sábado, 31 de mayo de 2014

Sala Rubens del Museo del Louvre (París) - María de Médici


Este conjunto estuvo expuesto en la gran galería del Museo del Louvre desde 1815. Luego, en 1900 se lo colocó en otra sala que tampoco correspondía al estilo de la galería original, estrecha, alargada, con techo bajo e iluminada por ventanas laterales, es decir una galería a la francesa.
Cuando se amplió el museo del Louvre en 1993, se construyó esta sala (ver foto) especialmente para esta colección, respetando más las condiciones originales, en términos de luz y espacio, en un estilo moderno.


En 1622, la reina de Francia María de Medicis encarga a Rubens una sucesión de veinticuatro cuadros para decorar la galería oeste de su Palacio del Luxemburgo que ella había mandado construir.
Estos cuadros representan, en orden cronológico, las fechas claves de la vida de la reina y fueron pintados de la mano del maestro, entre 1622 y 1625.
Estaba previsto que la galería este del palacio fuese decorado por otros tantos cuadros dedicados a las batallas y los triunfos del rey asesinado Enrique IV. Sin embargo Rubens sólo empezó los dos primeros cuadros, que se conservan en Florencia.


«La educación de María de Médici»
Aquí podemos identificar a la Diosa Minerva y Apolo enseñando la lectura y la música respectivamente. De forma escorzada, se representa a Mercurio que le muestra su elocuencia. Bajo él, vemos a las Tres Gracias que le ofrecen su belleza a María, ataviada con la vestimenta adecuada para una mujer de su nivel nobiliario.
En la franja inferior aparece un instrumento musical, una paleta con pinceles y un escudo caído, representando que la reina debía ayudar al florecimiento de las artes y la cultura, dejando a un lado las guerras.
Por último, todas las figuras parecen estar bañadas por un tono dorado, creando el contraste de iluminación exacto para acentuar el brillo de algunos colores como los rojizos.
En esta tela se representa un tema histórico. María de Médicis, que había sido la reina de Francia como consorte de Enrique IV, era al tiempo de la ejecución de los cuadros la reina madre y regente, dado que el rey Luis XIII había ascendido al trono a los nueve años (en 1610). El encargo fue realizado por la propia María, con la finalidad de reforzar su soberanía y legitimidad en unos tiempos en que su hijo Luis XIII entraba en conflicto con su madre. El programa de toda la serie fue ideado por el abad de Saint-Ambroise, pero igualmente contribuyeron con sus propuestas la reina, el cardenal Richelieu y el propio pintor.
Rubens dibujó los esbozos en París, pero la ejecución material fue llevada a cabo con ayuda de colaboradores en Amberes. Mientras que los cuadros de la serie se conservan en el Louvre, los esbozos están en la Alte Pinakothek de Múnich.
«Desembarco de María de Medici en Marsella»
En este cuadro se representa un hecho histórico ocurrido el 3 de noviembre de 1600: María de Médicis llega a Marsella. Alegorías de Francia y de la ciudad la cumplimentan. Por encima, la sobrevuela la Fama. La composición es descentrada, con un dinamismo típicamente barroco. Junto a los personajes históricos o reales del plano superior coexisten los personajes mitológicos en el mar: monstruos marinos, sirenas, ninfas, en los que abundan los opulentos desnudos y los colores cálidos típicos de la escuela veneciana. Son Neptuno y las nereidas, que han acompañado al barco para asegurar una travesía sin incidentes. De esta manera elimina las fronteras entre lo histórico, lo terrenal y las fuerzas eternas.
Enrique IV recibe el retrato de la reina.
Esta escena es la cuarta del ciclo y en ella Rubens imagina un primer encuentro entre los futuros esposos a través del arte. Enrique IV recibe el retrato de su prometida de manos de Himeneo, dios del matrimonio, en la izquierda, y Cupido, dios del amor, en la derecha. Galia, la personificación de Francia, ataviada con un casco emplumado y un vestido adornado con flores de lis, aconseja adecuadamente al monarca mientras que en la zona superior de la composición se halla la pareja olímpica, Júpiter y Juno, acompañados cada uno por sus símbolos: el águila con los rayos del dios y el carro y los pavos reales de la diosa. La presencia de los dioses es una referencia a los "alter ego" divinos de Enrique y María, simbolizando la armonía conyugal.
«Marie de Medicis como Belona» (reina triunfante)
X El encuentro del rey y de la reina.
XI El Nacimiento de Luis XIII.
XII Los preparativos del rey para la guerra de Alemania.
XIII El coronamiento de la reina en Saint-Denis.
XIV El rey llevado al cielo y la regencia de la reina

