jueves, 30 de marzo de 2017

(IV) Medina de Susa - La enigmática secta de los hashshashín - Ramón Berenguer III - Alfonso I el Batallador, rey de los templarios


La Medina de Susa es una medina tunecina, en el corazón histórico de Susa, fue inscrita en el año 1988 en el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La gran mezquita de Susa
La ciudad de Susa está considerada como un típico ejemplo de las primeras ciudades de la conquista islámica del Magreb. Conserva así la kasbah (fortificación), la Gran Mezquita, el ribat y la mezquita Bu Ftata, un edificio militar y religioso.

Las murallas de Susa.
La Medina de Túnez está también inscrita en la lista del patrimonio mundial.
La rábida o ribat es una palabra que procede del árabe clásico ribāṭ , a través del árabe dialectal de al-Ándalus, rābiṭa, lugar de estación de los musulmanes que se dedican a la piedad y la guerra santa.
Rábida de Monastir, Túnez.
Es por lo tanto un edificio con dos usos. Es una fortaleza y puesto de vigilancia, que se ubicaban en lugares fronterizos o de importancia estratégica y a la vez que es un monasterio árabe consagrado a la oración y la guerra santa, por lo que implica la existencia de lugares de oración o de una mezquita, siempre dentro de las obras de la fortificación.
Estaba habitada por los monjes guerreros, los morabitos, pero también ofrecía alojamiento a los comerciantes.
De este término nacieron diversos topónimos de Rábida o Rápita en España (San Carlos de la Rápita, La Rápita, La Rábida, La Rábita), Arrábida en Portugal y Rabat en Marruecos.
La enigmática secta de los hashshashín
Los nizaríes, cuyos detractores nominaron hashshashin o asesinos, fueron una rama de la secta religiosa chií-ismaelita de los musulmanes en Oriente Medio, activa entre los siglos X y XIII. Se hizo famosa a partir del siglo XI cuando tuvo su máximo poder en la dinastía Fatimí, por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos, militares y reyes.
El grupo, en origen, era una comunidad de partidarios del ismaelismo en Irán (por eso recibió el nombre de Orden de los Ismaelitas), es decir, una secta minoritaria del chiismo, a su vez minoritario en un país eminentemente sunní. El gran centro de poder ismaelí era el Califato Fatimí, con sede en El Cairo. En 1090, para ponerse a salvo de las persecuciones, y dirigidos por el carismático Hasan-i Sabbah, tomaron la fortaleza de Alamut, una posición inexpugnable en las montañas, al sur del mar Caspio.

La fortaleza hashshashiín (asesinos) de Alamut.
Aunque su principal y más conocida sede era Alamut, poseían muchas otras plazas fuertes en Irán y Siria, de modo que conformaban una red cohesionada y bien comunicada, a la que algunos autores califican de "Estado". Los castillos nizaríes eran difícilmente conquistables: se construían en lugares poco accesibles, aprovechando accidentes del terreno, y solían estar bien provistos en cuanto a fuentes de agua y alimentos.

El Viejo de la Montaña en una representación cristiana medieval.
Hassan es fácilmente representable como el arquetipo de personaje de astuto, escurridizo, poderoso y muy poco conformista.
En 1094, murió el califa fatimí al-Mustansir, cabeza del ismailismo, y estalló una guerra de sucesión entre sus hijos Al-Musta'li y Nizar. Los ismailíes de Irán tomaron partido por este último, que finalmente fue derrotado, provocando una ruptura entre los seguidores de Hasan-i Sabbah (que en lo sucesivo se llamarían nizaríes) y la mayoría de los ismailíes.

El nombre Viejo de la Montaña —en árabe Sheik-al-Jebal, príncipe de la montaña— no designa a una persona individual, sino que era el título de una serie de jefes que presidieron de 1090 a 1258 una comunidad u orden militar de fanáticos sectarios musulmanes, llamados los asesinos, repartidos por Persia y Siria, aunque tenían sus guaridas en las áreas montañosas. 

