viernes, 2 de diciembre de 2022

XIX- Navarra Barroca - El siglo XVIII - José de Armendáriz y Perurena - Tesoro de San Fermín - El antiguo edificio de las Salesas - Casa de los Urtasun - El tesoro de la virgen del sagrario - APESTEGUÍA Y PÉREZ DE RADA, José

XVIII- Navarra Barroca - El siglo XVIII - (III) Arquitectura señorial en Pamplona - El Rincón del Caballo Blanco - José Yarnoz Larrosa​  - El Valle del Baztán - Juan Bautista de Iturralde y Gamio - José de Armendáriz y Perurena, pincha aqui

Jesús Montes (Pintor guipuzcoano) - Su exposición en su casa-estudio Karakoetxea 2015, 2016 - Ziga (Valle del Baztan) Castillo Gorraiz, pincha aqui

Pamplona (Navarra) - Fundación Miguel Echauri (El pintor y su ciudad), pincha aqui



José de Armendáriz y Perurena, I marqués de Castelfuerte (Pamplona, Navarra, 2 de noviembre de 1670 - Madrid, 16 de abril de 1740) fue un militar y gobernador español, XXVIII Virrey del Perú.

Nacido en Pamplona el 2 de noviembre de 1670 en el seno de una familia aristocrática de Navarra formada por Juan de Armendáriz y García de Usechi y María Josefa Perurena y Muguiro, y teniendo como hermano menor a Juan Francisco.

Tesoro de San Fermín
Uno de los donativos más fabulosos de los entregados a San Fermín lo constituye las piezas enviadas desde Lima por don José de Armendáriz y Perurena, Marqués de Castelfuerte y Virrey del Perú. Dicho legado está compuesto por cinco bandejas y dos grandes jarras de plata, y por un juego de cadena de oro y pectoral de oro y esmeraldas, todo lo cual se conserva hoy día. Probablemente el germen de esta donación esté en la carta enviada por el Ayuntamiento a los vecinos residentes en otras ciudades y reinos solicitando su ayuda para terminar las obras de la capilla, ya que el mismo Castelfuerte había reunido 4.000 pesos de plata doble columnaria entre los navarros avecindados en Perú como ayuda para la construcción de la misma. La cadena y el pectoral se tasaron en 1925 en 17.000 pesetas, mientras que cinco años más tarde, en 1930, todo el conjunto se estimó en 29.241 pesetas.

En cuanto al Patronato Real, en 1730 se inauguró en Lima el monasterio de las Nazarenas, en 1732 el marqués de Casa Concha culminó las dos portadas posteriores de la Catedral y se fundó una casa de recogimiento para mujeres de mal vivir. Las denuncias del virrey referidas al enriquecimiento ilícito de los curas de parroquia y las órdenes religiosas provocaron su enfrentamiento con el cabildo eclesiástico. Con la Inquisición, las relaciones también fueron tensas, sobre todo en 1732, cuando el marqués de Castelfuerte fue obligado a comparecer ante el Santo Oficio en calidad de testigo de una causa por sacrilegio.

El proyecto que convertirá el edificio de las Salesas en la sede de la Mancomunidad de Pamplona

El antiguo edificio de las Salesas, en obras para ser la sede de la Mancomunidad

El complejo fue proyectado por el arquitecto pamplonés Florencio de Ansoleaga en 1900 y las religiosas de la Orden de la Visitación de María residieron en él desde 1902, 33 hermanas y novicias que vivieron entre esas paredes de piedra con celosía en las ventanas hasta que ya en 2003, -cuando quedaban seis monjas-, cerraron sus puertas para trasladarse a Vitoria.

Situado en pleno casco histórico de la ciudad, en el ángulo sureste del Burgo de San Cernin y anexo a la muralla medieval, el solar ocupa una superficie de 2.800 m2. A lo largo de su historia ha albergado la antigua casa de la aduana (antiguo edificio público para control de tributos que pasaran por la ciudad), la tabacalera, el palacio de los Armendáriz, además de viviendas particulares. Pero su subsuelo escondía pequeñas joyas que han salido ahora a la luz. Desde una necrópilis de la ciudad romana altoimperial, hasta la traza urbana de un barrio artesanal medieval, pasando por un gran número de pozos ciegos.


Casa de los Urtasun
El edificio que se levanta en uno de los lados de la Plaza del Consejo no esta ligado a la emigración a Indias o a Madrid, ni siquiera a los grandes negocios de la época, pero si al comercio de la mano de Pedro Urtasun. Pedro, nacido en Zubiri en 1663, fue un prototipo del ascenso social del siglo XVIII. Pronto lo hallamos en Pamplona ejerciendo el oficio de cerero y confitero, participando también de la venta de vino, adelantamientos monetarios y de grano a particulares, haciéndose llamar en las escrituras “mercader”. Vendió el negocio y se dedicó a otras actividades que le reportaron pingües beneficios. Arrendó de manos de Mutiloa la tesorería general del Reino, y fue arrendando también frutos decimales de diversas abadías, haciéndose con diversas provisiones. Consiguió explotar, por cesión del Regimiento de Eugui, la armería que había en aquella localidad. La casa fue erigida a partir de 1720 en el solar ocupado por unas casas que había adquirido el año anterior de una capellanía de las agustinas recoletas. El escudo de la casa no fue colocado hasta 1759 en que Nicolás Urtasun, nieto de Pedro, obtuvo la ejecutoria de hidalguía. En la actualidad, el edificio se encuentra sensiblemente reformado, aunque ello no le ha privado del carácter palaciego.


