domingo, 22 de febrero de 2015

La Revuelta Decembrista o el Levantamiento Decembrista

La Revuelta Decembrista o el Levantamiento Decembrista 

Fue una sublevación contra la Rusia Imperial por parte de un grupo de oficiales del ejército ruso que dirigieron a cerca de 3000 soldados el 26 de diciembre de 1825. Como este incidente ocurrió en diciembre, los rebeldes fueron denominados Decembristas . Los sublevados tomaron la Plaza del Senado en San Petersburgo que, en 1925 y para celebrar el centenario del acontecimiento, fue renombrada como Plaza Decembrista.


Catedral Luterana y Plaza del Senado
Las sociedades decembristas

La Revuelta Decembrista es uno de los momentos más importantes de la historia rusa, una sublevación contra la Rusia Imperial organizada por un grupo de oficiales del ejército que consiguió reunir a 3.000 soldados un 26 de diciembre de 1825.

El movimiento de intelectuales y soldados que estaban en desacuerdo con el zarismo se remonta hasta los tiempos del zar Alejandro I. Ya desde fines del siglo XVII, muchos nobles rusos habían comenzado a mostrarse interesados en ingresar a la nueva corriente liberal que impregnaba los círculos intelectuales del resto de Europa.

Los primeros acercamientos entre Alejandro y Napoleón Bonaparte generaron gran expectativa en cuanto a la implantación de medidas liberales en la Rusia zarista, pero finalmente no se llevaría a cabo.


Mijaíl Mijáilovich Speranski  (12 de enero de 1772 – 23 de febrero de 1839) fue una de las personas que influyeron en la reforma del Imperio ruso bajo el mandato del Zar Alejandro I y posteriormente fue consejero del Zar Nicolás I de Rusia. Fue además un apreciado amigo de Napoleón.
La figura de Mikhail Speransky (un aristócrata muy cercano a Alejandro I) toma gran importancia durante el período que va desde 1808 hasta 1812. Él fue el encargado de trabajar en una nueva organización del ministerio del interior, en las reformas educativas y la formulación de lineamientos para que el gobierno actuará para el desarrollo económico de la nación.
La perspectiva liberal, y el constante trabajo de Speransky, fomentaban la idea de un nuevo gobierno constitucional en Rusia, pero la corte rusa no estaba dispuesta a ceder sus privilegios. Es así como, tras años de presión, Speransky fue expulsado.

Organizaciones clandestinas comenzaron a proyectar una futura constitución rusa, los moderados querían una monarquía constitucional mientras que los más radicales apuntaban a la formación de una república.


Decembristas en la Plaza del Senado.
Sociedades secretas, muchas de ellas de origen masónico, comenzaron a constituirse con miembros de la alta sociedad y militares que abogaban por la occidentalización de la cultura rusa. Un miembro fundador de la Unión de Salvación, Nikita Muraviov, fue educado por un seguidor de Robespierre. Muraviov estaba entre los oficiales que entraron en París al final de la guerra contra Napoleón, y allí conoció a algunos de los principales actores políticos de la época. Según la historiografía rusa tuvo gran influencia en Muraviov el masón español Juan Van Halen, mayor general del Ejército Imperial, antiguo conspirador contra Fernando VII en España, que acudía a las reuniones de la Unión de Salvación y a la logia Asturias de la que eran también miembros Viada y Espejo, ayudantes españoles del teniente general e ingeniero Agustín de Betancourt, influyente en la Corte. 

Fomentaban la emancipación de sus siervos, el gobierno representativo y las limitaciones a la monarquía absoluta.


Nikita Muraviev
Nikita Muraviev, seguidor de las enseñanzas de Robespierre, fue uno de los miembros más prominentes de la Unión de Salvación. Fue, también, uno de los soldados que entraron a París al finalizar la guerra contra Napoleón. Las disputas internas que dividieron la Unión de Salvación en Sociedad del Norte y el Sur vieron a Muraviev elegido como principal figura de la Sociedad del Norte junto con el periodista Kondrati Ryléyev.
Las dos sociedades, Norte y Sur, tenían proyectos de constitución diferentes, pero estaban de acuerdo en terminar con el gobierno zarista.
La muerte repentina del zar Alejandro I de Rusia (1 de diciembre, 1825), generó gran conmoción en Rusia ya que por las leyes sucesorias el próximo zar sería Constantino Pávlovich Románov, cuyas ideas se enmarcaban en el pensamiento liberal.

Sin embargo, la sociedad desconocía el casamiento secreto de Constantino con una aristócrata polaca. Para poder hacerlo renunció a sus derechos hereditarios en favor de su hermano menor, Nicolás I (autocrático).

