Es un país insular del este de Asia. Situado en el océano Pacífico; tiene al oeste el mar del Japón, China, Corea del Norte, Corea del Sur y Rusia, al norte el mar de Ojotsk y al sur el mar de China Oriental y Taiwán. Los caracteres que componen el nombre de Japón significan «el origen del sol», motivo por el que el país también es conocido como la Tierra del Sol Naciente.
Japón es un archipiélago de 6852 islas. El Área del Gran Tokio en la isla de Honshū, donde está la ciudad de Tokio, capital de facto de la nación, es la mayor área metropolitana del mundo, con más de treinta millones de residentes.
Vista de Shinjuku, uno de los distritos financieros de la ciudad. |
Tokio es la capital de facto de Japón, localizada en el centro-este de la isla de Honshu, concretamente en la región de Kanto. En conjunto forma una de las 47 prefecturas de Japón, aunque su denominación oficial es metrópolis o capital . La ciudad es el centro de la política, economía, educación, comunicación y cultura popular del país. Posee también la mayor concentración de sedes corporativas, instituciones financieras, universidades y colegios, museos, teatros, y establecimientos comerciales y de entretenimiento de todo Japón.
Con una población que supera los 13 millones de habitantes
Los restos arqueológicos indican que el ser humano ha vivido en Japón desde el Paleolítico superior. La primera mención escrita de las islas se encuentra en textos de la antigua China del siglo I d. C. La historia de Japón ha alternado periodos de influencia extranjera con otros muy prolongados de aislamiento total. Desde el siglo XII hasta 1868 Japón estuvo gobernado por sucesivos shogunatos militares que ejercían el poder en nombre del emperador.
En el siglo XVII el país entró en un largo periodo de aislamiento que no terminó hasta mediados del siglo XIX. Después de casi dos décadas de conflictos internos e insurrecciones se restauró al emperador Meiji como jefe del Estado en 1868 y se proclamó el Imperio del Japón. A finales del siglo XIX y principios del XX, los éxitos en la Primera guerra sino-japonesa, en la guerra ruso-japonesa y en la Primera Guerra Mundial permitieron a Japón expandir su imperio y fortalecer sus fuerzas armadas.
La Segunda guerra sino-japonesa que se inició en 1937, acabó formando parte de la Segunda Guerra Mundial desde 1941, conflictos que terminaron tras los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. Desde la adopción de la constitución revisada en 1947, Japón ha mantenido una monarquía constitucional unitaria con un emperador y un órgano de gobierno democrático llamado Dieta.
Japón es desde hace varias décadas, una de las grandes potencias económicas mundiales y en la actualidad es la tercera mayor economía de acuerdo a su PIB. Asimismo, es el cuarto mayor exportador e importador de mercancías. Aunque Japón renunció oficialmente a su derecho a declarar la guerra tras la Segunda Guerra Mundial, posee unas modernas fuerzas armadas y el quinto mayor presupuesto militar mundial para su autodefensa y el mantenimiento de la paz.
Es miembro de la Organización de las Naciones Unidas, el G8, el G4 y la APEC. Japón es el segundo país con la menor tasa de homicidios, solo por detrás de Singapur, las mujeres japonesas tienen la segunda mayor esperanza de vida y, según la ONU, el país presenta la tercera menor mortalidad infantil del mundo.
El conflicto de las Islas Kuriles
El conflicto de las Islas Kuriles
Es el conflicto territorial que enfrenta a Rusia y Japón por la soberanía de las cuatro islas más meridionales pertenecientes a dicho archipiélago. El avance de los imperios ruso y japonés chocó en las islas. Por el tratado de Shimoda (1855) entre Rusia y Japón se estableció la frontera entre las islas de Iturup y Urup; pero luego (tratado de San Petersburgo de 1875) Rusia cedía todas las Kuriles a cambio de los derechos japoneses sobre Sajalín. Tras la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de Japón, la Unión Soviética ocupó todas las islas, anexionándoselas de acuerdo con el tratado de San Francisco, y quedando incluidas en el óblast de Sajalín; pero Japón las denomina Territorios del Norte y las considera propias, porque dice que en tratado de San Francisco Japón devolvía territorios que antes habían pertenecido a Rusia, pero las islas del sur nunca antes habían sido rusas.