Tesoro de San Fermín
El denominado como Tesoro de San Fermín es el conjunto de piezas de platería, joyería y ornamentos que, pertenecientes a dicho Santo, se custodian en su capilla ubicada en la iglesia de San Lorenzo de Pamplona. Se trata de un espléndido conjunto de obras que cronológicamente abarcan piezas desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Sin embargo, las obras más originales y suntuosas responden todas a los siglos del Barroco, cuando la devoción por los santos experimentó un fuerte auge y cualquier obra empleada tanto en la liturgia como en el adorno de las imágenes y capillas era susceptible de ser realizada en plata.

Una cadena de oro con un pectoral de esmeraldas enviado por don José de Armendáriz junto a las piezas de plata ya reseñadas en 1730, una cadena de oro regalada en 1757 por don Nicolás de Urtasun, o una sortija con una esmeralda, mandada desde Popayán, actual Ecuador, por don Juan Antonio de Zelaya en 1775.

Mientras que de talleres foráneos son la custodia mexicana, la mitra y el báculo de filigrana de plata de taller cantonés y enviados por don Felipe de Iriarte en 1764 a través del Galeón de Manila; o el conjunto de bandejas y jarros regalados al Santo en 1730 por don José de Armendáriz y Perurena, marqués de Castellfuerte y Virrey del Perú. 

La mitra y el báculo de filigrana de plata adornados con tembleques representando flores e insectos de taller cantonés y enviados por don Felipe de Iriarte en 1764 a través del Galeón de Manila.


El tesoro de la virgen del sagrario

El denominado como Tesoro de Santa María la Real o Nuestra Señora del Sagrario de la catedral de Pamplona lo componen piezas de joyería o platería de oro acumulados por esta imagen a lo largo de la historia. En él se recogen obras desde finales del siglo XVI hasta nuestros días, constituyendo el núcleo del mismo las alhajas realizadas en los siglos del barroco, pudiendo considerarse como la colección más importante existente en España de platería de oro de la primera mitad del siglo XVIII. El ajuar esta compuesto por numerosas piezas de joyería donadas a la Virgen por sus fieles, y junto a éstas se custodian también obras labradas ex profeso para dicha imagen, generalmente reutilizando piedras y metales de la propia colección.


Airón. Oro, esmaltes, diamantes y rubíes. Siglo XVII. Segunda mitad

El núcleo más importante de las joyas conservadas lo constituyen las piezas barrocas, entre las que hay que destacar las de la primera mitad del siglo XVIII, como las magníficas coronas de la Virgen y el niño, realizadas en oro, diamantes y esmeraldas por el platero de oro pamplonés Juan José de la Cruz en 1736, así como el conjunto de lazos y petos de oro y diamantes, utilizados para abrochar el manto con el que se vestía a Nuestra Señora. 

Cruz pectoral. Oro, esmeraldas y diamantes. Siglo XVIII. Tercer cuarto


Corona de la Virgen del Sagrario. Oro, diamantes y esmeraldas. Juan José de la Cruz. Pamplona. 1736

Anteriores a éstos, de la segunda mitad del siglo XVII, son también el airón o tembladera, de oro, esmaltes, diamantes y rubíes, o el cetro de la Virgen, de oro y diamantes, compuesto a partir de una rosa de pecho y una encomienda. Pieza excepcional son las manillas de coral de procedencia siciliana y datadas a caballo entre el siglo XVI y el XVII, único ejemplar de este tipo que conocemos en colecciones hispanas. Junto a éstas, se conservan cruces pectorales, alguna de gran riqueza, como la de oro, plata, diamantes y esmeraldas, o la de oro y rubíes pertenecientes al obispo pamplonés Juan Lorenzo Irigoyen y Dutari (1712-1778); así como broches de manillas, sortijas y pendientes.

Ahora en el retablo de la Iglesia de San Miguel 

Vista general frontolateral del altar mayor de la iglesia catedral de Santa María la Real de Pamplona. En el centro, la imagen románica de la Virgen del Sagrario titular del templo en el interior de un armario expositor con puertas de plata tallada, flanqueada por los bustos relicarios de Santa María Magdalena, San Fermín, San Francisco Javier y Santa Úrsula sobre pedestales de plata decorados con motivos de rocalla. Sobre la mesa del altar, ante los relicarios, candelabros y sacras. Al fondo, tras el altar, el pedestal del antiguo retablo mayor romanista.

APESTEGUÍA Y PÉREZ DE RADA, José

Vicario general y prior navarro, nacido en Erratzu. Estudió en el Colegio Viejo de San Bartolomé de Salamanca, obteniendo la licenciatura de leyes en 1714. El 17 de enero de 1716 fue elegido canónigo de Pamplona y profesó al año siguiente. Tres veces desempeñó el cargo de Vicario General en sede vacante. Asegura el Marqués de Alventós que «fue singularísimo en la estatura del cuerpo, y así mientras estuvo en Salamanca no le conocían por otro nombre que el Altísimo, no habiéndose encontrado en su tiempo en España quien le igualase, pero al mismo tiempo era muy galán y proporcionado». El 11 de diciembre de 1727 se le nombró prior. En 1729 escribió un libro religioso. Murió en su pueblo natal el 2 de marzo de 1746 y su cadáver fue enterrado en la cripta de la Barbazana.

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