domingo, 15 de febrero de 2015

La Revolución francesa - Asamblea Nacional - Asamblea Constituyente - El Gran Miedo - Robespierre - La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía - Danton - El Terror

La Revolución francesa 

Fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

"Toma de la Bastilla", En el centro se apreciaba el arresto del marqués de Launay.
Si bien, después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del absolutismo en ese país, y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.

Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.

Antecedentes ideológicos

Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. Pero ya en el racionalismo de René Descartes podría quizá encontrarse el fundamento filosófico de la Revolución. De este modo, la sola proposición «Pienso, luego existo» llevaría implícito el proceso contra Luis XVI.

La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.

El Tercer Estado cargando al Primer y al Segundo Estado.
En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución:
  • Un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante, y que, tras varios intentos de adoptar medidas destinadas a atajar la crisis política y económica, capituló ante la violenta reacción de la nobleza;
  • Una aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas las reformas estructurales (de Machault, de Maupeou, de Turgot) que se intentaron implantar desde la Corte;
  • El auge de una clase burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político. Su riqueza y su cultura la había elevado al primer puesto en la sociedad, posición que estaba en contradicción con la existencia de los estamentos privilegiados, nobleza y clero;
  • La exasperación de las clases populares urbanas y del campesinado, empobrecidos por la subida de los precios –en particular de los cereales y del pan, base de la alimentación— y por el incremento continuo de los impuestos y derechos señoriales y reales. El diezmo que cobraba el clero, apenas servía para mantener el culto y socorrer a los pobres. El campesinado contestaba ademas el origen de la propiedad de los derechos y servidumbres feudales (recogidos en los llamados «libros terriers»), que les parecían abusivos e injustos;
  • La expansión de las nuevas ideas ilustradas;
  • La regresión económica y las crisis agrícolas cíclicas (la que estalló en 1788 fue la mas violenta de todo el siglo XVIII), agravados por las malas cosechas en los años que precedieron a la Revolución;
  • La quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal, la mala percepción y la desigualdad de los impuestos, los gastos de la Corte, los costes de las guerras, y por los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.

Asamblea Nacional

Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Si bien invitaron a los miembros del Primer y Segundo Estado a participar en esta asamblea, dejaron en claro sus intenciones de proceder incluso sin esta participación.


Sala del Juego de la Pelota con el cuadro.
La monarquía, opuesta a la Asamblea, cerró las salas donde ésta se estaba reuniendo. Los asambleístas se mudaron a un edificio cercano, donde la aristocracia acostumbraba a jugar el juego de la pelota, conocido como Jeu de paume. Allí es donde procedieron con lo que se conoce como el «Juramento del Juego de la Pelota» el 20 de junio de 1789, prometiendo no separarse hasta tanto dieran a Francia una nueva constitución. La mayoría de los representantes del bajo clero se unieron a la Asamblea, al igual que 47 miembros de la nobleza. Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron por vencidos, y por esa fecha el Rey mandó reunir grandes contingentes de tropas militares que comenzaron a llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma «Asamblea Nacional Constituyente».

El Juramento del Juego de Pelota, obra de Jacques-Louis David.
El juramento del Juego de Pelota (en francés: Serment du Jeu de paume) fue un compromiso de unión presentado el 20 de junio de 1789 entre los 577 diputados del tercer estado para no separarse hasta dotar a Francia de una Constitución, haciendo frente a las presiones del rey de Francia Luis XVI.

