domingo, 10 de agosto de 2014

M V Sicilia - Agrigento - El Valle de los Templos

Agrigento

(Girgenti en siciliano) es una ciudad y municipio italiano, capital de la provincia homónima, que se encuentra en la costa sur de la isla de Sicilia. Es conocida como el lugar donde se alzaba la antigua ciudad griega de Acragante, una de las ciudades más destacadas de la Magna Grecia durante la edad de oro de la Antigua Grecia.


El Templo de la Concordia y Agrigento

Tiene unos 60.000 habitantes, y otras ciudades importantes de la provincia son Licata y Naro, la última de éstas conocida por sus bien conservadas catacumbas, o lugares secretos para la plegaria de los primeros cristianos.
Agrigento posee el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo. El valle de los templos de Agrigento, (antigua Akragas) patrimonio de la humanidad fue descrito por Píndaro como “la más hermosa de las ciudades mortales”.
Fundada en el 580 a.c conservó su esplendor hasta el 406 a.C. cuando los cartagineses sitiaron y saquearon la ciudad que albergaba 200.000 habitantes. De nuevo en época romana Agrigento gozó de importancia en el siglo III a.C. hasta su decadencia final con la llegada de bizantinos y cristianos que arrasaron sus templos paganos. Abandonada hasta que se convierte en recinto arqueológico.
Agrigento posee además un museo arqueológico enormemente rico. El paisaje de almendros mezclado con los crepúsculos solares convierte al valle de los templos en un paraje idílico, si bien en estaciones vacacionales y sobre todo en las horas centrales del día la afluencia puede llegar a ser agobiante. 

Catedral de San Gerlando de Agrigento,
con la tumbe del santo
Iglesia de San Lorenzo.

Villa Aurea

Hoy sede de las oficinas técnicas del parque, muestra en su entrada el busto del capitán inglés Alexander Hardcastle, quien en 1921 visitó el Valle de los Templos para conocer su patrimonio arqueológico. El capitán se enamoró del lugar y compró la villa, dándole el nombre de Aurea. Hoy el jardín es rico en plantas exóticas y en su interior se puede visitar la necrópolis paleocristiana. Desde aquí se tiene un magnífico panorama del mar y de la ciudad de Agrigento.

Alexander Hardcastle – Il Mecenate che
recuperò la Valle dei Templi
El Valle de los Templos Griegos de Agrigento

Los templos griegos de Agrigento son todos de estilo dórico y si bien su estado de conservación varía en función de cómo les afectaron terremotos y expolios, merece la pena no perderse nada del itinerario.
Espléndidos templos griegos de puro estilo dórico, magníficos... y todo ello en un entorno absolutamente Mediterráneo, rodeados de almendros y olivos, presidiendo una llanura de cultivos verdes que dan paso al mar. 


Templo de Juno Lacinia

El Templo de Hera, conocido como Templo de Juno Lacinia (el equivalente romano de esta diosa griega) es dórico períptero de 6 × 13 columnas, y mide 16,90 × 38,15 m. Conserva gran parte de las columnas originales.

Para el visitante, es el último de la serie, pues se encuentra en el extremo sureste de la meseta. En realidad no se sabe muy bien a quién se dedicaba este templo: su atribución a Hera sólo se basa en una confusión antigua con el templo de Hera en el Cabo Licinio, cerca de la ciudad calabresa de Crotona. En estos templos se acostumbraban a celebrar las bodas.


Preparando  nuestra guía mexicana a la novia

El Templo de Hera
El templo de Hera fue alzado en los años 460 - 450 a. C. Es un templo construido sobre un basamento (krépis) de cuatro gradas, destinado a compensar desigualdades del terreno. El conflicto de ángulos consustancial a los templos dóricos se solucionó de manera diferente a, por ejemplo, el «Templo de la Concordia»: los ángulos norte, oeste y sur sufrieron una simple contracción, es decir solamente se redujo la separación de las columnas del extremo, mientras que sobre la fachada (lado este) no se practicó ninguna contracción lateral, sino sólo una reducción del espacio entre las dos columnas centrales.

