Cuyo nombre completo es República de Malí (en francés, République du Mali), es un estado sin litoral de África Occidental. Es el séptimo país más extenso de África y limita al norte con Argelia, al este con Níger, al oeste con Mauritania y Senegal y al sur con Costa de Marfil, Guinea y Burkina Faso. Su tamaño es de 1 240 000 km² y su población estimada es de alrededor de 14,5 millones de habitantes (20093 ). Su capital es Bamako.
Constituida por ocho regiones, Malí tiene sus fronteras, al norte en el medio del Sahara, mientras que la región meridional, donde vive la mayor parte de sus habitantes, está cercana a los ríos de Níger y Senegal. La estructura económica del país se centra en la agricultura y la pesca. Pese a que algunos de sus recursos naturales son el oro, el uranio y la sal, está considerada una de las naciones más pobres del mundo.
Antigua ciudad de Djenné, declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco. |
El actual territorio maliense fue sede de los tres imperios de África Occidental que controlaban el comercio transahariano: el Imperio de Ghana, el Imperio de Malí (del cual Malí toma su nombre) y el Imperio songhay. A fines del siglo XIX, Malí cayó bajo el control de Francia, pasando a formar parte del Sudán francés. En 1959 consiguió su independencia junto con Senegal, convirtiéndose así en la Federación Malí, la cual se desintegraría un año después. Tras un tiempo en el que solo existía un partido político, un golpe de Estado en 1991 llevó a la redacción de una nueva constitución y al establecimiento de Malí como una nación democrática con un sistema pluripartidista. Alrededor de la mitad de la población vive debajo del umbral de la pobreza internacional, establecido en 1,25 dólares por día.
INTERNACIONAL / ANIVERSARIO DE LA OPERACIÓN SERVAL
El comodín de Malí durante la marcha francesa contra el terrorismo.
Hollande encabeza la marcha contra el terror este domingo 11 de enero en París. A su izquierda, Merkel, a su derecha, el presidente de Malí |
Si París se convertía el domingo en «la capital del mundo» (como aseveraba el presidente de Francia, François Hollande), los ecos pasados y futuros de la marcha contra el terrorismo que cubrió la capital gala continúan resonando. Durante la manifestación, la presencia destacada del mandatario de Malí, Ibrahim Bubacar Keita, flanqueando en primera fila a Hollande, motivó cierta sorpresa. Sin embargo, las palabras de Keita clarifican el asunto:«Hubiera esperado celebrar otro tipo de aniversario con ustedes, los franceses. El 11 de enero de 2013, mi país fue salvado de la barbarie terrorista por (la operación) Serval», reconocía entonces el presidente maliense.
«Tuve el honor de marchar a la derecha de François Hollande, que es un signo de amistad verdadera... que une nuestros pueblos», añadió.A comienzos de 2013, la operación Serval, liderada por el Ejército francés, fue lanzada en territorio maliense para frenar el avance de los rebeldes tuareg que se levantaron en armas en enero de 2012, con el apoyo del yihadismo regional.
Solo cinco meses después del golpe, en mayo de 2012, los rebeldes laicos del Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) y los islamistas de Ansar Dine declaraban un nuevo Estado al norte de Malí. Pese a que ambas facciones siempre evitaron realizar cualquier mención específica sobre la participación (o no) en ese Gobierno de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), la biografía afectiva de Iyad Ag Ghaly, líder de Ansar Dine, no dejó entonces ningún lugar a la duda.
Dos meses antes, a finales del marzo de 2012, tras la conquista de la ciudad de Tombuctú, este líder islamista tuareg (apodado «el león del desierto») invitaba a una reunión de alto nivel a tres prominentes caudillos de AQMI -Mokhtar Belmojtar, Abou Zéid, y Yahya Abou Al Hammam- para analizar la configuración ideológica de la administración.
El Sahel forma un cinturón de hasta 5.400 km de ancho, atravesando África desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo. El Sahel cubre total o parcialmente el territorio (yendo de oeste a este) del norte de Senegal, el sur de Mauritania, Malí, la parte sur de Argelia, Níger, Chad, el sur de Sudán y Eritrea. Está delimitado en el norte por el Sáhara y en el sur por la menos árida sabana. |
No obstante, aunque AQMI, continúa operando al norte de Malí, el operativo Serval permitió frenar a los terroristas. Posteriormente, en julio pasado, éste sería sustituido por otra misión, de nombre Barkhane. En ella, junto a Francia, toman parte Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Niger para asegurar la conflictiva región del Sahel.