Para celebrar el acontecimiento, los parlamentarios jacobinos (Sociedad de los Amigos de la constitución) encargaron un año después a Jacques-Louis David plasmar el juramento. Pero para 1793 sólo tenía el esbozo del cuadro, y la convulsa vida política francesa había cambiado lo suficiente como para no identificarse demasiado con la obra.
Mirabeau, en el cuadro de pie a la derecha tapando al hombre que reza, uno de los héroes de 1789, estaba considerado entonces enemigo de la Revolución al descubrirse su correspondencia secreta con el rey en verano. Para la opinión pública, un traidor. Así, un gran número de diputados del Congreso constituyente fue identificado con las facciones enemigas del Gobierno de Salvación Pública, por lo que David abandonó la obra. Sin embargo, uno de sus discípulos se propuso acabarla a partir del esbozo realizado por su maestro.
David se ocupa también de dibujar las caras en detalle para que cada protagonista pueda ser reconocido individualmente. Los participantes en este día adquieren así la figura de héroes nacionales. El pintor dibujó en las anchas ventanas la presencia del pueblo, simbolizando el apoyo del pueblo al juramento. Las cortinas flamean, representando el viento de la revolución que surca Francia.
Asamblea Constituyente (1789-1791)
La Asamblea Nacional Constituyente (en francés: Assemblée nationale constituante) fue una asamblea constituyente formada a partir de la Asamblea Nacional el 9 de julio de 1789, en los inicios de la Revolución francesa.
La Asamblea tomó innumerables medidas que cambiaron profundamente la situación política y social del país. Entre ellas, destacan la aprobación de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la supresión del feudalismo, la apropiación de los bienes de la Iglesia y la Constitución Civil del Clero y, por supuesto, la redacción de la Constitución francesa de 1791.
Fue sustituida por la Asamblea Legislativa el 30 de septiembre de 1791, una vez finalizados los trabajos de redacción de la Constitución.

Honoré Gabriel Riquetti, conde de Mirabeau, una de las figuras más destacadas de la Asamblea.

El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo.

El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros.


La Libertad guiando al pueblo, pintura de Eugène Delacroix, erróneamente asociada a la Revolución de 1789 pese a que corresponde a los sucesos revolucionarios de 1830. Museo del Louvre, París
El Gran Miedo y la abolición del feudalismo

(Grande Peur) es un movimiento popular campesino de miedo colectivo que se desarrolló en Francia entre el 20 de julio y el 6 de agosto de 1789.

La noche del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente, actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien la implantación del nuevo modelo no se hizo efectiva hasta 1793.


Ilustración de 1789: La reforma de los derechos feudales y del diezmo.
La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica que pasó a depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron sus bienes. 

El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905, cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un «calendario republicano» y una nueva era que establecía como primer día el 22 de septiembre de 1792.

El calendario republicano francés es un calendario propuesto durante la Revolución francesa y adoptado por la Convención Nacional Francesa, que lo empleó entre 1792 y 1806. El diseño intentaba adaptar el calendario al sistema decimal y eliminar del mismo las referencias religiosas; el año comenzaba el 22 de septiembre, coincidiendo con el equinoccio de otoño.
El 27 de agosto de 1789 la Asamblea publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano inspirándose en parte en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y estableciendo el principio de libertad, igualdad y fraternidad. Dicha declaración establecía una declaración de principios que serían la base ineludible de la futura Constitución.

Maximilien François Marie Isidore de Robespierre (Arras, 6 de mayo de 1758 – París, 28 de julio de 1794), mejor conocido como Maximilien Robespierre, fue un abogado, escritor, orador y político francés apodado «el Incorruptible». Fue uno de los más prominentes líderes de la Revolución francesa, diputado, presidente por dos veces de la Convención Nacional, jefe indiscutible de la facción más radical de los jacobinos y miembro del Comité de Salvación Pública, entidad que gobernó Francia durante el periodo revolucionario conocido como el Terror.


