sábado, 22 de noviembre de 2014

(I) Cayetana Fitz-James Stuart - Duquesa de Alba (Descendiente del rey Jacobo II de Inglaterra a través de su hijo ilegítimo James Fitz-James)

Nació el 28 de marzo de 1926 en Madrid, aunque siempre se consideró andaluza de corazón.
María del Rosario Silva Gurtubay con Cayetana
Descendiente del rey Jacobo II de Inglaterra a través de su hijo ilegítimo James Fitz-James, que tuvo con su amante Arabella Churchill. Hija única de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba, y de María del Rosario de Silva y Gurtubay, XV duquesa de Aliaga y X marquesa de San Vicente del Barco. Fueron padrinos de su bautizo el rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. Su madre, enferma de  tuberculosis, se mantuvo separada para evitarle el contagio y falleció a los 33 años. 


Aficionada al flamenco y a la pintura de arlequines, Picasso la quiso pintar desnuda pero su primer marido se negó. XVIII duquesa de Alba, veinte veces Grande de España y considerada la mujer con más títulos nobiliarios sobre la faz de la tierra. El 12 de octubre de 1947 contrajo matrimonio con Luis Martínez de Irujo que murió en 1972. Después se relaciona con Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, con el que se casó el 16 de marzo de 1978 recibiendo críticas por la condición de ex sacerdote de su marido. Jesús falleció en mayo de 2001 víctima de una embolia pulmonar. Todos sus hijos son del primer matrimonio: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. 

Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII duque de Alba, eligió a Pedro Luis Martínez de Irujo y Artazcoz, como marido a la medida para su querida y única hija, María del Rosario Cayetana. Ella tenía 21 años cuando contrajo matrimonio acatando la voluntad de su autoritario padre. El enlace disipó su adolescente ilusión por el torero sevillano Pepe Luis Vázquez Garcés.
Pedro Luis Martínez de Irujo y Artazcoz y Cayetana
Como no podía ser de otra manera, la boda, celebrada el 12 de octubre de 1947 en la catedral de Sevilla, fue fastuosa y, según publicaron periódicos como 'The New York Times' y 'Libération', costó 20 millones de pesetas, verdadera fortuna para la época. Trascendió que los 2.500 invitados reunidos en el Palacio de Dueñas dieron cuenta, entre otros manjares, de 700 kilos de pescado, 400 kilos de jamón y bebieron 5.000 botellas de vino y 2.000 de champán. En el escaso material que se conserva, la duquesa aparece contenta del brazo de su apuesto marido, que tenía personalidad, porte aristocrático y cierto aire británico que recuerda al actor Ralph Fiennes.


Como duque de Alba consorte, Luis Martínez de Irujo asumió su papel y, en los 25 años que duró su matrimonio, dejó el protagonismo social a su esposa; y él, ingeniero industrial y abogado, desarrolló su actividad en el ámbito político, siendo consejero del Reino, procurador en Cortes y Consejero de Educación Nacional. También formó parte del mundo de las finanzas colaborando con el Banco de España. Su afición al arte y su labor como mecenas, le ensalzaron a la Dirección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.


Jesús Aguirre, el 'aristo-ácrata'
Una de las etapas importantes en la vida de Jesús Aguirre fue la de sacerdote, y más concretamente, los años que ofició en la Iglesia de la Ciudad Universitaria. Esta es una más de las múltiples anécdotas que jalonan su excepcional vida: 


"Tiempo después, cuando esa misa era un suceso místico y social donde se daban cita seres muy evanescentes, sucedió un percance que alcanzó la cota máxima de la estética. Al parecer, uno de sus amigos predilectos, con quien el cura había establecido una relación particular, lo había abandonado. El neófito había perdido la fe, había dejado la práctica religiosa y había desaparecido de su vida. Hacía casi un año que no se veían y se condolía de su ausencia. Jesús Aguirre ignoraba su paradero, le dijeron que se había ido a París, pero un domingo de primavera en que el cura lo daba por perdido y rememoraba aquel platonismo griego como una amarga dulzura del corazón, el amigo tornó al redil y acudió a misa. Cuando Jesús Aguirre se volvió hacia los fieles para decir dominus vobiscum, de pronto, con los brazos abiertos, vio muy sorprendido a su amigo, que sonreía sentado en la cabecera del primer banco. El cura también le sonrió y, en lugar de decir dominus vobiscum, realizó un silencio muy medido, cinco segundos de eternidad, y después, con los ojos fijos en su amigo recuperado, exclamó: "Bonjour, tristesse". Quién era ese amigo no lo supe hasta unos años más tarde".


