jueves, 10 de octubre de 2013

Residencias Reales - Sandringham House - Osborne House - Belgravia - Alejandra de Dinamarca - Las amantes de Eduardo VII

Osborne House


Isla de Wight. Residencia Real de Verano de la Reina Victoria I de Inglaterra
El Príncipe Alberto diseñó la casa a estilo de un palacio del Renacimiento italiano. El constructor fue Thomas Cubitt, el arquitecto de Londres y el constructor de cuya empresa construyó la fachada principal del Palacio de Buckingham a la pareja real en 1847.

La reina Victoria y su esposo, el príncipe Alberto compraron Osborne House en la Isla de Wight, en octubre de 1845.

La nueva Casa de Osborne fue construida en el estilo del Renacimiento italiano con dos torres mirador entre 1845 y 1851.





Belgravia 


Plano de Belgravia. En el centro, en color verde, Belgrave Square.
A Comienzos del XIX, El Lugar Estaba Ocupado Por Una zona Pantanosa Propiedad de la familia Grosvenor. La Proximidad de la Residencia Real de Buckingham revalorizó los terrenos aledaños y Thomas Cubitt , arquitecto y empresario (1788-1855), viendo las posibilidades de enriquecimiento, el se convirtió en el principal promotor del futuro barrio de Belgravia. Este barrio aristocrático alberga tiendas de moda y de diseño - Harrods , Harvey Nichols-así como grandes hoteles y restaurantes.






Sandringham House
Es una casa de campo de 32 km cuadrados de terreno, cerca del pueblo de Sandringham en Norfolk, Inglaterra, pertenece a la Familia Real Británica. La casa está en los terrenos reales de Sandringham, que se encuentran en la zona de la costa de Norfolk, Area of Outstanding Natural Beauty (Área de destacada belleza natural).

La casa de ladrillo rojo fue terminada en 1870 con una peculiar mezcla de estilos. Posteriormente se añadió una nueva ala al edificio con un estilo más tradicional, incorporando un salón de baile. La arquitectura del nuevo edificio fue tradicional, pero se adelantó a la época en algunos detalles, como el alumbrado de gas, inodoros con cisterna, y un primer modelo de ducha. Una parte del edificio fue destruida en un incendio durante los preparativos de la fiesta del 50 aniversario de Eduardo VII del Reino Unido en 1891, y posteriormente reconstruida. Este lugar ha sido habitado desde la época Isabelina, en 1771 el arquitecto Cornish Henley preparó el lugar  para construir Sandringham Hall. La mansión fue modificada durante el siglo XIX por Charles Spencer Cowper, un hijastro de Lord Palmerston, quien añadió el porche y el invernadero, diseñado por el arquitecto Samuel Sanders Teulon.
En 1862, la mansión fue adquirida por la reina Victoria, a petición del príncipe de Gales (el futuro Eduardo VII), como residencia para él y su nueva novia Alejandra de Dinamarca. En 1865 sin embargo, dos años después de haberse mudado, el tamaño de la mansión era insuficiente para las necesidades del príncipe; le encargó a J. Humbert destruir el edificio y crear uno más amplio. 
Sandrimgham House ha sido la residencia privada de cuatro generaciones de reyes.





Residencias:
  • Privadas: Sandringham house, Balmoral
  • Oficiales: Buckingham palace, Holyrrod, Castillo de Winsord
Condenado por la reina Victoria a la inacción política, Eduardo se volcó hacia la actividad mundana y social, a la que por otra parte era tan aficionado; estableció su residencia en el palacio de Marlborough House, que se convirtió en el templo de la elegancia y en el centro neurálgico donde se reunían los grandes del reino y lo más granado de la sociedad inglesa y mundial (escritores, poetas, artistas, actores, intelectuales, banqueros, políticos, jefes de Estado, etc.). A pesar de su gordura, Eduardo se convirtió en el árbitro de la elegancia y los buenos modos, artes que cultivaba a la perfección gracias a su cosmopolitismo en sus gustos, los cuales todos los que le rodeaban se apresuraban a imitar. Los bailes y fiestas que organizaba se hicieron famosos en todo el país, contrastando con la seriedad y sobriedad palaciega impuestas por su madre en Buckingham Palace.



