más siendo representado en un edificio tan emblemático como lo es San Isidoro.
En su representación, se muestra el pasado y el futuro de la ciudad de León, terminando finalmente con las denominadas Cantaderas durante las fiestas de San Froilán. (Las Cantaderas, concentración de pendones y desfile de carros engalanados).
Puerta del Cordero
Está dividida en dos cuerpos: el superior compuesto por peineta barroca y rematado con San Isidoro a caballo.
En la portada propiamente dicha hay dos arquivoltas de medio punto con molduras de baquetón sobre columnas. Una tercera arquivolta dovelada descansa sobre jambas, rodeada de moldura ajedrezada. Entre las arquivoltas hay tres molduras con roleos y palmetas. Las columnas están acodilladas y tienen basas áticas sobre plintos muy altos (que no son los originales). Los capiteles presentan figuras humanas con garras en lugar de pies y manos, personajes alados, en cuclillas y entre vegetales
Tímpano de la Puerta del Cordero
Es el primer tímpano conocido del Reino de León, conteniendo diversas escenas. Pertenece al románico pleno del siglo XI. Está esculpido en mármol blanco y se apoya en jambas que están rematadas por cabezas de carnero.
Se representa el Sacrificio de Isaac con el cordero místico sujeto por dos ángeles, y a ambos lados otros dos ángeles portadores de los símbolos de la Pasión de Cristo. En la Hispania mozárabe era muy común representar la escena del sacrificio de Isaac en lugar de Cristo crucificado.A la derecha se ve a Sara en la puerta de la tienda y los dos sirvientes que tomó Abraham como compañía, uno montado a caballo y otro que se descalza respetuosamente porque va a pisar un lugar sagrado. Isaac está también descalzo y pueden verse sus sandalias en el suelo.
Abraham, también descalzo, escucha la voz que llega desde el cielo, simbolizada en la “Dextera Domini”. El cordero del sacrificio está en un matorral y detrás de él hay un ángel que habla. 
Estatua de San Isidoro a cuyo costado se implantó un verdugo con el cuchillo, correspondiente en realidad a Pelayo.
San Isidoro tiene junto a la cabeza la inscripción Isidorus
Estatua del mártir Pelayo en la enjuta, a la derecha.
Pelayo (Albeos, Creciente, Galicia, 911 – Córdoba, Córdoba 26 de junio de 925) fue un cristiano martirizado durante el emirato de Abderramán III y canonizado posteriormente por la Iglesia católica, como ejemplo de la virtud de la castidad juvenil. Su día en el santoral católico es el 26 de junio
Abd al-Rahmán ibn Muhámmadnota (Córdoba (Qurṭuba), 7 de enero de 891​-Medina Azahara, 15 de octubre de 961), más conocido como Abderramán o Abd al-Rahman III, fue el octavo y último emir independiente (912-929) y primer califa omeya de Córdoba (929-961), con el sobrenombre de al-Nāṣir li-dīn Allah «aquel que hace triunfar la religión de Dios» ('de Alá'). El califa Abderramán vivió setenta años y reinó cincuenta.​ Fundó la ciudad palatina de Medina Azahara, cuya fastuosidad aún es proverbial, y condujo al emirato cordobés de su nadir al esplendor califal. Dedicó gran parte de su reinado a acabar de someter el territorio del emirato, desgarrado por numerosas rebeliones, mediante una mezcla de persuasión, prebendas y fuerza.
Relieves de David y cinco músicos más un violinista dentro de círculos concéntricos. Sobre estos personajes hay un friso interrumpido por la rosca externa de la arquivolta que representa los símbolos del zodiaco.
Por encima de estos personajes hay un friso interrumpido por la rosca externa de la arquivolta que representa los símbolos del zodiaco ordenado de derecha a izquierda. Fueron identificados con sus nombres, unas inscripciones con caracteres de la segunda mitad del siglo XI de las que aún quedan algunas fuera de lugar. También estos relieves fueron aprovechados de la iglesia anterior.
Violinista más un tamborilero. Continuación del Zodiaco.
Segundo cuerpo de la portada con un gran escudo y San Isidoro a caballo.
Puerta del Perdón
Se llama así porque era la puerta por donde entraban los peregrinos que iban haciendo el Camino de Santiago, para conseguir en esta iglesia las indulgencias correspondientes y el perdón de los pecados.
Se abre en la fachada sur del crucero. Pertenece a la época del románico pleno, y sus relieves están atribuidos al maestro Esteban, que trabajó en las catedrales de Pamplona y de Santiago de Compostela. Su ejecución es posterior a la Puerta del Cordero. El maestro Esteban esculpió por primera vez una serie de temas evangélicos que serían reproducidos después en la portada de la catedral de Compostela, en la Catedral de Santa María de Pamplona y en la de Toulouse
Tímpano de la puerta del Perdón
El tímpano está dividido en tres dovelas que muestran tres relieves diferentes con temas que ya están lejos de toda influencia mozárabe y que artistas anteriores nunca se atrevieron a tratar.