La época de Hasan bin Sabbah, llamado también el Viejo de la Montaña, ha pasado a la historia como la del auge de la secta, del mismo modo que se ha considerado a Alamut como el principal centro de irradiación nizarí.
Una leyenda cuenta que un forastero amenazó con conquistar Alamut, pronunciando que sus hombres eran los más valientes de todos, pero Hasan, poniendo en duda las palabras de dicho forastero, ordenó a uno de sus hombres que se lanzara desde la torre más alta hacia el vacío, demostrado así que sus hombres eran los más valientes, pues no temían a la muerte.
Se dice que incluso llegaron a negociar con el rey Amalarico I de Jerusalén su conversión al cristianismo por razones de conveniencia, pretensión que habría sido abortada por las maquinaciones de los templarios.
Amalarico I (también Amaury o Aimery) (1136 – 11 de julio de 1174) fue Rey de Jerusalén 1162–1174, y conde de Jaffa y Ascalón antes de su ascenso al trono.
Ramón Berenguer III (Rodez, 1082 - Barcelona, 1131), llamado el Grande, fue un noble medieval que llegó a ser conde de Barcelona, tras suceder a su padre Ramón Berenguer II.
Después de un periodo de cogobierno con su tío, Berenguer Ramón II el Fratricida (que partió para la Primera Cruzada, durante la cual murió, probablemente en 1099), tomó el condado a su cargo, aunque durante su juventud estuvo asesorado por un consejo de nobles que ya se había establecido durante el período de gobierno de su tío.
Estatua dedicada a Ramón Berenguer III en Barcelona (Josep Llimona, 1880).
Ramón Berenguer III siguió una política de alianzas matrimoniales con el fin de controlar los condados vecinos más pequeños.
En primeras nupcias desposó a María Rodríguez, hija del Cid Campeador. 
Últimas voluntades
Solicitó el ingreso en la Orden de los Templarios estando ya en su lecho de muerte, en julio de 1131, aunque la Orden no estaba aún oficialmente instalada, convirtiéndose así en el primer soberano de la Península Ibérica que ingresó en dicha orden.4 Fue investido por el caballero Hugo de Rigaud, quien habría venido expresamente con este propósito. En su testamento legó a la Orden su caballo, de nombre Danc, y sus armas personales, así como el castillo de Grañena. Según la Gesta comitum barcinonensium pidió ser conducido al hospital de los pobres de Barcelona, donde falleció el 19 de julio de ese año. Por expresa voluntad suya recibió sepultura, con el hábito blanco del Temple, en el monasterio de Santa María de Ripoll. 
Retrato imaginario de Alfonso I de Aragón, de Francisco Pradilla. 1879. (Ayuntamiento de Zaragoza).
Alfonso I de Aragón y I de Pamplona el Batallador (c. 1073 – Poleñino, Aragón, 7 de septiembre de 1134) fue rey de Aragón y de Pamplona entre 1104 y 1134.
Hijo de Sancho Ramírez (rey de Aragón y de Pamplona entre 1063 y 1094) y de Felicia de Roucy, ascendió al trono tras la muerte de su hermanastro Pedro I.
Destacó en la lucha contra los musulmanes, y llegó a duplicar la extensión del reino de Aragón y Pamplona tras la conquista clave de Zaragoza. Temporalmente, y gracias a su matrimonio con doña Urraca, gobernó sobre León, Castilla, Toledo, Pamplona y Aragón y se hizo llamar entre 1109–1114 «emperador de León y rey de toda España» o «emperador de España», lo que duró hasta que la oposición nobiliaria forzó la anulación del matrimonio. Los ecos de sus victorias traspasaron fronteras; en la Crónica de San Juan de la Peña, del siglo XIV, podemos leer: «clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió». Sus campañas lo llevaron hasta las ciudades meridionales de Córdoba, Granada y Valencia y a infligir a los musulmanes severas derrotas en Valtierra, Cutanda, Anzul (en Puente Genil) o Cullera.
Monasterio de San Pedro de Siresa, en el Valle de Hecho, Provincia de Huesca, donde se educó el infante Alfonso Sánchez.
A su muerte, y en lo que es uno de los episodios más controvertidos de su vida, legó sus reinos a las órdenes militares, lo que no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II el Monje en Aragón y a García Ramírez el Restaurador en Navarra, dividiendo así su reino.
Ante el disgusto de los nobles aragoneses y navarros por el resultado del testamento, los aragoneses llegaron al acuerdo de que en Aragón le sucediera su hermano Ramiro, que reinó como Ramiro II el Monje, mientras que en Navarra eligieron a García Ramírez, el Restaurador, hijo del infante Don Ramiro, que estaba casado con una hija de El Cid. Se separaban así las coronas de Navarra y Aragón después de 50 años, quedando fijadas las fronteras definitivas entre Navarra y Aragón.Los restos del rey fueron exhumados por dos veces: en 1920 (durante un congreso de historia) y en 1985, para su estudio.
García Ramírez llamado «el Restaurador» (fallecido en Lorca (Navarra), 21 de noviembre de 1150), fue rey de Pamplona de 1134 a 1150.
Elegido por los magnates y obispos navarros como rey al no acatar las disposiciones testamentarias de Alfonso I el Batallador

No hay comentarios:

Publicar un comentario