Pero sin duda el momento de mayor esplendor en la vida de Jesús Aguirre comienza el 16 de marzo de 1978, día en que se casa con Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, lo que le permitirá en convertirse en el decimoctavo duque de Alba hasta el momento de su muerte, en mayo de 2001.

"Los novios partieron de luna de miel a un castillo de Biarritz y los acompañó Pedrusco Díez, el amigo de Jesús desde los tiempos primeros de Taurus, al que no había renunciado. No se sabe si también fue con ellos el mastín blanco. Después de la ceremonia, Javier Pradera y Clemente Auger se encontraron con Felipe González en el restaurante El Chuletón. "Venimos de la boda de un ser permanente, tú eres provisional", comentaron, y pocos años después Pradera añadió a esta lección de ontología: "Existen dos cosas que nunca pude imaginar, que el cura Aguirre se convertiría en duque de Alba y que Solana llegaría a ser jefe de la OTAN". Pero el decimoctavo duque de Alba diría que lo que más le costó en el palacio de Liria había sido "encontrar los interruptores".


Tras la boda y el viaje de novios, Jesús Aguirre recibe en el palacio de Liria a algunos de sus amigos. Vicent relata en su texto una de las visitas que realizó al mencionado palacio: "Entre las docenas de títulos nobiliarios que ostenta la Casa de Alba, Cayetana le había ofrecido la oportunidad de que escogiera el que más le gustara. "Querido —me dijo—, imagino que no te sorprenderá que haya elegido el de conde de Aranda, un ilustrado, un afrancesado enciclopedista, que introdujo la modernidad en España. Pero este título solo lo uso cuando viajo de incógnito". Cuando Jesús Aguirre me preguntó si quería contemplar el famoso retrato de Cayetana de Alba, pintado por Goya, o leer la carta autógrafa de Cristóbal Colón y el testamento de Felipe II o tener en mis manos la primera edición del Quijote, que se conservaban en el archivo de la familia, le dije que prefería que me mostrara primero su fondo de armario".


"No lo dudó un segundo. Junto con el escritor Juan García Hortelano le seguí los pasos por varios salones en penumbra, que era como hacer espeleología en la gruta del gran dragón. En la intimidad de unas estancias privadas había un gran vestidor forrado de caoba. En una tabla al pie de las cajoneras se alineaban varias docenas de zapatos, podían ser 50 o 100, entre ellos algunos pares de terciopelo en forma de botines de media caña como los que calzaban los pajes de Lorenzo el Magnífico, en Florencia, según aparecen en el cuadro de Gozzoli El cortejo de los Reyes Magos".


"Eran los zapatos del padre de Cayetana, que fue embajador en Londres, al que Jesús llamaba su suegro con absoluto desparpajo. Abrió el primer armario y apareció un mono color azul mahón desgastado. "Jacobo, mi suegro, el embajador, era muy elegante. En Londres, durante la guerra, en la embajada cenaba siempre con esmoquin. Cuando empezaba el bombardeo, los famosos V-2, entraba el mayordomo, le ayudaba a quitarse el esmoquin y le ponía este mono de obrero por si se desplomaba el techo, le cubría la cabeza con un casco de acero y seguía cenando como si nada. A veces me visto con este mono para escribir los artículos de EL PAÍS. Un día voy a recibir con él a Javier Pradera y a Juan Benet. También uso los zapatos de mi suegro, aunque algunos me aprietan demasiado porque calzo un número más", dijo. A continuación abrió otra hoja de un armario y nos mostró un uniforme colgado en la primera palomilla. Era un uniforme de capitán general, de color azul oscuro, con los correspondientes entorchados, las estrellas de cuatro puntas y bastones de mando en las hombreras y en la gorra de plato. "A ver si sabéis a quién pertenecía", preguntó. García Hortelano comentó con ironía "que podía ser de Franco, aunque aquel tirano era más corto de talla".


"El uniforme pertenecía al rey don Juan Carlos. El duque contó que era tradición de la monarquía española regalar a la Casa de Alba el uniforme que ha llevado el rey en el acto de su coronación o del juramento de la Constitución. Yo lo recordaba perfectamente, puesto que había asistido a aquel acto desde la tribuna de prensa en el Congreso de los Diputados. "¿Lo usas alguna vez, Jesús, en tus delirios de grandeza?", bromeó Hortelano. "Delirios no, querido, lo mío son realidades de grandeza, aunque el Rey es mucho más alto que yo. Puesto a travestirme, elegiría el vestido que lució la reina María Luisa de Parma el día de su boda con Carlos IV", exclamó Jesús Aguirre sacando un vestido de novia de otro Armario".

