martes, 29 de noviembre de 2022

XII - Navarra Barroca - Cascante - Iglesia de la Victoria de Cascante - Basílica de Nuestra Señora del Romero de Cascante

XI - Navarra Barroca - Caparroso - Iglesia parroquial de Santa Fe - Basílica-ermita de la Virgen del Soto - LA IGLESIA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN" Briones - IGLESIA DE SANTA MARÍA DE VIANA - El foco tudelano - Los Gurrea, una saga de artistas, pincha aqui

Cascante

Cascante es un municipio y pueblo español de la Comunidad Foral de Navarra, situada en la Ribera de Navarra, en la Merindad de Tudela y a 104 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2017 es de 3780 habitantes (INE).


Contaba ya en 1802 con molinos, fábricas, manantiales y desde 1850 con escuela y maestro. En 1920 Cascante tenía ya trujales, bodegas, graneros y un puesto de la Guardia Civil de Caballería. Cascante tuvo centros hospitalarios desde tiempos remotos pero el más conocido fue el Hospital de San Roque atendido desde 1916 por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

Iglesia de la Victoria de Cascante 

Una de las joyas del patrimonio arquitectónico de Cascante es la iglesia del convento de mínimos de Nuestra Señora de la Victoria


La actual parroquia de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante fue en origen la iglesia del convento que la Orden de los Mínimos edificó tras su llegada a la localidad en 1586, constituyéndose en la única fundación que estos frailes franciscanos realizaron en Navarra. Las diferentes capillas que se abren a ambos lados de la única nave del templo fueron adquiridas en patronato por distintos miembros de la villa, desde altos eclesiásticos, nobles, como los López de Ribaforada o Miguel Cruzat, prior de la orden de San Juan de Jerusalén, a cofradías, con una finalidad funeraria, como lugar privilegiado y único de enterramiento para sí y sus familiares, quedando sus dueños obligados a dotarlas de todo lo necesario para el buen desarrollo del culto divino.

Una de las capillas más excepcionales que encontramos en esta iglesia, tanto por la consideración del personaje que la fundó como por la valía artística de la misma, es la ubicada en el lado del Evangelio junto a la capilla mayor. Fue adquirida por un hijo de la ciudad, Luis Cervantes Enríquez de Navarra, prior de Berlanga de Duero (Soria) y abad de Larza, perteneciente a uno de los linajes más sobresalientes de la nobleza navarra. De acuerdo con el condicionado presentado el 6 de mayo de 1593, el eclesiástico construyó la referida capilla bajo la advocación de San Luis, su santo patrono, quedando obligado a dotarla de altar, retablo, reja, frontal, además de los objetos necesarios para el servicio del culto divino, como cálices y casullas, dejando a su voluntad el ornato y la colocación de sus escudos en la misma.

Emblema heráldico de Luis Cervantes Enríquez de Navarra en la capilla de la Asunción (Foto: M.J. Tarifa)
En el espacio del muro comprendido entre el arco de entrada a la capilla y la plementería de la bóveda se dispuso una decoración pictórica de carácter heráldico, junto con dos escudos esculpidos en yeso que delimitan una inscripción, elementos todos ellos que aluden al patronato de la misma, donde se refieren los nombres de los padres del fundador, Alonso Gómez de Cervantes, militar al servicio de Carlos V, e Isabel Enríquez de Navarra. Blasones que nuevamente fueron esculpidos en el interior de la estancia en la parte superior de los muros, entre una cornisa moldurada que recorre todo el perímetro.

Para presidir la capilla, Luis Cervantes encargó a finales del siglo XVI un retablo dedicado a la Asunción de María, titularidad con la que se conoce la dependencia desde los siglos del Barroco, una de las obras de mayor calidad con las que cuenta la iglesia. La tabla principal representa la Asunción y Coronación de la Virgen, a cuyos pies se arrodilla el propio patrono junto a un libro con las armas de Navarra, entre otros personajes, como San Francisco de Paula, con el charitas franciscano, fundador de la orden religiosa de los Mínimos a la que perteneció este convento y el monarca francés Luis XI, reconocible por su escudo de tres lises en fondo azul y bajo cuya advocación instituyó Cervantes la capilla.

Retablo de la Asunción y Coronación de la Virgen
Detalle de la tabla central con San Luis de Francia, Luis Cervantes Enríquez de Navarra y San Francisco de Paula
(Foto: M.J. Tarifa)

El blasón, similar al escudo central que campea sobre la decoración pictórica colocada sobre el arco de entrada a la capilla, corresponde a los Enríquez de Navarra: cuartelado, primero y cuarto de gules, con las cadenas de oro de Navarra; y segundo y tercero de azur, con un león rampante coronado, de gules. En la parte central del escudo e colocan tres escusones: en el flanco derecho, de azur, el castillo de oro; en el centro, de sinople, dos ciervas; y en el flanco izquierdo, de azur, una banda de gules con dos cotizas de oro, acompañada de dos crecientes de oro, y bordura con ocho sotueres de oro. Son las armas de los Rivadeneira, de los Cervantes y de los Amézcoa, los antecedentes familiares del prior de Berlanga.

