sábado, 17 de diciembre de 2016

Isabel I la Católica - Juan de Flandes - Políptico de Isabel la Católica

(También llamada Isabel I de Castilla; Madrigal de las Altas Torres, España, 1451 - Medina del Campo, id., 1504) Reina de Castilla y León (1474-1504) y de la Corona de Aragón (1479-1504). Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, Isabel la Católica tenía sólo tres años cuando su hermano Enrique IV ciñó la corona castellana (1454).

Retrato de Isabel la Católica (Palacio Real de Madrid)
Juan de Flandes (Flandes, Bélgica, c. 1465 – Palencia, España, 1519) fue un pintor de origen flamenco, considerado como uno de los más importantes representantes del Renacimiento en España.
Muchos aspectos de su vida y carrera son ahora desconocidos; ni tan siquiera se sabe dónde nació. Su existencia sólo está documentada a partir del momento en que llegó a Castilla, en 1496, para asumir las funciones de pintor de la Corte al servicio de la reina Isabel la Católica hasta la muerte de ésta en 1504.
 
El retablo, oratorio o políptico de Isabel la Católica (ca. 1496-1504), atribuido a dos de los principales pintores de corte de los Reyes Católicos: Juan de Flandes y Michael Sittow (Melchior Alemán), fue un retablo devocional portátil, hoy desmontado, del que se conservan veintisiete o veintiocho tablas de las cuarenta y siete originales, donde se desarrollaba el ciclo de la vida de la Virgen y de Cristo. Ha sido calificado de "el más fino y delicioso Evangelio ilustrado conocido".​ Los propios reyes aparecen retratados en una de ellas, entre los personajes que asisten al milagro de los panes y los peces.

Coronación de la Virgen
Bodas de Caná
Noli me tangere tabla del políptico de Isabel la Católica. Palacio Real de Madrid.
Noli me tangere ("no me toques" en latín) es un texto de la Vulgata (versículo 17 del capítulo 20 del evangelio de San Juan):​ las palabras que Jesucristo dirige a María Magdalena después de su resurrección. 
Durante el periodo posterior a la muerte de la reina (1504–1519) trabajó en grandes retablos, entre los que destacan el de la capilla de la Universidad de Salamanca y el de la Catedral Vieja de la misma ciudad, así como, en Palencia, los de la iglesia de San Lázaro y la Catedral.