Pelicula recomendada:
Sinopsis:
Año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú ha caído en manos de extremistas religiosos. Kidane vive tranquilamente en las dunas con su esposa Satima, su hija Toya e Issam, un niño pastor de 12 años. Pero en la ciudad los habitantes padecen el régimen de terror impuesto por los yihadistas: prohibido escuchar música, reír, fumar e incluso jugar al fútbol. Las mujeres se han convertido en sombras que intentan resistir con dignidad. Cada día, unos tribunales islamistas improvisados lanzan sentencias tan absurdas como trágicas. El caos que reina en Tombuctú no parece afectar a Kidane hasta el día en que accidentalmente mata a Amadou, un pescador que ha acabado con la vida su vaca favorita. Ahora debe enfrentarse a las leyes impuestas por los ocupantes extranjeros.
Criticas:
"Es cine sutilmente político, es exótica sin caer en la colección de postales y es visualmente apabullante sin hacer poesía de la miseria" Nando Salvá: Cinemanía
"Es el retrato más escalofriante y con sensación de veracidad que he visto sobre el yihadismo (...) Es gozoso que esta película la haya realizado un musulmán tan inteligente como indignado" Carlos Boyero: Diario El País
Abderrahmane Sissako
¿Todo empezó con algo que leyó en un recorte de periódico?
Sí. Era un artículo que apareció en un periódico de París en julio de 2012, en el que se hablaba sobre la lapidación de una pareja en el norte de Mali. Sentí frustración al ver que en Timbuktú, una ciudad que guarda algo místico, estaban pasando este tipo de cosas. Realmente se trata de un sitio donde la gente solía juntarse, discutir, era un lugar muy abierto en la forma de respetar la religión y las creencias de cada uno. Cuándo llegaron los yihadistas la prensa no dijo demasiado sobre lo que estaba sucediendo allí y lo que simbolizaba la ciudad fue secuestrado. Como artista siento la responsabilidad de hablar de ello.
¿Qué problemas se plantearon al tener que rodar en el desierto?
Los terroristas se encuentran en toda la región de Sahel, y para ellos la película era peligrosa, no les gustaba. Pero el gobierno de Mauritania hizo que el ejército nos protegiera. Había más de 200 soldados viviendo en tiendas a una cierta distancia de nosotros, así que no podíamos verlos. Eran tropas acostumbradas a luchar con los islamistas, aunque naturalmente nadie podía protegernos por ejemplo de un kamikaza, y eso era un riesgo.
Año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú ha caído en manos de extremistas religiosos. Kidane vive tranquilamente en las dunas con su esposa Satima, su hija Toya e Issam, un niño pastor de 12 años. Pero en la ciudad los habitantes padecen el régimen de terror impuesto por los yihadistas: prohibido escuchar música, reír, fumar e incluso jugar al fútbol. Las mujeres se han convertido en sombras que intentan resistir con dignidad. Cada día, unos tribunales islamistas improvisados lanzan sentencias tan absurdas como trágicas. El caos que reina en Tombuctú no parece afectar a Kidane hasta el día en que accidentalmente mata a Amadou, un pescador que ha acabado con la vida su vaca favorita. Ahora debe enfrentarse a las leyes impuestas por los ocupantes extranjeros.
Abderrahmane Sissako con los niños protagonistas |
"Es cine sutilmente político, es exótica sin caer en la colección de postales y es visualmente apabullante sin hacer poesía de la miseria" Nando Salvá: Cinemanía
"Es el retrato más escalofriante y con sensación de veracidad que he visto sobre el yihadismo (...) Es gozoso que esta película la haya realizado un musulmán tan inteligente como indignado" Carlos Boyero: Diario El País
Abderrahmane Sissako
¿Todo empezó con algo que leyó en un recorte de periódico?
Sí. Era un artículo que apareció en un periódico de París en julio de 2012, en el que se hablaba sobre la lapidación de una pareja en el norte de Mali. Sentí frustración al ver que en Timbuktú, una ciudad que guarda algo místico, estaban pasando este tipo de cosas. Realmente se trata de un sitio donde la gente solía juntarse, discutir, era un lugar muy abierto en la forma de respetar la religión y las creencias de cada uno. Cuándo llegaron los yihadistas la prensa no dijo demasiado sobre lo que estaba sucediendo allí y lo que simbolizaba la ciudad fue secuestrado. Como artista siento la responsabilidad de hablar de ello.
¿Qué problemas se plantearon al tener que rodar en el desierto?
Los terroristas se encuentran en toda la región de Sahel, y para ellos la película era peligrosa, no les gustaba. Pero el gobierno de Mauritania hizo que el ejército nos protegiera. Había más de 200 soldados viviendo en tiendas a una cierta distancia de nosotros, así que no podíamos verlos. Eran tropas acostumbradas a luchar con los islamistas, aunque naturalmente nadie podía protegernos por ejemplo de un kamikaza, y eso era un riesgo.
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