El 27 de noviembre del año 1095 el Papa Urbano II proclamaba la Primera Cruzada de la Historia, en el Concilio de Clermont (Francia), en respuesta a la petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I contra los selyúcidas.
El Papado pretendía con ello reparar el Cisma de Occidente que se había producido 40 años antes y reunificar a la Iglesia bajo el mando del papado como ‘obispo jefe y prelado de todo el mundo’. Para enfatizar su llamamiento, explicó que Francia sufría sobrepoblación, y que la tierra de Canaán se encontraba a su disposición rebosante de leche y de miel. Habló de las recompensas tanto terrenales como espirituales, ofreciendo el perdón de los pecados a todo aquel que muriese en la misión divina y los botines y territorios ganados con la guerra santa por recuperar Jerusalem al el grito de Deus Vult (¡Dios lo quiere!).
El papa Urbano II en el Concilio de Clermont. Ilustración del Livre des Passages d'Outre-mer, de alrededor de 1490 (Biblioteca Nacional de Francia) |
En esta Primera Cruzada jugó un papel muy destacado un predicador, conocido como Pedro el Ermitaño, del que se dice que vestía con ropas sencillas y viajaba a lomos de su burro. Sus prédicas, llenas de promesas de riqueza, hicieron inflamar a una gran multitud de gente humilde: siervos, campesinos, artesanos,… que formaron un ejército muy numeroso, pero poco organizado que se propuso reconquistar Tierra Santa por su cuenta, que acabaría en un estrepitoso fracaso.
Sin embargo esta primera ‘Cruzada de los pobres’, sería sólo un preámbulo. Poco después llegaría la ‘Cruzada de los Barones’, mucho más organizada y compuesta por la nobleza feudal que se dividiría en cuatro grupos: un primero de caballeros flamencos, mandados por Godofredo de Bouillón; el segundo de caballeros normandos septentrionales, dirigidos por Hugo de Vermandois; el tercero de caballeros normandos meridionales a cuyo frente se encontraba Bohemundo de Tarento; y un cuarto compuesto por caballeros occitanos dirigidos por Raimundo de Tolosa y a quien acompañaba Ademar de Le Puy, legado pontificio y jefe espiritual de la expedición. A los que se unieron los hombres de Pedro el Ermitaño que habían sobrevivido en Constantinopla. Y de ahí se avanzó a Nicea, Antioquía y luego Jerusalén, que fueron asediadas y conquistadas (1099).
En primer lugar los cruzados ofrecieron a Raimundo de Tolosa el título de rey de Jerusalén, pero lo rechazó. Después se le ofreció a Godofredo de Buillón, que aceptó gobernar la ciudad pero rechazó ser coronado como rey, diciendo que no llevaría una ‘corona de oro’ en el lugar en el que Cristo había portado ‘una corona de espinas’. En su lugar, tomó el título de Advocatus Sancti Sepulchri (Protector del Santo Sepulcro).
¿Cuántas Cruzadas hubo?
La historiografía tradicional contabiliza ocho cruzadas, aunque en realidad el número de expediciones fue mayor. Las tres primeras se centraron en Palestina, para luego volver la vista al Norte de África o servir a otros intereses, como la IV Cruzada.
Ruta de los líderes de la Primera Cruzada. |
- La I cruzada (1095-1099) dirigida por Godofredo de Bouillon, Raimundo IV de Tolosa y Bohemundo I de Tarento culminó con la conquista de Jerusalén (1099), tras la toma de Nicea (1097) y Antioquia (1098), y la formación de los estados latinos en Tierra Santa: el reino de Jerusalén (1099), el principado de Antioquia (1098)y los condados de Edesa (1098) y Trípoli (1199).
- La II Cruzada (1147-1149) predicada por San Bernardo de Clairvaux tras la toma de Edesa por los turcos, y dirigida por Luis VII de Francia y el emperador Conrado III, terminó con el fracasado asalto a Damasco (1148).
- La III Cruzada (1189-1192) fue una consecuencia directa de la toma de Jerusalén (1187) por Saladino. Dirigida por Ricardo Corazón de Léon, Felipe II Augusto de Francia y Federico III de Alemania, no alcanzó sus objetivos, aunque Ricardo tomaría Chipre (1191) para cederla luego al Rey de Jerusalén, y junto a Felipe Augusto, Acre (1191).
