sábado, 25 de diciembre de 2021

XIX - Psicopompo - El Libro de los muertos - Perséfone - Anubis - ARCÁNGEL SAN MIGUEL PSICOPOMPO - Hermes - Hipnos y Tánatos - Periodo Geométrico X-VIII a.C - La Dípilon - Prótesis (Antigua Grecia) - Hipno​

XVIII - El inframundo griego o el Hades - El Hades, la última morada - Saturno (Con Ops (Rea) es padre de Juno, Júpiter, Neptuno, Plutón, Ceres y Vesta) - Júpiter y Juno - Deméter (Ceres) - Deméter - Perséfone (Proserpina) ( la reina del Inframundo) Heracles) Plutón (Hades)) pincha aqui

(XXVI) Felipe II y La Leyenda Negra - Sofonisba Anguissola, pincha aqui

(XXIX)  El placer de coleccionar arte - Felipe II - Isabel Clara Eugenia (Su hija predilecta) - Gobernadora de los Países Bajos, pincha aqui

(XXX) - El placer de coleccionar arte - Felipe II - Isabel Clara Eugenia (Su hija predilecta) - Gobernadora de los Países Bajos - Los cinco sentidos - Rubens, pincha aqui

Juicio de Osiris del papiro de Hunefer. Anubis, pesa el corazón del escriba contra la pluma de la verdad en la balanza de Maat. Tot, anota el resultado. Si su corazón es tan ligero como la pluma, se le permite pasar a la otra vida. Si no es así, es devorado por la expectante criatura Ammyt.
El Papiro de Hunefer es una de las versiones más conocidas del Libro de los Muertos que fue escrito durante la Dinastía XIX de Egipto aproximadamente entre 1310 y 1275 a. C. y que ahora se conserva en el British Museum de Londres

Son notables y muy aclaratorias las correspondientes al capítulo 125 del Libro de los Muertos donde se representa la Psicostasis presidida por Osiris y la ceremonia de la Apertura de la boca y los ojos.

El Libro de los muertos es el nombre moderno de un texto funerario del Antiguo Egipto que se utilizó desde el comienzo del Imperio nuevo (hacia el 1540 a. C.) hasta el 60 a. C tras la caída de Egipto.

La momia de Hunefer, sujetada por un sacerdote de Anubis, recibe el ritual de la apertura de la boca y los ojos practicada por varios sacerdotes.

La psicostasis (del griego στάσις, disputa, y ψυχή, aliento) se refiere al acto de valoración de un alma mediante su pesaje. Este tema es frecuente en las culturas antiguas, que consideran que el alma o materia espiritual puede ser juzgada en una balanza para determinar su destino.

Representación de Psicopompo

Psicopompo

Un psicopompo es un ser que en las mitologías o religiones tiene el papel de conducir las almas de los difuntos hacia la ultratumba, cielo o infierno. 

Anubis es el nombre griego del guardián de las tumbas asociado con la muerte y la vida después de ésta en la religión del Antiguo Egipto, maestro de las necrópolis y patrón de los embalsamadores, representado como un gran cánido negro acostado sobre su estómago, probablemente un chacal o un gato salvaje, o como un hombre con cabeza de lobo.

ARCÁNGEL SAN MIGUEL PSICOPOMPO

Como en tantas ocasiones, el cristianismo reconvirtió imágenes paganas resignificándolas en iconografías de la nueva religión.

San Miguel psicopompo de Otal (Museo diocesano de Jaca (Huesca)
Una variante, que no es estrictamente una escena de Psicostasis, se produce cuando el arcángel sujeta la balanza y a su vez con una lanza ataca al diablo; produciéndose un sincretismo entre dos temas propios de su iconografía: el Pesaje de las almas y su lucha con el demonio. Este es el caso de la tabla (óleo/tabla) de la iglesia de San Miguel de Otal datada hacia 1510-1520
San Miguel está representado como un bello joven con nimbo y diadema dorada con una cruz en su centro. Sus grandes alas totalmente desplegadas reflejan su naturaleza de arcángel. En la obra vemos gran interés en representar los detalles de la armadura, espada en la cintura, y los adornos que porta: diadema, broches, plumas de sus alas, así como su ondulante melena.

Según los historiadores el proceso de cristianización de la figura del psicopompo por primera vez se realizó en la iglesia copta de Egipto. La imagen del arcángel San Miguel como “pesador de las almas” con la balanza en el Juicio Final aparece por primera vez en el relieve de una puerta del monasterio de Alahan, en Turquía, fechable en el siglo V. En lo que se refiere a la pintura la primera manifestación la encontramos en los frescos de la iglesia de Ihlanli Kilise en Peristrema (finales del siglo IX-principios del X).

