viernes, 5 de julio de 2019

(II) La Cámara Santa - Pelayo - La cruz de la Victoria - El Arca Santa - La Caja de las Ágatas - La Cruz de los Ángeles - Pañolón de Oviedo - Del robo del siglo a la chapuza colosal: así se cargó Franco la cruz de Don Pelayo

La Cámara Santa es un edificio situado dentro del conjunto de la catedral de Oviedo, Principado de Asturias, España. Es de estilo prerrománico asturiano, construida en el siglo IX, siendo, junto con la Torre vieja, los edificios más antiguos de dicho conjunto catedralicio. Su función, prácticamente desde su construcción y que conserva en la actualidad, ha sido la de guarda de las reliquias y tesoro catedralicios, para cuya defensa fue construida la torre anteriormente citada.

Se articula en dos capillas superpuestas y sin comunicación entre ellas. La capilla inferior, llamada Cripta de Santa Leocadia, y la superior o Capilla de San Miguel, están ambas adosadas a una estructura cronológicamente anterior denominada Torre de San Miguel, hoy tan embebida en construcciones posteriores, que no es reconocible desde el exterior. En el siglo XII la Capilla de San Miguel sufrió una reforma consistente en la sustitución de la bóveda original de madera por una de cañón. En el interior las columnas añadidas para soportar la bóveda se decoraron con un apostolado románico, siendo éste desde entonces unos de los rasgos más característicos del edificio. Durante los sucesos de la Revolución de Asturias de 1934, la Cámara fue volada por un grupo de revolucionarios. La reconstrucción se realizó fielmente reutilizando de nuevo todos los materiales, siendo de nuevo consagrada el 6 de septiembre de 1942.

La cripta de Santa Leocadia es una cripta medieval española situada en el interior de la catedral de Oviedo, Asturias. La cripta es uno de los vestigios más antiguos que se conservan del conjunto de edificios palatinos y eclesiásticos existentes en la zona en tiempos de Alfonso II el casto de los que también forma parte la iglesia de San Tirso, si bien la construcción de la cripta se atribuye a Alfonso III.​ La cripta formó parte de un conjunto de dos santuarios superpuestos, pero sin comunicación entre ellos, la cripta es el santuario inferior y el superior es la cámara Santa.
La construcción de la cripta se inicia tras el traslado de los restos de los santos mártires cordobeses Eulogio y Leocricia desde el emirato de Muhammad por Dulcidio. La primera noticia de la cripta aparece en el año 908.
Se custodian en el interior las joyas más preciadas de la catedral: las cruces de la Victoria y de los Ángeles, símbolos de Asturias y de la ciudad de Oviedo respectivamente, la Caja de las Ágatas y el Arca Santa que contiene un gran número de reliquias entre las que se encuentra el Santo Sudario. En 1977 la Cámara sufrió el robo de estas joyas siendo recuperadas en 1981 parcialmente desmontadas. Una vez restauradas fueron de nuevo colocadas en su lugar en 1984.