Sin embargo en las enjutas sí se muestra una reminiscencia mozárabe, no por el tema sino por la posición que se da a las esculturas de San Pedro y San Pablo; a San Pablo se le concede el lugar de la derecha (izquierda del espectador, derecha de la puerta), el preferente, costumbre muy hispánica que también puede verse en Silos. San Pablo en aquella época era muy venerado en España donde todavía se seguía la liturgia hispánica o mozárabe.
Las tres escenas son: Ascensión, Descendimiento y Sepulcro vacío que contemplan las tres Marías. Las arquivoltas son de moldura en bocel, muy peraltadas, con columnas acodilladas. Todo está rodeado de una moldura ajedrezada. El dintel se apoya sobre cabezas de león y de perro.
A la derecha se ven a las tres Marías ante el sepulcro vacío cobijado en un arco románico peraltado. Un ángel desarrolla grandes alas que resguardan todo el conjunto.
En su origen fue un monasterio dedicado a San Pelayo, aunque se supone que anteriormente se asentaba en sus cimientos un templo romano. Con el traslado de los restos de San Isidoro, obispo de Sevilla, Doctor de las Españas a León, se cambió la titularidad del templo.


San Isidoro (1655), obra de Bartolomé Esteban Murillo, Sacristía mayor de la catedral de Sevilla.
Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, bautizado el 1 de enero de 1618–3 de abril de 1682) fue un pintor barroco español. Formado en el naturalismo tardío, evolucionó hacia fórmulas propias del barroco pleno con una sensibilidad que a veces anticipa el rococó en algunas de sus más peculiares e imitadas creaciones iconográficas como la Inmaculada Concepción o el Buen Pastor en figura infantil. Personalidad central de la escuela sevillana, con un elevado número de discípulos y seguidores que llevaron su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII, fue también el pintor español mejor conocido y más apreciado fuera de España.
Isidoro de Sevilla (nacido probablemente en Cartagena, c. 556-Sevilla, 4 de abril de 636) fue un eclesiástico católico erudito polímata hispanogodo. Fue arzobispo de Sevilla durante más de tres décadas (599-636). Es venerado como santo por la Iglesia católica y contado entre los Padres de la Iglesia. También es uno de los Cuatro Santos de Cartagena.
Al parecer, la familia de Isidoro huyó a Sevilla tras la conquista bizantina al ser éstos defensores del rey Agila I frente a Atanagildo, aliado de los bizantinos.
La maestría de San Isidoro en griego y hebreo le dio reputación de ser un estudiante capaz y entusiasta.
Fue canonizado en 1598, y en 1722 el papa Inocencio XIII lo declaró doctor de la Iglesia.
Isidoro y el arrianismo
En una época de desintegración de la cultura clásica, de violencia e ignorancia entre las clases dominantes, Isidoro impulsó la asimilación de los visigodos, que ya llevaban dos siglos en Hispania, a fin de conseguir un mayor bienestar, tanto político como espiritual, del reino. Para ello, ayudó a su hermano en la conversión de la casa real visigoda (arrianos) al catolicismo e impulsó el proceso de conversión de los visigodos tras la muerte de su hermano (599). Presidió el segundo sínodo provincial de la Bética en Sevilla (noviembre de 618 ó 619, durante el reinado de Sisebuto), al que asistieron no sólo prelados peninsulares sino también de la Narbonense, que formaba parte del reino visigodo de Toledo, y Galia.
En las actas del concilio se establece totalmente la naturaleza de Cristo, de acuerdo con los concilios ecuménicos de Nicea del año 325 y de Constantinopla del año 381 y posteriores, rebatiendo las concepciones arrianas. A edad avanzada, también presidió el IV Concilio de Toledo (633), que requirió que todos los obispos estableciesen seminarios y escuelas catedralicias. Su cuerpo fue sepultado, según la tradición, en una ermita a las afueras de Sevilla, cuyo uso perduró incluso después del traslado de los restos a León, y sobre la cual se fundó en el siglo XIV el monasterio de San Isidoro del Campo. Desde dicha ciudad, sus restos fueron, en 1063, trasladados a la basílica de San Isidoro de León, donde permanecen desde entonces; ese año el monarca leonés Fernando I comisionó a los obispos Alvito de León y Ordoño de Astorga para obtener las reliquias del rey de la taifa de Sevilla, Al-Mutadid, tributario suyo. 