Las islas Kuriles con la parte disputada. |
La disputa continúa en debate: Japón quiere la soberanía japonesa a cambio de paz y término al conflicto, ofreciendo también ayuda económica a Rusia. Los tratados de paz no han quedado cerrados y el conflicto continúa.
Según las fuentes rusas, el gobierno japonés gasta unos 850 millones de yenes al año en propaganda sobre el conflicto. Aparte, en el legislativo japonés se ha aprobado una enmienda en donde se reconoce como Territorio japonés a las islas en dominio ruso según declaraciones del ministro de relaciones exteriores de Japón Katsuya Okada, haciendo que Rusia tome una posición defensiva en la que aduce que los laudos arbitrarios de Japón serán desconocidos y que se acogen únicamente los laudos emitidos en donde se reconoce la soberanía soviética/rusa de la zona en cuestión, y según declaraciones del primer ministro ruso Dimitri Medvedev, que no se debe polemizar tanto sobre el asunto, si Japón accede al plan de normalización de 1956, en donde sólo 2 de las 4 islas retornarían a la soberanía niponaLista de las mayores islas japonesas
La lista se ha ordenado según un criterio geográfico, de norte a sur:
- se comienza con las islas de las Kuriles reclamadas a Rusia, que se mantienen fuera del orden, como elemento de referencia;
- sigue después la gran isla de Hokkaidō, con los grupos de pequeñas islas costeras próximos;
- continua la gran isla de Honshū, con los grupos de pequeñas islas costeras próximos;
- continua la gran isla de Kyushu y Shikoku, con los grupos de islas del mar Interior de Seto;
- se acaba en la cadena de islas meridionales (islas Ryūkyū e islas Ogasawara);
Mutsuhito, el Emperador Meiji
(Kioto, 3 de noviembre de 1852 - Tokio, 30 de julio de 1912), hijo del Emperador Kōmei y la consorte Nakayama Yoshiko, fue el Emperador de Japón número 122, de acuerdo con el orden tradicional de sucesión imperial Japonés, reinando desde el 3 de febrero de 1867, hasta su muerte.
Emperador Meiji |
Como todos sus predecesores, desde su muerte ha sido llamado por su nombre póstumo. Desde su muerte, la tradición de dar al emperador el nombre de la era conjuntamente con su reinado fue establecida. Habiendo gobernado este en el periodo Meiji, ahora es conocido como Emperador Meiji. Su nombre personal era Mutsuhito. Fuera de Japón, algunas veces se refieren a él, como Emperador Mutsuhito, sin embargo, en Japón, los emperadores sólo son llamados por su nombre póstumo. Llamar a un emperador por su nombre personal podría ser considerado un exceso de confianza e incluso un acto despectivo.
Cuando nació a fines de 1852, en aquel entonces, Japón era un país aislado, preindustrial y feudal, dominado por el shogunato Tokugawa y los daimyō, quienes controlaban más de los 250 dominios descentralizados del país. Para la fecha de su muerte en 1912, Japón ya había pasado por una revolución política, industrial y social que trajo como resultado la transformación del país en una potencia mundial.
Restauración Meiji
El Emperador Meiji fue el líder simbólico de la restauración Meiji en donde el shogunato Tokugawa fue abolido por fuerzas imperiales en una breve convulsión interna conocida como la guerra Boshin. Tras esto el Emperador Meiji proclamó la conversión del Japón a un gobierno democrático de corte occidental. Sin embargo, el Parlamento Japonés carecía de poderes reales y tampoco los tenía el Emperador Meiji, ya que el poder pasó entonces de mano de los Tokugawa a una nueva nobleza genrō formada por los daimyō y samuráis que habían ayudado a la restauración. Esta nueva oligarquía ubicó a sus hombres en las esferas políticas y militares del nuevo gobierno.