XVI La toma de la ciudad de Jülich (1 de setiembre de 1610).
Intercambio de novias
El 9 de noviembre de 1615, Ana cruzaba el puente sobre el Bidasoa, frontera natural entre España y Francia. En sentido contrario se dirigía su cuñada, Isabel de Francia. Esta se había casado por poderes en Burdeos con el futuro Felipe IV, hermano de Ana. Ana había contraído nupcias por el mismo sistema en Madrid con Luis XIII, rey de Francia.
La doble boda había sido concertada por la reina madre María de Médicis con el objetivo de alcanzar la paz entre los dos países. Felipe III había aceptado pero no tuvo reparo en mostrar en público la tristeza que le produjo la separación de su hija mayor.
Matrimonio desdichado
Ana de Austria y Luis XIII se desposaron el 25 de noviembre de 1615 en la catedral de Burdeos. Convertidos en marido y mujer, María de Médicis se encargó de amargar a la joven pareja. La reina madre no quería que Ana tuviera ningún poder en la corte ni que menguara la gran influencia que ejercía sobre su hijo. Así que María, ayudada por el cardenal Richelieu, se dispuso a separar a la pareja y limitó sus encuentros a la necesaria unión para conseguir un heredero.
XVII El intercambio de las princesas de Francia y España (6 de noviembre de 1615).
El 20 de enero de 1666, de madrugada, moría Ana de Austria. Un cáncer de mama, uno de los primeros certificados en la historia, dio a la madre del Rey Sol una de las muertes más terribles, ver como su cuerpo se descomponía estando ella aún viva. Pero Ana mantuvo la serenidad y la paciencia que caracterizaron toda su vida. Aceptó su destino con resignación y gran entereza. Desaparecía una de las reinas más importantes de Francia.
Ana de Austria era la mayor de los ocho hijos que tuvieron Felipe III de España y su esposa la reina Margarita de Austria. Nacida el 22 de septiembre de 1601 en Valladolid, Ana tuvo una infancia feliz. A pesar de que su madre murió cuando ella tenía 10 años, tras el nacimiento de su octavo hijo, la infanta recibió siempre el cariño y amor de toda su familia. En especial de su padre. Felipe III, que fue sin duda un rey mediocre pero un marido enamorado y un padre amantísimo, (...), dedicó entonces a sus hijos, y principalmente a Ana, grandes demostraciones de afecto
Una vez en la corte de Francia, Ana recordaría aquel afecto familiar y se lo inculcaría a sus propios hijos, chocando totalmente con la fría y distante María de Médici, su suegra, quien educó a sus hijos en la más estricta etiqueta y siempre poniendo por encima de todo la razón de estado.


XXI El tratado de Angulema (30 de abril de 1619).
XXII La paz concertada en Angers 510 de agosto de 1620).
XXIII La reconciliación de la reina con su hijo Luis XIII
después de la muerte del duque de Luynes (15 de diciembre de 1621).
María de Médici (Florencia, Italia; 26 de abril de 1575 - Colonia, 3 de julio de 1642) fue reina de Francia como la segunda esposa del rey Enrique IV de Francia de 1600 a 1610. María fue la sexta hija de Francisco I de Médici (1541–1587), Gran duque de Toscana, y de Juana de Habsburgo-Jagellón (1547–1578), archiduquesa de Austria. Ella era miembro de la rica y poderosa Casa de Medici.
Bailarina de ballet, coleccionista, su mecenazgo contribuyó a desarrollar las artes en Francia. Cercana a los artistas de su Florencia natal, fue educada por Jacobo Ligozzi. 
«El Triunfo de la Verdad» (1622–1625) 394 x 160 cm. Louvre. María de Médici
Es una alegoría del Rey Louis XIII y la Reina flotando en el cielo en la parte superior. En la inferior Rubens nos muestra al Tiempo y la Verdad haciendo referencia a la revindicación de la Reina siendo otra ves admitida en el consejo del estado.
Reina de Francia
Su matrimonio con Enrique IV de Francia fue debido, principalmente, a las preocupaciones dinásticas y financieras del rey de Francia. Los Médici, banqueros acreedores del rey de Francia, prometieron una dote de 600.000 escudos de oro, lo que hizo que María de Médici fuera apodada como la “Gran banquera”.
Su llegada a Francia desde Marsella, tras su matrimonio por poderes en Florencia antes de llevarse a cabo su confirmación en Lyon, tuvo gran repercusión. Dos mil personas formaban su cortejo. Antoinette de Pons, marquesa de Guercheville y dama de honor de la futura reina, fue la encargada de recogerla en Marsella. Después de desembarcar, María de Médici se reunió con su esposo en Lyon, donde pasaron la noche de bodas.