En el año 2008 se la relaciona sentimentalmente con el funcionario Alfonso Díez Carabantes, y en abril de 2010 ambos confirmaron su noviazgo. La diferencia de edad de 24 años de la duquesa no fue obstáculo para la pareja. En agosto de 2011, anunciaron mediante un comunicado que contraerían matrimonio el 5 de octubre del mismo año en el Palacio de Dueñas, y que los padrinos del enlace serían su primogénito Carlos, duque de Huéscar, y Carmen Tello y Barbadillo, ex-marquesa de Valencina y amiga de Cayetana. La Duquesa de Alba contraía en ese día matrimonio por tercera vez a la edad de 85 años. 


Alfonso Díez ha permanecido en todo momento al lado de la duquesa, especialmente en este último año difícil para la salud de la aristócrata. "Si yo no me meto en la vida de nadie, que no se metan en la mía", argumentó la duquesa para poder casarse con Alfonso Díez, con el que el 5 de octubre pasado cumplió tres años de matrimonio. Una unión a la que sus hijos se opusieron inicialmente. Pero todo cambió cuando los asuntos de la Casa de Alba estuvieron resueltos. Se fijó por escrito la partición de los bienes, las sociedades, las tierras, las casas –que ascienden a un valor entre los 600 y los 3.000 millones de euros–, y quedó claro que el último duque de Alba renunciaba a casi todo y se comprometía a cuidar hasta el final de sus días a la aristócrata.


Cayetana de Alba repartió la herencia de manera desigual entre sus seis hijos todos ellos nacidos de su matrimonio con Luis Martínez de Irujo, Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. También se acordó de su nieto mayor Carlos Fitz-James Stuart al que dejó el palacio de Dueñas. Sus dos hijos mayores serán los principales encargados de la Fundación Casa de Alba, obligados a conservar y mantener todo su legado histórico y monumental. Cayetano se queda con el palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, y el cortijo de Las Arroyuelas, gran latifundio sevillano. Eugenia hereda la mansión de Ibiza y otro Cortijo en Sevilla, mientras que Fernando y Alfonso contarán con la mansión de Las Cañas, en Marbella, y la finca, antiguo castillo, de El Tejado, en Salamanca. Quien no ha obtenido más que unas fincas rústicas han sido Jacobo, sin duda, el más perjudicado por el reparto. La decisión provocó el distanciamiento entre madre e hijo que recientemente se resolvió.


La muerte de la duquesa de Alba dejará a sus herederos un patrimonio de un valor incalculable. Cayetana Fitz-James Stuart ha fallecido el 20 de noviembre en el Palacio de las Dueñas, en Sevilla, a sus 88 años de edad. Esta aristócrata, una de las que acumula más títulos nobiliarios de España, dejará una inmensa herencia inmobiliaria a sus hijos, además de otras valiosas pertenencias entre las que se cuenta una exclusiva colección de cuadros y piezas de arte.

El hijo de la duquesa de Alba Cayetano Martínez de Irujo, porta la urna con parte de las cenizas de su madre, ante la imagen del Cristo de los Gitanos en la Iglesia del Valle
Entre sus numerosas propiedades repartidas de norte a sur de España destacan:

Las 5 propiedades más representativas de la duquesa de Alba
La casa-palacio de Arbaizenea: esta residencia palaciega sita en el corazón de San Sebastián fue construida en el siglo XIX por el Duque de Sotomayor con un marcado estilo ‘british’ al asemejarse mucho a un ‘cottage’ de estilo anglosajón. Al estar levantado en una pequeña colina se pueden disfrutar de unas fabulosas vistas a la bahía de la Concha. Dotada de una parcela de más de 15 hectáreas, la Duquesa heredó esta finca de su primer marido Luis Martínez de Irujo Artazcoz. En la actualidad la utilizaba como segunda residencia veraniega, a modo de refugio de la gran ciudad.
El palacio de Dueñas: de estilo gótico-mudéjar es uno de los mejores monumentos renacentistas de Sevilla de los siglos XV y XVI, debiendo su nombre al monasterio de Santa María de las Dueñas. Goza de casi 10.000 metros cuadrados, además de patios de arcos rodeados de columnas de mármol blanco que sujetan pilastras con adornos platerescos. Se caracteriza por tener detalles sevillanos en varias partes de la villa como en sus ladrillos, tejas, azulejos y cerámicas… En su interior se pueden encontrar más de 1.500 obras de arte.