Sección de la miniatura medieval donde están Alfonso III el Magno y la reina Jimena a su izquierda. Liber Testamentorum Ecclesiæ Ovetensis.
El rey Alfonso III de Asturias inició la idea imperial en el siglo IX.
Alfonso III de Asturias, llamado el Magno (c. 852 - Zamora, 20 de diciembre de 910),​ fue rey de Asturias desde 866 hasta poco antes de su defunción, ocurrida en 910. Hijo y sucesor de Ordoño I y de su esposa, la reina Nuña, Alfonso III fue el último rey asturiano, o el primero de León, ya que en esta ciudad residió largas temporadas, y allí tenía su Consejo de Gobierno y Tribunal de Justicia.
Don Pelayo en la batalla de Covadonga. Detalle del folio 23 recto del manuscrito 2805 de la Biblioteca Nacional de España
En la versión Rotense de la Crónica de Alfonso III, Pelayo aparece como un antiguo espatario de Witiza y Rodrigo que huye con su hermana de la dominación musulmana. Pese a su huida, Pelayo, ya en Asturias, entra en estrecho contacto con Munuza, el gobernador musulmán de Gijón. Este, enamorado de la hermana de Pelayo, manda al noble godo a Córdoba de donde Pelayo conseguirá escapar en el 717 y tras un dramático regreso logra ponerse a salvo entre los astures, a los que poco más tarde conseguirá sublevar tras hacerse nombrar su príncipe.
En la versión culta de la Crónica de Alfonso III se prescinde del trasfondo novelesco, aunque no se contradice en lo fundamental, y Pelayo, junto con otros godos de sangre real, se refugia en Asturias tras el 711 y es elegido príncipe. Esta crónica le atribuye una filiación: Pelayo es hijo de Fáfila o Favila, duque de sangre real.
La Crónica Albeldense propone una versión diferente de los hechos: Pelayo, expulsado de Toledo por Witiza, se refugia en Asturias. Cuando se produce la invasión musulmana subleva a los astures y acaba con las guarniciones islámicas de la región acantonadas en Gijón, incluyendo a su jefe Munuza.
Lo más insólito, sin embargo, se encuentra en la llamada Crónica mozárabe escrita por el obispo Isidoro en el 754, y por tanto muy cercana temporalmente a los hechos y que pretende ser una continuación de la Historia de los Godos (Historia de regibus Gothorum, Vandalorum et Suevorum) de Isidoro de Sevilla. Sería lógico ver detallados en esta Crónica los acontecimientos por los que un noble godo, supuesto hijo de un supuesto dux godo, reinstaura en el norte la monarquía visigoda de Toledo, convirtiéndose en el sucesor lineal de Rodrigo, pero pese a todo ello el nombre de Pelayo no aparece ni siquiera mencionado, lo cual da a entender que para el obispo Isidoro la formación del nuevo reino de los astures y su Prínceps Pelayo tenían muy poca o ninguna importancia para la historia de los reyes godos.
Pelayo o Pelagio, (f. Cangas de Onís, 737) es considerado el primer monarca del reino de Asturias, que rigió durante 19 años. Su origen aún sigue siendo controvertido, aunque en la actualidad la mayor parte de los investigadores no lo consideran un noble visigodo, sino un caudillo astur, y destacan que las crónicas que lo afirman fueron escritas casi dos siglos después de su muerte.
Las crónicas najerense y rotense lo presentan como espadero de los reyes Witiza y Rodrigo, es decir, miembro de su guardia personal. Más tarde, en el siglo XIII, Lucas de Tuy aseguraba que era nieto del monarca Chindasvinto e hijo de Favila, por lo que estaría emparentado con Rodrigo, que a su vez era hijo de Teodrofredo, hermano del padre de Pelayo.
Witiza​ fue rey de los visigodos, asociado por su padre al trono hacia 694, y reinó conjuntamente regni concordia desde su unción el 15 de noviembre de 700, hasta finales de 702 o 703, en que falleció su padre Égica. Reinó en solitario hasta su muerte ocurrida en el 710 o 711.
Roderico o Rodrigo (688-711), nombrado en numerosas fuentes clásicas como Don Rodrigo, fue rey visigodo entre los años 710 y 711. Llegó al trono de forma violenta, lo que produjo la secesión de parte del reino. Fue derrotado por los musulmanes en la batalla de Guadalete, debido a una traición entre oponentes visigodos del propio rey.
Chindasvinto, aunque su nombre también puede verse escrito como Khindasvinto (564 - 30 de septiembre de 653), fue rey de los visigodos entre los años 642 y 653.
La batalla de Covadonga tuvo lugar el 28 de mayo del 722 en Covadonga (España), un lugar próximo a Cangas de Onís (Asturias), entre el ejército cristiano de don Pelayo y tropas musulmana. Las tropas de don Pelayo, un pequeño grupo de unos 300 guerreros astures, vascos y gallegos, derrotaron a un ejército regular musulmán capitaneado por Alqama.
Esta batalla es considera por los historiadores como el inicio del largo proyecto denominado Reconquista, que concluyó el 2 de enero de 1492, cuando Boabdil entregó las llaves de Granada a los Reyes Católicos.
Cuenta la tradición histórica, que el moro Munuza, gobernador musulmán de la zona, quiso conseguir a la hermana de Pelayo, para lo cual envió a éste a Córdoba como rehén, pero en el verano de 717 Pelayo pudo escaparse y retornar a su querida tierra. Pelayo se opuso al enlace de su hermana con el gobernador y se echó al monte, para buscar refugio en el macizo de los Picos de Europa. Pelayo no era el bandido de la versión musulmana, sino un vengador.
Extensión del Reino Visigodo hacia principios del siglo VI
Reino visigodo durante Leovigildo, año 586
Leovigildo (Toledo, primavera del año 586) fue rey de los visigodos de 568 ó 569 a 586. Por sus reformas y su labor de expansión y reorganización territorial, Leovigildo es considerado el rey visigodo más importante y uno de los soberanos más admirados de toda la historia de España. Fue el autor del Codex Revisus o Código de Leovigildo, legislación que equiparaba los derechos de godos e hispanorromanos en su reino. Tras sus campañas militares su autoridad abarcó la práctica totalidad de la península Ibérica.
Mapa de al-Ándalus en 732, durante su mayor extensión
Al-Ándalus es el nombre que en la Edad Media dieron los árabes a la península Ibérica.
Tras la conquista musulmana de la península ibérica, al-Ándalus se integró inicialmente en la provincia norteafricana del Califato Omeya.
Se conoce como conquista musulmana de Hispania​ o etapa musulmana inicial de la península ibérica​ al complejo proceso político y militar que a lo largo del principio del siglo VIII explica la formación y consolidación de al-Ándalus, así como la génesis de los principales reinos cristianos medievales peninsulares.
La conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato Omeya fue un proceso largo, que duró quince años, del 711 al 726, en el que se llegó a tomar la península ibérica y parte del sur de la actual Francia; si bien lo que era el territorio peninsular del reino estaba ya conquistado en el 720, tras diez años del inicio de la conquista. Un poco antes de acabar la conquista del reino visigodo en su parte nororiental, los conquistadores fueron echados de la costa y las montañas de la actual Asturias. Aunque el proceso en total ocupó todo ese tiempo, la cronología no es exacta en cuanto a los años y las fechas, sino solo aproximada, pues las fuentes difieren entre sí.