Nupcias de María de Médici con Enrique IV de Francia (1600, Jacopo Chimenti).
María de Médici quedó embarazada en seguida, y el 27 de septiembre de 1601 nació el primer hijo, el delfín Luis, causando gran alegría tanto al rey como a todo el reino, ya que desde hacía cuarenta años se esperaba el nacimiento de un Delfín. María de Médici continuó con su papel de esposa y le dio a su marido varios hijos.
María de Médici no se entendía con Enrique IV. Sumamente celosa, no soportaba las aventuras femeninas de su marido, ni sus desaires; él la obligaba a relacionarse con sus amantes y además le escatimaba el dinero que necesitaba para cubrir todas las necesidades que su condición real le exigía. Las discusiones entre ambos eran frecuentes, seguidas por una relativa tranquilidad. María de Médici quería hacerse coronar oficialmente como Reina de Francia, pero Enrique IV, por diversas razonas políticas, iba posponiendo la ceremonia. Fue necesario esperar al 13 de mayo de 1610, fecha en la que se esperaba una larga ausencia del rey —Enrique partió para conducir una “visita armada” a fin de solucionar un problema político entre los príncipes del Sacro Imperio, y el caso de Cléveris y Juliers—, para que la reina fuera coronada en Saint-Denis e hiciera su entrada oficial en París. Al día siguiente el rey fue asesinado.

La regente
Tras la muerte de Enrique IV el 14 de mayo de 1610, María de Médici asumió la regencia en nombre de su hijo Luis XIII que aún no tenía 9 años, demasiado joven para poder reinar. La posición insegura de su regencia ante la nobleza del reino y sus vecinos europeos la obligó a romper con la política de Enrique IV. Destituyó a los consejeros del rey, pero no consiguió hacerse obedecer por los Grandes. Para recuperar el poderío de Francia, no encontró mejor solución que pactar la paz con España. En 1615 este acercamiento se concretó por medio de un matrimonio franco-español. Su hija Isabel se casó con Felipe IV de España, y su hijo se casó con Ana de Habsburgo, infanta de España.

María de Médici, hacia 1595.
La política de la reina provocó, no obstante, un gran descontento. Por una parte, los protestantes vieron con inquietud ese acercamiento de María con Su Majestad Católica el rey de España, Felipe III; por otra, María de Médici intentaba reforzar el poder de la monarquía con el apoyo de personas como Concino Concini, esposo de su hermana de leche y dama de compañía Leonora Dori, que no era apreciada por algunos nobles franceses. Éstos, llevados por la xenofobia, acusaban a los inmigrantes italianos que rodeaban a María de Médici de enriquecerse en perjuicio de la nobleza francesa. Aprovechándose de la debilitación causada por la regencia, los nobles de las grandes familias, con el príncipe Condé a la cabeza, se alzaron contra María de Médici para conseguir así unas compensaciones financieras.

Unos años más tarde, cuando María de Médici fue exiliada por su hijo, empezó a fraguarse la leyenda negra de María de Médici: se la acusó de haber procurado la riqueza y el poder de sus favoritos italianos, del despilfarro financiero causado por los derroches de la reina y su entorno, de la torpeza y la corrupción de su política que se había incrementado durante el gobierno de María de Médici. Por otro lado, la reina y su hijo no tenían buenas relaciones. Sintiéndose humillado por la conducta de su madre, Luis XIII organizó en 1617 un golpe de Estado en el que fue asesinado Concino Concini. Al tomar el poder, exilió a su madre en el Castillo de Blois.
En 1619, la reina se escapó de su prisión y provocó una sublevación contra su hijo el rey.

Retrato de María de Médici. Frans Pourbus el Joven, Museo del Louvre, París.
Finalmente, María decidió retirarse de la corte. El rey, sabiendo lo intrigante que podía llegar a ser, la envió al castillo de Compiègne, desde donde trató de huir a Bruselas en 1631, donde pensaba encontrar ayuda para su causa. Refugiada con los enemigos de Francia, María fue privada de su condición de reina de Francia y, por consiguiente, de sus pensiones.
El fin de María de Médici fue patético. Durante años vivió al amparo de las cortes europeas en Alemania, después en Inglaterra, intentando crear enemigos contra el cardenal y sin poder regresar nunca a Francia. Refugiada en la casa natal de Rubens, murió en 1642, unos meses antes que Richelieu.

