sábado, 7 de marzo de 2020

(XLIII) El placer de coleccionar arte - Un investigador descubre una píxide de la iglesia de San Pedro de la Rúa de Estella en el Metropolitan Museum de Nueva York

(XLII) El placer de coleccionar arte - Nubar Sarkis Gulbenkian (Hijo de Calouste Gulbenkian) - Herminia Borrell Feijóo, pincha aqui

Iglesia San Pedro de la Rúa - Palacio de los Reyes de Navarra - Museo de Gustavo de Maeztu, pincha aqui

La iglesia de San Miguel de Estella - Palacio de San Cristóbal - El Palacio del Gobernador (Museo del Carlismo), pincha aqui

El Dr. Emilio Quintanilla Martínez dedicó su tesis a la protección del patrimonio en Navarra durante el Siglo XIX mediante la Comisión de Monumentos, época especialmente delicada por la sucesión de guerras. Así conoció la existencia de la píxide, pero la buscó en el Catálogo Monumental de Navarra y no aparecía. “Me dije: otra pieza que falta”. Fue después cuando topó con ella en Nueva York y más tarde, estando en la biblioteca de la Universidad de Oxford un verano, recopiló mucha más información. 

La primera referencia bibliográfica a la píxide la realizó Madrazo en el año 1886, aunque no pudo examinarla al detalle. Después la investigaron más expertos cuando ya pertenecía a la colección de John Pierpont Morgan.

Pedro de Madrazo Roma, 11 de octubre de 1816-Madrid, 20 de agosto de 1898
Miembro de una ilustre familia de artistas, su padre fue el pintor neoclásico José de Madrazo y Agudo y su madre Isabel Kuntz Valentini, hija del pintor de la Silesia polaca Tadeusz Kuntz, y sus hermanos el más famoso miembro de la saga, Federico de Madrazo, amigo de Valentín Carderera y José María Quadrado, y Luis de Madrazo. También tuvo una hermana, Carlota, que se casó con el escritor y director de El Artista Eugenio de Ochoa.
El padre, discípulo de David, llegó a ser pintor de cámara de Carlos IV y Fernando VII y profesor de colorido y composición en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, así como director del Museo del Prado
Trabajaba como pintor, crítico de arte, literato, arqueólogo e historiador. Como romántico que era, defendía la Edad Media española y reivindicaba el gótico como su estilo más representativo. 
Después, la píxide ha sido estudiada cuando ya se encontraba en la colección de John P. Morgan, en primer lugar por E. Baldwin Smith, que la fecha en el siglo VI, establece su origen alejandrino-copto y estudia su iconografía en relación con otras representaciones eucarísticas. Más tarde, Joseph Breck realizó un estudio sobre los marfiles anteriores a la época gótica existentes en la colección
Morgan, incluyendo la píxide de San Pedro de la Rúa aunque sin citar su procedencia, clasificándola como egipcia o siria, con más probabilidades a favor de Egipto y la data también en el siglo VI.  En 1949 Helmut Schlunk escribía en la sección de Varia de Archivo Español de Arqueología una reseña de la exposición sobre arte bizantino y paleocristiano celebrada en la Galería Walters de Baltimore dos años antes, con motivo del bicentenario de la fundación de la Universidad de Princeton. Con respecto a los objetos de procedencia española, menciona la píxide de San Pedro de la Rúa, cita a Madrazo, la clasificación hecha por Edward Capps y publica una fotografía, dándola así a conocer en nuestro país, aunque sin ningún eco. Reconoce la procedencia islámica de la tapa y anuncia un artículo que habría de publicarse en la Revista Príncipe de Viana, que, desgraciadamente, no llevó a cabo. El origen de las píxides se remonta a la época de la Grecia arcaica, y eran en principio pequeñas cajas cerámicas, normalmente de sección circular, vasos con tapa, que se utilizaban para guardar cosméticos. La cultura cristiana adoptó estas formas para contener objetos relacionados con el culto divino, realizándose en marfil por ser su forma cilíndrica muy adecuada para aprovechar una sección del colmillo del elefante. Se utilizaron como recipiente de incienso y, sobre todo, como hostiarios. Más tarde se usaron también para contener reliquias  como ocurrió con la que nos ocupa, cuya finalidad eucarística parece clara por el tema que se desarrolla en su superficie, y que luego fue reutilizada en Estella como relicario.

