Retratos del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía |
Atrio del museo; al fondo, el cuadro El Paraíso de Tintoretto y las cuatro esculturas de Rodin prestadas por Carmen Cervera. |
El Museo Thyssen-Bornemisza es una pinacoteca de maestros antiguos y modernos ubicada en Madrid (España). Su existencia se debe al acuerdo de arrendamiento (1988) y a la posterior adquisición, por parte del Gobierno español (1993), del núcleo más valioso de la colección privada reunida a lo largo de siete décadas por la familia Thyssen-Bornemisza. Este fondo artístico aportó numerosos ejemplos de pintores extranjeros ausentes de los museos españoles, desde el gótico de los siglos XIV y XV (Duccio, Jan van Eyck) hasta el pop art y los años 1980 (Roy Lichtenstein, Lucian Freud), por lo que vino a complementar el repertorio expuesto en los dos principales centros estatales, el Prado y el Reina Sofía. La apertura del Museo Thyssen-Bornemisza en 1992 dio lugar, al unirse a estos dos museos, al llamado Triángulo del Arte del paseo del Prado, área museística de Madrid que concentra el acervo pictórico más importante de España.
Museo Thyssen-Bornemisza (vista de la fachada norte, con la entrada principal) |
Ampliación del museo en los dos edificios Goyeneche, con nueva fachada minimalista recubriendo la antigua trasera de ambos bloques. |
La institución, gestionada por una fundación bajo control público, tiene su sede en un edificio histórico, el Palacio de Villahermosa, donde exhibe el grueso de su colección: más de 700 obras (otras sesenta se exponen en depósito en el MNAC de Barcelona). Gracias a un anexo sumado en 2004 amplió su exhibición con unas 240 piezas más, prestadas por Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen. Paralelamente, el museo alberga múltiples exposiciones temporales.
Según The Art Newspaper, basándose en datos facilitados por los propios museos, en 2013 el Thyssen fue el quinto museo más visitado en España, con 944 827 visitantes, situándose en el puesto número 67 de su ranking de los 100 museos de arte más visitados del mundo.
El fondo artístico empezó a formarse en La Haya hacia 1928, como colección privada del primer barón Thyssen-Bornemisza, Heinrich (1875-1947). Ya anteriormente, hacia 1906-11, su padre August Thyssen (1842-1926) había encargado siete esculturas de mármol a Auguste Rodin. Tras diversos avatares, el segundo barón, Hans Heinrich, recompró seis de ellas en 1956: actualmente cuatro pertenecen a su viuda Carmen Cervera (quien las mantiene expuestas en el atrio del museo) y las dos restantes las recibió su hija Francesca.
En 1985 Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza se casó con la española Carmen Cervera, con quien compartió su afición por el arte. Acudían juntos a subastas y exposiciones, y la influencia de Carmen sería decisiva para el futuro de la colección, pues hasta entonces los Thyssen tenían una imagen difusa de España. Así, cuando el magnate empezó a deliberar sobre el destino definitivo de sus tesoros, incluyó a Madrid entre las opciones posibles.
El Museo Thyssen-Bornemisza, con la generosa colaboración del Munch Museet de Oslo, presenta la primera exposición dedicada al artista noruego en Madrid desde 1984. Comisariada por Paloma Alarcó, Jefe de Conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, y Jon-Ove Steihaug, Director de colecciones y exposiciones del Munch Museet, Edvard Munch. Arquetipos explora la aportación del pintor a la historia del arte moderno, que lo convierte en uno de sus padres junto a Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh.
El recorrido de la exposición reúne un amplio catálogo de arquetipos emocionales y obsesiones existenciales del hombre contemporáneo, como melancolía, amor, deseo, celos, ansiedad, enfermedad, o muerte. Las nueve secciones en las que está subdivida se articulan alrededor de la representación de la figura humana en diferentes escenarios, como la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, o el estudio del artista; y en cada una de ellas se combinan obras tempranas y versiones tardías, pinturas y obra gráfica para subrayar la circularidad temática de la producción de Munch. La radicalidad de su lenguaje plástico se revela a su vez en el juego entre las formas planas y sinuosas, en la deformación expresiva del cuerpo, en el color simbólico, o en la utilización de texturas y técnicas experimentales de grabado, con lo que Munch exploró las relaciones entre los signos externos del mundo físico y la dimensión espiritual oculta de la realidad.