Pedro Pablo Rubens - El Rubenianum

Autorretrato, 1623. Royal Collection.
Es uno de los grandes pintores flamencos del barroco del siglo XVII.
En 1598, a los 21 años, concluye su formación superando el examen de maestro ante la Guilda de San Lucas de Amberes y viaja a Italia para ampliar su formación artística estudiando las obras del Renacimiento. En Venecia se sintió atraído por las obras de Tiziano, Veronés y Tintoretto, que tendrán gran influencia en su producción. Allí conoció a un noble que le recomendó para trabajar en la corte del duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, quien lo contrató durante un periodo de nueve años.
En Génova pintó numerosos retratos, como el de la marquesa Brigida Spinola-Doria (National Gallery of Art, Washington D. C.) y el retrato de Maria Serra Pallavicino (The Bankes Collection, Kingston Lacy), considerado uno de los mejores jamás pintados por Rubens, en un estilo que influyó posteriormente en obras de Van Dyck, Reynolds y Gainsborough.

Maria Serra Pallavicino, The Bankes Collection, Kingston Lacy.
En 1608, el delicado estado de salud de su madre le obligó a regresar a Amberes. Allí se casó con Isabella Brant en 1609, fue considerado el pintor más importante de Flandes y requerido como pintor de corte del archiduque austriaco Alberto y de su esposa, la infanta española Isabel, que gobernaban los Países Bajos como virreyes al servicio del rey de España.


Autorretrato con su esposa Isabella Brant, Alte Pinakothek, Múnich.
La fama de Rubens se extendió a todas las cortes europeas y recibió tantos encargos que tuvo que crear en su casa un gran taller, en el que él sólo realizaba el boceto inicial y los toques finales, mientras que sus aprendices se encargaban de las fases intermedias.
En 1628 los virreyes de Flandes lo envían a España. Estuvo al servicio de Felipe IV, quien le nombró secretario de su Consejo Privado y fue mentor del joven pintor español Diego Velázquez.
Finalmente, falleció el 30 de Mayo de 1640 en su casa de Amberes, a punto de cumplir los 63 años. Su pintura ha ejercido enorme influencia en otros artistas como Jean Antoine Watteau, Delacroix o Auguste Renoir.

Un espía llamado Rubens
Al mismo tiempo que manejaba sus pinceles con un talento que asombró a sus contemporáneos, Rubens mantuvo una actividad oculta como espía y diplomático sirviendo de enlace entre las distintas potencias europeas de su tiempo, entre ellas España. Esta fue la doble vida de un artista que se sumergió en las intrigas políticas con la esperanza de acabar con la guerra que consumía a toda Europa.

Por: Javier García Blanco
Basta pasear por las salas del Museo del Prado para advertir, debido a la más que notable abundancia de obras realizadas por el pintor flamenco, que Peter Paul Rubens tuvo una estrecha relación con España.
Sin embargo, esta relación fue mucho más allá de lo meramente artístico pues Rubens no sólo fue un notabilísimo artista, sino también un diplomático y espía de gran valor.

Aunque de origen flamenco, Rubens había nacido en junio de 1577 en Siegen —una ciudad de la provincia alemana de Westafalia—, porque su padre, el abogado Jan Rubens, no sólo era un calvinista que había huido tras el estallido de la rebelión que daría lugar a la Guerra de los Ochenta años, sino que además había tenido una hija ilegítima con Ana de Sajonia, esposa de Guillermo de Orange.

Retrato ecuestre del duque de Lerma, 1603, Museo del Prado, Madrid. Obra realizada durante la primera visita de Rubens a España, en 1603. Se trata de Francisco de Sandoval y Rojas (1553-1625), valido de Felipe III de España.
Este desliz de cama con la esposa del príncipe le valió a Jan una condena a muerte, aunque finalmente fue conmutada por unos años en prisión y la obligación de mudarse a Siegen. A pesar de sus antecedentes protestantes, cuando la familia regresó a Amberes en 1589 tanto Rubens como su madre se habían convertido al catolicismo.

Un año después, en 1590, Peter Paul comenzó a trabajar como paje para la condesa de Ligne-Arenberg, bajo cuyo servicio tuvo su primer contacto con los ambientes aristocráticos europeos. Además, Rubens inició sus estudios de pintura en los talleres de Tobias Verhaecht, Adam von Noort y Otto van Veen, destacando de tal forma que en 1598 ya era maestro del gremio de pintores en Amberes.

Van Heen, su último maestro, no sólo le instruyó en arte, sino que también le dio una gran formación intelectual. Un conocimiento que, unido a su dominio de varias lenguas y a su paso por la "corte" de la condesa, le sería de gran utilidad en sus labores políticas.

Su primer contacto real con una corte llegó en el año 1603, cuando su entonces patrón, el duque de Mantua, le encomendó la tarea de dirigir una embajada ante el rey Felipe III de España. Aquel primer contacto de Rubens con España fructificó con algunas pinturas notables, como el 'Retrato ecuestre del duque de Lerma', hoy en el Prado.

