viernes, 23 de febrero de 2024

(44) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - UN SISTEMA DEL ARTE ESPAÑOL - GALERIAS Y GALERISTAS. Los orígenes de la Casa Macarrón - Helga de Alvear - LA GALERIA BIOSCA Y JUANA MORDÓ

(43) ¿QUE ESTÁ PASANDO? - (6) POP ART Y EL FEMINISMO DE LOS 60  -MUJERES ARTISTAS EN LOS 60-70 - Ángela García Codoñer - El "comic" femenino en España - Esther Boix i Pons - Mari Chordà Recasens - Isabel Steva Hernández (COLITA), PINCHA AQUI

Las décadas de 1950 y 1960, fueron para Madrid unas décadas fundamentales, no solo en lo relativo a la creación, sino también en la promoción y divulgación de artistas que protagonizarán la regeneración artística en el panorama plástico español. Se abrió un mercado que, si bien, en esos momentos era incipiente, se desarrollará en las décadas de 1970 y 1980, hasta convertirse en un cierto fenómeno de moda, con la bonanza económica de comienzos de los 90. Por tanto, esta acción de las galerías ha supuesto el ensamblaje de una maquinaria que reúne galerías, museos, ferias, fundaciones, coleccionistas y público entorno al arte contemporáneo. 

1895. Los orígenes de la Casa Macarrón -- Ángel Macarrón Serrano, Transporte de obras (Casa Macarrón), 1937-1939, PINCHA AQUI (VIDEO) Entrevista realizada el 12 de septiembre de 2013

La realidad madrileña estaba marcada por la falta de espacios para exponer. La galería de arte, tal y como la pensamos hoy en día no existía. Antes de la Guerra Civil, preexistían las llamadas “casas”, fenómeno mixto entre, tienda de objetos de decoración, marcos, libros y cuadros. La más antigua de ellas, Macarrón, sirvió como modelo a Vilches y Cano. Todas ellas se mantienen hasta 1940.

Salón Vilches


La historia del Salón que en 1898 fundara Manuel Vilches ya no se perderá en el tiempo y en el olvido.


LA GALERIA BIOSCA Y JUANA MORDÓ
El 15 de noviembre de 1940 se inaugura en la Galería Biosca una exposición de obras del escultor José Clará, a la que sigue, casi un mes después, una del pintor Francisco Domingo. Ambos artistas eran catalanes, como Aurelio, el fundador de la galería identificada con su primer apellido: Biosca. La apertura de la galería trae aire fresco al arte madrileño, viciado por el academicismo reinante, por lo que muy pronto se convierte en lugar obligado para quienes deseaban la renovación del arte, especialmente del ámbito madrileño, pero también del resto del país.

En su medio siglo de existencia, por la Galería Biosca pasan artistas muy diferentes, pintores, escultores, ceramistas, dibujantes, diseñadores... La mayoría figurativos, pero también abstractos, españoles y extranjeros, de varias generaciones.

Fachada de la Galería Juana Mordó tras el atentado sufrido por la presentación, por Santiago Carrillo, de los libros de Enrico Berlinguer, Regis Debray y Dolores Ibárruri, la Pasionaria, 1979. Archivo de la Galería Juana Mordó. Biblioteca y Centro de Documentación del Museo Reina Sofía

Juana Mordó (Salónica, Grecia, 26 de abril de 1899 – Madrid, 12 de marzo de 1984) 
Juana Mordó, vital galerista y fiel defensora del arte de vanguardia, dedicó toda su vida a la promoción de los pintores y escultores de su tiempo. De la colección de arte que amasó han llegado múltiples piezas a instituciones públicas. Un legado forma parte del patrimonio artístico del Círculo de Bellas Artes de Madrid
Otra donación (legado Mordó-Alvear) ha recalado en la Academia de San Fernando: 57 piezas de autores como Rafael Canogar, Gustavo Torner, Bonifacio Alfonso...y una plancha grabada por Dalí.

Su lugar en la historia del arte español se debe tanto a su papel de difusión cultural, como al de la renovación artística auspiciada por la seriedad y coherencia de la línea estética marcada por un nivel de calidad. Por ello, la consulta de los fondos de su archivo es imprescindible para la historia del arte español del siglo XX.
Mujer culta, según los que la conocieron de modales exquisitos, estudió en el liceo francés, vivaz, reservada con su vida privada, coqueta, apasionada de su trabajo y de los artistas a los que representó. A lo largo del tiempo paso a ser una institución para el mundo del arte siendo respetada y seguida. 
Esto fue así hasta el punto que en 1979 recibió la Medalla de Plata a las Bellas Artes y, en 1983, la de oro.

