domingo, 8 de febrero de 2015

Pamplona (Navarra) (II) - Los tres Burgosy sus iglesias guerreras - La Plaza del Castillo - El Archivo Real, el palacio del Condestable y la Diputación Foral

Los tres Burgos y sus iglesias guerreras: la Navarrería, San Cernin y San Nicolás, cada uno con su traza y sus iglesias-fortaleza (Catedral en la Navarrería, Iglesia de San Saturnino e Iglesia de San Nicolás) fueron el origen de lo que hoy es la parte antigua de la ciudad medieval, rodeada de murallas y cuyas calles estrechas, plazoletas y palacios son vigilados por torres y campanarios.

Iglesia de San Saturnino
La iglesia de San Cernin o San Saturnino, patrón de Pamplona, del siglo XIII, no sólo fue el centro religioso de su burgo. Sus dos altas torres, que trazan en el cielo un perfil muy personal y emblemático de la ciudad y sus poderosos y gruesos muros, le delatan en su otra función de antaño: una fortaleza militar y defensiva en las habituales contiendas que se libraban entre vecinos de los diferentes burgos medievales.



La iglesia de San Cernin o San Saturnino, hasta hace pocos años albergue de peregrinos de la ruta jacobea, se levantó muy posiblemente sobre un templo romano, en la antigua rúa de las Bolserías, una vía clave entre los siglos XII a XIV. Su fachada principal se encuentra en la misma calle San Saturnino, a pocos metros de la Plaza Consistorial. 

En ella destaca el amplio atrio formado por arcos ojivales y bóvedas de terceletes. A los lados del arco de acceso al templo, dos esculturas recogen las imágenes de Santiago peregrino y San Saturnino. La portada, un bello ejemplo del gótico del XIII, recoge en sus capiteles escenas de la infancia y Pasión de Cristo.


El interior del templo, de un gótico inusitado en Navarra, se resume en una nave única muy amplia con bóveda sexpartita, cabecera poligonal, capillas entre contrafuertes y un coro elevado a los pies. Merece resaltarse la solución de la cabecera, con un gran arco de entrada, largos ventanales y diferencia en altura entre la capilla mayor y las laterales.


Es sumamente curioso que justo en el espacio que ocupó el claustro se levantara, en 1758, la capilla patronal de la Virgen del Camino, un interesante ejemplo de arquitectura barroca, con la planta central de cruz griega inscrita en un cuadrado, con el empleo de cúpulas en los ángulos y la supremacía de la del crucero y con su ornamentación, que alcanza el clímax en el retablo del presbiterio.


La talla, románica policromada y forrada en plata, provenía de Alfaro (La Rioja) pero una mañana de 1487 apareció sobre una viga situada encima del altar mayor de San Saturnino. Los riojanos acusaron a los pamploneses de hurto. La talla se devolvió pero el prodigio se repitió y los riojanos terminaron por cederla. El gran retablo barroco que ocupa todo el ábside de la capilla recoge las imágenes de la Inmaculada y Santa Teresa, traídas de Nápoles en 1772.


Pero este edificio alberga también más historia en su exterior. En el cruce de las calles Jarauta, Mayor y San Saturnino una placa recuerda el "pocico" en el que el obispo Saturnino bautizó a los primeros cristianos de la ciudad.


Después aléjese hasta la cuesta de Santo Domingo para divisar desde allí el perfil de las dos altas torres de la iglesia, de neto porte militar, igual altura y planta cuadrangular. 


La torre sur o del Reloj, está coronada con una veleta en forma de gallo: el "gallico" de San Cernin es uno de los emblemas más populares de la ciudad. Debajo de este símbolo se encuentra el reloj que anuncia cada mañana sanferminera el momento exacto en que se producirá el disparo del cohete que precede al encierro.


Iglesia de San Nicolás
La parroquia de San Nicolás, que data del siglo XII, no nació sólo para atender oficios religiosos sino, sobre todo, para servir de bastión militar y defensivo de los vecinos de su burgo, del mismo nombre, siempre enfrentado con los otros dos burgos de la ciudad (Navarrería y San Saturnino). 