Píxide de marfil de forma cilíndrica (9 x 11,5 cm.)  En el cilindro exterior se representa la escena de la Multiplicación de los panes y los peces. La tapa se decora con motivos geométricos
La píxide de San Pedro de la Rúa está decorada con una representación del pasaje neotestamentario de la Multiplicación de los panes y los peces. Esta escena fue relatada por los cuatro Evangelistas, aunque se suele seguir la narración de San Juan por ser la más completa de todas ellas y la que incorpora más elementos descriptivos. Centra la composición la figura de Cristo entre dos apóstoles, al que se representa joven, imberbe, sin nimbo, sentado en un trono, vestido con túnica y pallium y calzado con caligae. Extiende el brazo derecho y toca el pan que le presenta un apóstol. Con la mano izquierda empuña un centro enhiesto rematado por una cruz de brazos iguales y otra incisa en su interior, y sujeta la punta del pallium que cae diagonalmente sobre su regazo. El trono es de respaldo recto, tiene un amplio almohadón en el asiento y dos elementos anchos verticales que pueden ser las patas del trono o quizás, por su forma, dos cestos. Ambos apóstoles aparecen vestidos de la misma manera, como el resto de las figuras, y se distinguen pos su barba, terminada en pico en el de la izquierda y cuadrada el de la derecha, cabellos lisos, cortos, aplastados y peinados en líneas paralelas. 

Diez personajes más completan la escena, jóvenes, sin barba y con el cabello corto en grandes bucles que cubren las orejas, similares a los de la figura de Cristo. Todos llevan, sujetos sobre el borde de sus mantos, que envuelven sus brazos ocultando las manos, los panes que les han entregado los apóstoles, ya bendecidos, para distribuirlos.
¿Cómo llego la píxide a San Pedro de la Rúa? Según el estudio de Emilio Quintanilla, el origen es incierto aunque bien podría estar relacionado con el Camino de Santiago, al ser Estella un punto importante de esta ruta de peregrinación. ¿Cómo llegó al Metropolitan de Nueva York? Un punto clave del estudio revela que mientras se realizaba una investigación sobre las actividades de la Comisión de Monumentos de Navarra, se encontraron -entre los documentos- fotografías y correspondencia de los miembros de la comisión que intentaban averiguar el destino de la píxide, que ya no estaba en San Pedro en 1911. Parece ser que “a principios del siglo XX, aprovechando la falta de medios legales para evitarlo y dentro de unas condiciones propicias para la venta de bienes eclesiásticos, fue vendida por la parroquia estellesa y pasó a formar parte del coleccionista John P. Morgan y luego a los fondos del Metropolitan Museum de Nueva York, que se nutre de varias piezas de dicho coleccionista”.

Uno de ellos se agacha para aprovechar el sitio más reducido del que dispone, pues está limitado por el espacio necesario para poner la cerradura de la caja
Dr. Emilio Quintanilla Martínez

Licenciado en Geografía e Historia (Sección Arte) por la Universidad de Sevilla, y doctor en Historia por la de Navarra, es profesor Asociado del Departamento de Historia del Arte, y viene impartiendo desde 1987 la asignatura de Historia del Arte Español en el Instituto de Lengua y Cultura Españolas de la Facultad de Filosofía y Letras. También ha ejercido la docencia en la Facultad de Ciencias de la Información y en la de Geografía e Historia de la Universidad de Navarra; en el Museo Camón Aznar de Zaragoza, en la Sociedad de Estudios Vascos y, sobre todo, desde 1991 hasta la actualidad, en la Fundación Caja Navarra, en los Cursos de Humanidades, de los que también es director. 

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