Hans Holbein el Joven
(Der Jüngere) (Augsburgo, 1497?1 - Londres, entre el 7 de octubre y el 29 de noviembre de 1543) fue un artista e impresor alemán que se enmarca en el estilo llamado Renacimiento nórdico. Es conocido sobre todo como uno de los maestros del retrato del siglo XVI. También produjo arte religioso, sátira y propaganda reformista, e hizo una significativa contribución a la historia del diseño de libro. Diseñó xilografías, vidrieras y piezas de joyería. Se le llama "el Joven" para diferenciarlo de su padre, Hans Holbein el Viejo, un dotado pintor de la escuela gótica tardía.
Hans Holbein el Joven |
Nacido en Augsburgo, Holbein trabajó principalmente en Basilea como artista joven. Al principio pintó murales y obras religiosas y diseños para vidrieras y libros impresos. También pinto retratos ocasionalmente, destacando internacionalmente con retratos del humanista Desiderio Erasmo de Róterdam. Cuando la Reforma alcanzó Basilea, Holbein trabajó para clientes reformistas mientras continuaba sirviendo a patrones religiosos tradicionales. Su estilo gótico tardío fue enriquecido por las tendencias artísticas en Italia, Francia y los Países Bajos, así como por el Humanismo renacentista. El resultado fue una combinación estética única en sí misma.
Holbein viajó a Inglaterra en 1526 en busca de trabajo, con una recomendación de Erasmo. Fue bienvenido en el círculo humanista de Tomás Moro, donde rápidamente alcanzó alta reputación. Después de regresar a Basilea durante cuatro años, reemprendió su carrera en Inglaterra en 1532. Esta vez trabajó para las dos fuentes de mecenazgo, Ana Bolena y Thomas Cromwell. En el año 1535, Enrique VIII lo nombró Pintor del Rey. En este cargo, produjo no sólo retratos y decoraciones festivas, sino también diseños de joyería, platería y otros objetos preciosos. Sus retratos de la familia real y los nobles son un recuerdo vívido de una corte brillante en los años trascendentales en los que el rey Enrique estaba afirmando su supremacía sobre la iglesia inglesa.
Enrique VIII por Hans Holbein el Joven, h. 1539–1540, Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma |
Enrique VIII h. 1537, por Hans Holbein el Joven. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid. |
Los embajadores
Autor: Hans Holbein, el Joven (1533)Museo: National Gallery de Londres (208 x 209 cm.)
Comentario
Los personajes del cuadro son cortesanos franceses, embajadores del rey Francisco I ante la corte de Enrique VIII. La obra se pintó en Londres, donde ambos diplomáticos tenían la misión de proteger los intereses de su país y evitar la ruptura de Inglaterra con el papado.
La crisis que refleja el cuadro era tanto política como intelectual: los protestantes desafiaban la autoridad de la Iglesia católica, y los descubrimientos científicos socavaban antiguas creencias, Holbein coloca a sus embajadores como avanzada del pensamiento en uno y otro conflicto. En la Semana Santa de 1533 Inglaterra rompió definitivamente con el papado e instituyó la Iglesia anglicana, con el rey como máximo representante. La causa inmediata fue la negativa del pontífice a conceder a Enrique VIII el divorcio de Catalina de Aragón, su primera esposa, para casarse con Ana Bolena, a la que suponía embarazada del hijo y sucesor que él tanto anhelaba. La misión de los embajadores fracasó y el cisma de la Iglesia condujo a la fragmentación de Europa.
Detalle del reloj de sol con forma de poliedro. |
El tablero superior (detalle del cuadro). |
Tras la cortina de brocado verde asoma un crucifijo que indica la presencia guiadora de Cristo en los destinos de los embajadores, sus anhelos intelectuales e intereses nacionales, al paso que les recuerda su condición de pecadores y mortales.
La forma extraña que se aprecia en el suelo carece de sentido vista de frente; pero si uno se aproxima al cuadro por un lado y lo mira desde unos 2 m. A la derecha, a ras de los ojos de los embajadores, aparece una calavera. El artista se ha valido de la anamórfosis, forma extrema de la perspectiva descrita por vez primera en los cuadernos de Leonardo. La calavera, que proyecta la sombra de la muerte en el suelo, era la insignia personal de Dinteville (que tiene una calavera de plata en la capa); aquí cobra especial relevancia porque la salud de Dinteville era extremadamente frágil.
El personaje de la derecha es George Selve, que visitó Londres en abril de 1533; era el obispo electo de Lavau, en Francia. Su brazo derecho descansa sobre un libro en cuyo borde está escrito: AETATIS SUAE 25 ("tiene 25 años"). Junto a su mano izquierda, un reloj de sol señala el 11 de abril de 1533, fecha decisiva para los embajadores. El laúd, símbolo tradicional de la armonía, tiene una cuerda rota en alusión a la creciente discordia entre católicos y protestantes. Junto al laúd reposa un libro de himnos latinos -traducidos al alemán por Martín Lutero- abierto en la página del Ven, Espíritu Santo y Los diez Mandamientos. Se ha apuntado que la elección de los himnos, ambos con doctrinas asumibles por todos los cristianos, expresan el anhelo de Holbein de que la Iglesia se reformase en la línea propuesta por los protestantes pero sin romper con Roma.
Los mosaicos del suelo son una copia exacta del piso del santuario de la abadía de Westminster, que debieron impresionar al artista alemán durante su estancia en Inglaterra. El cuadro muestra el profundo conocimiento de Holbein de los principios estéticos del arte italiano y noreuropeo. Al arte italiano debe la perfección de la perspectiva y la corporeidad de las figuras; del arte septentrional vienen el interés por el detalle, la irreprochable técnica del óleo y el gusto por las pieles y los brocados.
Está considerada la obra maestra de Hans Holbein y el mejor cuadro pintado en las islas británicas hasta aquella fecha. Holbein era todo un intelectual y en este cuadro dio rienda suelta a esta faceta. En la mesa entre los embajadores se encuentran emblemas de la exploración, el conocimiento y el comercio: un globo terráqueo en que aparece Brasil, instrumentos matemáticos y para medir el tiempo, música, una alfombra (empleada como mantel) procedente de Turquía. Holbein plasmó a los embajadores como hombres de su tiempo, cultivados, educados, de mente abierta,... y no se olvidó de la calavera (comentado en el cuadro).
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