lunes, 7 de abril de 2014

Arquitectura barroca (Italia)

Italia

Al igual que en la época anterior, el motor del nuevo estilo volvió a ser Italia, gracias principalmente a la comitencia de la Iglesia y a los grandes programas arquitectónicos y urbanísticos desarrollados por la sede pontificia, deseosa de mostrar al mundo su victoria contra la Reforma. La principal modalidad constructiva de la arquitectura barroca italiana fue la iglesia, que se convirtió en el máximo exponente de la propaganda contrarreformista. Las iglesias barrocas italianas se caracterizan por la abundancia de formas dinámicas, con predominio de las curvas cóncavas y convexas, con fachadas ricamente decoradas y repletas de esculturas, así como gran número de columnas, que a menudo se desprenden del muro, y con interiores donde predominan igualmente la forma curva y una profusa decoración. Entre sus diversas planimetrías destacó —especialmente entre finales del siglo XVI y principios del XVII— el diseño en dos cuerpos, con dos frontones concéntricos (curvo el exterior y triangular el interior), siguiendo el modelo de la fachada de la Iglesia del Gesù de Giacomo della Porta (1572).



Iglesia del Gesù de Giacomo della Porta (1572)

Uno de sus primeros representantes fue Carlo Maderno autor de la fachada de San Pedro del Vaticano (1607-1612) —al que además modificó la planta, pasando de la de cruz griega proyectada por Bramante a una de cruz latina—, y la Iglesia de Santa Susana (1597-1603). Pero uno de los mayores impulsores del nuevo estilo fue el arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini, el principal artífice de la Roma monumental que conocemos hoy día baldaquino de San Pedro (1624-1633) —donde aparece la columna salomónica, posteriormente uno de los signos distintivos del Barroco—, columnata de la Plaza de San Pedro (1656-1667), San Andrés del Quirinal (1658-1670), Palacio Chigi-Odescalchi (1664-1667). El otro gran nombre de la época es Francesco Borromini, arquitecto de gran inventiva que subvirtió todas las normas de la arquitectura clásica —a las que pese a todo aún se aferraba Bernini—, a través del uso de superficies alabeadas, bóvedas nervadas y arcos mixtilíneos, creando una arquitectura de carácter casi escultórico.  Fue autor de las iglesias de San Carlo alle Quattre Fontane (1634-1640), Sant'Ivo alla Sapienza (1642-1650) y Sant'Agnese in Agone (1653-1661). El tercer arquitecto de renombre activo en Roma fue Pietro da Cortona, que también era pintor, circunstancia quizá por la cual creó volúmenes de gran plasticidad, con grandes contrastes de luz y sombra (Santa Maria della Pace, 1656-1657; Santi Luca e Martina, 1635-1650). Fuera de Roma cabe destacar la figura de Baldassare Longhena en Venecia, autor de la Iglesia de Santa Maria della Salute (1631-1650); y Guarino Guarini y Filippo Juvara en Turín, autor de la Capilla del Santo Sudario (1667-1690) el primero, y de la Basílica de Superga (1717-1731) el segundo.


Carlo Maderno



(Capolago, 1556-Roma, 1629) Arquitecto italiano. Era sobrino de Domenico Fontana. Su primera realización notable fue la fachada de Santa Susana de Roma, que, inspirada en la del Gesù, estableció un prototipo de fachada barroca. Intervino también en la construcción de Sant'Andrea della Valle, Santa Maria della Vittoria y San Giovanni dei Fiorentini. Bajo el pontificado de Pablo V, Maderno ganó el concurso para la ampliación de la basílica de San Pedro, para cuyo proyecto aportó soluciones que no perjudicaran la cúpula de Miguel Ángel. Sus principales obras civiles son los palacios Mattei y Barberini de Roma.

Santa Susana de Roma
Fachada de la Basílica de San Pedro
 
Palacio Barberini Roma
Gian Lorenzo Bernini 

Fue una de las figuras más emblemáticas en Roma que, gracias a sus obras, ha dejado en la ciudad uno de los patrimonios artísticos y culturales de mayor relieve. Él no era sólo arquitecto sino también escultor y pintor de éxito, Bernini trabajó con otros grandes nombres del panorama artístico italiano e internacional y es también el autor de unas de las obras y unos monumentos más famosos del mundo.




Gian Lorenzo Bernini nace en Nápoles el 7 de diciembre de 1598 y se desplaza en Roma desde muy joven, ciudad dónde empieza a trabajar como aprendiz en los astillero romanos. Aproximadamente en el 1605 participa en los trabajos ordenados por Papa Paolo V, cuando Bernini realizará una de sus obras más importantes la "Asunción de la Virgen” que actualmente se puede visitar dentro de la Basílica de Santa a María la Mayor.

Bernini, durante los primeros años de su carrera, trabajó en una Roma que atravesaba un período bueno, sobre todo bajo la perspectiva económica y política. Esto permitió que la ciudad invirtiese en las obras públicas y artísticas. En aquel período en Roma llegaron muchos artistas desde toda Italia, y además, muchos fueron los escultores y los pintores internacionales que viajaban en la ciudad. Éste permitió un cambio técnico, artístico y cultural muy importante que durante los años se notó en las obras de los artistas italianos y sobre todo de Bernini.


Busto del Papa Gregorio XV
Éxtasis de Santa Teresa

El palacio Chigi-Odescalchi
De sus realizaciones como arquitecto, la más valorada, además de la columnata de San Pedro, es la pequeña iglesia de San Andrea al Quirinale, en la que arquitectura y escultura se unen en una búsqueda de efectismo destinada a crear un ambiente adecuado para suscitar la fe y los sentimientos religiosos. El palacio Chigi-Odescalchi, que ejerció una influencia decisiva en toda Europa, es uno de sus edificios civiles más conseguidos.



Baldaquino Basilica de San Pedro
 
Interior de la Iglesia de San Andrea al Quirinale

Iglesia de San Andrea al Quirinale

La imponente columnata de Bernini en la plaza de San Pedro, en Roma



Pietro da Cortona

Cuyo auténtico nombre era Pietro Berettini (*Cortona, 1 de noviembre de 1596 – †Roma, 16 de mayo de 1669) fue un pintor y arquitecto italiano.

Pietro de Cortona pertenece al período inicial del Barroco. Es conocido fundamentalmente por su trabajo en el terreno de los frescos decorativos y de la pintura. Durante el pontificado de Urbano VIII (de quien hizo un retrato), fue uno de los principales artistas establecidos en Roma, junto a Bernini y Borromini. Se puede decir que representa el máximo exponente del arte decorativo del Barroco pleno, haciendo olvidar a artistas anteriores como Giovanni da San Giovanni y oscureciendo a competidores como Giovanni Lanfranco.

También es obra suya el notable embellecimiento del exterior de Santa Maria della Pace (1656-1667) su obra más completa por su ambientación en un entorno medieval, en la que colaboró con Carlo Fontana, y la fachada de Santa Maria in Vía Lata (hacia 1660) en cuyo pórtico realizó una disposición semejante a la de San Andrés en el Quirinal de Bernini y San Carlos al Corso (1668).

Cúpula de Pietro da Cortona

Exterior de Santa Maria della Pace de  Pietro da Cortona

Retrato de Urbano VIII
El Triunfo de la Divina Providencia, 1632-1639

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