Tras unos años en Italia en los que el pintor aumentó su ya rico bagaje artístico, Rubens regresó a Amberes, ciudad en la que se establecería definitivamente hasta su muerte.

'Los horrores de la guerra', de Rubens | Crédito: Wikipedia.

En 1609 se convirtió en pintor de la corte de los archiduques Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia, entonces soberanos de los Países Bajos españoles. La muerte en 1621 del archiduque Alberto coincidió con el fin de la llamada Pax Hispánica, desatándose un nuevo infierno bélico en el que el imperio español jugaría un importante papel, tanto por la continuación de la guerra en Flandes como por su lucha de poder frente a Francia e Inglaterra.

En 1627 el escenario era realmente complicado: Francia y España habían comenzado a negociar una alianza ofensiva contra Inglaterra, que se ratificó cuando en el mes de julio el conde-duque de Olivares decidió ayudar a los galos a aplastar la rebelión de los hugonotes en La Rochelle, apoyados por una flota británica.

Los ingleses, como era de esperar, se vengaron de España apoyando la rebelión de Flandes. Y no fueron los únicos. Pese a la ayuda recibida de España, Richelieu tampoco mostró reparos en apoyar a los "herejes" holandeses. España, por su parte, no se iba a quedar atrás, iniciando poco después sus propios contactos con el monarca inglés.
Este contacto con Inglaterra fue posible, precisamente, gracias a Rubens. El pintor había tenido conocimiento de la buena disposición para negociar de Carlos I de Inglaterra a través de un embajador del rey de Dinamarca, y enseguida puso al corriente a la infanta Isabel.
Ésta, a su vez, informó a Felipe IV, y el monarca no tardó en convocar a Rubens para que acudiera a la corte española. Así fue como el pintor viajó por segunda vez a España, en esta ocasión para poner al servicio del rey sus dotes como espía.
'Alegoría de la paz y la guerra' | Crédito: Wikipedia.

Rubens llegó a Madrid en agosto de 1628, y permaneció en la capital hasta abril del año siguiente. Además de informar al monarca y recibir instrucciones de los pasos que debía seguir, el artista también tuvo tiempo de realizar unas 40 pinturas para distintos clientes, entre ellos el propio rey.

Su siguiente misión era viajar a Inglaterra y conseguir pactar con el rey. Para cruzar el canal de la Mancha, infestado de barcos holandeses que habrían apresado cualquier navío español, Rubens tuvo que viajar a bordo de un barco inglés, el 'Adventure', cuyo capitán había recibido órdenes directas del mismísimo Carlos I.

Una vez en Londres, Rubens —bajo la coartada creíble de pintor de renombre contratado por un monarca amante del arte— cumplió uno de los cometidos que Olivares le había encomendado: entregar 30.000 ducados al representante de los hugonotes en Francia, dinero destinado a contratar mercenarios con los que hostigar a Richelieu.

En cuanto a su misión principal, Rubens no sólo conquistó la amistad del rey —a quien realizó también varias obras de arte, como una 'Alegoría de la Paz y la Guerra'—, sino que cumplió su tarea (no sin dificultades) a la perfección, consiguiendo que el embajador británico Francis Cottington viajase a España para firmar el Tratado de Madrid, que puso fin a las hostilidades entre ambos países.

Aunque media Europa siguió desangrándose en los distintos conflictos que formaron parte de la Guerra de los Treinta Años, Rubens había aportado su más que notable granito de arena a su sueño de pacificar Europa. Un sueño por el que había accedido a convertirse en espía para la corte española.


Los contemporáneos del pintor flamenco Pedro Pablo Rubens (1577-1640) supieron reconocer el indudable talento de este extraordinario maestro del Barroco. Sus sensuales desnudos, sus eruditas alegorías históricas y la perfección de sus retratos no tardaron en convertirlo en uno de los artistas más cotizados y requeridos por las monarquías de su tiempo.Por otra parte, su inteligencia y discreción, su carácter fuerte y voluntarioso, junto al hecho de que también hablara seis idiomas, propiciaron que, desde su juventud, Rubens llevara una doble y clandestina existencia como diplomático y, a menudo, espía, obligado a intrigar en las cortes de España, Inglaterra o Francia. La suya fue una época de guerras y sangrientos conflictos religiosos, un tiempo en que los Países Bajos luchan por independizarse de España, y Flandes es asolado por las tropas del duque de Alba. Hastiado de las atrocidades de la guerra, convencido de que sólo la paz podía traer la prosperidad, Rubens movió los hilos entre las sombras para que las potencias europeas forjaran alianzas duraderas y construyeran una auténtica confederación de naciones, algo que lo convierte, a todas luces, en nuestro contemporáneo.
Principales obras de Pedro Pablo Rubens

El estilo de Rubens se caracteriza por los contrastes de color, de gran riqueza cromática y los juegos de luces y sombras. Sus composiciones están llenas de dinamismo, sensualidad y sensibilidad emocional.