El Cuarto Concilio de Toledo fue iniciado en Toledo el 5 de diciembre del 633, en presencia del rey Sisenando, y bajo la dirección del obispo de Sevilla, Isidoro. Se celebró en la iglesia de Santa Leocadia, construida por orden del anterior rey Suintila. Asistieron sesenta y nueve obispos. Parece que por primera vez asistieron a las sesiones algunos Viri Illustris pero no firmaron las actas y por tanto no debían tener voz ni voto. Parece que desde entonces su asistencia se convirtió en costumbre.
En la sesión se tomaron algunas decisiones sobre creencias religiosas, disciplina y administración de la Iglesia, sobre monjes y penitentes, sobre el trato a los judíos y sobre esclavos de la Iglesia, pero también hubo decisiones políticas. El derrocado rey Suintila fue calificado de criminal y se mencionó su iniquidad y su enriquecimiento a costa de los pobres. Su suerte fue decidida en el concilio. Geila también fue desterrado y sus bienes confiscados.
El edificio de la iglesia conserva algunos vestigios románicos de la primera construcción de Fernando I y Sancha. El Panteón y las dos puertas de su fachada sur, llamadas Puerta del Cordero y Puerta del Perdón, más la Puerta Norte o Capitular, son las primeras manifestaciones del arte románico en los territorios leoneses. Con el transcurso del tiempo se hicieron modificaciones y añadidos góticos, renacentistas y barrocos.

Fernando I de León, llamado «el Magno» o «el Grande» (c. 1016-León, 27 de diciembre de 1065), fue conde de Castilla desde 1029 y rey consorte de León desde el año 1037 hasta su muerte, siendo ungido como tal el 22 de junio de 1038.
Era hijo de Sancho Garcés III de Pamplona, llamado «el Mayor», rey de Pamplona, y de Muniadona, hermana de García Sánchez de Castilla. 
Llevó a cabo una enérgica actividad de Reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coímbra (1064). Además sometió a varios de los reinos de taifas al pago de parias al reino leonés. 
Fernando I fue enterrado en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León que él mismo había construido, junto a la supuesta tumba de su padre, Sancho el Mayor,
Sobre la tapa de su sepulcro esculpieron el siguiente epitafio:
Aquí está enterrado Fernando Magno, rey de toda España, hijo de Sancho rey de los Pirineos y Tolosa. Trasladó a León los cuerpos santos de san Isidoro arzobispo, desde Sevilla, y de Vicente mártir, desde Ávila, y construyó esta iglesia de piedra, la que en otro tiempo era de barro. Hizo tributarios suyos, con las armas, a todos los sarracenos de España. Se apoderó de Coímbra, Lamego, Viseo y otras plazas. Se adueñó por la fuerza de los reinos de García y Vermudo. Falleció el 27 de diciembre de (la era) 1103.
Miniatura medieval que representa al rey Fernando I de León y a su esposa, la reina Sancha de León.
Sancha de León o Sancha I (1013 - León, 7 de noviembre de 1067), hija legítima de Alfonso V de León y de la reina Elvira Menéndez, fue infanta y reina de León, convirtiéndose su marido, el conde de Castilla Fernando I, en rey consorte pero con poder efectivo a la muerte de Bermudo III de León, hermano de la reina Sancha, que perdió la vida en la batalla de Tamarón.
Fue sepultada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, donde serían enterrados, además de sus padres, hermano y esposo, los restos mortales de tres de sus hijos; los de su hija Elvira de Toro, los de Urraca de Zamora y los de García de Galicia.
En el sepulcro de piedra en el que fueron depositados los restos mortales de la reina Sancha fue esculpida la siguiente inscripción:
Aquí yace Sancha, reina de toda Hispania, esposa del gran rey Fernando e hija del rey Alfonso, que pobló León después de la destrucción de Almanzor. Falleció el día 3 de noviembre de la era mil ciento ocho años.
De esta fase de construcción perviven en el siglo XXI: el Panteón, una portada o puerta con capiteles esculpidos que está en la planta superior del Panteón, entre los actuales Archivo y Tesoro, la Tribuna real, los dos pórticos adosados y los dos primeros cuerpos de la torre.
Para engrandecer la iglesia y según costumbre de la época era necesario contar con importantes reliquias, por lo que hicieron traer en 1062 desde Sevilla el cuerpo de San Isidoro y desde el monasterio de Arlanza las reliquias de San Vicente de Ávila que se guardaban allí a raíz de las razias de Almanzor.
Mantuvieron los reyes una absoluta protección al templo, acudiendo a él en todas las ocasiones propicias. Los cronistas escriben incluso sobre las emocionantes escenas de Fernando I acudiendo al templo en los momentos finales de su vida. La dotaron de reliquias insignes y de objetos de orfebrería, la enriquecieron con tesoros, así como enriquecieron al monasterio con un vasto patrimonio.
Es Monumento Histórico Artístico desde el 9 de febrero de 1910.

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