Maximiliano Robespierre (1758-1794), líder revolucionario francés.
Entre 1793 y 1794, lideró el denominado «Reino del Terror», durante el cual gobernó Francia de forma autocrática, sumiendo al país en un período de persecuciones políticas, incertidumbre generalizada y continuas ejecuciones por traición, sedición, conspiración, entre muchos otros crímenes. Este periodo presentó a un Robespierre firme, autoritario y decidido a purificar a Francia de cualquier opositor a la Revolución, llegando a justificar en su defensa el uso de la pena de muerte a la que tanto se había opuesto en el pasado

Robespierre acabó sucumbiendo a su caída política ocasionada por la propia inestabilidad que él mismo había generado. Su muerte fue seguida de una reacción termidoriana que desmanteló el régimen del Terror e hizo añicos el gobierno puramente revolucionario, que fue reemplazado por el Directorio, de carácter más conserva


Entrada del Club de los Jacobinos en la calle Saint-Honoré, París.
Los jacobinos eran los miembros del grupo político de la Revolución francesa llamado Club de los Jacobinos, cuya sede se encontraba en París, en el convento de frailes dominicos de Saint Jacques.

Eran republicanos, defensores de la soberanía popular, propugnaban el sufragio universal, su visión de la indivisibilidad de la nación los llevaba a propugnar un estado centralizado. Se confunden a menudo con El Terror, en parte debido a la leyenda negra que divulgó la reacción termidoriana sobre Robespierre.


Ejecución de Maximilien Robespierre el 10 de termidor del año II (28 de julio de 1794)
Reacción de Termidor o Convención Termidoriana son los nombres que recibe el periodo de la Revolución francesa que se inicia el 28 de julio de 1794, tras la caída de Robespierre, y termina el 26 de octubre de 1795, fecha en la que la Constitución del Año III establece el Directorio. El nombre de "termidor" procede de uno de los meses de verano en el calendario republicano y hace referencia al 9 de termidor del año II (27 de julio de 1794), fecha en la que con la caída de Robespierre se puso fin al período de la República Francesa de dominio de los jacobinos, dando paso al dominio de los republicanos conservadores, llamados precisamente termidorianos.

Camino a la Constitución

La Asamblea Nacional Constituyente no era sólo un órgano legislativo sino la encargada de redactar una nueva Constitución.

Algunos, como Necker, favorecían la creación de una asamblea bicameral en donde el senado sería escogido por la Corona entre los miembros propuestos por el pueblo. Los nobles, por su parte, favorecían un senado compuesto por miembros de la nobleza elegidos por los propios nobles. Prevaleció, sin embargo, la tesis liberal de que la Asamblea tendría una sola cámara, quedando el rey sólo con el poder de veto, pudiendo posponer la ejecución de una ley, pero no su total eliminación.


Palacio de Versalles.
El movimiento de los monárquicos para bloquear este sistema fue desmontado por el pueblo de París, compuesto fundamentalmente por mujeres (llamadas despectivamente «Las Furias»), que marcharon el 5 de octubre de 1789 sobre Versalles. Tras varios incidentes, el rey y su familia se vieron obligados a abandonar Versalles y se trasladaron al Palacio de las Tullerías en París.

La Asamblea Legislativa y la caída de la monarquía (1791-1792)

Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía constitucional. El rey tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto y la potestad de elegir a sus ministros.

