domingo, 26 de enero de 2014

La Casa de Austria

La Casa de Austria es el nombre con el que se conoce a la dinastía Habsburgo reinante en la Monarquía Hispánica en los siglos XVI y XVII; desde la Concordia de Villafáfila (27 de junio de 1506), en que Felipe I el Hermoso es reconocido como rey consorte de la Corona de Castilla, quedando para su suegro Fernando el Católico la Corona de Aragón; hasta la muerte sin sucesión directa de Carlos II el Hechizado (1 de noviembre de 1700), que provocó la Guerra de Sucesión Española.


El Emperador Carlos V (Carlos I de España) acumuló un enorme imperio territorial y oceánico sin parangón en la historia, que se extendía desde Filipinas al este hasta México al oeste, y desde los Países Bajos al norte hasta Tierra del Fuego al sur. Además de la expansión ultramarina, y algunas conquistas (como Milán), este vasto dominio fue resultado de la adición dinástica de cuatro casas europeas: las de Borgoña (1506), Austria (1519), Aragón (1516) y Castilla (1555), y conformó la base de lo que se conoció como Imperio español, sobre todo a partir de la división de su herencia (1554-1556) entre su hermano Fernando I de Habsburgo y su hijo Felipe II. Desde entonces puede hablarse de dos ramas de la casa de Austria, los Habsburgo de Madrid y los Habsburgo de Viena (que continuaron reinando en Austria hasta 1918).

La Monarquía Hispánica (también conocida como Monarquía Católica) fue durante toda esa época la mayor potencia de Europa. Durante los llamados Austrias mayores (Carlos I y Felipe II) alcanzó el apogeo de su influencia y poder, sobre todo con la incorporación de Portugal y su extenso imperio; mientras que los reinados de los llamados Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), coincidentes con lo mejor del Siglo de Oro de las artes y las letras, significaron lo que se conoce como "decadencia española":la pérdida de la hegemonía europea y una profunda crisis económica y social.



La supremacía marítima española en el siglo XVI fue demostrada con la victoria sobre los otomanos en Lepanto (1571, más importante simbólicamente que por sus consecuencias) y, después del contratiempo de la Armada Invencible (1588) en una serie de victorias contra Inglaterra en la Guerra anglo-española de 1585-1604.

Un mapa de los dominios de los Habsburgo después de la Batalla de Mühlberg (1547) como se muestra en The Cambridge Modern History Atlas (1912); las tierras de los Habsburgo están pintadas en verde.

Sin embargo, a mediados del siglo XVII el poder marítimo de la Casa de Austria sufrió un largo declive con derrotas sucesivas frente a las Provincias Unidas y después Inglaterra; durante los años 1660 estaba luchando desesperadamente para defender sus posesiones exteriores de piratas y corsarios. En el continente europeo los Habsburgo de Madrid se involucraron en defensa de sus parientes de Viena en la vasta Guerra de los Treinta Años, que aunque comenzó con buenas perspectivas para las armas españolas, terminó catastróficamente tras la crisis de 1640, con la sublevación simultánea de Portugal (que se separó definitivamente), Cataluña y Nápoles. En la segunda mitad del siglo XVII los españoles fueron sustituidos en la hegemonía europea por la Francia de Luis XIV.


Carlos II, el último Habsburgo rey de España (r. 1665-1700)
Carlos II de Austria (o Habsburgo) 

(Madrid, España; 6 de noviembre de 1661 – ibídem; 1 de noviembre de 1700), llamado el Hechizado, fue rey de España entre 1665 y 1700, último de la Casa de Austria. Hijo y heredero de Felipe IV y de Mariana de Austria, permaneció bajo la regencia de su madre hasta que alcanzó la mayoría de edad en 1675. 

Su sobrenombre le venía de la atribución de su lamentable estado físico a la brujería e influencias diabólicas. Parece ser que los sucesivos matrimonios consanguíneos de la familia real produjeron tal degeneración que Carlos creció raquítico, enfermizo y de corta inteligencia, además de estéril (se sospecha que sufría el síndrome de Klinefelter), lo que acarreó un grave conflicto sucesorio, al morir sin descendencia y extinguirse así la rama española de los Austrias.

Semblanza del Rey

Cuando el joven Rey tenía veinte años, su figura y deplorable estado llegarían a impresionar al Nuncio del Papa:

El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia.

María Luisa de Orleans 


(27 de marzo de 1662, Palacio Real, París, Francia – 12 de febrero de 1689, Real Alcázar, Madrid, España), reina consorte de España de 1679 a 1689 como esposa del rey Carlos II de España.

