domingo, 26 de enero de 2014

Cinco Archiduques de Austria(II)

Margarita de Austria

También conocida como Margarita de Parma, (Oudenaarde, Bélgica, 28 de diciembre de 1522-Ortona, Italia, 18 de enero de 1586), fue hija extramatrimonial de Carlos I de España y de Johanna Maria van der Gheynst. 
Fue duquesa consorte de Florencia y Parma y gobernadora de los Países Bajos.Su madre, Johanna, sirvienta de Charles de Lalaing, señor de Montigny, era flamenca. El rey, en la única referencia personal en su testamento, declaró que «estando en estas partes de Flandes, antes que me casase y desposase, hube una hija natural que se llama Madama Margarita». Poco después de su nacimiento, Margarita fue confiada a la familia Douwrin durante algún tiempo.
Margarita de Austria y Parma, por Antonio Moro.

Su destino habría sido crecer como una hija natural más, sin privilegios o poder y con un obscuro porvenir. Sin embargo, se vería encumbrada gracias a su tía-abuela, Margarita de Austria, gobernadora de los Países Bajos desde 1507, la cual decidió encargarse de su educación. Después de la muerte de Margarita, en 1530, le sucedió como gobernadora su sobrina María de Austria, reina-viuda de Hungría, la cual también tomó la tutela de la pequeña Margarita, su sobrina carnal.

Duquesa de Florencia

Los convulsos asuntos de Italia y la lucha de poderes con el rey Francisco I de Francia estaban en plena efervescencia en la década de 1520. En 1527, viéndose cercado después del saqueo de la Ciudad Eterna, el Papa Clemente VII finalmente aceptó firmar la paz con el Emperador, el cual como parte del trato debió reponer a los Medicis en el gobierno de Florencia en la persona de Alejandro de Médicis -aparentemente hijo natural del Papa con una sirvienta negra-. Como manera de conservar la lealtad del Papa de manera definitiva, se acordó el compromiso de Alejandro con Margarita, de apenas cinco años de edad. El 9 de julio de 1529, Margarita fue legitimada por su padre a ruego de su tía-abuela, Margarita de Austria.

No fue hasta el 5 de julio de 1531 que Alejandro de Médicis entró formalmente en Florencia como su duque soberano; nueve meses más tarde, en abril de 1532, el Emperador elevó Florencia al rango de ducado hereditario.
El 29 de febrero de 1536 se celebró el enlace entre Alejandro de Médicis y Margarita de Austria en Nápoles. La novia, para entonces de apenas 13 años, tuvo que soportar desde el comienzo de su matrimonio la indiferencia de su marido, el cual permanecía fielmente al lado de su único amor, Tadea Malaspina, la cual le había dado dos hijos.
Once meses más tarde, el 6 de enero de 1537, Alejandro es asesinado por un primo lejano y Florencia pasa a manos de una nueva rama de los Médicis. Viuda con apenas 14 años, Margarita regresó a los Países Bajos al lado de su tía María, donde permaneció hasta que su padre decide una nueva alianza italiana para ella.

Duquesa de Parma

En el año 1536, contrae matrimonio con Octavio Farnesio, duque de Parma; desde ese entonces se la conoce como Margarita de Parma. De esta unión matrimonial nació Alejandro Farnesio.

Gobernadora de los Países Bajos

En el año 1559, Margarita de Parma fue nombrada gobernadora de los Países Bajos, en medio de una difícil y convulsionada situación, ya que la ideología calvinista estaba extendiéndose con fuerza en aquellos dominios españoles.

En el país existían constantes problemas internos, una alarmante situación económica, problemas sociales y continuos complots de la nobleza: a eso había que añadir que la política de su medio hermano, el rey Felipe II de España, causó grandes estragos en la gobernación de los Países Bajos.

En el mes de agosto del año 1567, estallaron una serie de disturbios y protestas. Margarita de Parma no recibió ningún apoyo por lo que tuvo que recurrir a la diplomacia para separar a la nobleza del levantamiento popular.

Una vez logrado esto, el levantamiento empezó a ser sofocado, aunque demasiado tarde según el criterio de Felipe II, quien nombró a Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba (descendiente del rey Alfonso XI de Castilla) para reemplazar a su media hermana Margarita en la gobernación de los Países Bajos.

Médicis, Alejandro de (1510-1537)

Primer duque de Florencia, nacido en 1510 y muerto en 1537. Respaldado por el emperador Carlos V, asumió el poder el Florencia con el título ducal, poniendo fin a la República florentina, creada en el siglo XII.



Retrato de Alejandro de Médicis de hacia 1535,
Jacopo Pontormo
Alejandro de Médicis fue hijo natural de Lorenzo II de Médicis, duque de Urbino, y de una esclava llamada Ana. Cuando en 1523 el cardenal de Florencia, Julio de Médicis, fue elegido papa con el nombre de Clemente VII, designó como jefes de la familia de los Médicis a Alejandro y a Hipólito, un hijo natural de Julián II y hermano del propio papa. 