Como viajero infatigable que era, tanto Eduardo como su esposa realizaron un buen número de viajes al extranjero, todos ellos criticados por la reina Victoria, pero que a la postre prestaron una labor diplomática a su país de primer orden durante los años previos al estallido de la Primera Guerra Mundial. Eduardo volvió a visitar París en 1868, luego Marieubad, Baden-Baden, Cannes (visita que contribuyó a poner de moda la Costa Azul entre la clase noble y adinerada de Europa), Potsdam, Schönbrunn y Peterhoft, siempre rodeado del esplendor y el lujo decadente propio de la Europa imperial de finales del siglo XIX.

Aunque consagrado a la buena vida, los placeres de la mesa, a los hipódromos, al juego y a la compañía femenina, Eduardo no dejó a un lado sus labores como príncipe de Gales y heredero al trono británico. Ferviente imperialista y apasionado por la grandeza nacional, se dedicó a visitar los territorios del Imperio y en particular la India, viaje que realizó en 1875, recorriendo prácticamente toda la colonia (Bombay, Madrás, Calcuta, Capawora, Allahabad). Dos años antes, representó a su madre en la Exposición Universal de Viena. En 1885 Eduardo visitó Irlanda y en 1889 viajó hasta San Petersburgo para asistir en nombre de la Corona a las exequias del zar Alejandro III.


Marlborough House
En 1894 acompañó a su madre a Alemania, en una visita de importancia diplomática, ya que las relaciones entre ambos países a pesar del parentesco de ambas coronas habían entrado en una fase especialmente crítica como consecuencia de la política anexionista y militar que había emprendido el joven emperador alemán. La vida disoluta y despreocupada del príncipe y la poca discreción de éste respecto de su vida privada, repleta de amantes, escándalos de todo tipo y fiestas continuas, reforzaron la convicción de la reina Victoria de que su hijo carecía de la responsabilidad y de las actitudes mínimas que se esperaban del heredero de una Corona tan importante como la británica.


Eduardo y Alejandra el día de su boda en 1863.
Por fin, cuando contaba cincuenta y nueve años de edad, Eduardo fue proclamado rey de Gran Bretaña el 25 de junio de 1901. En contra de la opinión general de la clase política debido a su pasado, el nuevo rey impresionó favorablemente al asumir desde un primer momento la grave responsabilidad que se abatía sobre sus espaldas tras ser coronado el rey de la primera potencia mundial en aquellos momentos. Toda su preocupación fue devolver a la realeza británica su esplendor, reafirmando al mismo tiempo sus prerrogativas. Para ello, insistió en que las ceremonias de su coronación, postergadas al 9 de agosto de 1902 como consecuencia de una grave recaída de su salud, fueran del todo punto suntuosas.
Nada más subir al trono, Eduardo VII expresó sus deseos de ser estrictamente respetuoso con la Constitución.
Los últimos meses de su reinado quedaron ensombrecidos por el gran debate surgido por el presupuesto del primer ministro Lloyd George y por la crisis constitucional que se originó a propósito de la Cámara de los Lores. De forma súbita, justo en medio de la tempestad política que sacudía a todo el país, Eduardo VII cayó gravemente enfermo. (1841-1910)

Eduardo (derecha) con su madre (centro) y dos de sus sobrinos: el zar Nicolás II de Rusia y la zarina Alejandra Fiódorovna en 1896. En brazos de su madre, la gran duquesa Olga.

La familia del príncipe de Gales en una ilustración de 1891 (basada en una fotografía de 1889): (izq. a derecha) El príncipe Alberto Víctor, la princesa Maud, la princesa de Gales, el príncipe de Gales, la princesa Luisa, el príncipe Jorge y la princesa Victoria.
Alejandra de Dinamarca
(Alexandra Carolina Marie Charlotte Louise Julia zu Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg; de diciembre de 1844 - 20 de noviembre de 1925) fue reina consorte del Reino Unido y los dominios británicos y emperatriz de la India de 1901 a 1910, como esposa del rey Eduardo VII. 