Fue en 1222, en alguno de estos ataques vecinales, cuando un incendio arrasó la primitiva iglesia-fortaleza románica y hubo que construir una nueva, consagrada en 1231. Ubicada en el Casco Antiguo, entre la Plaza de San Nicolás, la calle San Miguel y el Paseo de Sarasate, sus gruesos muros y verjas, así como la única de las tres torres de vigilancia que permanece en pie, dan cuenta de su conflictivo pasado. 

No olvide entrar en el templo, de bellísimo calado gótico, que contiene un gran órgano barroco, el más importante de Pamplona. A la salida, se sentirá en el corazón de la vieja ciudad medieval, en una confluencia de calles muy ambientadas, llenas de comercios tradicionales, artesanos, gran densidad de bares y, en invierno, rodeada al calor de los castañeros.

Detalle de la caja del órgano de San Nicolás de Pamplona
órgano barroco construido en 1769

San Nicolás es la única iglesia de Pamplona que conserva algún resquicio románico. En el exterior del edificio religioso, el gótico predominante del interior sólo es visible en dos de sus puertas, el ábside y algunas zonas del muro alto. La mayor parte está escondida tras añadidos realizados por Ángel Goicoechea en el siglo XIX.


Inicialmente, la iglesia contaba sólo con la entrada que da a la plaza de San Nicolás. Posteriormente, la ciudad fue creciendo en dirección opuesta, lo que obligó a la urbanización del paseo de Sarasate y a la creación de otra fachada (1888) en esta zona cada vez más transitada.


Accediendo al interior, se descubre el planteamiento más usual de la arquitectura religiosa medieval, con un templo según planta de cruz latina, tres naves de coro alto y un ábside en la cabecera, aunque su alzado es producto de varias fases dentro de un mismo estilo gótico.

Ayuntamiento de Pamplona
Está situado en el centro del casco antiguo, ubicación que no es casual. El rey Carlos III el Noble promulgó en 1423 el Privilegio de la Unión y ordenó el levantamiento de este edificio en la confluencia de los tres burgos medievales como símbolo de la consolidación de una única ciudad. Destaca su colorista fachada que combina los estilos barroco y neoclásico. La balconada central es protagonista del lanzamiento del chupinazo de San Fermín cada 6 de julio.




Chupinazo en Pamplona con San Fermín
Plaza del Castillo 
La Plaza del Castillo (Gazteluko Plaza en euskera) es una plaza pública situada en el centro de la ciudad de Pamplona (Navarra), España. Desde su construcción la plaza se convirtió en el centro neurálgico de la vida social pamplonesa y en uno de los iconos más reconocibles de la ciudad, siendo hoy en día todavía escenario de importantes acontecimientos de la misma, por lo que suele ser habitual referirse a ella como "el cuarto de estar" de todos los pamploneses.

La plaza se configuró urbanísticamente entre los siglos XVI y XVII.


El primer castillo edificado sobre su solar fue mandado construir por el rey de Francia y Navarra Luís el Hutín, entre 1308 y 1311. Con el paso del tiempo y la reforma de las fortificaciones de Pamplona este viejo castillo quedó embutido en las líneas defensivas de la ciudad por lo que Fernando el Católico manda levantar en 1513 un nueva fortaleza en el sector más al sur de la actual plaza, utilizándose para ello las piedras del viejo castillo. Finalmente, hacia 1590, al ser planteado un nuevo esquema defensivo de la ciudad apoyado en la construcción de la Ciudadela, este castillo de Fernando el Católico perdió su utilidad militar y fue derribado siendo edificado en su lugar el convento de las carmelitas descalzas que, finalizado hacia el año 1600, supuso el cierre definitivo de la plaza como espacio arquitectónico. Desde ese momento fue coso taurino desde hasta 1843.