La larga y prolífica carrera de Munch, que continuó creando hasta su muerte en 1944, está representada a través de ochenta obras, la mitad procedentes del Munch Museet, y otras tantas de museos europeos y norteamericanos como el Nasjonalmuseet de Oslo, la Tate, el Städel Museum de Frankfurt, la Kunsthaus de Zúrich o el MOMA de Nueva York.
Edvard Munch
(Loten, Noruega, 1873 - Ekely, cerca de Oslo, id., 1944) Pintor y grabador noruego. La estilización de la figura, la prolongación de las líneas y, en ocasiones, el intenso dramatismo y la intensidad cromática, hicieron del estilo pictórico del noruego Edvard Munch uno de los modelos estéticos del expresionismo de las primeras décadas del siglo XX.
Edvard Munch en 1921 Museo de Orsay, París |
Sufrió muy joven la pérdida de sus seres queridos, y el espectro de la muerte, que llenó su niñez, lo acompañaría durante toda su vida, convirtiéndose en uno de los temas recurrentes en sus obras. En 1885 llevó a cabo el primero de sus numerosos viajes a París, donde conoció los movimientos pictóricos más avanzados y se sintió especialmente atraído por el arte de Paul Gauguin y Henri de Toulouse-Lautrec. No tardó en crear un estilo sumamente personal, basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reducir las formas a su expresión más esquemática y hacer un uso simbólico, no naturalista, del color, y de ahí su clasificación como pintor simbolista.
De 1892 a 1908 vivió en Alemania, sobre todo en Berlín, aunque hizo frecuentes viajes a Noruega y París. En Berlín presentó en 1892 una exposición que tuvo que ser retirada por el escándalo que suscitó y que dio pie a la creación de la Secesión Berlinesa. En Noruega contó pronto entre sus amistades con importantes personalidades políticas y literarias y tuvo particular afinidad con el realismo social de la creación de Henrik Ibsen, para quien realizó los escenarios y el vestuario de la obra Peer Gynt en 1896.
Autorretrato con una botella de vino, 1906, óleo sobre lienzo, 110 x 120 cm, Oslo, Museo Munch. |
En 1908, Munch, después de una tormentosa relación sentimental y víctima del alcohol, sufrió una grave enfermedad nerviosa, por lo que tuvo que ser recluido en el psiquiátrico del doctor Jacobsen, en Copenhague, del que salió completamente restablecido. En 1908 volvió definitivamente a Noruega, donde recibió algunos encargos oficiales (pinturas del paraninfo de la Universidad de Oslo) y pasó sus últimos años en soledad. Munch legó a la ciudad de Oslo todas las obras que conservó hasta su muerte, acaecida en 1944.
La obra de Edvard Munch se caracteriza por un sentido trágico de la vida y de la muerte, propio de toda la literatura escandinava de Ibsen a Strindberg. A pesar de que sus primeras pinturas recibieron la influencia de los impresionistas, pues conoció bien la obra de Gauguin y Van Gogh, en seguida se inclinó por la idea de plasmar los sentimientos, por exteriorizar las sensaciones de angustia y soledad del ser humano. Su etapa de madurez está impregnadas de ese "sentimiento trágico" que tanto caracterizó a los románticos, pero extraído del contexto propio del Romanticismo y llevado a sus últimas consecuencias, otorgándole un valor "absoluto", como algo de lo que el hombre no se puede liberar.
Versiones de "Desesperación". |
El 12 de febrero de 1994, El grito de la Galería Nacional de Oslo fue robado en pleno día por una banda de ladrones (en principio se pensó en un grupo antiabortista activo en Noruega, luego se comprobó que había sido una banda encabezada por el ladrón de arte más famoso de Noruega, Pål Enger; tardaron 50 segundos en realizar la operación; él mismo reconoció en su declaración policial escrita que había tenido el cuadro escondido entre las tablas de la mesa del comedor6 ) que se permitieron dejar esta nota: «Gracias por la falta de seguridad». Tres meses después los ladrones se dirigieron al gobierno noruego solicitando, por la entrega del cuadro, un millón de dólares estadounidenses. El gobierno rechazó la oferta. El 7 de mayo se recuperó el cuadro en una acción conjunta efectuada por la policía noruega en colaboración con Scotland Yard y el museo Getty.