Alejandra de Dinamarca
Su familia era relativamente poco conocida, hasta que su padre, el príncipe Cristián de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, fue designado para suceder en el trono danés a Federico VII, su primo lejano, con el consentimiento de las grandes potencias. A la edad de dieciséis años fue elegida como la futura esposa de Alberto Eduardo, príncipe de Gales, heredero de la reina Victoria; se casaron dieciocho meses más tarde. Como princesa de Gales de 1863 a 1901, el periodo más largo durante el cual alguien ha ostentado el título, se ganó el cariño del pueblo británico y se volvió sumamente popular, su porte y estilo de vestir eran copiados por las mujeres conscientes de la moda. A pesar de que fue excluida de esgrimir cualquier poder político, intentó sin éxito influir en la opinión de los ministros y su familia para favorecer a sus parientes que reinaban en Grecia y Dinamarca. 
Sus funciones públicas se limitaron a la poco controvertida actividad de participar en obras de caridad.
A la muerte de la reina Victoria en 1901, Alberto Eduardo se convirtió en rey-emperador como Eduardo VII, con Alejandra como reina consorte. Desde 1910, año en que murió Eduardo, hasta su propia muerte, fue la reina madre, como reina consorte viuda y madre del monarca reinante, Jorge V, pero fue más conocida como Su Majestad la reina Alejandra. Desconfiaba enormemente de su sobrino, el emperador alemán Guillermo II y apoyó a su hijo durante la Primera Guerra Mundial, en la que Gran Bretaña y sus aliados derrotaron a Alemania. Murió el 20 de noviembre de 1925 en Sandringham, después de sufrir un ataque al corazón y fue enterrada junto a su marido en la capilla de St. George en el castillo de Windsor.
Alejandra (derecha) con su madre (centro) y su hija mayor, la princesa Luisa (izquierda) en 1893.
Acostumbraba esconder una pequeña cicatriz en el cuello, que probablemente fue resultado de una operación de la infancia, con el uso de collares tipo gargantilla y escotes altos, con lo que estableció modas que se usarían durante cincuenta años. El efecto de Alejandra sobre la moda fue tan profundo, que las damas de sociedad incluso copiaban su modo de caminar «cojeando», después de la grave enfermedad que la dejó con una pierna rígida en 1867. Prefería sobre todo las casas de moda de Londres, su favorita era Redfern, pero compraba ocasionalmente en Doucet y Fromont de París.
Alejandra vestida para asistir a la coronación el 26 de junio de 1902. Publicado por el The Illustrated London News en el registro de la ceremonia de coronación del rey Eduardo VII y la reina Alejandra en 1902. Obra firmada por Samuel Begg.


Las amantes de Eduardo VII 
De Inglaterra han pasado a la historia porque fueron muchas y muy famosas. El no reinó hasta los 59 años (su madre, la reina Victoria, se mantuvo en el trono hasta su muerte a los 81 años), y el entonces príncipe de Gales vivió con gran abandono y placer su vida. Amante de Lady Randolph Churchill (madre de Winston Churchill); Daisy Greville, la bella condesa de Warwick; la actriz Sarah Bernhardt y la bailarina La Bella Otero, aunque los grandes amores de su vida fueron tres:
La famosa actriz Lily Langtry, la socialite Alice Keppel y la millonaria Agnes Keyser.
Alice Frederica Keppel
Edmonstone (29 de abril de 1868 - 9 de septiembre de 1947) fue una socialité británica y la amante más famosa de Eduardo VII del Reino Unido, el hijo mayor de la reina Victoria. Su hija, Violet Trefusis, fue la amante de la poeta Vita Sackville-West. En línea materna fue la bisabuela de Camilla, duquesa de Cornualles, segunda esposa de Carlos, Príncipe de Gales.




Desde el principio de su matrimonio Alice Keppel tenía fama de adultera y se rumoreaba que su hija mayor no fue engendrada por su marido George, en realidad era hija del futuro Lord Grimthorpe, uno de sus amantes. Bonita y discreta, Keppel subió rápidamente en la escala social a través de sus relaciones con los hombres prominentes de la época. Conocida como una mujer muy atractiva, sus relaciones extramatrimoniales se iniciaron por lo general por su deseo de obtener un mejor estatus social. Su éxito como cortesana eclipsó cualquier logro de su marido. La mayoría de los romances se llevaron a cabo con pleno conocimiento de su marido George. 
Eduardo VII, incluso visitaba la casa de forma regular, su marido salía convenientemente durante las visitas.
En 1898, Keppel conoció al futuro Eduardo VII, entonces el heredero de 56 años al trono británico. No pasó mucho tiempo antes de que Keppel se convirtiera en una de las muchas amantes de Eduardo, a pesar de una diferencia de veintiocho años de edad. Keppel vivía en Pleasure House, en East Sutton, Kent. Su relación duraría hasta la muerte de Eduardo en 1910 y era bien conocida. «Alice Keppel, fue una ayuda excepcional para Eduardo VII, más de lo que su esposa la reina Alejandra podría haber sido alguna vez», escribió Christopher Wilson, quien ha realizado extensos escritos sobre la bisnieta de Keppel, Camila Parker Bowles. Keppel fue una de las pocas personas en su círculo que era capaz de apaciguar el oscilante mal genio de Eduardo VII.