Juan de Flandes, Entierro de Cristo, h. 1510-1518. Óleo sobre tabla, 115 x 151,5 cm, Palencia, catedral de San Antolín, retablo mayor. En el centro y al fondo, un personaje vestido de negro con lo que pudiera ser un compás en la mano, se ha interpretado como autorretrato del pintor.
La Crucifixión. Panel central del retablo mayor de la catedral de Palencia, hoy en el Museo del Prado.
Probablemente fue seguidor de la escuela pictórica de Brujas, y por lo tanto indirectamente de Jan van Eyck. Juan de Flandes realizó durante su periodo español numerosas obras en las que aúna la perfección técnica y el dominio de la composición con una extraordinaria sensibilidad hacia la luz y el paisaje castellanos.
Supuesto retrato de Catalina de Aragón (Museo Thyssen-Bornemisza).
Durante la primera fase de su estancia en Castilla (1496–1504) realizó algunos retratos, entre ellos uno de la reina (Palacio Real del Pardo). Otro retrato, identificado con dudas como de su hija la infanta Catalina de Aragón, se exhibe en el Museo Thyssen-Bornemisza; esta pinacoteca cuenta además con una Piedad del mismo autor, basada en otra de Hugo van der Goes.
La resurrección de Lázaro (Museo del Prado, Madrid).
En 1468 Enrique IV, hombre de carácter débil e indeciso, reconoció a la princesa Isabel como heredera al trono en el pacto de los Toros de Guisando, con lo cual privó de sus derechos sucesorios a su propia hija, la princesa Juana. La maledicencia suponía que la princesa Juana era en realidad hija de Enrique Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque; de ahí su sobrenombre de Juana la Beltraneja.
Los Toros de Guisando son un conjunto escultórico vetón que se ubica en el cerro de Guisando, en el término municipal de El Tiemblo, en la provincia de Ávila (España).
Se datan entre los siglos IV y III antes de Cristo, durante la Edad del Hierro, aunque de forma incierta por la falta de contexto arqueológico.
El paraje da nombre al Tratado de los Toros de Guisando que allí se firmó en el 1468 entre el rey Enrique IV de Castilla y su hermana Isabel (la futura reina Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica)
Enrique IV de Castilla (miniatura de un manuscrito del viajero alemán Jörg von Ehingen, circa 1455)
(Valladolid, 1425-Madrid, 1474) Rey de Castilla (1454-1474). Sucedió a su padre, Juan II. Desde 1440 tomó parte en las luchas nobiliarias castellanas, igual en contra que a favor de Álvaro de Luna. Repudió por estéril a su esposa, Blanca de Navarra, y se casó de nuevo con Juana de Portugal, con quien tuvo a Juana (1462), cuya paternidad se atribuyó a Beltrán de la Cueva, privado del rey.
(Juana de Castilla, llamada la Beltraneja; Madrid, 1462 - Lisboa, 1530) Princesa castellana. Aunque nacida del matrimonio de Enrique IV con su esposa Juana de Portugal, los adversarios de su padre la acusaron de bastarda, en virtud de los rumores sobre la impotencia del rey y la frivolidad de la reina; de ahí su apodo, pues decían que era hija del favorito Beltrán de la Cueva.
Esta circunstancia, de la que no existen pruebas, empezó a ser aludida por los participantes en la revuelta nobiliaria contra Enrique IV de 1464-68. Los rebeldes defendieron primero los derechos del infante don Alfonso (hermano del rey) y, al morir éste durante la revuelta, de su otra hermana, la infanta Isabel (la futura Isabel I, la Católica).
Con el objetivo de consolidar su posición política, los consejeros de Isabel la Católica acordaron su boda con el príncipe Fernando, primogénito de Juan II de Aragón, enlace que se celebró en secreto, en Valladolid, el 19 de octubre de 1469. Al año siguiente, molesto por este matrimonio, Enrique IV de Castilla decidió desheredar a Isabel y rehabilitar en su condición de heredera a Juana la Beltraneja, que fue desposada con Alfonso V de Portugal.

(Fernando II de Aragón, llamado el Católico; Sos, Zaragoza, 1452 - Madrigalejo, Cáceres, 1516) Rey de Castilla (1474-1504) junto con su esposa Isabel I, de Aragón (1479-1516), de Sicilia (1468-1516) y de Nápoles (1504-1516). Era hijo de Juan II de Aragón y de su segunda esposa Juana Enríquez, hija del almirante de Castilla. A la muerte de su hermanastro, Carlos de Viana (1461), pasó a ser el heredero de la corona aragonesa. En 1462 fue nombrado lugarteniente general de Cataluña y, en 1468, rey de Sicilia. Durante la guerra civil catalana (1462-1472), en la que tomó parte activa, se familiarizó con los negocios de Estado a instancias de su padre.
Los combates, sin embargo, se sucedieron en la frontera castellanoportuguesa hasta 1479, en que el tratado de Alcaçobas supuso el definitivo reconocimiento de Isabel como reina de Castilla por parte de Portugal, además de delimitar el área de expansión castellana en la costa atlántica de África. Aquel mismo año, por otra parte, el óbito de Juan II posibilitó el acceso de Fernando II de Aragón al trono de la Confederación catalanoaragonesa, y la consiguiente unión dinástica de Castilla y la Corona de Aragón.