Emperador Meiji trasladándose de Kioto a Tokio. |
La restauración y modernización consecuente convirtió al Japón en una potencia industrial ubicándola por encima de otras naciones en el Pacífico. Si bien la función del Emperador en la restauración es debatible, su influencia pudo haber sido importante en las guerras en que Japón se vio involucrada a comienzos del Siglo XX. Entre las medidas que tomó se destacan, a más de las ya mencionadas, el traslado de la capital de Kioto a Tokio, la implantación de un nuevo sistema de estudios (1872), la institución del Senado, Genroin (1875), la inauguración de la Asamblea Nacional (1890) y la anexión de Corea (1910). El Emperador Meiji demostró una gran longevidad en el trono manteniéndose en el poder por más de 40 años, tras la cual, se consolida el desarrollo económico y político de Japón, alzándose como potencia dominante en Asia.
Armadura samurái exhibida en el Museo de Arte Asiático en San Francisco. |
La guerra ruso-japonesa
(8 de febrero de 1904 – 5 de septiembre de 1905) fue un conflicto surgido por las ambiciones imperialistas rivales de la Rusia Imperial y el Japón en Manchuria y Corea. Los principales escenarios del conflicto fueron el área alrededor de la península de Liaodong y Mukden, los mares de Corea y Japón y el mar Amarillo.
Los rusos buscaban un puerto de aguas cálidas (que no se congelan en invierno) en el océano Pacífico para uso de su Armada y para comercio marítimo, El puerto de Vladivostok solo podía funcionar durante el verano, pero Port Arthur (China) sería capaz de mantenerse funcionando todo el año.
Después de la Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-1895), el tratado de Shimonoseki le concedió a Japón la isla de Taiwán, así como el protectorado sobre Corea y la península de Liaodong. Posteriormente Japón se vio obligado a entregar Port Arthur a Rusia. En 1903, las negociaciones entre Rusia y Japón resultaron ser inútiles, así que Japón decidió entrar en guerra para mantener su dominio exclusivo de Corea.
Las campañas resultantes, en las cuales el Ejército Imperial Japonés logró obtener varias victorias de manera consistente sobre sus oponentes rusos, fueron un hecho inesperado para muchos en el mundo, pues fue la primera vez que un pueblo no caucásico se enfrentaba y vencía a una potencia imperialista europea. Estas victorias transformarían drásticamente el balance de poder en el Este de Asia, lo que daría como resultado la consolidación de Japón como país importante en el escenario mundial. Las vergonzosas derrotas generaron insatisfacción en los rusos con su corrupto e ineficiente gobierno zarista, y fueron una de las principales causas de la Revolución Rusa de 1905.
Los orígenes de la guerra
En los últimos años del siglo XIX y principios del siglo XX, varios países occidentales compitieron por influencia, comercio y territorio en Asia Oriental. Mientras, Japón se esforzaba por convertirse en una gran potencia moderna.
La situación geográfica de Japón lo alentó a enfocarse en Corea y el norte de China, lo que chocaba con los intereses expansionistas rusos. El esfuerzo japonés por ocupar Corea condujo a la primera guerra sino-japonesa. La derrota china por parte del Japón condujo al Tratado de Shimonoseki (17 de abril de 1895), por el cual China renunciaba a sus reclamaciones sobre Corea, cediendo además Taiwán y Lüshunkou (a menudo llamado Port Arthur). Sin embargo, la presión occidental (por parte de Rusia, Alemania y Francia) obligó al Japón a devolver Port Arthur y Manchuria a China (Triple Intervención del 23 de abril de 1895).
Al considerar que la penetración rusa en Corea y Manchuria suponía un riesgo para su seguridad nacional, Japón exigió a Rusia que abandonase Manchuria, en cumplimiento de los acuerdos de 1900. Rusia dilató las conversaciones diplomáticas durante dos años y Japón, harto de esperar en vano una respuesta, rompió las relaciones diplomáticas el 6 de febrero de 1904.
La Revolución de 1905
El descontento popular en Rusia, seguido de la derrota, llevó a la Revolución de 1905. La guerra terminó gracias a la mediación de los EE. UU. El descontento japonés ante la ausencia de adquisiciones territoriales condujo a una erosión de los buenos sentimientos hacia Estados Unidos, constituyendo la semilla para el futuro conflicto con el país americano.
Cultura japonesa
El arte en Japón
El arte japonés puede decirse que es un arte religioso, ceremonial, amante de la naturaleza que refleja en sus paisajes con tinte espiritual, lírico y contemplativo, popular y levemente irónico.