Imperio bizantino antes de la Primera Cruzada |
Imperio bizantino y los Estados Cruzados después de la Primera Cruzada |
La batalla de Hattin fue la “llave” que le dio a Saladino la posibilidad de entrar en Jerusalén. En una decisión poco afortunada, el ejército franco aceptó la batalla a campo abierto, circunstancia que el sultán aprovecha para cortar los accesos al agua, con lo que la sed y el calor se convirtieron en un enemigo mucho mayor que los propios musulmanes. El resultado fue una derrota estrepitosa, con todos los francos muertos o prisioneros. La estrategia del ejército musulmán resultó ser mucho más adecuada que la del ejército cruzado. El camino a Jerusalén está libre y la ciudad mal defendida, con lo que Saladino y su ejército, valiéndose de las armas de asedio propias en estos casos (torres de asalto, catapultas, etc.), no tienen demasiada dificultad en tomar definitivamente la ciudad.
La pérdida de Jerusalén desencadenó inmediatamente la Tercera Cruzada, cuyo principal protagonista por el bando cristiano fue Ricardo Corazón de León. Después de tres años, Ricardo decidió firmar un acuerdo con Saladino y regresar a Inglaterra, donde su hermano Juan está conspirando para arrebatarle el trono. La tercera cruzada termino en tablas, pues aunque los francos consiguieron victorias parciales, la batalla principal que permitiría la reconquista de Jerusalén, quedo sin librar.
Consecuencias de las Cruzadas
Las Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque, en general, no cumplieron los objetivos esperados. Casi todas las expediciones militares sufrieron importantes derrotas. Los señores de Occidente llevaron sus diferencias tanto a las propias Cruzadas (Luis VII de Francia y Conrado III en la II Cruzada; Ricardo Corazón de León y Felipe II Augusto en la III) como a los estados cristianos fundados en Tierra Santa, dónde los intereses de los diferentes grupos dieron lugar a numerosos conflictos.
En el intento de reensamblar las cristiandades latina y griega, no sólo falló la Cruzada, sino que acentuó el odio y la diferencia entre ellas.
Mapa de la parte occidental de Anatolia en el que aparecen las rutas tomadas por los ejércitos cristianos durante la Cruzada de 1101. |
Godofredo de Bouillón
Caballero de la primera Cruzada, creador del Reino de Jerusalén (Baisy, Brabante, h. 1061 - Jerusalén, 1100). Era duque de la Baja Lorena (Países Bajos) y fiel aliado del emperador Enrique IV, a quien había ayudado en sus luchas contra Rodolfo de Suabia y contra el papa Gregorio VII. Cuando el papa Urbano II hizo un llamamiento a la Cristiandad para una Cruzada que liberara los «Santos Lugares» de manos del Islam, Godofredo fue uno de los primeros en acudir (1095). Vendió la mayor parte de sus dominios para financiar un ejército propio, con el que llegó a Constantinopla en 1096.
Prestó vasallaje al emperador bizantino a cambio de que le aportara víveres y tropas. Y, tras su destacada participación en varias batallas victoriosas contra los musulmanes (Nicea, Dorilea, Antioquía), se convirtió en jefe de los cruzados. Éstos le nombraron rey de Jerusalén una vez tomada la ciudad en 1099; pero Godofredo no admitió el título, alegando humildad cristiana, y lo cambió por el de «protector del Santo Sepulcro». Organizó como una teocracia el nuevo Estado, que se extendía por el territorio actual de Israel, sur del Líbano y partes de Siria y Jordania. Muerto al año siguiente, le sucedió su hermano Balduino, ya con el título de rey.
El juramento de Godofredo al Emperador Alexis |
Guillermo de Tiro
(h. 1130 - 1185) fue arzobispo de Tiro e historiador de las Cruzadas y de la Edad Media.
Guillermo nació en Jerusalén hacia 1130, en la segunda generación de niños nacidos de los hijos de los cruzados original en el nuevo reino de Jerusalén. Sus padres probablemente eran franceses o italianos de origen, posiblemente normandos de Sicilia. Tenía un hermano que fue mercader en el reino, y sin duda la familia no pertenecía a la nobleza.