Doña Isabel la Católica dictando su testamento, por Eduardo Rosales, 1864, Museo del Prado.
Eduardo Rosales Gallinas (Madrid, 4 de noviembre de 1836 – Madrid, 13 de septiembre de 1873) fue un pintor purista del siglo XIX español. Está enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, en la Sacramental de San Justo (Madrid).
Las líneas maestras de la política conjunta que desarrollaron Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (que pasarían a la historia como los Reyes Católicos, título concedido en 1494 por el papa Alejandro VI) 
Para consolidar y prestigiar la monarquía, la reina implantó la Santa Hermandad, institución encargada de garantizar la estabilidad del orden público y la administración de justicia (1476), abolió las prerrogativas otorgadas a la nobleza por Enrique IV (1480) y convirtió el Consejo Real en el principal órgano de gobierno del reino, en detrimento de las Cortes.


La Virgen de la mosca es una tabla pintada al óleo, de 92 x 79 cm, conservada desde antiguo en la sacristía de la Colegiata de Toro, Se trata de una auténtica obra maestra pintada de la segunda mitad del siglo XV y cuya autoría, siempre discutible, se le asigna al pintor flamenco Michael Sittow.. Recibe su peculiar denominación a causa del insecto que aparece representado en la rodilla izquierda de la Virgen, sobre el rojo del manto, con un realismo tan extremado que supone un verdadero trampantojo. La composición, la relación entre los personajes y los ropajes, están tratados con gran maestría.
Isabel I de Castilla representada en el cuadro con un libro sobre sus rodillas
En el aspecto económico, Isabel la Católica saneó la hacienda pública merced a un estricto sistema fiscal e incentivó el desarrollo de la ganadería ovina y del comercio lanero. Además, supo canalizar la tradición militar y expansiva de Castilla hacia la conquista del reino nazarí de Granada, último bastión islámico en la Península (1492), y la guerra contra los musulmanes norteafricanos, a los que arrebató Melilla (1497). Con todo, el mayor logro de la política exterior isabelina fue, sin duda, el apoyo a la expedición que culminaría con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492).

La rendición de Granada, por Francisco Pradilla (1882). Palacio del Senado, Madrid.
Francisco Pradilla y Ortiz (Villanueva de Gállego, Zaragoza, 24 de julio de 1848 – Madrid, 1 de noviembre de 1921) fue un pintor español, director de la real Academia de España en Roma y del Museo del Prado.
En materia religiosa, por último, Isabel la Católica llevó a cabo una profunda reforma eclesiástica con la ayuda del cardenal Cisneros, creó el tribunal de la Inquisión para velar por la ortodoxia católica (1478) y culminó el proceso de unificación religiosa con la expulsión de los judíos (1492) y los mudéjares (1502). A su muerte, acaecida el 26 de noviembre de 1504, el trono castellano pasó a su hija Juana la Loca (Juana I de Castilla), madre del futuro rey y emperador Carlos. 

Isabel tuvo cinco hijos con Fernando (el cual había tenido otros hijos antes de su matrimonio):
  • Isabel (1 o 2 de octubre de 1470-1498), princesa de Asturias (1476-1480; 1498), contrajo matrimonio con el infante Alfonso, pero a su muerte se casó en 1495 con el primo del fallecido, Manuel, que fue rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado. Fue reina de Portugal entre 1495 y 1498, muriendo en el parto de su primer hijo Miguel de Paz.
  • Juan (30 de junio de 1478-1497), príncipe de Asturias (1480-1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del emperador germánico Maximiliano I de Habsburgo); murió de tuberculosis poco después. Tuvo una hija póstuma que nació muerta. Margarita se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro emperador Carlos V.
  • Juana I de Castilla (6 de noviembre de 1479-1555), princesa de Asturias (1502-1504), reina de Castilla (1504-1555) con el nombre de Juana I. En 1496, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. Su primogénita fue Leonor de Austria (1498-1558). En 1500 Juana fue por segunda vez madre, esta vez de su primer hijo varón, el futuro Carlos I, quien la sucedería y sería también emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. En 1503, dio a luz a Fernando, sucesor de Carlos en el Sacro Imperio como Fernando I, y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Mentalmente afectada por la muerte de su marido, fue recluida por su padre Fernando en Tordesillas, donde murió.
  • María (29 de junio de 1482-1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Isabel, Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
  • Catalina (16 de diciembre de 1485-1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII. Por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra; fue madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.

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