El arte japonés empezó siendo religioso, budista esencialmente y sintoísta, pero enseguida reflejó otras coordinadas distintas: verismo, amor a la naturaleza, independencia de toda influencia exterior, capacidad para expresar la belleza, con expresión lírica, sentimental y graciosa a base de escasos elementos tanto en la arquitectura como en la pintura.
La historia del Japón es milenaria, sin solución de continuidad, con unos rasgos comunes que evolucionan y se modifican pero no se destruyen. Y con un arte cambiante y modificador, pero sin la tragedia de la destrucción y la vuelta a empezar.
Desarrollo de su arte
Periodo Asuka (540-645)
- Se introduce el budismo a través de Corea. Los primeros predicadores budistas de origen chino, llegaron a las islas el año 522. Con su doctrina introdujeron también un nuevo modo de pensar y sentir la vida, pero sobre todo un estilo arquitectónico, el de las primeras pagodas, de silueta tan característica, con sus tejados volados y su decoración peculiar y dominante como el monasterio de Horyuji, cerca de Nara; y una producción estatuaria religiosa de influencia china en bronce y en madera.
Periodo Nara (645-794)
- Destaca principalmente la arquitectura en construcciones complejas pero de sobria decoración como el Todaiji de Nara. En escultura se usan los metales preciosos en estatuas de estilo solemne.
Periodo Heian y Fijiwara (794-1186)
- Durante este periodo el arte se vuelve refinado, de gusto exquisito, con caracteres propiamente nacionales. La arquitectura tiende a fundirse armónicamente con el paisaje, adaptándose a la naturaleza y a la variedad del terreno. Los palacios de los grandes feudatarios se desarrollan más en cuanto a superficie que en altura dentro de un ambiente pintoresco con estanques y jardines.
- La decoración es rica en metal, laca y marfil. Los templos son de planta asimétrica en contacto directo con la naturaleza, de varios pisos, voladas techumbres, adornadas mensuras de elaborada carpintería y anchos aleros. La escultura abandona el realismo para volcarse en una actitud espiritual; se prefiere las maderas de ciprés para estatuas elegante, delicadas y armoniosas. Aparecen los primeros abanicos con finas y delicadas pinturas. La pintura, en general, es simbólica, fantástica y vivamente decorativa.
Periodo Kamakura (1186-1340)
- La actividad artística de este periodo se centra en torno a Kyoto. Se libera de la influencia cortesana del periodo anterior al introducirse la secta budista Zen, china,y chinas son las influencias de la escultura como el gran Buda de Kamakura y las figurillas que sirven como vehículo para la meditación Zen. Las pagodas son más simples y de planta más regular. En pintura se desarrolla el makemono, ilustraciones en un largo rotulo inserto en los textos literarios.
- Es un periodo de luchas feudales y de contacto con los misioneros europeos, que introducen la influencia occidental, que se manifiesta en la construcción de castillos y fortalezas (catillos de Osaka y Nagoya). La escultura se vuelca hacia la decoración arquitectónica y la construcción de esculturas de marfil y porcelana. La pintura se vuelve decorativa y suntuosa.
Periodo Tokugawa (1610-1868)
- Se distingue el gusto arquitectónico de esta época por la decoración exuberante y excesiva. La cultura dotada de un realismo vivaz y humorístico. La pintura amplía su campo de acción y se entrega además a la decoración de puertas, muebles y lámparas conservando su valor poético, pero también se desvía hacia la xilografía creando estampas decorativas con escenas de género, adquiriendo un carácter popular que en occidente fue muy admirado. Recordemos que en 1853 el almirante Perry insistió en que el Mikado escuchase la propuesta norteamericana de abrir las puertas del imperio a las naciones de occidente.
- Material preferido: la madera
- Forma: típica heredada del budismo.
- Libre acceso al aire y a la luz.
- Tejado de característicos perfil curvilíneo.
- Toril, puerta o pórtico en figura de doble "T"
Arco torii |
Es más naturalista que sus hermanas orientales, la India y la China. Estas son más aisladas y desprovistas del entorno natural. En cambio la arquitectura japonesa no tiene sentido sin el jardín, los cerezos, el lago, la piedra, el paisaje evocador. Y es a la vez más cautivadora, a la que importan menos las proporciones y el tamaño, para lo cual la revisten de todos los accesorios que la hagan más atrayente. Lo que pierde en técnica constructiva, lo gana en la impresión del conjunto y en la ascesis del espíritu.