El grito expuesto actualmente |
El 22 de agosto de 2004, la versión expuesta en el Museo Munch fue robada a mano armada por tres hombres enmascarados, junto con la Madonna del mismo autor. El museo esperó una petición de rescate pero ésta nunca llegó. Además se ofreció una recompensa de 97 millones de euros. Según el periódico sueco Svenska Dagbladet, el cuadro habría sido quemado a fin de eliminar pruebas. Los dos cuadros fueron recuperados el 31 de agosto de 2006 por la policía noruega, dos años después de su robo, y en relativo buen estado. Sin embargo, el 20 de diciembre del mismo año se reveló que los expertos del Museo Munch llegaron a la conclusión de que el daño hecho a El grito era irreparable. El deterioro, debido a la humedad en la zona baja de la pintura, causó una decoloración que impide que el cuadro pueda ser completamente restaurado a su perfección original.
En la pintura de Munch aparece el rostro del mundo alimentado por esas fuerzas desconocidas que forman parte también de la condición humana. Su ambicioso proyecto titulado El friso de la vida (1893-1918), al que pertenecen sin duda sus cuadros más representativos, refleja los sentimientos y las obsesiones humanas. Veintidós de esas pinturas fueron expuestas, en 1902, en la muestra del grupo berlinés Sezession. La mayoría de ellas refleja la desilusión del fin de siglo y la imagen del hombre como víctima.
E. Munch. La pubertad. 1893 |
De aquí no hay más que un pequeño paso hacia el estilo completamente nuevo que Munch desarrollaría en el “Friso de la Vida” en que destacaríamos cuadros como Pubertad, que refleja por primera vez una asociación entre miedo y sexualidad; Melancolía, serie sobre la plenitud y el fin del amor al igual que Celos. Munch termina con estos ciclos del Friso de la Vida en el año 1900 y empieza a exponerlos en 1902 y en 1905 en Praga, intentando plasmar un terreno más tradicional. Retratos, paisajes y pinturas de estudio le preocupan cada vez más.
Su obra anterior a 1908 está muy vinculada a este ciclo que, de algún modo, concibió como si se tratara de un poema de amor, de vida y de muerte. Así El beso (1892) o La cámara de muerte (1894), ambas en la Nasjonalgalleriet de Oslo, donde alude al drama acontecido durante su infancia: la muerte de su madre y su hermana. Los personajes reflejan su sufrimiento, pero formalmente están unidos por una línea serpenteante que recorre toda la superficie del cuadro. No hay sombras, sólo colores planos y pronunciados contornos que marcan el ritmo visual, un medio idóneo para expresar la angustia del espíritu.
El beso (1892) |
El beso, como varias piezas de la colección de Munch, fue producido varias veces. La más famosa es la versión de 1897 que se exhibe en el Museum of Modern Art de Nueva York, pero también hay una versión litográfica de 1895 que se exhibe en la NGA y una de 1898 en madera donde las propias vetas se vuelven parte de la composición.
Su Madonna fue una controversial mezcla de erotismo y espiritualidad. En el borde contiene un embrión y espermatozoides, que rodean a una mujer fantasmal y en conjunto, son una exploración de la creación y el fin de la vida, dos partes esenciales que encuentran su punto de unión en la maternidad.
« Fue en 1895. Hice una exposición de otoño en Blomquist. Los cuadros provocaron un tremendo rechazo. La gente quería boicotear la galería, llamar a la policía. Un día me encontré allí a Ibsen… mostró un interés especial por “Mujer en tres etapas”. Tuve que explicarle el cuadro. Aquí está la mujer soñadora, allí la mujer hambrienta de vida y finalmente la mujer como monja, pálida y erguida entre los árboles… Unos años después Ibsen escribió “Cuando los muertos despertemos”… Estas tres figuras femeninas aparecen con frecuencia en el drama de Ibsen, igual que en mi cuadro. »
El año 1905 fue duro para Munch, ya que pasa el invierno curándose de neurastenia y alcoholismo.
La enfermedad, la locura y la muerte son los ángeles negros que custodiaron mi cuna y me acompañaron durante toda la vida. », Edvard Munch.
Cuando Munch era un niño perdió a su madre por la tuberculosis y, algunos años más tarde, también a su hermana Sophie por la misma enfermedad cuando ésta tenia quince años.
Estas dos muertes le marcaron para siempre, y fueron un tema que no dejó de plasmar en sus cuadros a lo largo de toda su vida, marcada por el miedo a la enfermedad y la angustia de la soledad.