Los revolucionarios buscaron aprovechar la conmoción, así como las ideas liberales de Constantino, para iniciar algunas modificaciones. En Varsovia, donde oficiaba como gobernador de Polonia, el príncipe recibe una carta del Consejo Imperial que se pone a sus órdenes, pero en pocos días, él  les envía una respuesta poniendo a la sociedad en conocimiento de que será su hermano el nuevo zar.


Nicolás I decide jurar el 26 de diciembre en la ciudad de San Petersburgo, y ante semejante presión los líderes decembristas deciden aprovechar el vacío de poder para realizar un golpe de estado.
La excusa utilizada sería que ellos ya habían jurado lealtad al príncipe Constantino, por más que él no quisiera hacerse cargo de su rol. Para llevar a cabo el golpe, contaban con la ayuda de los conspiradores Nikita Muraviev, Yegveni Oblenski y el príncipe Sergei Trubetskoy. Ellos congregarían a sus tropas en la Plaza del Senado de San Petersburgo y jurarían lealtad a Constantino, rechazando a Nicolás como heredero.

3000 soldados, dirigidos por Nikita Muraiev y Yegveni Obolenski, llegan hasta la plaza del senado y parados alrededor de la estatua de bronce de Pedro el Grande proclaman su lealtad hacia Constantino. Pero el movimiento estaba signado por la tragedia. Al cabo de unos minutos, la ausencia de Sergei Trubetskoy se hizo patente, y en una maniobra de emergencia se elige a Obolenski como el nuevo líder de la revuelta.


Monumento a Pedro I en la Plaza del Senado
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Inmóviles durante horas, los rebeldes ven llegar entonces la embestida por parte del zar Nicolás I. 9000 soldados imperiales arriban para poner fin al sublevamiento, pero no utilizan la violencia. 

Los civiles se arremolinaban alrededor de los dos grupos, tratando de descubrir que sucedía, mientras los líderes conspiraban, espiaban y esperaban el momento oportuno.

El conde Mijaíl Miloradovich, antiguo héroe de las guerras napoleónicas, llegó en su caballo e instó a los rebeldes a aceptar a Nicolás como zar, pero en ese mismo momento se desato la catástrofe. El oficial Pyotr Kajovsky (un conspirador) mata al conde de un disparo, una carga de caballería rebelde ataca el Palacio de Invierno pero es rechazada con facilidad.


El Palacio de Invierno
Tras la muerte de Milorádovich, y después de agotar varias horas en parlamentar con los rebeldes, Nicolás I ordenó esa misma tarde que la caballería cargase contra los rebeldes, pero este ataque fue rechazado. Poco después el zar envió cañones a la Plaza del Senado amenazando con abrir fuego si los decembristas no se rendían. Sorprendentemente, los jefes decembristas no se decidieron a ordenar a sus soldados tomar los cañones que eran defendidos sólo por una compañía de granaderos. Al no hallar respuesta, los oficiales leales al zar dispararon y causaron graves bajas a los sublevados, quienes huyeron en desbandada hacia el río Neva o se rindieron de inmediato. Durante el atardecer, y hasta entrada la noche, los rebeldes fueron perseguidos y buscados por todo San Petersburgo, dando fin a la sublevación.


Obelisco en el lugar de la ejecución de los cinco decembristas
en el interior de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y
(abajo) la inscripción con sus nombres
Inmediatamente después de ser vencida la revuelta en San Petersburgo el régimen de Nicolás I empezó a investigar los nexos entre los sublevados, descubriendo así que casi todos sus jefes pertenecían a la aristocracia rusa, inclusive algunos con títulos nobiliarios. La represión ordenada por el zar fue bastante severa y amplia, abarcando inclusive el colocar bajo vigilancia a ciertas personas, como el poeta Pushkin, que pudieran haber conocido los planes de la revuelta.


 La inscripción con sus nombres
El ahorcamiento público de los cinco líderes decembristas se realizó el 13 de julio de 1826 frente a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo; si bien en un primer intento de ahorcamiento se rompió la soga destinada a Kondrati Ryléyev, Serguéi Muraviov-Apóstol y Piotr Kajovsky, se ordenó de inmediato reemplazar esta soga por otra para continuar con la ejecución. Ese mismo día, al amanecer, 115 oficiales comprometidos en la conspiración fueron degradados públicamente en San Petersburgo ante sus tropas y expulsados del ejército; y 75 de ellos marcharon inmediatamente desde la capital a cumplir sus condenas. No fue sino hasta 1857, treinta y dos años después de la Revuelta Decembrista, que los escasos sobrevivientes fueron amnistiados por el nuevo zar, Alejandro II de Rusia. 

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