martes, 27 de diciembre de 2016

La representación de la Natividad en el románico - Publio Sulpicio Quirinio - Herodes I el Grande - Santa Brígida de Suecia - Iconografia bizantina, occidental de la Natividad

RODA DE ISÁBENA. CATEDRAL DE SAN VICENTE
"Una de las pocas piezas de escultura románica cuya cronología se conoce con exactitud. Su frente principal muestra escenas del ciclo del Nacimiento de Jesús, en consonancia con la fecha de la celebración para la que fue realizado, el 27 de diciembre de 1170: Anunciación, Visitación, Nacimiento y Adoración de los Reyes Magos"

Claustro de la Catedral
Roda de Isábena es una localidad que pertenece al municipio de Isábena, en la comarca de Ribagorza, provincia de Huesca, Aragón, España.
En el mundo cristiano medieval, el Nacimiento de Cristo es, posiblemente, una de las imágenes más representadas. Son tantas las veces que hemos visto la imagen de la Natividad, que no apreciamos las importantes divergencias que existen entre ellas, debido a las interpretaciones y costumbres de las diferentes culturas, el lugar y el tiempo.

Y en cuanto a forma de anunciarse o de manifestarse lo divino, la estrella es también el lugar de donde, precisamente, baja para reencarnarse la divinidad. De ahí lo frecuente en nuestra cultura de personificar la estrella de Belén sobre el pesebre transfiriendo sus rayos al Niño recién nacido.
La representación de la Natividad es junto con la de la Crucifixión una de los episodios más representados en la iconografía cristiana y por tanto en el románico. Aparece con frecuencia en el arte paleocristiano (s. IV). En la iconografía románica aparecen como protagonistas de estas escenas los siguientes personajes:
  • Jesús, un niño recién nacido, que se suele ver envuelto en pañales y reclinado sobre el pesebre. En ocasiones es colocado en el suelo o sobre una especie de altar. Cuando de él emana luz que ilumina toda la escena se le conoce como "Niño luciérnaga".
  • María, que aparece recostada tanto en el arte bizantino como en el románico. A partir de las revelaciones de Santa Brígida se arrodilla ante el niño con devoción.
  • José, dormido o con una vela encendida. Aparece algo apartado de la escena hasta la Contrarreforma, momento a partir de la cual toma un papel destacado.
  • Ángeles, que cuando aparecen suelen ser ángeles músicos.
  • La mula y el buey. Calientan con su aliento al niño, acostado en el pesebre. Son citados en el Evangelio del Pseudo-Mateo, inspirándose en la cita del profeta Isaías y en la de Habacuc. Para algunos prefiguran a los dos ladrones que crucificaron junto a Cristo. Según otros, el buey representa a los judíos encadenados a la ley y el asno a los gentiles.
  • Estrella, que también proviene del Evangelio del Pseudo-Mateo.
En esta escena se daba a conocer a los fieles lo narrado en el evangelio de Lucas:
  • 2:1 En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. 
  • 2:2 Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. 
  • 2:3 Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. 
  • 2:4 José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, 
  • 2:5 para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 
  • 2:6 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; 
  • 2:7 y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.´
La Virgen y San José registrándose en el censo ante el gobernador Quirinio. Mosaico bizantino. 1315 - 1320. Estambul.
Publio Sulpicio Quirinio, a veces llamado también Publio Sulpicio Quirino o Cirenio (en griego Κυρήνιος, c. 51 a. C. - 21) fue un aristócrata del Imperio romano, miembro del Senado y cónsul.
Su periodo como gobernador de Siria es uno de los anclajes cronológicos del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Herodes  también conocido como Herodes el Grande  o Herodes I (probablemente en la región de Idumea, 73/74 a. C. - Jericó, región de Judea, 4 a. C.) fue rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea entre el 37 a. C. y el 4 a. C. en calidad de vasallo de Roma.
Fue conocido por sus proyectos constructivos colosales, entre los que están la expansión del Segundo Templo de Jerusalén (el Templo de Herodes), la construcción del puerto de Cesarea Marítima y las fortalezas de Masada y Herodión. Hay detalles de su biografía en la obra del historiador romano-judío del siglo I Flavio Josefo. Herodes también aparece en el Nuevo Testamento cristiano como el gobernante de Judea que ordenó la Matanza de los Inocentes (hecho de historicidad no probada) en la época del nacimiento de Jesús. Creó una nueva aristocracia prácticamente de la nada.
Maqueta del Segundo Templo de Jerusalén en el siglo I E.C.
En el Segundo Templo no estaban el Arca de la Alianza, ni su contenido que comprendía las Tablas de la Ley y la medida de maná, los Urim y el Thumim, la serpiente de bronce (destruida por Ezequías ya en el Primer Templo) y la vara de Aarón. Estos objetos sagrados desaparecieron después de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor.
El candelabro de los siete brazos figura entre los expolios del Templo de Jerusalén. Relieve del Arco de Tito, Roma.
El Kotel es uno de los pocos vestigios arquitectónicos del Templo de Jerusalén. Los grandes bloques visibles en esta fotografía se remontan a la Antigüedad.
En el año 3 a. C. el emperador Augusto dividió la región de Palestina entre los sucesores de Herodes I.
Augusto de Prima Porta, estatua de César Augusto en el Museo Chiaramonti de la Ciudad del Vaticano.
Augusto (23 de septiembre de 63 a. C.-Nola, 19 de agosto de 14 d. C.) fue el primer emperador romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C.,año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la historia
El Nacimiento de Jesús de Giotto di Bondone en la Capilla de los Scrovegni de Padua.
Giotto di Bondone nace en Colle de Vespignano (Vicchio) en 1267 aunque para algunos críticos como Carlo Ludovico Ragghianti esta fecha se podría adelantar hasta una década, muere en Florencia el 8 de enero de 1337.
La iconografía bizantina muestra la escena de la Natividad en una gruta o cueva y dentro de un paisaje montañoso. La Virgen suele estar acostada en un lecho junto al recién nacido, acomodado en una cuna o en un pesebre, mientras San José ocupa en las imágenes orientales un segundo plano, adormilado o pensativo, situación que refleja las “dudas” de éste respecto a María. 
Retablo de la Capilla del marquesado de Esteva de las Delicias, en La Bañeza (León), obra realizadas por Nicolás Francés en el s. XV, actualmente en el Museo del Prado
Las imágenes occidentales del Nacimiento, que son posteriores a las bizantinas, se realizan en un pobre y ruinoso establo con María, José y el Niño como protagonistas de la escena, pero sin obviar la existencia de algún que otro personaje como pastores o ángeles, incluso animales. La Virgen aparece de rodillas adorando al Niño que se encuentra desnudo sobre un montón de paja o sobre su manto. San José, en este caso, imita a María o adquiere un papel activo y, a veces, preocupado por crear un ambiente agradable para madre e hijo.
La iconografía occidental de la Natividad se generaliza a partir del s. XV, motivada, principalmente, por la popularidad que adquirieren las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia, obra de finales del XIV.