La niña enferma. 1885-1886 (Su hermana Sophie) |
Así, este cuadro representa de nuevo la muerte de su hermana, pero tiene dos novedades respecto a otros anteriores sobre el mismo tema, y es que ésta vez la protagonista no es la niña enferma, sino los familiares, entre los que se reconoce al padre de Munch al fondo junto a la silla, a sus otras hermanas en primer plano, y al propio artista de espaldas, haciéndonos partícipes de la escena y del dolor de los allí presentes, como si nosotros mismos estuviéramos dentro de esa silenciosa habitación. Por otro lado, la otra novedad es que los personajes no tienen la edad que tenían en el momento del acontecimiento, sino que Munch los reflejó tal como eran cuando pintó el cuadro, dieciocho años más tarde.
La cámara de muerte (1894) |
Así, la frase del artista "yo no pinto lo que veo, sino lo que vi" toma en éste caso pleno sentido.
Munch, cuando pintaba, no trataba de crear algo bello, sino que rebuscaba en su interior todas sus angustias para sacarlas fuera, y de ese modo tratar de comprenderse mejor a si mismo, por lo que sus cuadros no son escenas, sino reflexiones acerca de la vida y los sentimientos.
Pero en la Francia del último cuarto del S.XIX aquello no era fácil, y su obra fue muy criticada por sus extraños temas y sus trazos indefinidos (recordemos "El Grito") que hacían pensar al público indignado que los cuadros que exponía no estaban terminados, por lo que su reconocimiento artístico fue tardío.
Sólo en Alemania, donde luego triunfaría el Expresionismo, consiguió alcanzar el éxito, pero eso no sería hasta 1912.
Milly Thaulow (1860-1937), la Musa adúltera
Edvard tenía una estrecha relación con sus primos Thaulow. El mayor, Frits, era cuñado de Gauguin y un paisajista de fama internacional. Disfrutaba de una desahogada situación económica y estaba siempre bien dispuesto a ayudar artistas pobres pero con talento. En esa división militaba el joven Munch, que entonces tenía 22 años y asistía a las clases de pintura al aire libre que impartía su primo mayor.
Milly Thaulow (1860-1937) |
Llena la cabeza de nuevas ideas, vuelve a Oslo y en el verano de ese mismo año conoce a Andrea Fredrikke Emilie, más conocida como Milly, que estaba casada con un cirujano militar, Carl Thaulow, hermano del generoso Frits. Ni la deuda de agradecimiento contraída con sus primos ni la santidad del vínculo matrimonial, pudieron impedir que Edvard perdiera completamente la cabeza por la bellísima Milly, dos años mayor que él y que lo iniciaría en los misterios del amor. Al principio del romance, Munch recorría sin cesar la calle Karl Johann con la esperanza de atisbar los elegantes sombreros que siempre lucía Milly, pero la pareja pronto pasó a encontrarse en un refugio más íntimo. Edvard alquiló un estudio en Oslo y vivió con su primer gran amor días de felicidad en sus secretos encuentros. En sus diarios la llama Mrs. Heiberg, parece que por alguna oculta asociación con una famosa actriz danesa de la época, Johanne Louise Heiberg. Pero la idílica pasión pronto dio paso a un torturante sentimiento de culpa por la traición que estaba cometiendo, entremezclado con los celos de su primo Carl. Esa difícil experiencia emocional marcó para siempre su vivencia del amor, que se repetiría incansablemente como algo intenso pero igualmente conflictivo y destinado al fracaso. Para acabar de estropearlo todo, el padre de Edvard descubrió el adulterio y lo amenazó con los fuegos del infierno por el pecado que estaba cometiendo. La situación era insostenible y terminó al cabo de un año con un Munch completamente trastornado.
La danza de la vida |
Munch se pintó a sí mismo bailando con Milly en La danza de la vida de 1899-1900, aunque el cuadro que más evoca su encuentro con ella es La voz.
La voz |
En este retrato, que realiza de memoria en 1904, atrapa para siempre el momento mágico de la noche de verano en que comenzó su relación sexual con Milly. Él mismo cuenta que le pintó los ojos rodeados de grandes círculos negros porque recordaba cuán oscuros y profundos le habían parecido entonces, como las ventanas a un alma en tormento. La simbología del cuadro no tiene desperdicio: la raya de luz de luna del fondo es un trasunto fálico, y el color blanco del vestido representa la pureza de la joven antes de mancharse.