Detalle de la casulla con escudo de Luis Cervantes Enríquez de Navarra
(Foto: M.J. Tarifa)

En el lateral derecho de la nave la iglesia contó en origen con otra capilla situada a los pies del templo, en el lateral de la Epístola y bajo el espacio del coro, construido en alto a principios del siglo XVII, de la que nada sabíamos hasta el momento. El hallazgo de datos documentales inéditos localizados en diferentes archivos navarros nos permiten aportar información referente a su primitivo patronato, advocación y retablo con el que fue dotada la estancia.

La referida capilla, instituida bajo la advocación de San Diego, fue adquirida el 22 de julio de 1613 por el licenciado Juan de Huici, vicario de la parroquial de Cascante, con derecho de enterramiento para sí y sus familiares y “poner tumulo y blasones y adornarla con las insignias que le pareciere poniendo en ella si le pareciere otro retablo del que al presente tiene de qualquier inbocacion de santo o santos que le pareciere y rexa o rexado y hacer sepulturas y enterramiento a toda su espontanea y libre voluntad”. Además de la asignación entregada a los frailes por el uso y propiedad de la dependencia, 103 robos y medio de trigo, 10 ducados y un censo sobre una parcela, el vicario también se comprometió a dotar esta estancia con un retablo dedicado a San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San José.

Retablo de San Juan Bautista. 1615. Atribuido a Juan de Lumbier
Iglesia del convento de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante 
Foto: R. Lapuente
La arquitectura del retablo es acorde al estilo clasicista imperante a principios del siglo XVII, formada por una predela sobre la que asienta un solo cuerpo articulado en tres calles separadas por columnas de fuste estriado y capitel jónico, cuyas cajas rectangulares culminan con frontón, triangular los laterales y curvo el central. Sobre el friso de separación dos frontones curvos rematan las calles laterales, jalonados por pináculos en los extremos. Culmina el ático formado por un cuerpo central articulado igualmente por columnas jónicas que se unen al inferior por aletones, rematado por frontón partido.

Retablo mayor. Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria de Cascante
Juan de Gurrea (Padre) lo financia el ayuntamiento 1615

Fotografía del retablo mayor anterior a la década de 1990 en que se intervino en el retablo
"Llama la atención los candelabros"

Santísima Trinidad

San José siempre se representa con una vara floreada en la mano porque, según la tradición, alguien se burló de él al descubrir que María estaba embarazada pero no de él, y lo desafió: si realmente hubiera sido un ángel, su vara debería haber florecido. Y así sucedió.
El mundo barroco, tan dado  a la paradoja, gustó de esta fuerte contradicción que unía al Niño Jesús (y la expresión más dulce de la ingenuidad y la tierna belleza de la infancia) con la Pasión y muerte.
El gallo, la columna, la escalera, etc.

Nuestra Señora de la Victoria
Contemporáneas a la arquitectura del retablo son las esculturas que ocupan la calle central. Por un lado la talla de la titular, la Virgen de Nuestra Señora de la Victoria, con policromía del siglo XVIII.

Basílica de Nuestra Señora del Romero de Cascante

La Iglesia de Nuestra Señora del Romero está edificada en la zona más alta de Cascante, con la que enlaza a través de una galería porticada hecha en ladrillo, de estilo barroco, con treinta y nueve arcos de medio punto sobre pilares para proteger a los visitantes.


El templo se edificó a finales del s. XVII (1684-1693) en estilo barroco, en el lugar de otro más antiguo, destruido por un incendio, del que se aprovecharon otros elementos.

Posee planta de tres naves con capillas entre los contrafuertes, crucero y transepto, capilla mayor muy profunda y camarín adosado a la cabecera en comunicación con una sacristía adosada al presbiterio por el lado del evangelio.

Del edificio viejo se conserva la Capilla Gótica dedicada a San Marcos Evangelista, adosada al presbiterio por el lado de la epístola.

En esta capilla se conserva su retablo original gótico, (primera mitad del s. XVI) que fue contratado por Mosén Marco Miguel Garcés, canónigo de Tarazona, con el notable pintor Pedro Díaz de Oviedo.


Talla de Nuestra Señora del Romero, Cascante (Mª Angeles 🙂 / Flickr

En el interior de la iglesia destaca la rica ornamentación de yeserias barrocas (s. XVII) en el presbiterio y crucero. El retablo mayor, barroco (c. 1700) tiene banco, un cuerpo de tres calles y ático con profusión de motivos vegetales en su mazonería. En el banco hay relieves de la Asunción y Purificación de nuestra señora.

En el  primer piso del cuerpo principal del retablo aparecen pintados con su nimbo dorado las imágenes de San Juan Evangelista, San Juan Bautista, Santiago El Mayor y San Andrés
En el segundo piso del cuerpo principal aparece representada en 4 tablas la vida del Santo Marcos, el Evangelista
Finalmente en el ático vemos la tabla del Calvario, en donde la virgen dolorosa envuelta en ropajes de acusados pliegues y un San Juan aureolado se nos muestran en actitud orante.
Entre los diferentes retablos de los s. XVII y XVIII con que se decoran las capillas laterales cabe destacar el retablo de Santa Catalina de Alejandría (primera mitad del s. XVII), situado en la última capilla del lado del evangelio.


lunes, 28 de noviembre de 2022

XI - Navarra Barroca - Caparroso - