miércoles, 28 de agosto de 2013

Guillermo III y Maria II - Ana I - Jorge I

Guillermo III
Fue un aristócrata holandés y príncipe protestante de Orange desde su nacimiento, y fue rey de Inglaterra e Irlanda -como Guillermo III- desde el 13 de febrero de 1689, y rey de Escocia -como Guillermo II- desde el 11 de abril de 1689, en cada caso hasta su muerte en 1702.

Nacido como un miembro de la Casa de Nassau y de la rama de Orange-Nassau, Guillermo III consiguió las coronas inglesa, escocesa e irlandesa después de la Revolución Gloriosa, durante la cual depusieron a su tío y suegro a la vez, Jacobo II. En Inglaterra, Escocia e Irlanda, gobernó en común con su esposa, María II, hasta la muerte de ella el 28 de diciembre de 1694. Entre los unionistas en Irlanda del Norte lo conocen con el apodo de rey Billy.


Su reinado marcó el principio de la transición del gobierno personal de los Estuardo al gobierno tipo parlamentario de la casa de Hannover.
En 1685, el suegro de Guillermo subió al trono inglés como Jacobo II, un católico que era impopular en sus reinos protestantes. Guillermo procuró conciliar con Jacobo, que él esperaba que se uniera a Liga de Augsburgo, mientras que al mismo tiempo intentaba no ofender el partido protestante en Inglaterra. Pero antes de 1687, llegó a estar claro que Jacobo II no se uniría a la Liga. Para ganar el favor de los protestantes ingleses, Guillermo expresó su desaprobación a las políticas religiosas de Jacobo. Viéndolo como amigo, muchos políticos ingleses comenzaron a negociar con él una invasión armada a Inglaterra.
El 13 de febrero de 1689 el Parlamento decretó que el rey Jacobo II en su intento de fuga del 11 de diciembre de 1688, había abdicado del gobierno del reino, de tal modo que el trono quedaba vacante. La corona no fue ofrecida al hijo mayor de Jacobo II, Jacobo Francisco Eduardo (quien en circunstancias normales sería el heredero natural), sino a Guillermo y a María como soberanos en conjunto. Esto, sin embargo, bajo la condición de que "el ejercicio único y completo del poder real esté solamente ejecutado por el dicho príncipe de Orange en nombres suyo y de la princesa durante sus vidas en común".

Guillermo III de Inglaterra» y María II
Guillermo y María fueron coronados juntos en la abadía de Westminster el 11 de abril de 1689 por el obispo de Londres, Henry Compton. Normalmente, la coronación era realizada por el arzobispo de Canterbury, pero el arzobispo en ese entonces, Guillermo Sancroft, se negó a reconocer la deposición de Jacobo II. El día de la coronación, la convención de los Estados de Escocia -que estaba mucho más dividida que el Parlamento inglés- finalmente declaró que Jacobo no era más el rey de Escocia. Ofrecieron a Guillermo y María la corona escocesa, que aceptaron el 11 de mayo. En Escocia, Guillermo era llamado oficialmente "Guillermo II", porque había solamente un rey escocés anterior llamado Guillermo I.
En diciembre de 1689, uno de los documentos constitucionales más importantes de la historia inglesa, el Acta de Derechos, fue aprobada. En ella, entre otras cosas, se regulaba la sucesión de la corona. En primer lugar, Guillermo III seguiría reinando aun si su esposa María II hubiera muerto; la siguiente en la línea sucesoria sería la princesa Ana y sus descendientes, y finalmente estarían los hijos que Guillermo tuviera de un matrimonio posterior. 
Mientras que su vida se perfilaba hacia el ocaso, Guillermo, como muchos otros gobernantes europeos, sintió preocupación por la cuestión sucesoria al trono de España, que traía con ella, además, extensos territorios en Italia, los Países Bajos y el Nuevo Mundo (América). El rey de España, Carlos II, era un inválido impotente sin ninguna perspectiva de tener descendencia; entre sus parientes más cercanos estaban el rey Luis XIV de Francia y Leopoldo I, emperador de Alemania. Guillermo intentó evitar que la herencia española pasara a cualquiera de éstos monarcas, porque él temía que tal calamidad trastornara el equilibrio de poderes en Europa. Guillermo y Luis XIV firmaron el Primer Tratado de Partición, que generaba la división del Imperio Español: el príncipe José Fernando de Baviera (a quien Guillermo mismo eligió) obtendría España, mientras que Francia y el emperador dividirían los territorios restantes entre ellos. Los españoles, sin embargo, expresaron indignación por la intromisión de Guillermo; no habían sido consultados previamente sobre la desmembración de su propio imperio, y se esforzaron por mantener los territorios bajo soberanía española unidos.

Al principio, Guillermo y Luis no hicieron caso de los deseos de la corte española. Cuando, sin embargo, José Fernando murió de viruela –o según su propio padre, envenenado por un espía austriaco–, (6 de febrero de 1699) las luchas reiniciaron. En 1700, los dos monarcas pactaron el Segundo Tratado de Partición (también llamado el Tratado de Londres), bajo el cual los territorios en Italia pasarían a uno de los nietos del rey de Francia, y los otros territorios españoles serían heredados por el segundo hijo del emperador. Este arreglo enfureció a los españoles –quienes todavía intentaron impedir la disolución de su imperio– y al emperador, a quien los territorios italianos le eran mucho más útiles que las otras tierras. De una manera totalmente inesperada, el inválido rey de España, Carlos II, interfirió al darse cuenta que se estaba muriendo, a finales de 1700. De manera unilateral, él quería que todos los territorios españoles pasaran a manos de Felipe, el segundo de los tres nietos de Luis XIV. El rey francés hizo convenientemente caso omiso del Tratado de Londres y demandó la herencia española en su totalidad. Además, Luis XIV se enajenó a Guillermo III reconociendo a Jacobo Francisco Eduardo Estuardo –el hijo de Jacobo II, que había muerto en 1701– como rey de Inglaterra. El conflicto subsecuente, conocido como la Guerra de Sucesión Española, continuó hasta 1713.

La herencia española, sin embargo, no era el único problema que le preocupaba a Guillermo. Su unión con María II no le había dado hijos, y él no parecía muy inclinado a volverse a casar. La hermana de María, la princesa Ana, había tenido numerosos embarazos, pero todos sus hijos habían muerto al nacer o a los pocos años de edad. La muerte de Guillermo, duque de Gloucester –el único hijo superviviente de Ana– en 1700 dejó a princesa Ana como la única heredera en la línea de la sucesión establecida por el Acta de Derechos. Como el agotamiento completo de la línea de la sucesión podría animar a una restauración de la línea de Jacobo II, el parlamento decide evitarlo a toda costa aprobando el Acta de Establecimiento (1701), en la cual se estipulaba –entre otras cosas, como el debilitamiento del poder real en favor del Parlamento– que la corona sería heredada por la más cercana pariente protestante de María, Ana y Guillermo, la princesa Sofía de Wittelsbach, Electora de Hannover o en su defecto por sus descendientes protestantes si la princesa Ana moría sin descendencia que le sobreviviera, y si Guillermo III no tenía hijos vivos de alguna unión subsecuente (varios católicos romanos con mayores derechos dinásticos fueron relegados en favor de Sofía). El Acta fue aprobada en Inglaterra e Irlanda, pero no en Escocia, que no había sido consultada antes de la selección de Sofía.

Durante una cacería, sufre una aparatosa caída que le provoca serias heridas, entre ellas la más grave, una fractura de clavícula; esto, sumado a una fulminante neumonía, provocaron el final de Guillermo.

Los nuevos reyes, Guillermo y María
En 1689, una Convención Parlamentaria fue abierta y declaró que Jacobo había abdicado el reino cuando trató de huir, y que el trono estaba por lo tanto vacante. La corona fue ofrecida —y aceptada enseguida—, a Guillermo y María, que gobernaron como monarcas en conjunto. El Acta de Derechos (Bill of Rights) sancionó la sucesión al trono; La princesa Ana y sus descendientes estarían en la línea de la sucesión después de los posibles hijos de Guillermo y María. Después de ellos, tenía derecho cualquier descendiente de Guillermo en un segundo matrimonio.

Poco después de subir al trono, Guillermo y María recompensan a Lord Churchill concediéndole el condado de Marlborough. 


En 1692, estalló un escándalo político que implicaba a un buen número de señores de la corte cuando un tal Robert Young presentó a los reyes todo un fajo de cartas, que probaban que muchos aristócratas seguían manteniendo contacto con el exiliado rey Jacobo II.  La reina María II, sin vacilar, ordenó que todos los signatarios de una supuesta carta de apoyo a la facción Jacobita fueran inmediatemente arrestados, basándose en las pruebas aportadas por Young. El nombre de Lord Marlborough apareció en la lista negra establecida por el Gobierno de Sus Majestades y, el 20 de enero de aquel año, el Conde de Nottingham, Secretario de Estado, ordenó a aquel que renunciase in situ a todos sus cargos civiles y militares, expulsándole del Ejército y prohibiéndole permanecer en la corte. Nunca se dieron públicas explicaciones a su caída en desgracia. Lord y Lady Marlborough fueron alejados del círculo real. Es más, el 14 de mayo de ese mismo año, Lord Marlborough sería detenido y encarcelado en la Torre de Londres por espacio de cinco semanas, acusado de alta traición. Sería luego liberado y lavado de toda acusación al comprobarse que las pruebas de Robert Young eran falsificaciones.

John Churchill debe, en parte, su ascensión a la influencia de su mujer Sarah, amiga íntima de la entonces princesa Ana, Duquesa de Cumberland y Princesa Real de Dinamarca. Desde 1673, Sarah y Ana mantienen una correspondencia muy seguida y tachada de ambigua: una y otra firman sus cartas con los nombres de "Sra. Freeman" y "Sra. Morley" respectivamente. En 1702, con la ascensión al trono de Ana, la flamante condesa de Marlborough acumula los cargos en la corte: Dama de la Guardarropa Real, Guardiana del Real Monedero y Guardabosque de la finca real de Windsor,... A estos cargos hemos de sumar su gran influencia personal y política tanto sobre su marido como sobre la reina. Quizá el peor error que cometió Sarah fue introducir a una prima -Abigail Hill, Lady Masham-, en el entorno real, que contribuyó en gran parte a la deterioración de la amistad entre Sarah y la soberana.

Cuando María II murió de viruela en 1694, Guillermo III continuó reinando en solitario. Intentando mejorar su prestigio ante los ingleses (que había sido siempre mucho menor que el de su esposa), restauró a Ana en todos sus honores, permitiéndole que residiera en el palacio de St. James. Pero, al mismo tiempo, Guillermo la mantuvo al margen de todo y no la nombro regente del reino durante su ausencia. En 1695, Guillermo intentó ganar el favor de Ana restaurando a Lord Marlborough en todos sus cargos.


María II de Inglaterra 
(30 de abril de 1662 – 28 de diciembre de 1694) fue reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1689 hasta su muerte. Educada en la religión protestante, subió al trono después de la Revolución Gloriosa, que dio lugar a la deposición de su padre, el rey católico Jacobo II. Reinó en conjunto con su marido y primo, Guillermo III, príncipe de Orange, que se convirtió en gobernante en solitario después de su muerte. La historia popular generalmente se refiere al reinado conjunto, como el de «Guillermo y María». Aunque era la soberana por derecho de sangre, cedía a Guillermo la mayor parte del poder cuando este se encontraba en Inglaterra. Sin embargo, dirigía el reino cuando su marido se encontraba en campañas militares en el extranjero, demostrando ser una gobernante poderosa, firme y eficaz. Fue muy activa en la Iglesia anglicana, que dirigió como su Gobernadora Suprema. Aunque oficialmente compartió el poder con su marido, en gran parte lo ejerció sola.




Curiosidades:

Se dice que los jueces visten de negro desde 1694,  tras llorar la muerte de Maria II de Inglatera.

Los jueces comenzaron a llevar traje negro como señal de duelo. El periodo oficial de luto duró muchos años.



Ana Estuardo - Ana I de Gran Bretaña 
(Londres, 6 de febrero de 1665 – 1 de agosto de 1714) fue reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde el 8 de marzo de 1702 hasta su muerte. El 1 de mayo de 1707, Inglaterra y Escocia se unieron en un sólo reino, por lo que Ana se convirtió en la primera soberana de la Gran Bretaña. Fue la última soberana británica de la casa de los Estuardo. Le sucedió en el trono su primo segundo, Jorge I, de la Casa de Hannover.

Su vida estuvo marcada por muchas crisis relacionadas con la sucesión de la corona. Su padre, el católico Jacobo II, había sido depuesto en 1688; su hermana y cuñado se convirtieron entonces en los reyes María II y Guillermo III. El que ni ella ni su hermana tuvieran hijos que llegaran a adultos provocó que, sin un heredero protestante, el hijo de Jacobo II, Jacobo Francisco Eduardo, tuviese posibilidad de reclamar la corona. 