La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. La componían 264 diputados situados a la derecha: feuillants (dirigidos por Barnave, Duport y Lameth), y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban 345 diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda 136 diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers, que representaban al pueblo llano parisino a través de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, y con Marat y Hebert como portavoces. Pese a su importancia social y el apoyo popular y de la pequeña burguesía, en la Asamblea era escasa la influencia de la izquierda, pues la Asamblea estaba dominada por las ideas políticas que representaban los girondinos. Mientras los jacobinos tienen detrás a la gran masa de la pequeña burguesía, los cordeliers cuentan con el apoyo del pueblo llano, a través de las secciones parisienses.
Georges Jacques Danton (Arcis-sur-Aube, 26 de octubre de 1759 - guillotinado en París, el 5 de abril de 1794) fue un abogado y político francés que desempeñó un papel determinante durante la Revolución francesa y cuyo talento contemporizador fue rechazado por los sectores rivales.
Republicano moderado fundó, en 1790, junto con Marat, Desmoulins y otros, la «Sociedad de los Derechos del Hombre y del Ciudadano», conocida como el Club de los Cordeliers. Elegido presidente de los Cordeliers va ganando popularidad; pese a su deformación física y a su cínico discurso, Danton, poseía un carisma y una oratoria tan brillantes que conseguía simpatizar con todos.
En enero de 1793, vota a favor de la ejecución de Luis XVI, pese a que anteriormente había propuesto el destierro.
El 5 de septiembre es elegido diputado de París y deja el ministerio.
Danton intenta pacificar el país y llegar a un entendimiento entre girondinos y jacobinos, se oponía a la continuidad del Terror, apoyando al grupo denominado de los «indulgentes»; defiende las reivindicaciones de los «sans-culottes», desaconseja la ejecución de Maria Antonieta y crea el «ejército revolucionario».
Es condenado a muerte y guillotinado el 5 de abril de 1794. Sus últimas palabras fueron: «No os olvidéis, sobre todo no os olvidéis de mostrar mi cabeza al pueblo; merece la pena». También llegó a decir, antes de morir: «De lo único que me arrepiento es de irme antes que esa rata de Robespierre»........



Georges-Jacques Danton
Este gran número de diputados se reunían en los clubes, germen de los partidos políticos. El más célebre de entre éstos fue el partido de los jacobinos, dominado por Robespierre. A la izquierda de este partido se encontraban los cordeleros, quienes defendían el sufragio universal masculino (derecho de todos los hombres al voto a partir de una determinada edad). Los cordeliers querían la eliminación de la monarquía e instauración de la república. Estaban dirigidos por Jean-Paul Marat y Georges Danton, representando siempre al pueblo más humilde. El grupo de ideas más moderadas era el de los girondinos, que defendían el sufragio censitario y propugnaban una monarquía constitucional descentralizada. También se encontraban aquellos que formaban parte de «el Pantano», o «el Llano», como eran llamados aquellos que no tenían un voto propio, y que se iban por las proposiciones que más les convenían, ya vinieran de los jacobinos o de los girondinos.

En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había vetado una ley que amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que exigía al clero prestar juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este tipo fueron los que llevaron más adelante a la crisis constitucional.

La guerra contra Francia

Mientras tanto, dos potencias absolutistas europeas, Austria y Prusia, se dispusieron a invadir la Francia revolucionaria, lo que hizo que el pueblo francés se convirtiera en un ejército nacional, dispuesto a defender y a difundir el nuevo orden revolucionario por toda Europa.

Durante la guerra, la libertad de expresión permitió que el pueblo manifestase su hostilidad hacia la reina María Antonieta (llamada «la Austriaca» por ser hija de un emperador de aquel país y «Madame Déficit» por el gasto que había representado al Estado, que no era mayor que la mayoría de los cortesanos) y contra Luis XVI, que casi siempre se negaba a firmar leyes propuestas por la Asamblea Legislativa.


Toma del palacio de las Tullerías 
La «segunda Revolución»: Primera República francesa

El 10 de agosto de 1792, las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, y la Asamblea Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó convocando elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un nuevo parlamento que recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión política y social en Francia, así como la amenaza militar de las potencias europeas. El conflicto se planteaba así entre una monarquía constitucional francesa en camino de convertirse en una democracia republicana, y las monarquías europeas absolutas. El nuevo parlamento elegido ese año abolió la monarquía y proclamó la República. Creó también un nuevo calendario, según el cual el año 1792 se convertiría en el año 1 de su nueva era.