Pasaron los años pero la joven pareja real no perdía la esperanza de llegar a procrear hijos. A principios de 1688 un testigo escribió que, al acudir Carlos y María Luisa a rezar juntos para obtener descendencia, se portaban «con tal edificación, que hasta las piedras se movían a pedir a Dios la sucesión que desean».

Finalmente, tras casi diez años de matrimonio, llegó el inesperado fin. Un día después de dar un paseo a caballo la reina empezó a sentir un fuerte dolor en el vientre que la tuvo postrada en la cama toda la tarde, falleciendo al anochecer del día siguiente, 12 de febrero de 1689. Se han barajado numerosas hipótesis sobre su muerte como el envenenamiento pero en realidad parece ser que murió de una apendicitis. Según el testimonio de un testigo, en su lecho de muerte María Luisa se despidió de su marido con las siguientes palabras: «Muchas mujeres podrá tener Vuestra Majestad; pero ninguna que le quiera más que yo».

Poco después de la muerte de María Luisa, los ministros españoles comenzaron a arreglar una nueva boda para el rey, siendo las principales candidatas la princesa toscana Ana María Luisa de Médici y la princesa alemana Mariana de Neoburgo. Se le mostraron los retratos de ambas jóvenes a Carlos, quien al contemplarlos, dijo: «La de Toscana es guapa y la de Neoburgo no se puede decir que sea fea». Entonces, giró su mirada hacia un retrato de la difunta María Luisa y, tras suspirar, exclamó: «Ésta sí que era hermosa».
Retrato de María Luisa de Orleans, reina de España, por José García Hidalgo (c. 1679). Óleo sobre lienzo, 96 cm x 68,00 cm Museo del Prado (Madrid).


María Ana del Palatinado-Neoburgo 


(28 de octubre de 1667, Palacio de Benrath, Düsseldorf, Alemania – 16 de julio de 1740, Palacio del Infantado, Guadalajara, España), reina consorte de España de 1689 a 1700 como segunda esposa del rey Carlos II de España.

Mariana era la duodécima hija del Elector Palatino del Rin, Felipe Guillermo del Palatinado, Duque de Neoburgo (en alemán Neuburg), y su esposa Isabel Amalia de Hesse-Darmstadt. Fue educada junto con sus hermanas María Sofía, Dorotea Sofía —quien era su hermana favorita— y Eduvigis en el castillo de Neoburgo en Alemania. Desde joven fue físicamente atractiva: Era alta, delgada, bien formada de cuerpo y pelirroja, aunque también se caracterizaba por ser vanidosa, egoísta y altanera.

Durante su matrimonio, Mariana fingió once embarazos y al no lograr tener descendencia, conspiró, ayudada por su camarera mayor, la baronesa de Berlips (llamada La Perdiz), para influir sobre la decisión del sucesor al trono. En las disputas por la sucesión de la corona española, Mariana siempre apoyó las pretensiones de su sobrino, el archiduque Carlos de Austria, hijo de su hermana mayor, Leonor de Neoburgo, y del emperador Leopoldo I. Por si esto fuera poco, Mariana también estuvo involucrada en el extraño asunto de los exorcismos de su marido. 



Carlos I de España y V de Alemania


Nació el 24 de febrero de 1500 en Gante. Era español por su madre Juana de Castilla y por sus abuelos Fernando e Isabel, los Reyes Católicos; alemán, por su abuelo paterno el emperador Maximiliano; borgoñón por su padre Felipe I el Hermoso y por su abuela María de Borgoña, esposa de Maximiliano I e hija de Carlos el Temerario.

De su educación se encargaron Margarita de Austria, su tía, y el cardenal Adriano de Utrech, quien en un futuro sería el Papa Adriano VI.

Cuando murió su padre, en 1506, recibió Holanda, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado a lo que se añadiría Aragón, Navarra, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, y los territorios ya conquistados en América que heredó a la muerte de su abuelo materno Fernando el Católico, en 1516. Además, en 1519, por parte de su abuelo paterno Maximiliano I obtuvo los territorios austríacos de los Habsburgo y fue elegido emperador de Alemania.
Así, Carlos fue rey de España de 1516 a 1556 y emperador de Alemania de 1519 a 1556.
Influido por el erasmismo en la primera etapa de su reinado, trató de hacer realidad el inicio de un imperio universal cristiano, pero para ello necesitaba el Milanesado como medio de unión de sus reinos. Lo consiguió en 1526, a través del Tratado de Madrid, y también el ducado de Borgoña al vencer en 1522 a Francisco I en Bicoca y en 1525 en Pavía. 