En mayo de 1527 ambos fueron expulsados de la ciudad por el partido republicano, dirigido por Felipe Strozzi, cuando las tropas del emperador Carlos V entraron en Roma. Sin embargo, la República duró poco. En la paz firmada en Barcelona en 1529 entre el emperador Carlos V y Francisco I de Francia también participó Clemente VII, que obtuvo de Carlos un ejército imperial para someter Florencia y propuso entregar su gobierno a Alejandro, a quien el papa ya había nombrado duque de Urbino y al que se prometió en matrimonio con Margarita de Austria, hija natural del emperador, que a la sazón contaba con nueve años de edad.

Le asesinó su primo lejano Lorenzino de Médici. De acuerdo con sus declaraciones, que serían publicadas más tarde, Lorenzaccio ('mal Lorenzo') aseguró que había ejecutado a Alejandro en pos de la república y que le había detenido cuando estaba próximo a mantener relaciones sexuales con la prima de Lorenzino, Laudomia, una bella viuda. Por temor a desatar una revuelta, las noticias de su muerte no se difundieron. Los súbditos de los Médici envolvieron el cuerpo de Alejandro en una alfombra y le llevaron secretamente al cementerio de San Lorenzo, donde fue enterrado apresuradamente.

Cuando la facción contraria a los Médici fracasó en su intento de acceder al poder, Lorenzaccio huyó a Venecia, donde fue asesinado por unos sicarios enviados por los partidarios de los Médici, que encontraron refugio en la embajada española tras el crimen. Los partidarios de los Médici (llamados Palleschi) se aseguraron de que el poder pasase a Cosme I de Médici, el primero de la nueva rama de Médici que gobernó Florencia.

Dos hijos sobrevivieron a Alejandro, ambos hijos de Taddea: Giulio (4 años cuando murió su progenitor) y una hija, Giulia; entre sus descendientes hay miembros de la mayoría de casas reales de Europa.

Alejandro Farnesio

Del italiano Alessandro Farnese, o Alejandro Farnesio y Habsburgo (Roma, 27 de agosto de 1545 – Arrás, 3 de diciembre de 1592), tercer duque de Parma y Piacenza, hijo de Octavio Farnesio y Margarita de Parma, la hija ilegítima de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico , sobrino de Felipe II y de Don Juan de Austria. 

Desarrolló una importante labor militar y diplomática al servicio de la corona española. Luchó en la batalla de Lepanto contra los turcos y en los Países Bajos contra los rebeldes holandeses, así como en Francia en las guerras de religión del lado católico contra el protestante.



Alejandro Farnesio Retratado por Otto van Veen en (1585)

Acompañó a su madre a Bruselas cuando fue nombrada gobernadora de los Países Bajos. En 1565 se casó con la princesa María de Portugal, boda celebrada en Bruselas con gran esplendor. Alejandro había crecido en España con el príncipe Carlos, hijo de Felipe II, y su tío Don Juan de Austria; los tres estudiaron en la Universidad de Alcalá. Tras su matrimonio se instaló en la corte de Madrid.

En 1586 se convierte en duque de Parma por la muerte de su padre y solicita permiso al rey para ausentarse y visitar el territorio del ducado, permiso que no le es otorgado, ya que el rey lo considera insustituible.


Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel

O Ferdinandus Toletanus Dux Albanus1 (Piedrahita, 29 de octubre de 1507 - Lisboa, 11 de diciembre de 1582), llamado el Gran Duque de Alba, fue un noble, militar, diplomático español, III duque de Alba de Tormes y I duque de Huéscar, IV marqués de Coria, III conde de Salvatierra de Tormes, II conde de Piedrahita y VIII señor de Valdecorneja, Grande de España y caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro.

Fue el hombre de mayor confianza y obediencia del rey Carlos I de España y emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico y de su hijo y sucesor, Felipe II de España, Mayordomo mayor del Rey de España de ambos, miembro de sus Consejos de Estado y Guerra, gobernador del ducado de Milán (1555-1556), virrey del reino de Nápoles (1556-1558), gobernador de los Países Bajos (1567-1573) y virrey y condestable del reino de Portugal (1580-1582). Representó a Felipe II en sus esponsales con Isabel de Valois y con Ana de Austria, quienes fueron la tercera y la cuarta -y última- esposas del monarca respectivamente.






Considerado por los historiadores como el mejor general de su época y uno de los mejores de la historia, se distinguió especialmente en La Jornada de Túnez (1535) -participando en la victoria de Carlos I sobre el pirata otomano Barbarroja que devolvió el predominio de la Monarquía Hispánica sobre el occidente del Mar Mediterráneo-, y en batallas como Mühlberg (1547) -en la que el ejército del emperador Carlos venció a los príncipes protestantes alemanes-. Eternizó su memoria reprimiendo la rebelión de los Países Bajos, donde actuó con gran rigor castigando a los rebeldes, instituyendo el Tribunal de los Tumultos y derrotando totalmente a las tropas de Guillermo de Orange y posteriormente a Luis de Nassau en la Batalla de Jemmingen (1568) en los primeros momentos de la Guerra de los Ochenta Años. Coronó su carrera ya anciano con la crisis sucesoria en Portugal de 1580, venciendo en la Batalla de Alcántara y conquistando ese reino para Felipe II. Gracias a su genio militar España logró la unificación de todos los reinos de la península ibérica y la consecuente ampliación de los territorios de ultramar.