Ejecución del Rey y Primera Coalición contra Francia

En el Manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron con invadir Francia si la población se resistía al restablecimiento de la monarquía. Esto ocasionó que Luis XVI fuera visto como conspirador con los enemigos de Francia. El 17 de enero de 1793, la Convención condenó al rey a muerte por una pequeña mayoría, acusándolo de «conspiración contra la libertad pública y la seguridad general del Estado». El 21 de enero el rey fue ejecutado, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra con otros países europeos. La reina María Antonieta, nacida en Austria y hermana del Emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo año, iniciándose así una revolución en Austria para sustituir a la reina. Esto provocó la ruptura de toda relación entre ambos países


Ejecución del rey Luis XVI
El reinado del Terror

El Terror empezó el 5 de septiembre de 1793 cuando la Convención votó en favor de las medidas de terror para reprimir las actividades contrarrevolucionarias. El Terror habría de durar hasta la primavera de 1794. Tan sólo en el mes anterior a su final, hubo 1300 ejecuciones, pero la mayor parte de estas últimas fueron precisamente de los jacobinos y sus seguidores.

El Comité de Salvación pública era un cuerpo colegiado de diez o doce integrantes, según las épocas, encabezado por Maximilien Robespierre, quien señalaría:
El terror no es más que la justicia rápida, severa, e inflexible.
Maximilien Robespierre, diputado y uno
de los miembros más influyentes del
Comité de Salvación Pública.
El Terror (francés: la Terreur) es un periodo de cambios centrados en la violencia de la Revolución francesa, que duró de septiembre de 1793 a la primavera de 1794, y que ha generado numerosos debates. Según algunos historiadores, el Terror estaba «caracterizado por la brutal represión de los revolucionarios mediante el recurso al terrorismo de Estado», mientras que, para otros, el Terror aparece como un arma de doble filo, que al mismo tiempo segó la vida de muchos inocentes, pero también acabó con numerosos complots de especuladores y reaccionarios en París y otras partes de Francia, con lo que, para algunos, el Terror se habría justificado en parte. Este período transcurrió bajo la égida del Comité de Salvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril de 1793 para apoyar y reforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1792.


La caída de Robespierre.
Habitualmente el término se generaliza para dos etapas: el Terror Rojo, en el que fueron los jacobinos sus instigadores y ejecutores, y el inmediatamente posterior Terror Blanco, desarrollado durante la Reacción termidoriana.
Jean-Paul Marat (Boudry, 24 de mayo de 1743 — París, 13 de julio de 1793) fue un científico y médico francés que realizó gran parte de su carrera en el Reino Unido, pero que resulta más conocido como activista, periodista y político durante la Revolución francesa.
Se le identificó con el ala izquierdista de la Revolución, los jacobinos. Fue tan amado por los sectores más desposeídos de la sociedad como detestado por los aristócratas y burgueses. Fue miembro del Club de los Cordeliers durante la Revolución francesa hasta ser finalmente apuñalado en su bañera por la girondina Charlotte Corday en 1793.


Charlotte Corday tras asesinar a Marat, obra de Paul Baudry
Marie Anne Charlotte Corday d'Armont, conocida como Charlotte Corday (Saint-Saturnin-des-Ligneries, 27 de julio de 1768 - París, 17 de julio de 1793), fue un personaje importante de la Revolución francesa, seguidora del club de los girondinos, famosa por haber asesinado a Jean-Paul Marat.
Charlotte Corday (1899) Óleo sobre tela de Arturo Michelena
El Directorio (1795-1799)

La Convención aprobó una nueva Constitución el 17 de agosto de 1795, ratificada el 26 de septiembre en un plebiscito. La nueva Constitución, llamada Constitución del Año III, confería el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados directores. El poder legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución suprimió el sufragio universal masculino y restableció el sufragio censitario.
El sufragio censitario o sufragio restringido fue un sistema electoral, vigente en diversos países occidentales entre fines del siglo XVIII y el siglo XIX, basado en la dotación del derecho a voto sólo a la parte de la población que contara con ciertas características precisas (económicas, sociales o educacionales) que le permitiera estar inscrita en un "censo electoral". El sufragio censitario se contrapone al sufragio universal, que no establece condiciones salvo mayoría de edad y la ciudadanía (aunque hasta el siglo XX estaba limitado al sufragio masculino).

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