María del Carmen Polo en la galería Biosca

En 1958 entró a trabajar en la galería Biosca, ocupando el cargo de Directora. Juana aprendió en Biosca cómo se gestionaba una galería, cómo se realizaban los tratos con artistas y con los coleccionistas e hizo contactos. Pero, sobre todo descubrió que se le daba bien vender. En Biosca organizó 103 exposiciones en los 6 años en los que trabajó aquí. Algo que terminó siendo fundamental para el desarrollo de su futura galería fue la relación que comenzó con los artistas que formaban El Paso. Este grupo había lanzado su manifiesto un año antes de que Juana entrase en la galería, en 1957. Les dedicará una mítica exposición del 7 al 20 de junio de 1959 y a partir de ahí varias individuales a algunos de sus principales actores como Manuel Millares, Manuel Rivera o Antonio Saura, con los que pasó a tener una relación que trascendía lo profesional.

Su claro posicionamiento hacia la vanguardia y los artistas que estaban realizando la renovación plástica del momento hizo, según contaba Manuel Rivera, que se crearan ciertas desavenencias con Aurelio Biosca, dueño de la galería. Esto hizo que Juana trabajase cada vez más incómoda en una galería que tenía un posicionamiento más conservador, en cuanto a la programación de sus exposiciones.
En 1964 Juana Mordó formó una sociedad con María Luisa Maristany, que aportó en local en la C/ Villanueva, Ernesto Wuthew, que proporcionó contactos en el extranjero y José Ayllón, que propuso su asesoría artística. La dirección pasó a Juana. Entre todos decidieron mantener el nombre de ésta como nombre de la galería, ya se había hecho un nombre en el mundo del arte. Con el tiempo la galería pasó a ser un proyecto personal de Juana, que era así como la llamaban sus artistas, su círculo más íntimo.

En este tiempo se convirtió, aparte de en la galerista del grupo El Paso (menos de Manuel Viola), en la de Amalia Avia, Antonio López, José López Hernández, Frederic Amat, José Caballero, José Guerrero, Cristino Mallo, Pablo Palazuelo, Álvaro Delgado, Manuel Colmeiro, Enrique Gran, Francisco Lozano, Carmen Laffón, Manuel Ángeles Ortiz, Eusebio Sempere, Manuel Mompó, Francisco Farreras, Josep Guinovart, Bonifacio, Gastón Orellana, Luis Sáez, Gustavo Torner, Alberto, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Benjamín Palencia o Francisco Zabaleta.

Pudo sobrevivir gracias a la ayuda de Helga de Alvear, que compró el 50% de la sociedad a Manuel Mendoza y saneó el negocio. Así, se convirtió en la única representante española en los comités de ferias internacionales de arte contemporáneo.

Helga de Alvear 

(Kirn, Alemania, 1936) es una galerista y coleccionista de arte alemana residente en España, país donde inició y ha desarrollado su actividad profesional internacional. Es la principal impulsora de la Galería Helga de Alvear y el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear.

El Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear (antes Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear) es un museo ubicado en Cáceres, España. En él se conserva la colección de la galerista Helga de Alvear y reúne la colección privada de arte contemporáneo más completa de Europa, con más de 3000 obras de artistas contemporáneos.

Para la construcción de este nuevo edificio se convocó en 2005 un concurso público que finalmente ganó el proyecto del estudio Mansilla + Tuñón Arquitectos.​ Este proyecto incluía la rehabilitación del edificio modernista de la Casa Grande y su ampliación de estilo contemporáneo con una nueva construcción. 

La Fundación Helga de Alvear, con sede en Cáceres, es una entidad cultural sin ánimo de lucro, de gestión autónoma e independiente, creada el 29 de noviembre de 2006. Su constitución responde al deseo de Helga de Alvear de compartir su colección con la sociedad y al interés de varias instituciones públicas extremeñas de dotar a la ciudad de Cáceres con un centro para la investigación, difusión y educación en el campo de la creación visual contemporánea.

La galerista intentó establecer la colección en diversas ciudades de España, entre ellas, Córdoba (de donde era su marido, Jaime de Alvear), Vigo o Granada. La propia Helga de Alvear cuenta cómo el proceso de encontrar emplazamiento fue complicado hasta que dio con Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de Extremadura en aquel entonces, que se mostró interesado en que las obras permaneciesen en Cáceres. 


En 1957 viajó a España con el fin de cursar estudios de español, y conoció al arquitecto Jaime de Alvear, con quien se casó.

Tras conocer a la galerista Juana Mordó en 1967, Helga de Alvear entró en contacto con los artistas del grupo de Cuenca y de El Paso, lo cual le hace adquirir cada vez más interés por el panorama artístico español y comenzar su colección de arte. En enero de 1980 entró a formar parte de la plantilla de la galería Juana Mordó, puesto en el que adquiere conocimientos, tanto de gestión como del mundo artístico internacional. A ello contribuye la participación en ferias como Art Basel, Fiac en París o la Feria de Colonia, o la colaboración para la creación de la feria de ARCO en 1982. Fue una de las fundadoras de la Fundación Museo Reina Sofía de Madrid

Tras años trabajando en la galería Juana Mordó, en 1995 creó su propia galería de arte en Madrid

Además de su actividad profesional, Helga de Alvear ha desarrollado durante décadas su pasión: el coleccionismo de arte creado, fundamentalmente, a partir de la segunda mitad del siglo XX; como ella misma afirmó en una entrevista, «mi colección debe arrancar en las propuestas que surgen en los años 50 y no mirar hacia atrás».​ Su colección es considerada por muchos especialistas la más importante compilación privada -ya con promesa de titularidad pública- de obras de arte contemporáneo en España y una de las principales de Europa.

A la donación de su colección a la Comunidad Autónoma de Extremadura hay que añadir otras cuatro: las donaciones a la Fundación Museo Reina Sofía en Madrid del archivo de la galería Juana Mordó,17​ de la serie fotográfica Türken in Deutschland (Turcos en Alemania) de la germana Cándida Höfer​ y de una destacada obra del suizo Rémy Zaugg, efectuadas, respectivamente, en 1997, 2016 y 2017; y la donación del llamado «Legado Juana Mordó-Helga de Alvear», propiedad de esta última, a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.​ La cesión total y gratuita a este organismo, realizada en 2011 y formada por 57 obras de arte contemporáneo, fue considerada en su momento por Antonio Bonet, director de la institución, «el mayor» legado de arte actual con el que cuenta la Academia.​

Jorge Galindo (Madrid, 9 de noviembre de 1965) es un pintor y artista español de estilo abstracto. Desde 1999 vive y trabaja en Borox, Toledo.  


Desde sus primeras obras, expuestas a mitad de los ochenta, Jorge Galindo intercala la pintura con los collages fotográficos. La obra de Galindo esta próxima a la abstracción gestual, concediéndole una especial relevancia a las intervenciones del azar y los aspectos matéricos 

Helga de Alvear posa para ICON DESIGN en su galería de Madrid. Detrás de ella una obra de Jorge Galindo, uno de los artistas que representa. YAGO CASTROMIL

Lo primero que hace Helga de Alvear (Kirn, Alemania, 85 años) al ver a un conocido es hablar de la última pieza que acaba de comprarse. Y siempre acaba de comprarse una. Esta vez es una instalación del artista minimalista francés Daniel Buren. La señala en el catálogo que saca de un cajón de su despacho. “Me han hecho un superprecio”, aclara (también confiesa cuál).  

El artista Daniel Buren, en el puente La Salve de Bilbao
(Boulogne-Billancourt, 1938) ha transformado el puente de La Salve, un viaducto de cinco carriles que cruza por encima del Museo Guggenheim Bilbao, en "una gran puerta roja" de la ciudad. (2007)

Les Deux Plateaux, en español Las Dos Mesetas, es el nombre de esta obra instalada en el Palacio Real de París. También conocida como "Las columnas de Buren", por su autor, Daniel Buren. (1986)

Sigue comprando a un ritmo frenético. Eso tiene un nombre, y ella misma lo pronuncia. “¡Claro que coleccionar arte es una droga! Sobre todo para el bolsillo". Siguiendo con el paralelismo, dicen que la regla de oro de los traficantes es no hacerse adictos al producto que venden, pero ella la incumple flagrantemente. “Siempre me quedo con una obra de mis exposiciones, pero espero al último día, porque el cliente siempre va primero. Nunca he competido con mis clientes. 
Al día siguiente viaja al balneario austriaco que le administra su tratamiento anual de ozono. Su hermano, que está al frente de las empresas familiares, le cede un avión privado, a ella y su hija Patricia. “¡Vamos a ir las dos como en Pretty Woman!”, proclama emocionada.
Su auténtico momento Pretty Woman me lo contará un rato después. Fue cuando, durante una edición de la feria Art Basel en los noventa, entró en la caseta de una renombrada galería británica interesándose en una foto de Jeff Wall.

“Me atendió un tío así, muy esnob. Le digo: ‘Esa foto la quiero yo’. Y él me responde que no está a la venta. Y yo: ‘¿Cómo? ¿La trae aquí y no la vende? ¡Eso no puede ser!’. Y él: ‘Es que usted no puede pagarlo’. Me dio un precio absurdo, y yo le dije que trato hecho, que le daba un talón y me llevaba la obra. Y así fue. Eso sí, nunca más les he comprado nada a esos, aunque desde entonces me mandan propaganda y de todo. 

Jeff Wall es un fotógrafo canadiense nacido en Vancouver (Canadá) en el año 1946, ciudad en la que reside y trabaja, es una de las figuras clave en la escena artística de su ciudad durante años. En 2002 fue premiado con el prestigioso Premio Hasselblad. Su obra ha ayudado a definir el llamado fotoconceptualismo.
Por “nosotros” se refiere al negocio familiar en Alemania. Su actividad principal es producir materiales sanitarios, de donde se deduce que últimamente el capital ha fluido con generosidad. Ella ha destinado parte a luchar contra la pandemia –donó un millón de euros a las investigaciones del CSIC–, lo que no le ha obligado a apretarse el cinturón como coleccionista. “Gracias a Dios las fábricas funcionan bien, y además mi hermano es un encanto”, resume. Ese encanto nunca la deja en la estacada a la hora de financiar sus enamoramientos artísticos: bien lo saben sus colegas, que cada año anhelan sus paseos el primer día de ARCO.
Fuente: El Pais (2021)

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