miércoles, 30 de octubre de 2013

La escuela de Chicago

Fue un estilo arquitectónico surgido a finales del siglo XIX y principios del XX en la ciudad de Chicago. Fue pionero en la introducción de nuevos materiales y técnicas para la construcción de grandes edificios comerciales.

Historia 
Hablamos constantemente de la búsqueda de nuevas construcciones basadas en estilos pasados. Pero habrá excepciones, como será el caso de la Escuela de Chicago. Ésta surge en un contexto, en la que la ciudad es más próspera, aumenta considerablemente el nivel demográfico, lo que supone que el urbanismo adquiriera una relevancia máxima. 

Sin embargo, en 1871 la ciudad de Chicago sufre el conocido gran incendio que la deja en su gran mayoría destruida, lo que supondrá el tener que volver a levantarla de nuevo. Esta necesidad de crear nuevos edificios, dará pie al surgimiento de la denominada Escuela de Chicago. Junto a esta, aparecerá un nuevo concepto en la arquitectura de aquellos años; el rascacielos. 

Chicago es una ciudad floreciente, por ello se produce una gran especulación sobre los terrenos y una gran demanda de construcción. La solución que se adopta es la construcción en vertical: muchos pisos elevados sobre una planta reducida. Como es lógico, se empezaron a construir edificios con un número de pisos que a nosotros nos parecería ridículo pero que en esos tiempos eran todo un logro; estamos hablando de edificaciones que podrían oscilar entre los 10 y los 16 pisos de altura. Paralelamente al surgimiento de los rascacielos, aparecerán los primeros ascensores eléctricos. 

La Escuela de Chicago está integrada por un conjunto de arquitectos que proponen soluciones similares entre ellos: estructuras metálicas revestidas según la función del edificio, ventanas que podían variar de tamaño cuando se deseara y la eliminación, en muchos casos, de los muros de carga. Dejan de realizarse edificios con muros únicamente de piedra (y de gran grosor) y dominarán el panorama las estructuras de hierro recubiertas. Otra innovación serán las ventanas corridas que ocuparán la mayor parte de las fachadas de los edificios, esto dará lugar a lo que más adelante se llamará 'muro cortina'.

Autores de la Escuela de Chicago


El Chicago Building, construido en 1905

Y todo esto sucede en EE. UU. y no en Europa porque es en el nuevo continente donde la referencia histórica tiene menos peso e importancia. Europa siempre tiende a mirar de una manera al pasado y esto se refleja en las corrientes artísticas del viejo continente. 

Para empezar a hablar de la Escuela de Chicago podemos ir destacando a varios autores:
Henry Hobson Richardson (1838 - 1886); autor del Marshall Fields Store → no es un edificio que cuente con demasiados pisos pero ya empieza a despuntar entre los demás. El exterior del edificio es muy sencillo (se realiza una libre interpretación del románico europeo). Los muros son consistentes, de piedra no pulimentada (tradición constructiva de Massachusetts), pero los vanos (ventanales) están cumpliendo la función de captar la luz. Podemos destacar la utilización de diferentes formas y tamaños. La estructura rotunda, en su carácter sólido y unitario, le hace sobresalir y afirmar su individualidad en el caos urbano que lo acoge.
Burnham & Root Dos arquitectos muy importantes en la Escuela de Chicago. En el estudio de Le Baron Jenney se conocerán Daniel Burham y John Root, dos personajes que sintetizan las dos componentes de la realidad profesional americana. Burham era práctico, emprendedor, con gran capacidad para las relaciones públicas, era el promotor, realista y cínico, mientras que Root era más artístico, con un talento más cultivado. Juntos construyen edificios como el Rokery Building, el Reliance Building o el Monadnock Building entre otros. 
Marshall Fields Store 


El Reliance Building, completado en 1895, fue diseñado por Burnham & Root
William Le Baron Jenney (1832 - 1907); El padre de la Escuela de Chicago proyectó El Home Insurance Company Building en 1884, siendo considerado el primer edificio construido con esqueleto de hierro, a pesar de que algunas de sus paredes tenían función sustentante. Inaugura también las dudas estéticas para acomodar las plantas de oficinas en una tipología como ésta, que no tenía precedentes. Había la necesidad de concentrar a más gente en menos espacio y así surgió este edificio, que se convirtió en el primero con 10 pisos. Con la técnica de engarces de hierro a base de pilares, vigas y entramados recubiertos de una sustancia protectora contra el fuego, se lograrán edificios de muchos pisos sin necesidad de que los pilares sean muy gruesos, permitiendo el sistema eliminar casi por completo el muro. Así se establecen entre los pilares numerosos ventanales, las típicas "bow-windows" de tres cristales, permitiendo la ventilación de los amplios interiores y la iluminación necesaria. También surgen las llamadas ‘Chicago windows’, ventanas de dos partes divididas por una parte central fija.
L. Henry Sullivan (1856 - 1924); Fue uno de los principales representantes. Su aporte más importante fue el diseño de diferentes tipos de rascacielos, con la estructura interior de hierro bajo una atractiva fachada de mampostería. El Wainwright Building, el Guaranty Building y el Carson Pirie Scott Department Store (Almacenes Carson) son edificios que llevan su firma. 
Características generales
En la mayoría de los edificios pertenecientes a la Escuela de Chicago, encontramos varios elementos comunes que podemos considerar como características generales de esta Escuela:
  • Estructuras metálicas (esqueletos o armazón de hierro) que, entre otras cosas, permitirá realizar edificios con gran altura.
  • Uso del pilar de hormigón como soporte o cimiento. Será la solución al desafío de construir sobre un suelo arenoso y fangoso.
  • Ventanas extendidas horizontalmente por toda la fachada (con las dimensiones que se desee, dado que ya no serán necesarios los llamados muros de carga):
  • Posible eliminación de los muros de carga (gracias a esta estructura metálica)
  • Desarrollo del ascensor eléctrico
  • Con respecto al exterior, se suprimen los elementos decorativos (tan habituales en la arquitectura artística de finales del siglo XIX). Se apuesta por superficies lisas y acristalas. Predominan las líneas horizontales y verticales.
  • Atractivas fachadas de mampostería

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