La Guerra italiana de 1521–1526, también conocida como la Guerra de los Cuatro Años, forma parte de las Guerras italianas. El conflicto se desarrolló entre 1521 y 1526 y en ella lucharon Francisco I de Francia y la República de Venecia contra el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos V, Enrique VIII de Inglaterra y los Estados Pontificios. Entre las causas del conflicto están la elección en 1519–1520 de Carlos I como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y la necesidad del papa León X de aliarse con Carlos para combatir a Martín Lutero.
Uno de los Tapices de Pavía de Bernard van Orley (c. 1531). |
La Guerra de la Liga de Cognac (1526–1530) se libró entre los dominios Habsburgos de Carlos V —principalmente España y el Sacro Imperio Romano Germánico— y la Liga de Cognac, una alianza que incluía Francia, el Papa Clemente VII, la República de Venecia, Inglaterra, el Ducado de Milán y Florencia.
Clemente VII tras la victoria del emperador Carlos V en Italia sobre los franceses en la Guerra italiana de 1521-1526, trabajó para formar, en mayo de 1526, una liga antiimperial, la Liga de Cognac, con el fin de restaurar el equilibrio de poder en Italia contrarrestando el poder del emperador. La Liga de Cognac estuvo formada por el papado, Venecia, Florencia, Milán, y el rey francés, quien denunció el tratado de Madrid de 1526. Enrique VIII de Inglaterra, frustrado en su deseo de tener un tratado firmado en Inglaterra, rechazó unirse
Movimientos iniciales (1526)Los Pazzi eran una familia de nobles toscanos que se habían hecho banqueros en Florencia en el siglo xiv. Andrea de'Pazzi fue también el promotor de la Sala capitular de Brunelleschi para la comunidad franciscana en la iglesia de Santa Croce de Florencia, a menudo conocida como la Capilla Pazzi.
La familia provenía del Pazzo ("el loco"), uno de los primeros soldados que treparon por las murallas en el sitio de Jerusalén (1099) durante la Primera cruzada, que se llevó consigo al volver a Florencia una piedra de la Basílica del Santo Sepulcro.
La guerra se hizo inminente y un mes después de constituirse, las tropas de la Liga entraban en Lodi. Pero las tropas imperiales marcharon hacia Lombardía y pronto forzaron al duque de Milán a capitular y a abandonar Milán en julio de 1526. Mientras tanto, la familia Colonna, con ayuda del virrey de Nápoles, organizó un ataque en Roma, derrotando a las fuerzas papales y tomando brevemente el control de la ciudad, saqueando el palacio papal y algunas casas de cardenales.
Saqueo de Roma (1527)
Las vacilaciones del papa inutilizaron el progreso de la Liga, ya que el cauteloso ejército papal y veneciano esperaba a las tropas francesas, lo que permitió nuevos refuerzos imperiales, aunque Francisco I logró atraer a Enrique VIII de Inglaterra en el Tratado de Westminster en abril de 1527.
Territorios controlados por Carlos I en 1519. Debido a la concentración de territorios en manos de Carlos I, Francia pasa a estar en una posición geopolítica complicada. |
El Castillo de Sant'Angelo: el último refugio
Resulta cuanto menos curioso que el Monarca que pasó a la posteridad por ser uno de los grandes defensores de la fe católica frente al protestantismo lo hiciera también porque sus tropas saquearon brutalmente la ciudad de Roma en el mes de mayo de 1527 obligando al Papa a huir para salvar su vida. Retomando el grito lanzado por Julio II contra los franceses de «¡fuera los bárbaros!», el Papa Clemente VII lo jaleó contra los españoles cuando éstos extendieron sus tentáculos imperiales por toda Italia. No en vano, su hostilidad hacia Carlos I de España y V de Alemania saldría muy cara a Clemente VII, quien presenció en primera persona como la Guardia Suiza alimentó parte de su leyenda a las puertas del Castillo de Sant'Angelo (el antiguo Mausoleo de Adriano) sacrificando sus vidas para salvar al pontífice de una horda de mercenarios luteranos.
El Castillo de Sant'Angelo |
Cuando dio comienzo el saqueo, Clemente VII se encontraba orando en su capilla y apenas tuvo tiempo de ser evacuado antes de que los saqueadores alcanzaran la Basílica de San Pedro. La mayoría de soldados de la Guardia Suiza fueron masacrados por las tropas imperiales en las escalinatas de la Basílica de San Pedro. Así, el sacrificio de 147 de los 189 componentes de la Guardia aseguró que Clemente VII escapara con vida aquel día, a través del Passetto, un corredor secreto que todavía une la Ciudad del Vaticano al Castillo Sant'Angelo. Cubierto de un manto morado para evitar ser reconocido por el característico hábito blanco de los sucesores de San Pedro, Clemente VII permaneció un mes recluido en el castillo junto a 3.000 personas de toda clase y condición que llegaron huyendo de un ejército que estaba completamente fuera de control.
Del saqueo de Roma, de Francisco Javier Amérigo y Aparici. 1887. (Museo del Prado, Madrid). Francisco Javier Amérigo y Aparici (Valencia, 1842 - Madrid, 1912) fue un pintor español. |
Paz de Cambrai (1529)
La paz ahora era buscada por ambos bandos, Carlos V, con problemas financieros, la extensión de la Reforma en Alemania y la amenaza turca sobre Hungría y Austria, pactó el 29 junio de 1529 el tratado de Barcelona sacando al papa de la liga de Cognac, comprometiendo la restauración de Sforza en Milán y Médici en Florencia, restitución de Rávena, Cervia, Módena y Reggio al Papa, así como la investidura del reino de Napóles y la coronación imperial de Carlos.
Luisa de Saboya (en francés Louise de Savoie, Pont-d'Ain, Francia, 11 de septiembre de 1476 - Grez-sur-Loing, Francia, 22 de septiembre de 1531), regente de Francia y madre de Francisco I de Francia. |
Después de la derrota de sus ejércitos, Francisco I buscó la paz con Carlos V. Las negociaciones comenzaron en julio de 1529 en la ciudad fronteriza de Cambrai; fueron llevadas principalmente entre la madre de Francisco, Luisa de Saboya, por los franceses y su cuñada, Margarita de Austria por su sobrino el Emperador (conociéndose como la Paix des Dames). La paz con Francia llegó el 3 de agosto de 1529 en Cambrai. Los términos finales reflejaban en gran parte los del tratado de Madrid de hacía tres años; Francisco I renunciaba a sus derechos sobre Artois, Flandes y Tournai, y fue obligado a pagar un rescate de dos millones de escudos de oro para que fueran liberados sus hijos. Francisco I también renunciaba a sus reclamaciones en Italia y abandonaba a sus aliados italianos: Venecia, Florencia, Alfonso de Este y Francisco Sforza.