El rapto de las hijas de Leucipo (1616)

El rapto de las hijas de Leucipo (1616)
Se trata de un tema mitológico, el rapto de las hijas de Leucipo por Cástor y Pólux.Rubens realizó este lienzo durante los primeros años de su trayectoria artística. Se sitúa en la transición entre el clasicismo y el barroco. Mientras la composición es clásica y equilibrada, el sentido de movimiento y dinamismo son característicos del barroco.
Las tres Gracias (1638)

Las tres Gracias (1638)
En la actualidad el cuadro se conserva en el Museo del Prado de Madrid. Se piensa que una de las figuras es la representación de su segunda mujer, Elena Fourment.
Es su obra más conocida. Las Tres Gracias se inspiran en tres personajes de la mitología griega: Eufrosine, Talía y Anglae, hijas de Zeus y Eurymone. Son la representación de la afabilidad, la simpatía y la delicadeza.
El tema había sido representado por Rafael durante el Renacimiento y Rubens lo retomó, ofreciendo un planteamiento distinto. Mientras las Gracias de Rafael son el prototipo de belleza ideal, las de Rubens lo son de una belleza más sensual. Para ello cambia el canon de belleza, sus cuerpos femeninos son blandos y opulentos, caracterizados por la flacidez de sus carnes.
Aunque la obra mantiene la composición del artista italiano, Rubens cambia la relación entre las tres figuras conectándolas psicológicamente entre sí a través de los brazos, el velo y sus miradas. Sobre el paisaje de fondo se sitúan las tres mujeres, estando la de en medio de espaldas, con la cabeza vuelta y apoyada en sus compañeras.
El jardín del Amor (1630-1638)


El jardín del Amor (1630-1638)
Conocida también como El jardín de las Gracias, representa una fiesta en un parque. Las figuras, unas sentadas y otras de pie, aparecen en actitud relajada, próximas a una fuente dedicada a la diosa Juno, protectora del matrimonio. Alrededor de la escena revolotean los putti disparando flechas.
Se ha dicho que con este cuadro Rubens hace un homenaje a su esposa Elena Fourment, con la que se casó en 1630. Incluso algunos críticos opinan que el caballero de la izquierda es un autorretrato del autor y la dama que apoya su brazo sobre otra dama, en la parte central, es Elena Fourment.
Saturno devorando a sus hijos (1636-37)


Saturno devorando a sus hijos (1636-37)
Saturno es un cuadro de Peter Paul Rubens, pintado en 1636 para las obras de la Torre de la Parada, en las que también participó Diego Velázquez.
Es uno de sus temas más dramáticos. Saturno era uno de los titanes más poderosos y pensaba que la mejor manera de evitar que uno de sus hijos le destronase, era devorándolo al nacer. Será Zeus, su sexto hijo, el que consiga derrocarlo al ser salvado por su madre.
Saturno aparece aquí desgarrando el pecho de uno de sus pequeños. La escena es de gran dramatismo, conseguida gracias al uso de la luz y al color, que se inspira en la escuela veneciana.
El Juicio de Paris (1638)

El Juicio de Paris (1638)
La rivalidad existente entre las diosas Minerva, Venus y Juno por ser la más bella, tenía que ser resuelta por Paris, que entregaría una manzana de oro con la inscripción "a la más bella", a la diosa más bella.
Rubens plasma el momento en el que Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, toma la manzana que le da Mercurio, mientras que las tres diosas intentan convencerle con diferentes ofrecimientos.
La elegida fue Venus, que consiguió convencerle entregándole la mujer más hermosa del mundo, Helena (la esposa de Menéalo), provocando así la Guerra de Troya.
Otras obras famosas:

El Descendimiento de la cruz, Los cuatro filósofos, el Triunfo de la Iglesia, Danza de aldeanos o El desembarco de María de Médicis en el puerto de Marsella.