La Casa de Punta Galera: esta finca de Ibiza fue bautizada como S’Aufabaguera, ‘La Albahaca’ en ibicenco. Tiene un corte más moderno y bohemio, al dejarse a su hija Eugenia Martínez de Irujo en el reparto previo de la herencia. Este paraíso mediterráneo de aire hippy y naïf es otro marco perfecto para escaparse del mundanal ruido de la ciudad, y también de la prensa.


El palacio de Monterrey: se halla en Salamanca desde el año 1539 y es una joya única del estilo plateresco. Contiene tres plantas además de dos torres que flanquean la fachada. Se edificó en base a los planos del arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón. En 1929 fue declarado monumento Histórico Nacional. El interior está decorado de forma suntuosa con escudos nobiliarios y animales que rememoran la época del siglo de Oro español. Se ha convertido en una de las obras más representativas del Renacimiento español.


El palacio de Liria: situado en la Calle de la Princesa de Madrid construido en 1773 y bautizado como ‘el hermano pequeño del Palacio Real’. Fue construido por el arquitecto Ventura Rodríguez y se caracteriza por su estilo neoclásico. Actualmente, es la residencia habitual de la Casa de Alba. Aunque en el 36 fue bombardeado durante la guerra civil, más tarde fue reconstruido y pasó a ser la sede de la Fundación Casa de Alba. Sus numerosas estancias y sus amplios jardines lo convierten en una de las propiedades más valiosas de España.




Además, también cuenta con los castillos de Alba de Tormes, el de El Tejado, Moeche, Andrade… además de algunas grandes fincas como El Carpio y La Pizana; sumado a terrenos de explotación agrícola de unas 34.000 hectáreas, gestionados por diversas sociedades. Como sumó la revista ‘Forbes’ el valor del patrimonio de la Duquesa asciende a 3.000 millones de euros.

Mantener el legado de la Casa de Alba fue una de las grandes preocupaciones de la duquesa. Jesús Aguirre, casado en segundas nupcias con Cayetana fue su gran apoyo en esta tarea, restauró gran parte de la colección pictórica y lo hizo en colaboración con Rafael Alonso, conservador del Museo del Prado, que desde el año 1978 se ocupó de cuidar las grandes obras de la Casa. En 2012 y con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, Cayetana de Alba mostró parte de su tesoro en una exposición bajo el nombre de "El legado de la Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del arte". Se exhibieron 150 obras maestras -con lienzos de Tiziano, Ribera, Rubens, Zurbarán, Renoir, Chagall, Madrazo y Zuloaga- entre las que destacan la pintura sobre tabla La Virgen de la granada, de Fra Angélico, realizada entre 1430-1440, y el Retrato de la duquesa de Alba de blanco, de Francisco de Goya, que data de 1795.



Retrato de la duquesa de Alba de blanco, de Francisco de Goya
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El público pudo contemplar, además, una colección de cartas manuscritas por Cristóbal Colón, entre ellas la que incluye un boceto suyo sobre la isla a la que llegó y bautizó como La Española, así como un Nobiliario de Indias, donde se inventariaron los títulos y privilegios concedidos a los conquistadores, indígenas y también ciudades de América, en un repertorio documental excepcional.


Eugenia de Montijo - Franz Xaver Winterhalter
Si quieres saber más de Franz Xaver Winterhalter pincha aqui
La Virgen de la granada, de Fra Angélico


Página del Códice de Fernando I y doña Sancha, concretamente, del capítulo referido al Commentarius in Apocalypsin, del Beato de Liébana

Breviario de Isabel la Católica
La reconstrucción del palacio de Liria de Madrid fue otra de las misiones de la duquesa tras recibir el testigo que le cedió su padre, muerto en 1953. En una habitación de este palacio nació ella, un 28 de marzo de 1926. Desde muy joven fue una mujer de mundo y vivió mucho tiempo en el extranjero. Al estallar la Guerra Civil residió en París y luego en Londres, donde frecuentó a quién luego sería la reina Isabel. Hablaba inglés, francés, alemán e italiano.

Debido a su vida social y a su interés por el arte, Cayetana se relacionó con múltiples artistas y personalidades, desde Jackie Kennedy hasta Grace Kelly e Yves Saint Laurent. Ella misma contó que Picasso quiso que fuera su modelo para una nueva versión del cuadro La maja desnuda, pero el proyecto no prosperó por la oposición de su marido Luis Martínez de Irujo. Eso sí, siendo niña fue retratada sobre un poni por Zuloaga. Una de sus grandes pasiones fue el flamenco y destacó por sus dotes para el baile teniendo como maestro, entre otros, a Antonio el bailarín.

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