En 1995, una imagen de Alice Keppel con su hija Violet —entonces una niña—
 fue colocada en un sello de correos británico.
Socialité es un pseudo-galicismo creado en español a imitación del inglés norteamericano socialite (pron. sóu-sha-lait), que se refiere a una persona considerada como celebridad de gremio, local, nacional o internacional, gracias a su habilidad para relacionarse más que por sus méritos o talentos profesionales. 



Jennie Jerome 
Lady Churchill
(1854-1921)

Era hija del financiero norteamericano Leonard Jerome y su esposa, Clarissa Hall. Luego de su primer matrimonio, pasó a la posteridad como Lady Randolph Churchill, madre del primer ministro británico Winston Churchill, uno de los más brillantes estadistas de todos los tiempos.



Dueña de una fuerte personalidad, Jennie era muy respetada en la elitista sociedad británica y en los círculos políticos. Era inteligente, letrada y de risa fácil. La reina Alejandra especialmente disfrutaba de su compañía, pese al hecho de que Jennie se había envuelto en un affaire con el rey Eduardo, hecho conocido por Alejandra. A través de sus contactos familiares y sus relaciones extramaritales, Jennie prestó una ayuda importante a la incipiente carrera política de lord Randolph tanto como a la de su hijo primogénito.




 Señora Churchill con un joven Winston

Frances Evelyn Daisy Greville 
Condesa de Warwick (10 de diciembre de 1861 - 26 de julio de 1938)1 fue una dama de sociedad destacada por su belleza y por haber sido la amante del rey Eduardo VII del Reino Unido. Se cree que la canción «Daisy Bell» se inspiró en ella.
Daisy fue considerada como posible esposa para el príncipe Leopold (que más tarde sería Duque de Albany), hijo menor de la reina Victoria. La Reina lo aprobaba, pero el príncipe estaba enamorado de otra persona. En su lugar, se casó en 1881 con Francis Greville, Lord Brooke, hijo mayor y heredero de George Greville, cuarto conde de Warwick.




Después de su matrimonio y el nacimiento de sus hijos, Daisy se convirtió en una socialité y a menudo asistía a grandes fiestas y reuniones. Junto a su marido era miembro del grupo de Marlborough House, liderado por Alberto Eduardo, príncipe de Gales. A partir de 1886, se involucró con varios hombres poderosos, sobre todo Eduardo VII. No era raro en la época victoriana que una mujer casada de cierta importancia social tuviera una relación sentimental con un hombre más prominente que su marido. Esto a menudo sucedía con el conocimiento del marido, ya que también podría ayudar en su promoción social o política y se consideraba normal para la época.

A pesar de que estuvo involucrada con ambos hombres, el romance de Lady Warwick con Eduardo VII, que duró hasta 1898, se cree que fue principalmente una cubierta para su relación con Lord Charles Beresford (después de 1916, 1er. barón Beresford), por quien sí tenía en realidad sentimientos genuinos. Por tratarse de la amante de Eduardo VII, nadie levantaba las cejas, ni le causaba problemas, ya que nadie le preguntaría a él o le causaría a ella ningún dolor por el asunto, ni tampoco a su marido. Sin embargo, todo esto fue sin el conocimiento de Eduardo VII y cuando este descubrió que Daisy también estaba involucrada con Lord Charles, trató de recuperar una carta supuestamente comprometedora que Lady Brooke (Daisy Greville) había escrito a Beresford y que supuestamente estaba en manos de la esposa de este. La pelea duró hasta que el primer ministro Lord Salisbury interfirió y ambas partes llegaron a un acuerdo. Sin embargo, las relaciones entre Eduardo VII y Lord Charles siguieron siendo malas durante el resto de sus vidas.