El hōōdō de Byōdō-in en Uji cerca de Kioto (1053). |
El Castillo de Himeji |
Kinkaku-ji, Kyoto , construido originalmente en 1397 (período Muromachi) |
Katsushika Hokusai
Conocido simplemente como Hokusai (Edo, actual Tokio, 31 de octubre de 1760 - 10 de mayo de 1849) fue un pintor y grabador japonés, adscrito a la escuela Ukiyo-e del periodo Edo. Es uno de los principales artistas de esta escuela conocida como «pinturas del mundo flotante». También es conocido por la diversidad de nombres que utilizó a lo largo de su carrera profesional, Shunro, Sori, Kako, Taito, Gakyonjin, Iitsu y Manji.
Autorretrato (1839) |
Fue autor de una obra inmensa y variada. Por ejemplo, en el Hokusai Manga, (1814-1849), muestra la vida diaria de su población, con una gran exactitud y sentido del humor. Realizó grabados de paisajes, las Treinta y seis vistas del monte Fuji y las Cien vistas del monte Fuji (1834), que reflejan en parte una fijación personal con el Monte Fuji. Fueron obras de esta serie, La gran ola de Kanagawa y Fuji en días claros, las que aseguraron la fama de Hokusai, tanto dentro del Japón como en el extranjero.
El dragón de humo escapando del monte Fuji. |
A mediados del siglo XIX sus grabados, así como los de otros artistas japoneses, llegaron a París. Allí eran coleccionados, especialmente por parte de artistas impresionistas de la talla de Vincent Van Gogh, Claude Monet, Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec, cuya obra denota una profunda influencia de los grabados mencionados. El historiador Richard Douglas Lane ha dicho de él y su obra:
En efecto, si hay un trabajo que hizo el nombre de Hokusai famoso, tanto en Japón como en el extranjero, debe ser esta serie de impresiones monumental ...Lane, Richard (1978). Images from the Floating World, The Japanese Print.
Etapa Principal
La obra de Hokusai en este período cubre toda la gama del arte ukiyo-e: tarjetas, surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de poemas, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Dentro de los temas tratados por Hokusai, en escasas ocasiones compitió con Utamaro, el mejor grabador de voluptuosas imágenes femeninas. Pese a esta limitación consciente, Hokusai trató de abarcar una amplia gama de temas, especialmente puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final de la centuria introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido occidental. Publicó una serie de retratos femeninos titulados Canciones de Itako
Ilustración para Lecciones rápidas al dibujo simplificado. |
El shunga («imágenes de primavera») es un género de producción visual japonés que tiene como tema principal la representación del sexo. Está vinculado, principalmente, con la producción gráfica conocida como «estampas del mundo flotante», o xilografía ukiyo-e, del período Edo (1603-1867), a partir de imágenes de álbumes o de ilustraciones de textos de la literatura popular de entonces, así como con la producción pictórica de la época.
El sueño de la esposa del pescador, xilografía del género shunga de contenido erótico, diseñada por Hokusai hacia el año 1820. |
A pesar de que su producción estuvo marcada por regulaciones y prohibiciones por parte del gobierno, la realización de este tipo de obras continuó prácticamente hasta finales de la era Meiji, con la prohibición de material «obsceno» en el Código penal japonés del año 1907.
Shunga de Katsushika Hokusai, perteneciente a la serie Fukujusō (planta de adonis), xilografía tamaño ōban, c. 1815. |
Últimos años
Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante toda su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales. De los millares de libros y de impresiones de Hokusai, sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji son particularmente notables. Publicada entre 1826 y 1833, esta famosa serie, que con los suplementos incluía un total de 46 impresiones a color, marcó un hito en la impresión japonesa de paisajes. La grandeza del diseño y la habilidad de la ejecución no había sido alcanzada hasta ese momento, incluso en el trabajo de su contemporáneo Utagawa Hiroshige. En conjunto, Hokusai tuvo una gran producción artística integrada por unas treinta mil obras.