Una de las primeras manifestaciones que sigue las propuestas de las Revelaciones, es la tabla que se exhibe actualmente en la Pinacoteca Vaticana, realizada a finales del XIV por florentino Niccolò di Tommaso. En ella se muestra a Santa Brígida arrodillada a la derecha del cuadro, la Virgen en aptitud también de adoración se ha despojado del manto, mientras salen de su boca las palabras que, según la Santa, escuchó decir a María en su visión mística: Bene veneris, deus meus, dominus meus et filius meus. Son los primeros pasos de las representaciones de la Natividad inspirados en la obra de la Santa.
Otra obra trascendental que sigue el texto de Santa Brígida, se encuentra en el Museo de Hamburgo. Se trata de la tabla del Nacimiento de Cristo del artista alemán conocido como Maestro Francke, que forma parte del retablo de Santo Tomás Becket. Jesús está desnudo e iluminado, mientras la Virgen, de rodillas y con las manos juntas, se ha despojado del manto para dar a luz. De su boca surge una cartela que muestra el texto: Dominus meus, filius meus …, frase que, como hemos mencionado anteriormente, se recoge directamente en las Revelaciones.

Las imágenes occidentales, en cambio, reflejan la creencia de que María había tenido la prerrogativa de parir sin ningún sufrimiento. Esta última opción es la que se acabó imponiendo, influida poderosamente por las visiones de Santa Brígida: la Virgen, que no ha sufrido por el parto, se haya de rodillas con las manos unidas y adorando al Niño, que se encuentra desnudo e iluminado.
Santa Brígida de Suecia, nacida Brígida Birgsdotter, y patrona de Europa desde 1991, tuvo desde pequeña visiones místicas. A pesar de contraer matrimonio, dedicó toda su vida a peregrinar y difundir la fe. A principios del siglo XIV, junto a su marido, peregrinó a Santiago de Compostela acompañada de un gran séquito de eclesiásticos y seglares de ambos sexos y, según cuentan las crónicas, durante dos años largos realizó el Camino a pie. La comitiva hubo, sin duda, de pasar por la ciudad de León y visitar la catedral, que aunque todavía no tenía construidas en su totalidad las dos torres occidentales, debió despertar en la Santa y séquito una gran admiración.
Ya anciana, en 1372 viajó a Tierra Santa y a su llegada a Belén tuvo la visión del Nacimiento de Jesús, que se incluye posteriormente en las Revelaciones. Santa Brígida narra así los sucesos que rodearon el Nacimiento de Cristo:  Estaba yo en Belén, dice la Santa, junto al pesebre del Señor, y vi una Virgen encinta muy hermosa, vestida con un manto blanco y túnica delgada, que estaba ya próxima a dar a luz. Había allí con ella un anciano, y los dos tenían un buey y un asno, los que después de entrar en la cueva, los ató al pesebre aquel anciano, y salió fuera y trajo a la Virgen una candela encendida, la fijó en la pared y se salió fuera para no estar presente al parto...
Tras la publicación de las Revelaciones de Santa Brígida, fue importante para el desarrollo posterior de las imágenes de la Natividad, la celebración del Concilio de Trento en 1545 y las teorías y purgas iconográficas del jesuita flamenco Molanus. La Iglesia procedió a eliminar algunos elementos que formaban parte de los Apócrifos y aceptó la propuesta de la narración de Santa Brígida. De esta manera, desaparecen por ejemplo las comadronas-lavanderas, aunque la ortodoxa supresión de algunas de estas figuras no va a ser total. 

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