El monasterio de Alahan es heredero directo de las tradiciones constructivas de las provincias romanas. Sus muros se construyen mediante grandes sillares de piedra caliza extraordinariamente bien labrados dispuestos a hueso. A mí personalmente me recuerda mucho a nuestras pequeñas iglesias visigodas de maravillosa factura, no sólo por su aparejo, sino también por la aparición de unos tempranos arcos de herradura.

En España este tipo de representación se generalizó en la segunda mitad del siglo XII.
El término psicostasis proviene del griego y significa el peso del espíritu o la lucha del alma, esto es, el procedimiento por el cual se determina la condenación o salvación eterna. En el cristianismo sucederá al final de los tiempos, cuando se produzca el Juicio Final y San Miguel pese en una balanza las buenas y malas acciones. En este proceso también interviene el diablo, quien utiliza artimañas para inclinar la balanza a su favor y llevarse el alma al infierno.
Los arcángeles son uno de los nueve coros angélicos. Aunque en las Sagradas Escrituras indican que fueron siete.
San Miguel era un ángel intercesor, al que rezan reyes, nobles y caballeros.

En la mitología griega, Hermes (es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, del ingenio y del comercio en general, de la astucia, de los ladrones y los mentirosos, y el que guía las almas al inframundo, al Hades.

Según la mitología, tras la muerte las almas de los hombres iban a parar a un lúgubre reino subterráneo, gobernado por el terrible dios Hades y su esposa Perséfone. Héroes como Orfeo, Heracles o Ulises se atrevieron a visitarlo

Fuente: David Hernández de la Fuente

El guía de las almas en los infiernos

Hermes, mensajero de los dioses y guía de las almas hacia el inframundo, aparece rodeado de los espíritus de los difuntos que esperan a orillas del Estige para ser transportados por Caronte al reino de Hades. Óleo por Adolf Hirémy-Hirschl. 1898. Galería Belvedere, Viena.

Foto: Culture-images / Album

La pasión del dios infernal

Este magnífico grupo escultórico, obra de Gian Lorenzo Bernini, recrea el rapto de Perséfone por el dios Hades, soberano del inframundo, contemplado por el can Cerbero. 1622. Galería Borghese, Roma.

Foto: l. Romano / Scala, Firenze

Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.

La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva.

De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.

Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre.

Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.

Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos.

La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.

Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada a el Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.

La geografía del inframundo

Las múltiples descripciones del Hades por autores antiguos y modernos permiten representar el desolador paisaje del infierno de los griegos, repleto de lugares horrendos. Tras entrar por cualquiera de las bocas del infierno existentes, el difunto se dirigía a la orilla del Estige, el río que rodea el inframundo y que cruzaba a bordo de la barca de Caronte. En la otra ribera el alma se encontraba con el guardián Cerbero y con los tres jueces del inframundo. Los autores explican que en su penar por el Hades las almas encuentran tres ríos de infausto recuerdo: el Aqueronte o río de la aflicción, el Flegetonte o río ardiente y el Cocito, el río de los lamentos. También separan nuestro mundo del Más Allá otros lugares prodigiosos, como las aguas del Leteo, el río del Olvido, que John Milton describe en su Paraíso perdido. Las almas de los justos van a parar a lugares felices como los Campos Elíseos o las Islas de los Bienaventurados. Los iniciados en los misterios, que a veces se hacían enterrar con instrucciones para emprender su viaje, se aseguraban la llegada sin problemas a los Campos Elíseos invocando el poderoso nombre de Deméter, Orfeo o Dioniso. Por último estaba el Tártaro, lugar de tormento eterno donde iban a parar los condenados.

Foto: Marzolino / Shutterstock

Monedas para pagar el pasaje

Era costumbre colocar en la boca del difunto una moneda para pagar el viaje a Caronte. Si el alma no disponía de moneda, se veía obligada a vagar durante cien años por las orillas del Estige hasta que el barquero accedía a llevarla gratis. Moneda con el rostro de Perséfone, 260 a.C. Numismática Jean Vinchon, París.

Foto: Bridgeman / Aci

Hipnos y Tánatos

En las tumbas, sobre todo las femeninas, se acostumbraba a disponer como ofrenda un tipo de cerámica característico, el lécito, de color blanco y decorado con escenas apenas esbozadas. El que se reproduce junto a estas líneas, atribuido al llamado pintor de Tánatos, muestra a los gemelos Hipnos y Tánatos levantando el cuerpo de un guerrero. Siglo V a.C. Museo Británico, Londres.

Foto: British Museum / Scala, Firenze

Detalle donde se ven Hipnos, Tánatos y Sarpedón.