Dagny Juel (1867-1901), la Musa trágica
Como siempre, con quien más a gusto se encontraba era con los artistas contestatarios, que se reunían en el Café Zum Schwarzen Frekel,- El cerdito negro-. Allí se hace gran amigo del dramaturgo sueco August Strindberg, y de un poeta y ocultista polaco, Stanislaw Przybyszewsky. Y en esa legendaria taberna es donde, a principios de 1893, entra en escena por la puerta grande Dagny Juel. Nacida el ocho de junio de 1867 en Noruega, ya había conocido a Munch en Kristiania. Estudiaba piano y parece que se marchó a Berlín para estar junto a Munch. No queda claro que entre ellos llegase a existir una relación carnal pero sí resulta incuestionable que Dagny se convirtió en su modelo. Aparece en cuadros tan esenciales como Cenizas, Celos, El pecado, Muerte en la habitación del enfermo y, sobre todo, en la Madonna, que pinta en 1894. El atractivo magnético que irradiaba esta mujer fatal era debido a su desinhibición total. Bebedora imbatible de absenta y apologista del amor libre, sedujo primero a Strindberg y después a Munch con su aura oscura. La llamaban Aspasia, como la inteligente y culta hetaira con la que se casó Pericles.
Dagny Juel |
El mismo año de 1893 Dagny se casó con el poeta polaco de impronunciable nombre, que le arruinaría la vida por culpa de su alcoholismo crónico. En 1901 fue asesinada en su habitación en el Gran Hotel de Tiflis, Georgia, por un joven amante ruso, quizá instigado por su esposo. Su hijo Zenón, de cinco años, presenció la tragedia. Una Virgen de mármol blanco adorna su tumba en el cementerio de la localidad. Ese mismo año Munch dibujó la dolorosa emoción que le produjo la noticia de su muerte en Los amantes muertos. Recordaremos siempre a Dagny como la Madonna más irreverente que se haya pintado jamás. En opinión de algún comentarista, lo que hace Munch es captar a María en el acto de crear la vida. Es la santidad y sensualidad de la hierogamia.
Al día siguiente |
Madonna de la Galería Nacional de Noruega |
Entretanto, la carrera de Munch va en ascenso pero siempre envuelta en diatribas. En 1895, una gran exposición en la Galería Blomqvist de Kristiania culmina con un debate público acerca de la salud mental del pintor. Incluso lo acusaron de corromper a la juventud, como si fuera un moderno Sócrates. En su personal descenso a los infiernos, en 1897 se topa con un demonio con faldas, Mathilde (Tulla) Larsen, con la que mantiene una tumultuosa relación.
Tulla y Munch |
Podemos ver a Tulla en muchas pinturas del autor: de la época feliz, Fertilidad, Metabolismo, y Amor y dolor de 1897. Este cuadro es más conocido como la Vampira
Mujer vampiro en el bosque 1924 |
Eva Mudocci, la Musa fértil
Cuando aún no se había repuesto del susto y del disgusto del disparo, en 1903 Munch se lanza en brazos de un nuevo amor. Evangelina Hope Muddock, cuyo nombre artístico era Eva Mudocci, fue una talentosa violinista inglesa de belleza indescriptible. “La Sta. Mudocci es maravillosamente bella y yo casi temo enamorarme”, escribe Edvard volviendo a las andadas.
Eva formaba pareja musical con la pianista Bella Edwards. Ambas viajaron por toda Europa dando recitales durante 50 años. Su encuentro con Munch se produce en París y él la inmortaliza en la famosa litografía El puente de 1903. También fue la modelo favorita de Matisse.
El Puente en versión Warhol |
Siguió viéndose regularmente con Munch hasta 1908 o 1909 pero el contacto entre ambos cesó definitivamente en 1927. En la época en que se rompe su relación, Munch había entrado en una dinámica autodestructiva. Entre 1905 y 1906 ya tuvo que recibir tratamiento para superar la ansiedad y el alcoholismo. En 1908 le llega el colapso absoluto, con alucinaciones persecutorias. Ingresa en la clínica del doctor Jacobson en Copenhague, donde recibe un novedoso tratamiento de electrificación.
Durante la Segunda Guerra Mundial Munch se hace mundialmente conocido y expone por primera vez sus cuadros en los Estados Unidos en 1942 en Nueva York. Con motivo de su 80 cumpleaños es objeto de grandes homenajes. A pesar de su mal estado, en el que sufre continuamente resfriados, acude a todos ellos con gran honor.
Munch murió el 23 de enero de 1944 en su hacienda autosuficiente de Ekely, en Skøyen, a las afueras de Oslo. Lo hizo tal y como había vivido: completamente solo.
Tras su muerte Ekely dona a la ciudad de Oslo el conjunto de cuadros, grabados y dibujos propios que obraba en su poder. Para celebrar el centésimo aniversario de su nacimiento, se inaugura en 1960 el Munch-Museet.
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