El más importante de los representantes de la casa de Toledo o casa de Álvarez de Toledo recibió una Rosa de Oro del papa Pablo III en premio a sus esfuerzos en favor del catolicismo. Fue camarada de armas, amigo y protector del poeta y soldado Garcilaso de la Vega, que dedicó parte de su Égloga II a ensalzar a la casa de Alba y su duque.

Su divisa en latín era Deo patrum nostrorum, que en español significa Al Dios de nuestros padres.

Su figura constituye una de las más importantes de la leyenda negra española, que lo describe como un auténtico señor de la guerra, famoso e intrépido pero, al mismo tiempo, brutal, implacable y severo al extremo. Aún así, Alba fue un líder indiscutible, duro, recio y respetuoso de sus hombres. Los discursos donde decía, «señores soldados», hacían de las delicias de los Tercios, sus tropas de élite. 

Acostumbraba expresar:
Los reyes usan a los hombres como si fuesen naranjas, primero exprimen el jugo y luego tiran la cáscara.
La vida del III duque de Alba fue jalonada por una larga serie de hazañas militares que contribuyeron a que España alcanzase su apogeo durante el siglo XVI.

Gobernador de los Países Bajos

Durante el transcurso de agosto hasta octubre del año 1566, se produjo en los Países Bajos la «Tormenta de las imágenes» o «Asalto a las imágenes», durante la cual los herejes protestantes calvinistas provocaron una iconoclasia, y opuestos a las imágenes católicas, profanaron los lugares de culto y destruyeron estatuas de iglesias y monasterios. Los ultrajes comenzaron en Saint-Omer y se extendieron rápidamente a Ypres, Amberes y de allí al resto de las provincias. La revuelta religiosa pronto se transformó en una civil.

Para atajar tanto a los revoltosos civiles como a los religiosos, el rey Felipe II envió al III duque de Alba al mando de un poderoso ejército que llegó a Bruselas el 22 de agosto de 1567. A su llegada sustituyó a Margarita de Parma, la media hermana natural del rey español, como responsable de la jurisdicción civil y rápidamente se dio cuenta de que la nobleza local estaba en franca rebeldía contra el rey Felipe II y apoyaba abiertamente a la nueva herejía protestante.

Pocos días después, el 5 de septiembre, estableció el «Tribunal de los Tumultos», popularmente conocido en los Países Bajos como el «Tribunal de la Sangre», para juzgar a los responsables de los disturbios del año anterior y especialmente a los herejes. El conde de Egmont, general católico al servicio de Felipe II que estuvo al frente de la caballería que venció a los franceses en la batalla de San Quintín (1557) y el conde de Horn, dos de las tres cabezas del levantamiento, fueron capturados. El tribunal actuó con un extraordinario rigor y sentenció a muerte a los condes y otro numeroso grupo. 


La pena se ejecutó el 5 de junio de 1568 en la Plaza del Ayuntamiento de Bruselas. El duque de Alba tenía poca confianza en la justicia flamenca y él mismo presenciaba las ejecuciones. En el ajusticiamiento del conde de Egmont, quien era su amigo personal a quien respetaba, no pudo contener el llanto. Jamás se arrepintió o tuvo remordimientos por estas sentencias. Incluso solicitó a su rey una pensión vitalicia para la viuda del conde de Egmont.

Por otro lado, el mantenimiento de las tropas llevadas a Flandes acarreaba cuantiosos gastos económicos que forzaron al duque a imponer nuevos tributos a la población. Algunas ciudades, entre ellas Utrecht, se negaron al pago del «diezmo» y se declararon en rebeldía. La rebelión se extendió rápidamente por los Países Bajos.

Este estado de cosas propició la intervención desde el exterior del tercer cabecilla del levantamiento, el insumiso príncipe de Orange, Guillermo Nassau, «el Taciturno», quien contó con la ayuda de los hugonotes franceses. Numerosas ciudades fueron tomadas por la fuerza de las armas. Las tropas españolas avanzaban bajo estandartes con la leyenda latina Pro lege, rege, et grege, que en español significa Por la ley, el rey, y el pueblo.

En 1572 los Tercios produjeron el Saqueo de Malinas para luego ocupar Zutphen, Alkmaar y Naarden. El Asedio de Haarlem por los españoles, en el que ambos bandos se caracterizaron por su brutalidad y salvajismo, culminó con la rendición de la ciudad y la ejecución de toda su guarnición, estimada en 2000 hombres. Estas terribles campañas militares y la durísima represión con que actuó el III duque de Alba hacia los rebeldes flamencos le valió el apelativo de «El Duque de Hierro», en los Países Bajos.

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