Es por esa razón que el Parlamento aprueba una Ley que permite que el trono pase a la casa de Wittelsbach. Cuando el Parlamento de Escocia rechazó aceptar la opción del Parlamento inglés, las varias tácticas coactivas (tales como dañar la economía escocesa poniendo restricciones al comercio) fueron utilizadas para asegurarse de la cooperación de Escocia. El Acta de Unión de 1707 (que unió Inglaterra y Escocia en Gran Bretaña) fue un producto de negociaciones subsecuentes.

El reinado de Ana fue marcado también por el desarrollo del sistema bipartidista. Ella prefería en lo personal el partido tory, por lo que sufrió el ataque de los whigs. Su más cercana amiga y posiblemente más influyente consejera fue Sarah Jennings, cuyo esposo, John Churchill, 1er duque de Marlborough, dirigió las tropas inglesas en la Guerra de Sucesión Española. 

Jorge de Dinamarca

El 28 de julio de 1683, en el palacio de St. James, Ana se casó con el príncipe protestante Jorge de Dinamarca, hermano del rey Cristián V, una unión impopular debido a las inclinaciones francesas del país natal del novio, pero que fue de una gran felicidad doméstica, el príncipe y princesa que eran de caracteres similares y preferían el retiro y la tranquilidad a la vida en el gran mundo. 



De este matrimonio nacieron 19 hijos ninguno de los cuales llegó a la edad adulta

Jorge I de Gran Bretaña
(En inglés: George I of Great Britain y en alemán: Georg Ludwig von Hannover) fue Elector de Hanover desde el 23 de enero de 1698 hasta su muerte, y rey de Gran Bretaña y de Irlanda desde el 1 de agosto de 1714 hasta su muerte. Era también el Erzbannerträger (luego Architesorero), Príncipe-Elector del Sacro Imperio Romano Germánico, duque de Bremen y príncipe de Verden (1715/19-1727). Jorge I, el primer monarca de la casa de Hannover de Gran Bretaña e Irlanda, no hablaba inglés de manera fluida; en su lugar, habló siempre su alemán nativo, y por esto se puso en ridículo ante sus súbditos británicos. Durante su reinado, el poder de la monarquía disminuyó; se desarrolló el moderno sistema del gobierno por Gabinete. Durante los últimos años de su reinado, el poder de facto estuvo en manos de su Primer Ministro, sir Robert Walpole.



Jorge se casó el 21 de noviembre de 1682, en la localidad de Celle, con su prima Sofía Dorotea de Brunswick-Luneburgo, que era la única hija del hermano mayor de su padre. De este matrimonio nacieron 2 hijos:
  • Jorge II Augusto rey de Inglaterra y elector de Hannover al suceder a su padre.
  • Sofía Dorotea casada con Federico Guillermo I, rey de Prusia.
Pero el matrimonio fue infeliz y un total fracaso; Jorge prefirió la compañía de su amante, Ermengarda Melusina de Schulenburg, a quien más tarde nombró duquesa de Münster y de Kendal en Gran Bretaña.



Ermengarda Melusina de Schulenburg
Sofía, mientras tanto, tenía su propio interés romántico en el joven conde sueco Felipe Christoph de Königsmarck. Amenazada con el escándalo de una fuga de la princesa, la corte de Hannover ordenó a los amantes desistir de sus planes, y Jorge aparece como el autor intelectual de un plan para asesinar a Königsmarck. El conde fue asesinado en julio de 1694, y su cuerpo fue arrojado al río. El asesinato parece haber sido cometido por cuatro cortesanos de Jorge, uno de los cuales afirmó que para cometer el crimen se le pagó la enorme suma de 150.000 táleros de plata, que en aquel tiempo era 100 veces el sueldo anual del ministro mejor pagado de cualquier corte.

El matrimonio de Jorge y Sofía fue disuelto (1694), no bajo los cargos de que alguno de los dos hubiera cometido adulterio, sino bajo la acusación de que Sofía había "abandonado" a su marido. Con el consentimiento de su propio padre, Sofía fue encarcelada por orden de Jorge en el castillo de Ahlden en su natal Celle, otorgándosele el título de princesa de Ahlden. No se le permitió tener contacto con sus hijos y con su padre, y se le prohibió volverse a casar. Sin embargo, la dotaron con una renta, un establecimiento y criados, y le permitieron montar en su carruaje fuera del castillo, siempre bajo supervisión. Sofía morirá en Ahlden en 1726, tras 32 años de reclusión. 
  
Sofia Dorotea de Brunswick-Luneburgo

No hay comentarios:

Publicar un comentario