Retrato de Lady Frances Evelyn "Daisy" Maynard Greville, Lady Brooke y
luego 5ª Condesa de Warwick en 1893.
Su principal defecto como cortesana de hombres poderosos era que carecía de la capacidad de mantener sus asuntos en privado y cuando se involucraba con un hombre de riqueza y poder, tenía la costumbre de darlo a conocer a los demás. A menudo, una cortesana podía tener una carrera prolongada basada simplemente en una característica, la discreción. Por sus indiscreciones, se ganó el apodo de «The Babbling Brooke» (la balbuceante Brooke) y fue la inspiración para la popular canción «Daisy Bell».

Tras la muerte de Eduardo VII y debido a que tenía grandes deudas, trató de chantajear a su hijo, el nuevo rey Jorge V. Amenazó con hacer públicas una serie de cartas de amor escritas por Eduardo VII. Lord Stamfordham con su experiencia y astucia logró detener la publicación con el argumento de que los derechos de autor pertenecían al Rey. Daisy se encontró sin más recursos y murió casi sin dinero.
Retrato de Daisy, Lady Warwick,a sus 38 años en 1899
La bella Otero
Agustina Otero Iglesias, más conocida como Carolina Otero o La Bella Otero (Valga, Pontevedra, Galicia, España, 4 de noviembre de 1868 - Niza, Francia, 10 de abril de 1965) fue una bailarina, cantante, actriz y cortesana de origen español afincada en Francia y uno de los personajes más destacados de la Belle Époque francesa en los círculos artísticos y la vida galante de París.



Otero, a pesar de sus éxitos profesionales, había conseguido ascender en el mundo artístico prostituyéndose y haciéndose amante de hombres influyentes. No era una práctica extraña que las artistas ejercieran de cortesanas para aumentar sus ingresos. En la Belle Époque era habitual y los hombres que podían pagar las astronómicas sumas que costaban estas cortesanas conseguían prestigio. 

Otero era una de las más famosas y cotizadas de la alta sociedad parisina. Fue amante de Guillermo II de Alemania, Nicolás II de Rusia, Leopoldo II de Bélgica, Alfonso XIII de España, Eduardo VII del Reino Unido y Aristide Briand (con quien tuvo una relación entrañable hasta la muerte del político), entre otros. Otero llegó a reunir una fabulosa fortuna que, debido a la ludopatía que padecía, fue dilapidando en los casinos de Montecarlo y Niza.

Muchas y muy valiosas fueron las joyas que compusieron una parte muy importante del patrimonio de Agustina Otero. Casi todas ellas regalos de sus múltiples amantes. Las joyas más conocidas de la Bella Otero pertenecen casi en su totalidad a la firma francesa de Cartier.

Un cartel del Folies-Bergère (¿c. 1900?), el mayo espectáculo de París. Observen a la Bella Otero en el centro.
Agnes Keyser 

(1852 - 1941) fue la hija de un acaudalado miembro de la Bolsa de Valores, una cortesana humanitaria y la amante durante mucho tiempo de Eduardo VII del Reino Unido. De todas las amantes de Eduardo VII, con excepción de la socialité Jennie Jerome, Keyser fue la mejor aceptada en los círculos reales, incluida la aceptación de la esposa de Eduardo VII, Alejandra de Dinamarca. Permaneció al lado de Eduardo VII hasta su muerte en 1910.





Keyser, según lo registrado por el autor Raymond Lamont-Brown en su libro Edward VII's Last Loves: Alice Keppel and Agnes Keyser, mantuvo un vínculo emocional con Eduardo VII que otras no lograron, debido a que permaneció soltera y prefirió mantener un romance más privado en vez de uno público. Este rasgo también la convirtió en la favorita en los círculos reales de entre las últimas dos amantes del rey.

El Hospital Rey Eduardo VII para Oficiales fue establecido en 1899 por dos hermanas, Agnes y Fanny Keyser, quienes convirtieron su casa en el 17 de Grosvenor Crescent en un hospital para oficiales enfermos y heridos que volvían de la Segunda Guerra Bóer y no contaban con familia en Londres. El rey Eduardo VII se convirtió en el primer patrón del Hospital.

Agnes Keyser se involucró con Eduardo VII por esa época y su relación continuaría hasta su muerte. Con el apoyo del rey, junto con el entusiasmo de Agnes Keyser, se recibiría un inmenso apoyo de parte otras personas que más tarde llegaron a conocerse como «Amigos». Más de 4 000 amigos han dado su apoyo al hospital desde ese día. La Hermana Agnes (como se volvió conocida) y su equipo, siguieron brindando atención a los oficiales en tiempos de paz. Agnes destacó por su devoto servicio al hospital, su amabilidad, su tacto, además de su firme y eficaz administración.