El Templo de Hera
El templo fue incendiado en el año 406 a. C. por los cartagineses, y luego los romanos lo repararon en el siglo I a. C. Tejas de terracota sustituyeron entonces a las de mármol. El anástilo se comenzó a reconstruir en el siglo XVIII: en la actualidad, 25 de las 34 columnas del peristilo están reconstruidas. La columnata septentrional conserva, pues, el conjunto de sus capiteles y su arquitrabe, mientras que la cella está reducida a elementos de basamento y basas de columnas.

El Templo de Hera
A un lado se encuentra el altar de 29,3 m × 10 m, casi tan amplio como la cella, pero inclinado respecto a ella. Se encontró una cisterna detrás del templo, en el lado oeste.

El Templo de la Concordia 

Es uno de los mejor conservados de la Antigüedad griega, junto con el Hefestión (Teseión) de Atenas y el templo de Poseidón en Paestum. Es una de las más perfectas realizaciones de la arquitectura dórica. Es períptero con 6 × 13 columnas y mide 16,92 × 39,44 m.


El Templo de la Concordia 
Recibe su nombre por una inscripción en latín encontrada cerca del templo, en la que figuraba la palabra latina «concordia». Actualmente se considera que pudo consagrarse en realidad a los Dioscuros, por creerse que ya en tiempo de los griegos se habían honrado allí a dos divinidades.


El Templo de la Concordia 

Se construyó en los años 440-430 a. C. Las desigualdades del terreno sobre el cual se construye son superadas por un basamento (krépis) importante. Su plano se corresponde a la forma más clásica de los templos de Agrigento: pronaos, naos, opistodomos y peristilo.



El Templo de la Concordia 

El templo de la Concordia es, de todos los de Agrigento, el construido con mayor precisión. El problema de los extremos, consustancial a los templos dóricos (conflicto entre la regularidad de las metopas y triglifos por una parte, y el espaciado regular de las columnas por otra) se solucionó de una manera inusual: se procedió al mismo tiempo al estrechamiento del espacio entre las dos últimas columnas y a la prolongación de la última metopa, para un mejor efecto visual.


El Templo de la Concordia 
Las investigaciones pusieron de manifiesto también que las partes inferiores del templo se adornaban con estuco blanco, mientras que los frisos, las metopas y las partes altas se pintaban de colores vivos. La techumbre estaba cubierta con tejas de mármol.
El Templo de la Concordia 
En el año 597 fue transformado en iglesia cristiana por voluntad del obispo Gregorio de Agrigento. Gracias a ello, está notoriamente intacto. Hizo del templo una basílica consagrada a los apóstoles Pedro y Pablo. Cada una de las paredes de la cella fue entonces perforada con doce arquerías, y se emparedaron los intercolumnios, como puede verse aún en la catedral de Siracusa. La entrada se prolongó sobre el lado occidental, lo que implicó la supresión de la división entre el naos y el opistodomos, mientras que la sacristía encontraba su lugar en el antiguo pronaos. La iglesia se usó hasta el año 1748, fecha en que se restauró el templo a su estado inicial.


Vista lateral en la que se aprecia el muro de la antigua iglesia

El Templo de la Concordia 

 - Ïcaro - El Templo de la Concordia (Mi foto)
En la mitología griega, Ícaro (en griego antiguo Ἴκαρος Ikaros) es hijo del arquitecto Dédalo, constructor del laberinto de Creta, y de una esclava llamada Náucrate.
Estaba retenido junto a su padre en la isla de Creta por el rey de la isla, llamado Minos.
Dédalo decidió escapar de la isla, pero dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí uniendo con hilo las plumas centrales y con cera las laterales, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro. Ícaro a veces corría a recoger del suelo las plumas que el viento se había llevado o ablandaba la cera.
Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera, y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados para volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar.
Pasaron las islas de Samos, Delos, Paros, Lebintos y Calimna, y entonces el muchacho comenzó a ascender. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria.
Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia donde quedó bajo la protección del rey Cócalo. Allí construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.

