martes, 22 de abril de 2014

Dresde (II) - Porcelana de Meissen

La galería de animales de porcelana de Meissen


El Zwinger de Dresde alberga la colección más amplia de Europa, y de mayor calidad, de porcelanas de los siglos XVII y XVIII procedentes de Meissen (Sajonia) y del oeste asiático. En el ala sur del complejo palaciego se encuentra la curiosa Tiersaal o sala de los animales, un espacio por el que se distribuyen alrededor de noventa piezas de aves y mamíferos de gran tamaño fabricadas en dicho material. Son los restos de una especie de animalario inanimado, previsto inicialmente de quinientas noventa y siete piezas, de las que consta que llegaron a fabricarse al menos cuatrocientas cincuenta y ocho según un inventario de 1736. El promotor de este curioso y desmesurado zoológico en porcelana y artífice de la fabulosa colección que contiene el Zwinger fue Federico Augusto I (1670-1733), más conocido como Augusto el Fuerte, príncipe elector de Sajonia y rey de Polonia desde 1697. Prototipo perfecto de monarca absolutista, fue un gran mecenas de la arquitectura y las artes. A él se debe la transformación de la fisonomía de Dresde, que quiso convertir en corte siguiendo los modelos de otras cortes europeas. Fue además el impulsor de la Gemäldegalerie, pinacoteca de arte antiguo de la ciudad, y de la extraordinaria “bóveda verde” (Grünes Gewölbe) del palacio residencial, una de las más ricas cámaras de tesoros de toda Europa.
Augusto era un personaje desmedido en cuanto a carácter y aficiones. Dos sobresalían por encima de todas las demás: su inclinación por las mujeres (se dice que llegó a engendrar doscientos sesenta y siete hijos) y su extrema pasión por el “oro blanco” o porcelana, impulso que él mismo describió como “maladie de porcelaine”. Podría decirse que esta era una enfermedad de su tiempo fruto del gusto por lo exótico de la época. De China y Japón llegaban a Europa en barco a través de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y otras sociedades mercantiles toneladas de porcelanas, el último grito en decoración y de lo más delicado y fino para servir las exóticas bebidas à la mode , como el té, el café y el chocolate. Pero la maladie de Augusto iba mucho más allá de lo común. Mientras la mayoría de las cortes europeas se surtían de porcelanas fabricadas expresamente para su exportación, el monarca, guiado por su extrema exigencia de calidad y su acusado sentido del gusto, escogía solo aquella mercancía que la tripulación importaba a propio riesgo para el comercio privado, a menudo piezas destinadas al mercado interior chino. Por supuesto, el capricho se notaba en los exagerados precios de adquisición. En cierto modo, una minucia si se trataba de satisfacer una pasión tan desmesurada que llevó a Augusto a ofrecer seiscientos soldados a Federico Guillermo I de Prusia a cambio de ciento cincuenta y un jarrones de porcelana chinos, los conocidos desde entonces como Dragonenvasen o jarrones de dragones porque los soldados aportados a trueque pertenecían a un regimiento de dragones.

El mencionado intercambio se produjo en 1717, el mismo año en el que el monarca compraba el Palacio Holandés con objeto de convertirlo en continente de sus adoradas porcelanas. La adquisición del edifico se hizo efectiva en 1726 y en 1727 se cerraba para iniciar los trabajos de acondicionamiento y remodelación que debían dar al palacio un aire oriental. Aunque la muerte de Augusto en 1733 dejó incompleto el proyecto, la inmensa colección de porcelanas, alrededor de cuarenta mil piezas de las que hoy se conservan unas doce mil, llegó a alojarse en el edificio, conocido ya por entonces como Palacio Japonés por el carácter de su decoración.

Precisamente para decorar la Gran Galería de la planta superior Augusto concibió en 1730 su peculiar zoológico en porcelana, un encargo de una magnitud desconocida hasta entonces y de una exigencia rayana en la utopía, puesto que la hasta entonces desconocida fórmula para elaborar porcelana en Europa (un secreto muy bien guardado por los chinos) databa apenas de 1710. Por supuesto, su “descubrimiento” fue cosa del propio monarca, que en 1707 había acondicionado en uno de los bastiones de la muralla de Dresde, el Jungfernbastei o bastión de Venus, un laboratorio donde mantuvo prácticamente cautivos al futuro “inventor” de la porcelana en Europa, el alquimista Johann Friedrich Böttger (1682-1719) y a su ayudante, el científico y matemático Ehrenfried Walther von Tschirnhaus (1651-1708). Para mantener el secreto de la fórmula, en cuanto Böttger dio con ella Augusto trasladó el laboratorio a una fortaleza situada a veinte kilómetros de Dresde, el Albrechtburg, de Meissen, donde se instalaron además los talleres de fabricación. Nacía así, bajo la égida del monarca, la primera fábrica de porcelanas de Europa.

Las características del desmesurado proyecto de Augusto supusieron todo un reto para la joven fábrica de Meissen. No solo la elaboración de estas piezas presentaba enormes dificultades técnicas debido a su inusual tamaño. Éste complicaba asimismo su cocción, proceso durante el que a menudo se agrietaban, también porque la fórmula de la pasta de porcelana redescubierta por Böttger incluía en la terna de sustancias que la componen alabastro calcinado en vez del feldespato empleado por los chinos en su mezcla (caolín, cuarzo y feldespato). A su vez, esto hacía que someter las piezas a una segunda cocción para fijar el esmalte (porque Augusto exigía que los animales fueran decorados con colores naturalistas) resultara una operación sumamente arriesgada, de modo que la mayoría acabaron por ser pintadas al óleo. Los colores fríos, así denominados porque no necesitaban cocción, apenas resistieron el paso del tiempo, así que casi todos los animales que se conservan son de un blanco reluciente o bien algo tiznado por los restos de óleo.
El diseño de las esculturas corrió a cargo de dos artistas de personalidades bastante distintas, Johann Gottlieb Kirchner (nacido en 1706) y Johann Joachim Kaendler (1706-1775). Mientras el primero prefería realizar sus modelos a partir de estampas, Kaendler observaba directamente a los animales vivos en las distintas menageries que poseía el monarca en las proximidades de Dresde (como la del palacio de Moritzburg) o tomaba apuntes de los ejemplares disecados de la colección de Historia Natural conservada en el Zwinger. Como consecuencia, las figuras de Kaendler poseen mayor frescura y espontaneidad. En todo caso, a él se debe la mayoría de los cuatrocientos cincuenta y ocho ejemplares que salieron de la fábrica de Meissen entre 1730 y 1736, puesto que Kirchner decidió abandonar el proyecto tras la muerte del monarca en 1733.

Así, la Gran Galería de la planta superior del Palacio Japonés llegó a albergar doscientos noventa y seis mamíferos y doscientas noventa y siete aves de porcelana. Ahora la cuestión es saber qué impulsó al monarca a fundir su pasión por el oro blanco con la creación de esta peculiar menagerie (“establecimiento de lujo y curiosidad”, según definición de la Enciclopedia de 1782, y precedente de los modernos jardines zoológicos). De hecho, lejos de intenciones científico-educativas, la forma de demostrar poder y riqueza que suponía la creación de una menagerie , por cuanto tiene de cara la consecución y mantenimiento de animales exóticos, ya la había satisfecho el monarca con la que fundó en Moritzburg entre 1727 y 1728, posiblemente como consecuencia directa de la fascinación que le produjo la menagerie de Versailles, origen de todas las europeas, que visitó durante el tour que realizó entre 1687 y 1689.

En Versailles hubo además otra cosa que llamó poderosamente la atención de Augusto: la colección que poseía Luis XIV de figuras de animales en bronce, inspirados en las fábulas de Esopo. ¿No será la carga simbólica, moralizante, de esta colección, la que atrajo con fuerza al monarca? ¿Por qué no intentarla en cerámica, su adorada pasión? Según el restaurador de cerámica suizo Samuel Wittwer, director del departamento de Palacios y Colecciones de la Stiftung Preußische Schlösser und Gärten Berlin-Brandenburg, y autor del libro Die Galerie der Meißener Tiere: die Menagerie Augusts des Starken für das Japanische Palais in Dresden (Hirmer-Verlag, Múnich, 2004), el hecho de que la sala de audiencia y la sala del trono de la planta superior (Gran Galería) del Palacio Japonés se presentaran como espacios clave según el proyecto de remodelación de Augusto, hace pensar que el monarca tenía intención de convertir el edificio en palacio residencial. Por ello, Wittwer se muestra convencido de que los animales en porcelana destinados a su decoración no son más que una tipificación de ciertos rasgos, requisitos, cualidades o virtudes exigibles al hombre de corte (dato extraído de una reseña sobre el libro mencionado de Wittwer, publicada en http://www.sehepunkte.de/2006/05/druckfassung/8051.html ).

Por Mariola Gómez Laínez

Salón de las piedras preciosas en la antigua Cámara Verde de Dresde

Porcelana de Meissen
La Porcelana de Meissen (en alemán Meißener Porzellan) es la primera porcelana de Europa. Fue producida con éxito desde el año 1708 por Ehrenfried Walther von Tschirnhaus. Tras la muerte prematura de este, Johann Friedrich Böttger continuó su trabajo, por lo que a menudo es considerado erróneamente responsable de su invención. La producción de porcelana de Meissen comenzó en el año 1710 y ya entonces atrajo a diversos artistas y artesanos, estableciéndose una de las más famosas factorías manufactureras de porcelana de Europa. La compañía sigue funcionando bajo el nombre Staatliche Porzellan-Manufaktur Meissen GmbH. Su más conocido logotipo, dos espadas cruzadas, fue introducido en el año 1720 con la intención de proteger su producción de falsificaciones. Se puede decir que es una de las marcas más antiguas que existen.

Desde tiempos remotos se ha fabricado porcelana en China. Ya en el siglo XVII, la porcelana oriental era una mercancía muy valorada. La mayor parte era importada de China y Japón por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. La porcelana oriental era símbolo de riqueza, importancia y buen gusto. Es este el motivo por el que se comenzó a pensar en la posibilidad de producir localmente en Europa porcelana. Los intentos anteriores de elaborar porcelana habían sido un fracaso, como el caso de la "porcelana de Médici".
A comienzos del siglo XVIII Johann Friedrich Böttger aseguró tener la fórmula para cumplir el sueño de los alquimistas de convertir materiales sin valor en oro. Cuando el elector de Sajonia Federico Augusto I el Fuerte oyó sobre sus trabajos, le puso bajo su custodia y le pidió que hiciera oro para él. Durante muchos años Johann Friedrich Böttger no tuvo éxito en su tarea. Al mismo tiempo, Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, un matemático y científico, experimentaba con la fabricación de cristal intentando crear porcelana.

Tschirnhaus supervisó a Böttger y hacia 1707 Böttger comenzó -a regañadientes- a prestar su ayuda en los experimentos de Tschirnhaus. Cuando Tschirnhaus murió repentinamente, parece ser que la receta pasó a manos de Böttger, que en menos de una semana anunció al elector que podía fabricar porcelana. Böttger perfeccionó la fórmula y, con la ayuda de sus ayudantes holandeses, hizo experimentos relacionados con la fabricación y el pintado de azulejos, preparando el marco idóneo para comenzar la manufactura de porcelana. En 1709, Augusto el Fuerte estableció la primera manufactura de Meissen y emplazó el laboratorio de Böttger en el castillo de Albrechtsburg en Meissen. La producción comenzó oficialmente en 1710.

En el año 1933, el Estado de Sajonia restringió la libertad artística en el marco del proceso de adoctrinamiento que imperaba en la Alemania nazi. Algunos creadores con una concepción rupturista del arte fueron proscritos. Por ejemplo, muchas obras del escultor expresionista Ernst Barlach fueron tachadas de "arte degenerado". Tras la Segunda Guerra Mundial y bajo el gobierno comunista de la RDA, la porcelana tuvo dificultades para readaptarse a la nueva situación, al tratarse de un sector tradicionalmente destinado a minorías acaudaladas. Proletarizar una industria como la de la porcelana de Meissen podía suponer el peligro de que acabara convirtiéndose en una fábrica de producción en masa más. Fue a partir del año 1969, en el que Karl Petermann se hizo cargo de la fábrica, cuando Meissen pudo volver a abrazar sus viejas tradiciones, permitiéndosele también una expresión artística más libre.


Las pinturas imitan a las chinas

Meißen o Meissen 
(Conocida antiguamente en español como Misnia, del latín Misena) es una ciudad alemana en el estado federado de Sajonia. Está situada a orillas del río Elba cerca de Dresde y tiene una población de más de 25.000 habitantes.
Tiene fama internacional debido a la porcelana que allí se fabrica y exporta desde 1708. El nombre de la ciudad escrito con doble "s" en lugar de "ß" (Meissen) es una marca registrada perteneciente a dicha manufactura de porcelana.
 


Palacio Japonés Dresde
Japanisches Palais (Español: Palacio japonés ) es un edificio barroco en Dresde, Alemania, en el Neustadt a orillas del río Elba. Construido en 1715, se utilizó desde 1729 hasta 1731 para almacenar la colección de porcelana japonesa de Augusto el Fuerte, y que ahora forma parte de la colección de porcelana de Dresde. Sin embargo, nunca se utilizó para este fin, y en su lugar sirvió como una biblioteca.



El Japanisches Palais fue parcialmente destruido durante los bombardeos aliados el 13 de febrero de 1945 durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue reconstruido en los años 1950 y 1960. La última obra de reconstrucción continuó hasta 1987. Hoy, alberga tres museos: el Museo de Etnología de Dresde, el Museo Estatal de Pre-Historia (Landesmuseum für Vorgeschichte) y el Senckenberg Naturhistorische Sammlungen Dresde.

El Palacio Albrechtsberg de Dresde

La arquitectura barroca de los grandes edificios que alberga la llamada “Florencia del Elba”, han hecho de Dresde una de las ciudades más hermosas de Alemania. Prueba de ello es el Palacio Albrechtsberg; castillo antiguo de estilo clasicista y de gran encanto.




Cimentado en las altas terrazas del viñedo que pasan por alto el río Elbe, entre los años 1851 y 1854, por el arquitecto Adolf Lohse, el Palacio Albrechtsberg es uno de los grandes monumentos arquitectónicos que posee la ciudad de Dresde en Alemania.

Asimismo, el Palacio Albrechtsberg, que fue construido para gusto del Príncipe Albrecht de Prusia, conserva su antiguo estilo clasicista tardío, lleno de poesía y rebosante de energía.

Pillnitz

Es un pueblo perteneciente a la ciudad de Dresde, Alemania, que se encuentra en la zona administrativa de Loschwitz. Antiguamente se situaba en las afueras, pero se unió a la ciudad en 1950. Se localiza en el margen derecho del río Elba a unos 15 km del centro de la ciudad, en la zona vitivinícola de Sajonia, y conserva su configuración rural.

Pillnitz es conocido a nivel nacional por su parque inglés y su palacio, que forman parte de las atracciones turísticas de Dresde. Entre los lugares que merece la pena visitar también se encuentra la iglesia Weinbergkirche, ubicada entre viñas.

Como hecho de relevancia histórica cabe mencionar la Declaración de Pillnitz, que fue la reacción de los monarcas germanos a la Revolución francesa.





Esta iglesia protestante fue construida, entre 1723 y 1725, por Matthäus Daniel Pöppelmann por encargo de Augusto el Fuerte, que se convirtió al catolicismo. A partir de 1990 se llevó a cabo la restauración de esta iglesia barroca. Hoy se da encuentro aquí la escena cultural a orillas del Elba.




Matthäus Daniel Pöppelmann (3 de mayo (?) 1662, Herford; 17 de enero de 1736, Dresden) fue un maestro de obras alemán del Barroco y del Rococó. Estuvo al servicio de Augusto el Fuerte en Sajonia y marcó el Barroco en Sajonia. Su edificio más famoso es el Zwinger, en Dresde.


El Palacio de Moritzburg 

Es un palacio barroco alemán en la pequeña ciudad de Moritzburg, en el estado federado alemán de Sajonia. Se encuentra cerca de la ciudad de Dresde.


Fue construido entre 1542-1546 como un pabellón de caza para el Duque Mauricio de Sajonia. La capilla fue añadida entre 1661 y 1671 según los diseños de Wolf Caspar von Klengels y es un buen ejemplo del estilo barroco temprano.




Palacete de los faisanes
Hacia 1800


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