Recibió su educación en Jerusalén, sobre todo en latín, pero quizá también en griego y en árabe, y es posible que alguno de sus colegas de estudio fuese el futuro rey Balduino III de Jerusalén.
Entró en la iglesia siendo muy joven, y hacia 1146 viajó a Europa para continuar sus estudios. Estudió artes liberales y teología en París y Orleans durante unos diez años. Con Pedro Lombardo estudió teología, y después continuó estudios de derecho civil y canónico en Bolonia.
Ilustración de la traducción al francés medieval de la obra de Guillermo de Tiro Histoire d'Outremer |
Bohemundo de Tarento
Bohemundo I de Tarento o Bohemundo I de Antioquía, (San Marco Argentaro, 1058 – Canosa, 3 de marzo de 1111), Príncipe de Tarento y después príncipe de Antioquía. Junto a su padre, Roberto Guiscardo, lucho férreamente contra el Imperio Bizantino. Fue uno de los más importantes líderes de la Primera Cruzada, en donde consiguió ser príncipe de los territorios recientemente conquistados de Antioquía. Tras ser apresado por los musulmanes y escapar a Francia, logró casarse con la hija del Rey Felipe I de Francia. Tras ser derrotado en su último intento de atacar al emperador bizantino Alejo I Comneno, se vio obligado a firmar el Tratado de Diabolis, un humillante pacto que destruyó su carrera militar y política.
Bohemundo de Tarento escala solo los muros de Antioquía, en un grabado de Gustave Doré. |
Saturnino de Lasterra
Capitán navarro, nacido en Artajona en el siglo XI. Tomó parte en la primera cruzada a Tierra Santa (1096-1099), acompañando al infante Ramiro de Navarra. Se destacó por su bravura y arrojo, hasta el punto de ganarse la estima de Godofredo de Bouillon. Se cree que la imagen de Nuestra Señora de Jerusalén que se venera en Artajona fue traída por él desde Tierra Santa.
Ruperto de Urra escribirá que:
"Hallándose la tal imagen el año de mil y noventa y nueve en la ciudad de Jerusalén cuando Gudofre Bouillon la conquistó, llevando entre los capitanes más valerosos de su ejército a un hijo de Artajona, llamado don Saturnino Lasterra, a quien estimaba con predilección sobre los otros por su denuedo militar y noble comportamiento. Deseando aquel rey premiar de algún modo los señalados servicios de Lasterra, le invitó, generoso, con la concesión de aquella gracia que su arbitrio quisiera pedirle; y el cristiano capitán menospreciando mundanos honores y terrenos intereses, rogó a Gudofre le concediese esta linda semejanza de la reina de los Angeles, que le fue otorgada sin demora, por estar empeñada la real palabra, a pesar del grande aprecio y respeto singular en que era tenido. Recibió también, como dádivas tan graciosas, una porcioncita de tierra del Santo Sepulcro, un pedazo de la cruz en que murió nuestro Redentor y varias otras reliquias que ahora se guardan en la iglesia parroquial"
Balduino I
(?-?, 1118) Rey de Jerusalén. Hermano de Godofredo de Bouillon, fue el primer rey cruzado de Jerusalén, si bien nunca utilizó este título y prefirió denominarse «defensor del Santo Sepulcro». Participó en la Primera Cruzada que conquistó Jerusalén a los turcos en 1099; recibió el condado de Edesa, y a la muerte de su hermano (1100) fue coronado rey del recién fundado reino cristiano de Jerusalén, que Balduino organizó según el modelo feudal francés, además de oponerse a los intentos de la Iglesia de reclamar para sí el nuevo reino. Su política exterior estuvo marcada por las luchas contra los Fatimíes de Egipto, que bloquearon la progresión de los cruzados hacia el sur, y por los conflictos territoriales con los bizantinos por el control de Edesa y Antioquía. A su muerte le sucedió su primo Balduino II.
Los príncipes cruzados se repartieron los territorios conquistados fundando diversos estados feudales. En el año 1141 los turcos consiguieron reconquistar Edesa y amenazaron Jerusalén, suscitando con ello la organización de la segunda cruzada.
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