Califato Omeya o Califato de los Omeyas fue un linaje árabe que ejerció el poder de califa, primero en Oriente, con capital en Damasco, y luego en al-Ándalus, con capital en Córdoba. El término Omeya proviene de un antepasado de la familia, Umayya. Estrictamente hablando, la dinastía comienza con Mu‘awiya I, y termina con Marwán II, con la Revolución abasí en el 750.
La cruz de la Victoria fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por el rey Alfonso III el Magno y por su esposa, la reina Jimena de Asturias, en el año 908, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Fue realizada, según consta en la misma inscripción, en el castillo de Gauzón, cuyo emplazamiento aún es discutido por diversos historiadores.
Según refiere la tradición, la cruz de madera que se encuentra en el interior de la cruz de la Victoria fue la que el rey don Pelayo enarboló en la batalla de Covadonga, librada en el año 722, en la que las tropas asturianas derrotaron a las musulmanas. No obstante, dicha tradición, que no fue recogida por los eruditos hasta el siglo XVI, ha sido desmentida recientemente por los arqueólogos César García de Castro Valdés y Alejandro García-Álvarez del Busto, que han demostrado, basándose en la prueba del Carbono 14, que la cruz de madera que se encuentra en el interior de la cruz de la Victoria procede de un árbol talado durante el reinado de Alfonso III el Magno, y no de la época de don Pelayo, primer rey de Asturias.
Diversos autores señalan que la cruz pudo tener en el pasado un carácter ceremonial, sirviendo de guion en procesiones solemnes. Existen testimonios de época moderna de que en tiempos de guerra la cruz era sacada de la Cámara Santa de Oviedo y depositada en el altar mayor de la Catedral ovetense, a fin de impetrar la paz y la victoria frente a los enemigos.
En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Ágatas, sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restauradas en 1942, aunque la cruz de la Victoria apenas sufrió daños. No obstante, la restauración de 1942, a la que también fue sometida la cruz de la Victoria, ha sido considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos, pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar precauciones que permitieran posteriormente diferenciar los elementos originales de los añadidos.
El Arca Santa es uno de los tesoros y reliquias sagradas que se custodian en la Catedral de Oviedo, España. Permanece guardada en la llamada Cámara Santa. El Arca data de la segunda mitad del siglo XI, de época de Alfonso VI de León (hacia 1075), aunque otras propuestas la situarían cerca de 1120.
La leyenda sobre los orígenes del Arca Santa de Oviedo cuenta que proviene de una antigua arca o caja de madera -de cedro- que contenía, en Jerusalén, reliquias de Jesús y de María. Vista la invasión de los persas mandadados por Cosroes II en el 614, los cristianos de Palestina pusieron a salvo el Arca Santa, con el Santo Sudario y otras reliquias, enviándola a Alejandría a través del presbítero Filipo. Posteriores avances de los persas por África tuvieron como consecuencia que finalmente el Arca llegara hasta España entrando por Cartagena, donde el obispo de Écija, San Fulgencio, dispuso de ella enviándola a su superior el obispo de Sevilla, San Leandro.
San Isidoro, obispo de Sevilla, consiguió llevar el Arca consigo cuando fue nombrado obispo de Toledo donde en la primera mitad del siglo VIII; en este momento, se hizo una nueva caja (de roble) que sustituyó a la antigua. Empujada ahora por la invasión musulmana, el Arca fue ocultada durante 80 años en la cueva de Santo Toribio en el monte Monsacro. Finalmente, entre el año 812 y 842 fue trasladada hasta Oviedo por Alfonso II El Casto, lugar en el que se custodia desde entonces.
Isidoro de Sevilla (nacido probablemente en Cartagena, c. 556-Sevilla, 4 de abril de 636) fue un eclesiástico católico erudito polímata hispanogodo. Fue arzobispo de Sevilla durante más de tres décadas (599-636).
La Caja de las Ágatas fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo, en el año 910, por el infante Fruela de Asturias, hijo de Alfonso III el Magno, y por su primera esposa, Nunilo Jimena.
Está considerada, junto con la Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles y la Arqueta de San Genadio, una de las cuatro obras cumbres de la orfebrería prerrománica asturiana.
Fruela II de León, llamado el Leproso (c. 874-925), fue rey de Asturias, subordinado al rey de León,​ entre 910 y 924 y rey de León desde 924 hasta su muerte. Era el tercer hijo de Alfonso III, rey de Asturias, y de su esposa, la reina Jimena.