A finales del XVIII, la plaza fue decorada con una hermosa fuente de Luis Paret dedicada a la Abundancia cuyo principal elemento decorativo era la escultura alegórica de un personaje femenino que fue conocida popularmente como La Mariblanca. La fuente fue derribada en 1910 conservándose únicamente la escultura de La Mariblanca que poco después sería instalada en los jardines de la Taconera, ubicación en la que se mantiene en la actualidad. En 1836, las Carmelitas Descalzas se vieron obligadas a abandonar el convento como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal. En el espacio ocupado por el convento se construiría el Palacio de la Diputación Provincial, la sede del antiguo Crédito Navarro, así como el Teatro Principal, todos ellos en estilo neoclásico. En 1859, se levantó en el ángulo noreste de la plaza el Hotel La Perla, todavía en funcionamiento, y el más antiguo de Navarra.


Entre 1880 y 1895, la plaza vio la construcción de los edificios del Casino Principal y del Café Iruña, ambos de estilo historicista de aire romántico de fin de siglo que aún conservan, así como la apertura de otros cafés que convirtieron la plaza en el centro de la vida social pamplonesa de la época. Por la Plaza del Castillo pasaba también el trazado del ferrocarril/tranvía eléctrico que con el nombre de El Irati desde 1911 unió Pamplona con Sangüesa. Con la construcción del Segundo Ensanche a finales del primer tercio del siglo XX, el Teatro Principal fue derribado abriéndose desde el sur de la plaza la Avenida de Carlos III.

Nuevo Casino y Café Iruña
En 1943 fue colocado en su área central el quiosco de música que actualmente es el símbolo de la plaza.

Palacio de Goyeneche, palacio barroco de la Plaza del Castillo

Vista del café Iruña, de los más antiguos de la ciudad.



Palacios de interés: el Archivo Real, el palacio del Condestable y la Diputación Foral: El Archivo Real y General de Navarra, antiguo Palacio de los Reyes, es un emblemático edificio del siglo XIII rehabilitado por Moneo, que conserva intacta la sala gótica abovedada y el patio interior porticado.







Por su parte, el Palacio de Navarra, conocido como la Diputación, es sede de la presidencia del Gobierno. Un rotundo edificio neoclásico que alberga bellas estancias como el Salón del Trono, y desde cuyo reloj, cada día a las 12:00, suena el Himno de Navarra. En sus jardines se levanta el árbol más alto de la ciudad, una secuoya de 37 metros y un siglo y medio de vida.

El Salón del Trono



Rincón del Caballo Blanco y plazuela de San José: al borde las murallas, se trata de un enclave lleno de encanto y con connotaciones medievales. Un perfecto mirador hacia el norte y este de Pamplona. La terraza del mesón que allí se ubica es un reclamo con la llegada del buen tiempo donde disfrutar de conciertos al aire libre. Desde allí, y pasando bajo una casita colgada, se accede a la recoleta plaza de San José, donde podrán contemplar la casa más antigua de la ciudad, buscar la salida en la calle Salsipuedes o admirar la única fuente-farola de Pamplona.

Calle Salsipuedes

Plaza de San José con la fuente-farola

Plaza de San José
El mayor atractivo del Rincón del Caballo Blanco es el magnífico mirador que tiene hacia el norte, desde cuya barandilla contemplamos magníficas vistas hacia el monte San Cristóbal y los barrios de la Chantrea y Rochapea.
Rincón del Caballo Blanco
Palacio del Condestable
Este edificio histórico, situado en la confluencia de las calles Mayor y Jarauta, es el único exponente de la arquitectura civil de la Pamplona del siglo XVI. Para conocer el origen del palacio es necesario remontarse a 1548, año en que Luis de Beaumont, Condestable de Navarra, compró 4 casas colindantes para ampliar la suya que estaba en la esquina de la calle Mayor. El título de Condestable de Navarra proviene del primer tercio del siglo XV y se utilizaba para designar a los nobles encargados de portar el estandarte real.

Rehabilitado recuperando su apariencia original y elementos como su caprichosa esquina, es hoy centro del legado y la música del genial violinista Pablo Sarasate.





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