El Descendimiento de la cruz
Los cuatro filósofos
El Triunfo de la Iglesia
En 1625 la archiduquesa Isabel Clara Eugenia encargó a Rubens el diseño de una serie de veinte tapices con destino al Monasterio de las Descalzas de Madrid. Tratan el tema de la Eucaristía, dogma principal del catolicismo que la infanta defendía como princesa soberana de los Países Bajos meridionales. Las escenas fueron concebidas por Rubens a modo de desfiles triunfales, simulando ser telas colgadas de arquitecturas barrocas, que provocaban una efectista duda entre realidad e imagen artística.
En un carro triunfal vemos a una mujer que representa a la Iglesia. Con ambas manos sostiene la custodia en la que la Hostia eucarística era transportada en las procesiones y expuesta ante los fieles. Detrás de ella hay un ángel a punto de colocarle la mitra papal, y delante, sobre el caballo blanco, otro que porta un dosel o canopeo con unas llaves de oro y plata, símbolos del pontificado. Un tercer ángel lleva la palma y la corona de laurel que simbolizan la victoria. Las ruedas del carro, con incrustaciones de piedras preciosas, arrollan a tres figuras (una apenas visible), acción que representa el triunfo de la Iglesia sobre el mal. Los dos personajes que caminan junto al carro -uno de ellos, atado con cuerdas, lleva los ojos vendados; el otro tiene orejas de burro- representan la Ceguera y la Ignorancia. Les sigue una mujer llevando la luz que ellos no ven. En la parte inferior se representa el perenne triunfo y gobierno de la Iglesia sobre el mundo: el globo terráqueo rodeado por la serpiente que se muerde la cola simboliza la eternidad, la pala del timón el gobierno y la palma la victoria (Texto extractado de Vergara, A.; Preciado, J. J.: Rubens. Guía de la exposición,
Danza de aldeanos
El desembarco de María de Médicis
La Rubenshuis 

Era la casa-taller de Peter Paul Rubens durante sus últimos 29 años de vida, situada en la plaza Wapper en Amberes, Bélgica siendo un museo sobre el pintor en la actualidad.


Fachada del taller
Un año después de su boda con Isabella Brant en 1609, Rubens comienza la reconstrucción de la casa basándose en sus conocimientos de arquitectura copiando el estilo de las villas italianas que había visto en su estancia en Italia (1600 — 1608). Diseña el edificio basándose en los palacios renacentistas de Génova. Los diseños incluyen la casa privada, el taller y un pórtico barroco que une las dos partes del edificio. El pórtico da paso a un jardín que estaba diseñado por él con plantas exóticas de sus viajes en el que destaca un pabellón.
Jardín con el pabellón al fondo
Pórtico barroco que separa el jardín del patio
En 1630, cuatro años después de la muerte de su primera mujer, contrajo matrimonio con Hélène Fourment, hija de un acaudalado comerciante de sedas y tapices, Daniël Fourment, con el que Rubens tenía gran amistad, y de la hermana de Isabella Brant, Clara, siendo por tanto sobrina política suya. 
La pareja se llevaba treinta y siete años de diferencia, puesto que ella tenía dieciséis y él ya cincuenta y tres. Tuvo con ella cinco hijos.
Fachada del edificio dedicado al taller.
Pabellón del jardín.
La casa tras el fallecimiento del artista
Tras la muerte del pintor, el palacio fue habitado durante cinco años por su viuda, Helena Fourment. Después fue arrendado a Sir William Cavendish, confidente del rey Carlos I de Inglaterra, quien estableció allí una academia de equitación española. En 1660, los herederos de Rubens vendieron la casa. 

Exterior de la la casa desde la plaza
Fue luego ocupada por diversos propietarios. Desde la segunda mitad del siglo XVIII, pasó por diversas alteraciones y modificaciones, y posteriormente cayó en el olvido. Ya durante el siglo XIX, hubo una creciente conciencia de que la residencia debiera ser rehabilitada como monumento. El 1 de agosto de 1937 el municipio decidió expropiar la casa, que se encontraba en estado de ruina. El 21 de julio de 1946, tras la remodelación, la casa fue de nuevo abierta al público.

De la época original, se conservan sólo el pabellón del jardín y el pórtico barroco. El resto se ha reconstruido siguiendo bocetos y dibujos.

El Rubenianum, un centro dedicado al estudio de Rubens, se ubica en un edificio en el jardín.

viernes, 30 de mayo de 2014

La Paz de Augsburgo - Paz de Westfalia

La Paz de Augsburgo 
También llamada "Paz de las religiones", fue un tratado firmado por Fernando, hermano y representante del emperador Carlos V y las fuerzas de la Liga de Esmalcalda el 25 de septiembre de 1555 en la ciudad de Augsburgo en Alemania, por el cual se resolvía el conflicto religioso de las reformas protestantes.

El acuerdo divide el Imperio de Carlos V en dos confesiones cristianas (luterana y católica) y otorgaba a los príncipes alemanes la capacidad de elegir la confesión a practicar en sus Estados (de entre las mencionadas, cualquier otra, como el calvinismo, estaba prohibida).