Los continuos cambios de domicilio de Hokusai -residió en más de 90 viviendas- e incluso los cambios de nombre, son elementos significativos del carácter del artista.
Fuji rojo. |
La costa de Kamakura. |
La representación tan frecuente del monte Fuji por parte de Hokusai también tiene un componente relacionado con sus creencias religiosas. Hokusai fue miembro de la orden budista de Nichiren. En Japón, esta montaña ha estado tradicionalmente vinculada a la vida eterna, y la creencia se remonta al Cuento del cortador de bambú. Trata de Kagulya (Luz brillante), una princesa hija de la Luna nacida dentro de un tronco de bambú para complacer dos ancianos que ya no podían tener hijos, y que depositó el elixir de la vida eterna en la cima de la montaña. Así desde una fase inicial, el monte Fuji, fue visto como la fuente del secreto de la inmortalidad, una tradición que estaba en el centro de la propia obsesión de Hokusai por la montaña.
Obra
Su obra está considerada como una de las más importantes del Japón por lo que a la pintura paisajista se refiere. A finales del siglo XVIII y principios del XIX el enriquecimiento de la burguesía japonesa fue la gran impulsora de la prolífica elaboración de estampas en serie, conocidas con el nombre de ukiyo-e o «Pinturas del mundo flotante», estas estampas, con un coste más reducido que una pintura original, eran las que la nueva clase social podía comprar.
Carpas, el dibujo muestra las líneas ondulantes y en espiral que tanto gustaban a Hokusai. |
La mayor de las obras de Hokusai es la colección de 15 volúmenes llamados Hokusai Manga. Es una colección con unos 4.000 dibujos muy diversos que incluyen paisajes, flora, fauna, y escenas de la vida cotidiana. Es una obra impresa en tres colores: negro, gris y rosáceo. El primer dibujo se publicó en 1814 cuando el artista tenía 55 años, siendo los tres últimos volúmenes publciados póstumamente, y el último de ellos está considerado una obra apócrifa.
Influencia
En 1854 los puertos japoneses se abrieron al comercio con Europa. A partir de ese momento, entre otras cosas, la influencia de la estética japonesa se extendió rápidamente por Occidente y, de una manera especial, en París. Pintores impresionistas como Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin, Edgar Degas, Vincent Van Gogh y Claude Monet, recibieron su influencia. Entre los artistas japoneses que llamaron la atención destacó Hokusai. Aunque la existencia del estilo ukiyo-e se remontaba trescientos años atrás, su gran desarrollo se produjo durante los siglos XVIII y XIX ya que en la sociedad japonesa, en aquellos momentos con más recursos económicos, las xilografías eran muy apreciadas. Más adelante, pero, con el intercambio comercial entre Japón y Occidente, también se produjo un descenso en la producción de estas estampas. Entre los años 1868 y 1912 llegaron a Japón importaciones de bienes occidentales, entre ellos la fotografía y las nuevas técnicas de impresión, innovaciones que provocaron que el género ukiyo-e llegara prácticamente a desaparecer.
Iris de Hokusai (1832) |
Iris de Van Gogh (1889) |
Envidio a los japoneses y la increíble y limpia claridad de la que están impregnados todos sus trabajos. Nunca resultan aburridos ni dan la impresión de haberlos realizado a toda prisa ... Su estilo es tan sencillo como el respirar. Son capaces de hacer una figura con unos pocos trazos seguros, y que parezca tan fácil como abotonarse el chaleco.La obra de Van Gogh recibió con especial intensidad la influencia de Hokusai. Esto es patente en los últimos paisajes llenos de movimientos ondulantes, en el gran círculo que forma el sol rodeado por líneas que forman los diferentes colores, el negro que empleaba en sus contornos y en el ritmo de trazos rotos; también se aprecia en una de sus últimas pinturas, Iris (1889). Después de realizar esta obra, en una carta a su hermano Theo, Van Gogh comentó que sus propias obras: «No parecen japonesas, pero son las creaciones más japonesas que nunca he hecho». Carta a Theo nº 501 del 18 de julio de 1888
Puente de Hokusai (1832). |
Puente de Monet (1889) |
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