Pero el rey francés se alió con Clemente VII y los príncipes italianos independientes en la Liga de Cognac, declarando la guerra al emperador. La paz de Cambrai en 1529 resolvió la recuperación del ducado de Borgoña por Francisco I. Ante el problema religioso alemán mostró una actitud conciliadora, manifestada en la Dieta de Habsburgo, que fracasó por el radicalismo de los príncipes protestantes alemanes. 

Esta política imperial no fue bien entendida por los españoles y motivó el levantamiento de las Comunidades en Castilla, protagonizado por la pequeña aristocracia y burguesía de las ciudades.


Escudo de Carlos I de España en la muralla de Viana con las armas españolas
de la Monarquía y las de Navarra en lugar preferente

La derrota de los comuneros tuvo lugar en 1521 en Villalar originando la alianza del emperador con la aristocracia latifundista y la progresiva pérdida de efectividad de las Cortes de Castilla. En Valencia y Mallorca la represión contra los elementos de las germanías que se dieron entre 1519 y 1523, en donde artesanos y burgueses en su mayoría, trajo consigo idénticos resultados. Las disidencias religiosas produjeron la crisis del erasmismo en la concepción política de Carlos I, quien se propuso dar una solución personal al problema religioso. Los príncipes alemanes que habían rechazado la Dieta de Augsburgo se unieron en la Liga de Esmalcalda, que se alió con Francisco I en 1832, y éste con el sultán turco Solimán el Magnífico.

Carlos obligó a Solimán a levantar el cerco de Viena y tomó Túnez en 1535, pero no pudo evitar que Francia ocupase Saboya. Esta situación fue confirmada por la tregua de Niza en 1538, pero en 1541 los turcos se apoderaron de Budapest y Francisco I se enfrentó con el emperador; la paz de Crépy en 1544 puso fin a este conflicto, comprometiéndose Francia a romper la alianza con Turquía y a luchar por la unidad de los cristianos. El final del reinado del emperador estuvo impregnado por los problemas germánicos. 




Se enfrentó, venciéndoles, a los príncipes alemanes en Mühlberg en 1547, pero el nuevo rey francés, Enrique II se alió con la Liga de Esmalcalda. El desastre de Innsbruck en 1552, donde estuvo a punto de ser prendido, le obligó a negociar la Paz de Augsburgo en 1555, que reconocía la libertad religiosa en Alemania y significaba la renuncia del emperador a su ideal de la unidad religiosa del imperio. Por otro lado firmó con Enrique II, que se había apoderado de Metz. Toul y Verdun, la tregua de Vancelles.


Carlos hace su entrada triunfal en Amberes como Señor de los Países Bajos
Hans Mackart.- Hamburgo, Kunsthalle. (Recreación histórica) 

Con Carlos, España conoció durante su reinado una etapa de máxima prosperidad económica; la colonización y conquista de América abrieron muchos mercados y la llegada de metales preciosos sirvió de impulso a todas las actividades económicas facilitando también las campañas bélicas del emperador, pero el alza constante de precios y la política imperialista, antieconómica, terminaron por arruinar las actividades económicas de Castilla y germinar una decadencia que se dejaría sentir a fines del siglo XVI.


Carlos V en el estudio de Tiziano

Las continuas amenazas y la mala situación financiera hicieron que el emperador abdicara en Bruselas el 25 de octubre de 1555, dejando el imperio alemán y las propiedades de los Austrias en Alemania a su hermano Fernando. Al año siguiente cedería a su hijo Felipe II, España y sus colonias, Italia y los Países Bajos. Después se retiró al monasterio de Yuste en Extremadura, donde murió el 21 de septiembre de 1558.

En 1526 Carlos se casó con su prima Isabel de Portugal.
(Lisboa, 24 de octubre de 1503 – Toledo, 1 de mayo de 15391 ), también conocida como Isabel de Avís, fue la única esposa de Carlos I de España, emperatriz consorte del Sacro Imperio Romano Germánico y reina de España. Actuó como gobernadora de los reinos españoles durante los viajes por Europa de su marido.

Isabel era la segunda hija del rey Manuel I de Portugal (1469-1521) y de su segunda esposa María de Aragón y Castilla (1482–1517), siendo por tanto, infanta de Portugal por nacimiento.