Sarah Bernhardt 
Fue una actriz de teatro y cine francesa, nacida el 23 de octubre de 1844 en París y fallecida el 26 de marzo de 1923 en la misma ciudad.
Curiosidades:
  • Su cabello era de color rubio oscuro y sus ojos eran azul cobalto.
  • Protegió y encumbró al pintor y cartelista Alphonse Mucha, cuyos trabajos fueron punto de referencia del Art Nouveau francés. Mucha, de origen checo no sólo le hizo los carteles anunciando las obras de teatro de Bernhardt sino que también le diseñó vestuario, joyas y la decoración del Théâtre de la Renaissance. También fue solicitado por muchas empresas y comerciantes para que les diseñara los anuncios de sus productos en revistas y periódicos. El estilo y los diseños de Mucha en publicidad fueron imitados hasta la saciedad por muchos dibujantes y empresarios de la época.
  • Fue una acérrima defensora de Alfred Dreyfus en el lamentable Affaire Dreyfus, apoyando también abiertamente a Émile Zola en su célebre artículo-denuncia J'accuse donde se denunciaba que el oficial judío Dreyfus era la cabeza de turco de un complot en el seno del ejército y víctima de un exacerbado antisemitismo.
  • Siempre tuvo muy mala suerte en los juegos de azar. Tanta, que algunos jugadores supersticiosos no la querían tener cerca en la mesa de juego cuando Bernhardt jugaba en los Casinos de Montecarlo o Niza.
  • Es cierto que Sarah Bernhardt poseía un ataúd y que solía dormir dentro de él. Existe la leyenda de que se lo compró un amante aficionado a lo macabro, pero la realidad es que lo compró ella misma, ya que sentía una fascinación especial por los temas fúnebres. Llegó incluso a dejarse fotografiar metida en un ataúd y haciéndose la muerta. Las fotografías se comercializaron y tuvieron un gran éxito. Hoy en día todavía se pueden encontrar en mercados de antiguo o en colecciones privadas.
  • Toda su vida sufrió miedo escénico. Cuando tenía un estreno importante o se sentía bajo presión le daban ataques de pánico escénico. Afortunadamente para ella, el tipo de miedo que sufría la hacía actuar con nerviosismo y poniendo una voz aguda. Cuando llevaba un rato en escena, el pánico cedía.
  • Una vez teniendo que representar Hamlet en Edimburgo, la compañía de Bernhardt se encontró que el vestuario no había llegado a tiempo y tuvieron que representar la inmortal obra de Shakespeare vestidos con faldas escocesas.
  • Le gustaban los animales y llegó a tener, en distintas épocas de su vida, un león, un tigre, loros, un mono llamado Darwin, un cocodrilo y varios perros.
  • De joven, durante una época en que necesitaba dinero, posó desnuda para el fotógrafo Nadar. Posó muchas veces, tanto en fotografías eróticas como artísticas, para este fotógrafo al que la unió una gran amistad. Más tarde, ya famosa, protegió y posó para el hijo del fotógrafo que había seguido los mismos pasos profesionales que el padre.
  • Fue la primera actriz en representar (en diferentes ocasiones) tanto el papel de Hamlet como el de Ofelia.
Lillie Langtry 
De soltera Emilie Charlotte Le Breton (13 de octubre de 1853, Jersey - 12 de febrero de 1929, Montecarlo) fue una actriz británica.
Contrajo matrimonio con Edward Langtry en 1874 y después llegó a ser conocida como Jersey Lily. Causó sensación cuando se volvió una mujer de la clase alta dedicada a los escenarios, protagonizando She Stoops to Conquer en 1881.



Actuó para diversas audiencias en Inglaterra y los Estados Unidos, logrando amplia ovación particularmente con la obra Como gustéis. Después de que su marido muriera, se casó con Hugo de Bathe en 1899.
Eduardo VII  se enamoró de Langtry, y pronto se convirtió en su amante semioficial. Ella incluso se presentó a la madre del príncipe, la reina Victoria. Con el tiempo, una relación cordial desarrolló entre la princesa Alexandra y ella. 



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