En la mitología griega, Hipno​ es la personificación del sueño. Su madre era Nix, la noche, que lo tuvo sin intervención masculina, aunque en alguna otra tradición su padre fue Érebo. Su hermano gemelo es Tánatos (la muerte sin violencia). El equivalente romano de Hipnos era Somnus.

Su palacio era una cueva oscura donde el sol nunca brillaba. A su entrada crecían amapolas y otras plantas hipnóticas. Según algunas fuentes, vivía junto con Tánatos en un palacio subterráneo cercano al de Nix. Según otras, lo hacía en una cueva bajo una isla griega, a través de la cual fluía Lete, el río del olvido.

Ánfora ática de figuras negras donde se representa a Hipnos y Tánatos trasladando el cuerpo de Sarpedón. 500-490 a. C. Museo del Louvre.

En la mitología griega, Tánatohánatos era la personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como el de su gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas amantes de la sangre: las Keres, asiduas al campo de batalla. Su equivalente en la mitología romana era Mors o Letus/Letum.

Cortejo funerario

En los entierros, las mujeres iban detrás del cortejo y sólo podían acudir si tenían más de 60 años, a no ser que fueran familiares próximas. En cambio, para los ritos fúnebres se contrataban flautistas, cantantes, plañideras y danzantes, como las que aparecen en esta escena, procedente de una tumba de Ruvo, en la Campania, del siglo IV a.C.

Foto: Museo Archeologico Nazionale, Naples / Bridgeman / Aci

Los jueces del inframundo

Gustave Doré realizó en el siglo XIX esta inquietante pintura en la que aparecen los tres grandes jueces del inframundo: Minos, Radamantis y Éaco, entronizados y dispuestos a juzgar a la miríada de almas que se agolpan temerosas y desesperadas a sus pies. Museo de Bellas Artes de La Rochelle.

Foto: Bridgeman / Aci

Hades, Perséfone y Cerbero

En un templo dedicado a los dioses egipcios Isis y Serapis, en Gortina, en la isla de Creta, se descubrieron estas estatuas que dan fe del sincretismo religioso imperante en el mundo antiguo. Perséfone, la reina de los infiernos, porta elementos típicos de la diosa Isis, como el sistro y el creciente lunar en la frente, y el dios Hades porta un kálathos, un tocado característico de Serapis, dios grecoegipcio. Siglo II. Museo de Heraclion.

Foto: Dea / Scala, Firenze

Sísifo

Tiziano muestra en este óleo, pintado entre 1548 y 1549, el terrible castigo al que fue condenado Sísifo, el embaucador que se había atrevido a engañar al mismísimo dios infernal. Fue condenado a empujar una enorme roca hasta lo alto de una colina, para luego verla caer y volver a empezar de nuevo. Prado, Madrid.

Heracles y Cerbero

Uno de los doce "trabajos" de Heracles consistía en bajar a los infiernos para llevarse al can Cerbero. El héroe se presentó ante Hades para pedirle que le prestara a su guardián. El dios accedió, siempre y cuando Heracles pudiera atraparlo con las manos desnudas. Éste es el momento que recrea muy gráficamente el óleo de Domenico Pedrini, que muestra al héroe, con su clava y cubierto con la piel de león, arrastrando encadenado al fiero can fuera del Hades. Siglo XVIII. 

Foto: Christie’s Images / Scala, Firenze
Domenico Pedrini ( Bolonia , 1728 - Bolonia, 1800) fue un pintor italiano. Ferozmente provinciano en su actividad geográfica, las obras de Pedrini se completaron principalmente en Bolonia y sus alrededores y, sin embargo, su estilo atávico se desvió mucho hacia la fuerte ascendencia barroca de Bolonia .

Odiseo y Tiresias

En la Odisea, Homero relata cómo Odiseo acude a las puertas del reino de Hades para consultar al espíritu del adivino Tiresias sobre los peligros que le esperan durante su vuelta a Ítaca. Este relieve muestra al héroe ofreciendo la sangre del sacrificio a la sombra de Tiresias, que acude presta a beber antes de poder contestar las preguntas del héroe. Museo del Louvre, París.

Foto: H. Lewandowski / Rmn-Grand Palais

Al igual que el cristianismo y otras religiones creen en un Más Allá donde pervive el alma, los griegos de la Antigüedad también imaginaban un inframundo al que las almas de hombres y mujeres eran conducidas tras su muerte. Para los griegos, el reino de los muertos estaba bajo el poder de Hades, hermano de Zeus y Poseidón. Estos tres dioses viriles y barbados, que encarnan la masculinidad regia en el panteón griego, se repartieron los diversos ámbitos de nuestro mundo tras derrocar a su tiránico padre Crono y vencer a los poderosos Titanes en una épica lucha por el dominio del universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario