Mecenazgo de Ludovico Sforza
Ludovico Sforza, llamado el Moro (1451-1508), segundo hijo de Francesco Sforza, se reveló como su más digno heredero. Su amor por la música, los grandes espíritus y por las espectaculares puestas en escena, explican su generosidad hacia Leonardo da Vinci, con quien compartió su pasión por la ciencia. Gracias a él, Leonardo pintó La última cena para los dominicos de Santa Maria delle Grazie y realizó la decoración de algunas salas del Castillo Sforzesco. Su mecenazgo arquitectónico fue muy brillante: tenía la intención de terminar la Cartuja de Pavía, añadiéndole una nueva catedral. Fueron ampliadas numerosas fundaciones religiosas, comenzando por Santa Maria delle Grazie y San Ambrosio, basándose en los planos Bramante. Su cultura y el esplendor de su mecenazgo fueron alabados por sus cortesanos y hombres de letras quienes, como Castiglione, lamentaron la dispersión, a partir de 1499, del círculo de eruditos que rodeaba a Ludovico.
Basílica de San Lorenzo (Florencia) - Vista de la fachada inacabada |
La última cena, 1495-1498, Leonardo da Vinci (Milán, Convento de Santa Maria delle Grazie). En la acción de “La última cena”, las palabras de Cristo pasan como un poderoso soplo sobre los Apóstoles que comentan en grupos de tres, la sorprendente revelación del Maestro “Uno de vosotros me va a traicionar » (Mateo. XXVI, 21). Es como si la serenidad de esta sala, su arquitectura de proporciones clásicas, se hiciera añicos de repente, y los asistentes a la Cena se dieran cuenta de la tragedia que tendría lugar poco tiempo después. Por las tres aberturas del fondo, Leonardo deja entrever un cielo claro de tarde de verano, un canto a la naturaleza que el pintor introduce en la representación de un drama esencialmente humano, y que sabe fundir con la armonía suprema de toda la escena. Encontramos en esta obra, un alto grado de fascinación en el contenido y la forma, tal vez nunca más alcanzado, si excluimos algunos frescos de las Estancias de Rafael en el Vaticano, donde, sin embargo, el efecto ilustrativo domina a todo lo demás.
La Última Cena: Técnica y restauraciones
Probablemente ninguna obra de arte ha tomado un carácter tan universal como el fresco de La última Cena de Leonardo da Vinci, hoy reducido a una pálida sombra de lo que fue cuando el maestro lo terminó: tanto desde una perspectiva religiosa – protestantes y católicos han aceptado que representa para ambas religiones, el enfoque de la doctrina cristiana de la salvación, la institución de la Eucaristía durante la cena de la Pascua judía, celebrada conjuntamente por Cristo y los Apóstoles -, como del punto de vista artístico. Ninguna obra ha suscitado tanta preocupación a la opinión pública para su conservación y restauración. Comenzó a deteriorarse rápidamente después de su ejecución, e incluso en la época de Vasari (1568) ya era muy difícil su lectura. En la realización de La última Cena en el refectorio de Santa Maria delle Grazie, Leonardo utilizó óleo y temple sobre varias capas de preparación. Experimentó, de hecho, una técnica típica de la pintura sobre tabla que eligió para poder trabajar a un ritmo más lento, y también debido a las condiciones del muro y de las aguas del subsuelo. Pero precisamente a causa de esta técnica, la obra comenzó a deteriorarse rápidamente y tuvo que restaurarse varias veces. Desde esta perspectiva, la historia de La última Cena es inseparable de la historia de las teorías y métodos de restauración.
Boceto de la cabeza de San Felipe, realizado para La Última Cena.1495 |
La Última Cena o Santa Cena son denominaciones convencionales de un episodio evangélico y un tema artístico muy representado en el arte cristiano.
Cenacolo della Badia di Passignano, Ghirlandaio, 1476. |
Cenacolo di San Marco, Ghirlandaio, 1486. (Se representaba a Judas al otro lado de la mesa) |
Cenacolo di Sant'Apollonia, Del Castagno, 1445-1450 |
La afirmación de Jesús «uno de vosotros me traicionará» causa consternación en los doce seguidores de Jesús, y ese es el momento que Leonardo representa, intentando reflejar "los movimientos del alma", las distintas reacciones individualizadas de cada uno de los doce apóstoles: unos se asombran, otros se levantan porque no han oído bien, otros se espantan, y, finalmente, Judas retrocede al sentirse aludido.
Los apóstoles se agrupan en cuatro grupos de tres, dejando a Cristo relativamente aislado.
Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés. |
Judas Iscariote, Simón Pedro y Juan. |
Tomás, Santiago el Mayor y Felipe. |
Mateo, Judas Tadeo y Simón Zelote. |
En la obra también se puede notar que entre Pedro Simón y Judas Iscariote se ve una mano sosteniendo un cuchillo, de lo cual Bruce Boucher, del New York Times, argumenta:
El dibujo preliminar y las copias posteriores de La Última Cena demuestran que la mano y el cuchillo pertenecen a Pedro y según una cita en el Evangelio según San Juan, Pedro sacó la espada en defensa de Jesús contra el enemigo, quien en ese momento entregaba a Dios con un beso.
En la pintura, según fuentes, Leonardo se autorretrató como San Judas Tadeo, lo cual es una objeción hacia la obra. También, si la miran con detalle, en la mesa el único utensilio que se logra ver es el que aparece entre Pedro Simón y Judas, el que nos deja una duda sobre el motivo por el cual hay un cuchillo en la cena donde se nombra la traición.
Cenacolo de Andrea del Sarto, 1511-1527 |
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