En primer plano Cruz de los Ángeles, en segundo plano Sudario de Oviedo.
La Cruz de los Ángeles es una cruz-relicario en forma de cruz griega, que se encuentra depositada en la Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo, en el Principado de Asturias, España.Fue realizada a principios del siglo IX y, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz, en el año 808 fue donada a la catedral ovetense por Alfonso II el Casto, rey de Asturias.La Cruz de los Ángeles aparece en el escudo de Oviedo.
La Cruz de los Ángeles es de tipo griego y de forma patada. La longitud de sus cuatro brazos es casi idéntica, y todos ellos parten de un disco colocado en el centro de la cruz. Las medidas de la cruz son de 465 mm. de alto por 450 mm. de ancho y 25 mm. de grosor. El peso de la cruz es de 1.765 gramos y el disco central de la misma mide 85 mm. de diámetro.
Está formada por dos piezas de madera de cerezo silvestre, unidas en el centro de la cruz mediante un disco central, forradas con una delgada lámina de oro sujeta mediante pequeños clavos elaborados también con oro. En cada uno de los brazos de la cruz hay una pequeña cajita insertada,destinada a guardar diversas reliquias, y cada una de las cuatro cajitas cuenta con su correspondiente tapa corredera.
El anverso de la cruz está adornado con cuarenta y ocho piedras, en forma de cabujón, o símbolo más (+), siendo cinco de ellas entalles de época romana reutilizados, y también está ornada con labores de filigrana que incrusta pedrería polícroma. Algunas de las piedras son semipreciosas, como granates y ágatas.
De los camafeos romanos incrustados en la cruz, uno de ellos representa a una joven campesina romana, otro a la diosa Atenea, otro muestra una cabeza caprina con cuerpo de serpiente, y otro a Eneas abandonando la ciudad de Troya.
La Cruz de los Ángeles fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por Alfonso II el Casto, rey de Asturias, en el año 808, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la cruz. Numerosos autores señalan la posibilidad de que el rey donase la cruz con motivo de la consagración del nuevo templo dedicado a San Salvador en la ciudad de Oviedo.
Diversos autores han relacionado la leyenda sobre su origen, que afirma que la cruz fue realizada por dos ángeles que tomaron la forma de peregrinos, con una realidad oculta que, en su opinión, podría esconderse tras la leyenda. Dicha realidad es que, en opinión de diferentes expertos, la Cruz de los Ángeles no se corresponde, ni por la técnica con que fue elaborada, ni por su tipología, con las cruces elaboradas por los orfebres visigodos, pero sí se relaciona con los modelos de cruces lombardas, realizadas en el norte de Italia entre los siglos VII y IX. Según esta teoría, la cruz habría sido realizada por artistas de procedencia lombarda, que posiblemente habrían viajado al reino de Asturias por voluntad del emperador Carlomagno, quien mantuvo buenas relaciones con Alfonso II de Asturias. De ese modo quedaría explicada la desaparición de los ángeles, que desaparecieron tras haber realizado la cruz, como un retorno a sus lugares de origen.
El Santo Sudario de Oviedo (conocido también por Pañolón de Oviedo) es una reliquia de la Iglesia católica que se encuentra depositada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, España. Se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de forma rectangular con una medida de 83 × 53 centímetros. Se le venera como una prenda funeraria de Jesús de Nazaret mencionada en el Evangelio de Juan. En él se habla de un «sudario» que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» cubriendo el cuerpo.
En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta. Los creyentes creen que salió de Palestina ante el ataque de los persas pasando por el norte de África hasta Cartagena, Sevilla, Toledo y por fin Oviedo. El paño ha sido datado mediante la técnica del radiocarbono como originario del siglo VII.
El primer estudioso sobre el paño fue Giulio Ricci, miembro de la Curia Romana y presidente del Centro Romano de Sindonología. Max Frei-Sulzer, que realizó análisis de los pólenes de la Sábana Santa de Turín, analizó también los pólenes del Santo Sudario de Oviedo con muestras no extraídas por él de 1978 y otras extraídas por él mismo en 1979. Encontró pólenes de plantas comunes con la Sábana Santa de Turín y pólenes de plantas que no crecen en Europa pero que son frecuentes en los desiertos de Tierra Santa.
 