Templo de Zeus Olímpico 
Los otros templos son mucho más fragmentarios, habiendo sufrido terremotos hace tiempo, y habiendo sido saqueadas sus piedras. 
Inmediatamente después de la entrada del parque, al oeste, se encuentra de frente el templo de Zeus Olímpico (u Olimpieion). Este Templo de Zeus Olímpico es, con diferencia, el de mayor tamaño. Se trata de un templo dórico pseudoperíptero con unas dimensiones excepcionales, de 56,30 × 112,60 m. Se cree que es el templo dórico más grande nunca construido, y el tercero entre los templos griegos.


Muy poco queda del fastuoso templo de Zeus Olímpico
Fue construido por el tirano Terón en 480 a. C., después de su victoria sobre los cartagineses en la Batalla de Hímera, a la gloria de los griegos vencedores de los bárbaros. Su identificación como templo de Zeus se basa en el testimonio de Diodoro Sículo, que dejó una descripción. Al este del templo se encuentra aún el altar sobre el que se procedía a las hecatombes o sacrificios de cien toros.


Maqueta del templo Zeus Olímpico  expuesta en el Museo Arqueológico de la ciudad
El basamento (krépis) con cinco gradas soportaba una sala hipóstila de inspiración cartaginesa, compuesta de dos hileras de 12 pilares cuadrados cada una, de 21 m de alto, con muros hasta aproximadamente media altura. El peristilo se componía también de pilares, 7 de ancho y 14 de largo, de una altura de 17 m, con medias columnas unidas por las caras, todo ello formando masas de piedra de 4 m de diámetro. Estos pilares externos estaban conectados entre ellos por divisiones: por ello se habla de templo «pseudoperíptero». El peristilo y las naves laterales estaban cubiertos, mientras que la cella en sí sería probablemente hipetra, esto es, abierta al cielo. El número de columnas en la fachada era impar, encontrándose un pilar central en vez del habitual acceso hacia la cella; la entrada se hacía por dos pórticos situados en los extremos de la fachada este, dando acceso directo a las naves laterales, así como, según parece, por una pequeña entrada practicada en el medio del lado meridional.


Telamón destinado al templo de Zeus Olímpico
Se caracteriza este templo por la presencia de los llamados telamones, estatuas colosales con aspecto humano. Se encontraban en una especie de nichos creados en la parte alta de las divisiones situadas entre las columnas exteriores. Estas estatuas tenían alrededor de 8 m de alto y soportaban el peso de la cubierta. Tenían rasgos cartagineses y simbolizaban a los bárbaros vencidos, reducidos a la esclavitud por los griegos. Se añadían a una representación del combate de los dioses del Olimpo contra los gigantes, tallada sobre el frontón este del templo. En 1825, el pintor y arqueólogo Rafaello Politi hizo reconstruir en el suelo a uno de estos gigantes, a partir de elementos dispersos. El gigante visible sobre el lugar es una copia, dado que el original se encuentra expuesto, en posición vertical, en el Museo arqueológico de Agrigento.


Torso de guerrero
Aunque aparentemente este templo se usó, parece que nunca se acabó; la construcción se abandonó después de la invasión cartaginesa del año 406 a. C. Sus pequeñas piedras se reutilizaron ampliamente en construcciones de siglos posteriores, como los embarcaderos de Porto Empedocle (siglo XVIII). 


Uno de los telamones
El Templo de Heracles

Cerca de la carretera, en la parte oriental del parque, y próximo a la entrada, junto a la puerta IV (porta Aurea) se halla el Templo de Heracles. Estaba dedicado a la veneración del héroe deificado Heracles o Hércules, uno de los más respetados por los habitantes de la antigua Akragas. La identificación la proporciona Cicerón en persona, cuestor de Sicilia en el año 75 a. C. En sus célebres acusaciones contra Verres, alude a una gran estatua de bronce de Heracles, en un templo situado en el ágora (ágora inferior, junto a la puerta IV): sus labios y su mentón estaban desgastados, se decía, a fuerza de ser tocados por los peregrinos, y Verres proyectaba apoderarse de ella.




El templo de Heracles es el más antiguo de todos los situados cerca de la muralla meridional, realizándose hacia el año 500 a. C. en estilo dórico períptero. Sus dimensiones son 25,34 × 67,00 m.



No hay comentarios:

Publicar un comentario