Sin duda alguna el amor verdadero de Carlos V. Pasaron  la luna de miel en Granada donde el Rey le obsequió unas flores rojas recién llegadas de Oriente y que se denominaron “claveles”. Doña Isabel de Portugal fue  una de las reinas más bellas de la historia de España.

Tuvieron los siguientes hijos:
  • Felipe II de España (21 de mayo de 1527 – 13 de septiembre de 1598).
  • María de Habsburgo (21 de junio de 1528 – 26 de febrero de 1603), quien en 1548 se casó con su primo hermano, el que sería más adelante el emperador Maximiliano II, con el que tendría quince hijos.
  • Fernando (1530).
  • Juana de Austria (26 de junio de 1537 – 7 de septiembre de 1573), quien en 1552 se casó con Juan Manuel de Portugal, príncipe de Portugal.
  • Juan (20 de abril de 1539 – 20 de abril de 1539).

Hijos extramatrimoniales:
  • Isabel de Castilla (¿1518?), cuya madre parece haber sido la reina viuda Germana de Foix.
  • Margarita de Austria o Margarita de Parma (28 de diciembre de 1522 – 18 de enero de 1586), cuya madre fue Juana Van der Gheest.
  • Juana de Austria (1522 – 1530), cuya madre fue una dama de Nassau, al parecer de noble cuna.
  • Tadea de Austria (¿1523? – ca. 1562), cuya madre fue Orsolina della Penna. Se casó con un tal Sinidaldo di Copeschi.
  • Don Juan de Austria (24 de febrero de 1547 – 1 de octubre de 1578), cuya madre fue Bárbara Blomberg.

Germana de Foix

Curiosidades:

La autora Carmen Güell recrea en su novela Jaque a la reina muerta (La Esfera de los Libros), la vida de Germana de Foix, la segunda mujer de Fernando el Católico, "una reina olvidada" que, sin embargo, "pudo cambiar el futuro no sólo de España sino de todo un imperio".

En este sentido, en 1505, el tío de Germana, el rey de Francia, "acordó su matrimonio con el maduro Fernando el Católico, que acababa de enviudar de Isabel y buscaba desesperadamente un heredero para que Aragón consumara la separación de la corona de Castilla", según explica en una nota la editorial.

No obstante, Fernando murió antes de que llegara "el ansiado varón y la suerte le tenía preparada a Germana una rocambolesca vuelta de tuerca": cuando Carlos I llegó a España, "ambos se enamoraron apasionadamente". El tenía 17 años y ella, que "técnicamente era su abuelastra", 29 años.

VIRREINA DE VALENCIA. Para "acallar las habladurías" que existían, el emperador "arregló" su matrimonio con un hombre de "su confianza" y la nombró virreina de Valencia, donde tuvo que hacer frente a "la insumisión y el bandolerismo", para lo cual gobernó con "extrema dureza hasta su muerte", subraya la escritora.

En este sentido, y tal y como explica la autora de María Luisa de Parma. Los amores de la esposa de Carlos IV y La duquesa de Alba, "unos pocos han sido capaces de ubicar a Germana de Foix y otros, la inmensa mayoría, ni siquiera tenían conocimiento de su existencia", al tiempo que recuerda que cuando iba al colegio, "los libros de texto no se preocuparon de explicar nada sobre la segunda mujer de Fernando el Católico".


Por ello, considera que "nos hallamos ante una mujer prácticamente desconocida para el gran público, a quien la Historia ha relegado injustamente a un oscuro segundo plano". Algo que sucedió porque fue su predecesora en el cargo, la reina Isabel la Católica, "quien se llevó todo el protagonismo, todo el reconocimiento y toda la gloria", subraya Carmen Güell.

SOBRINA DE LUIS XII. Entretanto, resalta que Germana no fue "una mujer brillante, no poseía belleza ni dones destacables" pero, aunque sólo sea por "su ilustre cuna y el interesante periodo que le tocó vivir" junto a los personajes más relevantes e influyentes de la Historia de España entre el último tercio del siglo XV y la primera mitad del XVI, ha merecido "la pena sacarla del anonimato y ponerla en el lugar que le corresponde" como sobrina carnal del rey francés Luis XII, como mujer del rey Fernando II de Aragón y como abuelastra del rey Carlos I.

Así, desde que nació en 1488 hasta que murió, a la edad de 48 años, Germana de Foix tuvo una existencia "no siempre agradable ni acorde con sus deseos, pero sí rica en acontecimiento", argumenta la escritora al respecto, quien además indica que "cuando menos lo esperaba, la razón de Estado se imponía, obligándola a empezar de nuevo en otro lugar y con otra importante misión que cumplir".

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