Prisioneros de la Guardia Civil y de Asalto en Asturias
La Revolución de Asturias fue una insurrección obrera ocurrida en Asturias en el mes de octubre de 1934 que formaba parte de la huelga general revolucionaria y el movimiento armado organizado por los socialistas en toda España conocido con el nombre de Revolución de Octubre de 1934 y que sólo arraigó en Asturias,​ debido fundamentalmente a que allí la anarquista CNT sí se integró en la Alianza Obrera propuesta por los socialistas de la UGT y el PSOE, a diferencia de lo sucedido en el resto de España. 
En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Ágatas, sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restauradas en 1942. No obstante, la restauración de 1942 ha sido considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos, pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar las precauciones que posteriormente permitieran diferenciar los elementos originales de los añadidos.

En 1977 se cometió un robo en la Catedral de Oviedo. La Cruz de los Ángeles fue sustraída y posteriormente recuperada. No obstante, y debido a los graves desperfectos que sufrió, la cruz hubo de ser restaurada por la Comisión para la restauración de las Joyas Históricas de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

Franco entra en la Catedral de Oviedo con la Cruz de la Victoria en septiembre de 1942.
(29/05/2017)Este verano se cumplen 40 años del robo y 75 de la polémica restauración del símbolo más legendario de Asturias (y de España). Una historia digna de 'Juego de tronos'
Fuente: El Confidencial, pincha aqui

José Domínguez Saavedra, tras ser detenido

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