Los súbditos del mencionado príncipe estaban obligados a profesar la religión que éste eligiera, pero tenían la alternativa de emigrar a otro. Esta paz llegó pese a la victoria de Carlos V en la batalla de Mühlberg de 1547, pero no se consiguió acabar con el problema. También se establece el principio del reservatum ecclesiasticum según el cual si un príncipe que ocupaba un cargo eclesiástico católico se pasaba al luteranismo, no podía apropiarse los bienes del obispado o abadía y hacerlos hereditarios para la propia familia. El paso de la propiedad de beneficios y terrenos eclesiásticos al patrimonio personal del obispo o abad que se adhiriera al luteranismo era llamada "secularización" y fueron reconocidas como tales sólo las anteriores a 1552, mientras que los obispados y los bienes católicos secularizados después de 1552 debieron ser restituidos. Tal cláusula fue muy controvertida y considerada inaceptable por los príncipes luteranos, así que no fue votada en la Dieta, pero fue agregada con una deliberación del Emperador. El estatus ambiguo de esta cláusula fue una de las causas de la Guerra de los Treinta Años. La firma de la Paz de Augsburgo (1555) establecía que los príncipes protestantes eran libres de elegir su religión.


Portada de la edición impresa de los artículos del tratado, Maguncia 1955.
Los decretos del Concilio de Trento cobraron validez para Italia, Portugal, Polonia y los príncipes católicos de Alemania con la sesión de 1566 de la Dieta de Augsburgo (la política regalista de Francia (Rey Cristianísimo) y España (Monarquía Católica) hacía que fueran sus reyes quienes determinaran su entrada en vigor). 

Paz de Westfalia
El término de Paz de Westfalia se refiere a los dos tratados de paz de Osnabrück y Münster, firmados el 15 de mayo y 24 de octubre de 1648, respectivamente, este último en la Sala de la Paz del Ayuntamiento de Münster, en la región histórica de Westfalia, por los cuales finalizó la Guerra de los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. En estos tratados participaron el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico (Fernando III de Habsburgo), los Reinos de España, Francia y Suecia, las Provincias Unidas y sus respectivos aliados entre los príncipes del Sacro Imperio Romano-Germánico.


Firma del Tratado de Münster
La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo orden en Europa central basado en el concepto de soberanía nacional. Varios historiadores asignan una importancia capital a este acto, pues en Westfalia se estableció el principio de que la integridad territorial es el fundamento de la existencia de los Estados, frente a la concepción feudal de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por esta razón, marcó el nacimiento del Estado nación.



Un mapa simplificado de Europa después de la Paz de Westfalia en 1648 (incluye algunas fronteras derivadas de la Paz de los Pirineos de 1659).
Hasta la instauración de la Confederación del Rin en 1806, las reglas de Westfalia pasaron a formar parte de las leyes constitucionales del Sacro Imperio Romano. Las garantías del Tratado fueron asumidas por los países fronterizos con el Sacro Imperio: Francia y Suecia. Sin su autorización no podía cambiarse ninguna disposición. Así, los alemanes, que vivían en más de 300 Estados independientes, sólo podían fusionarse con otro Estado si contaban con la aprobación de Suecia y Francia.

Una octavilla de la Paz de Westfalia de 1648.
Donauwörth



(En español áurico, Donaverte) es una ciudad en la región administrativa de Suabia del Estado libre de Baviera, en Alemania.



Junto a Nördlingen, Donauwörth es una de las dos capitales del distrito Danubio-Ries. Está situada en el río Danubio. Es llamada «Perla del Danubio bávaro» y forma parte del circuito turístico denominado «El Camino Romántico» o «La Senda Romántica» (Romantische Straße).



Es la vía comercial entre Nuremberg y Augsburgo que pasó antiguamente por Donauwörth. Las lujosas casas hacen recordar la importancia que tuvo la ciudad en tiempos pasados.


Monasterio de la Sta Cruz – Iglesia barroca XVIII
Münster en Westfalia 
Es una ciudad de Renania del Norte-Westfalia, Alemania. La ciudad tiene 293.000 habitantes (20121 ) y es la sede del distrito administrativo del mismo nombre. Münster está entre Dortmund y Osnabrück en el centro del Münsterland. Desde 1915 Münster tiene el status de una gran ciudad. Hoy en día Münster tiene aproximadamente 45.000 estudiantes (2010/20112 ) es una de las ciudades estudiantiles más grandes con varias universidades.


Münster es la sede de un obispo católico. En 799, el Papa León III fundó el obispado de Münster, así como las diócesis de Osnabrück, Minden y Paderborn. Actualmente, el obispo de Münster es Felix Genn.
En Alemania, Münster es conocida como la ciudad de las bicicletas y por su centro histórico, el cual fue restaurado poco a poco.

Iglesia de St. Lamberto
El ayuntamiento
El Palacio Erbdrostenhof, donde nació la Beata Madre María del Divino Corazón, condesa Droste zu Vischering.

La Catedral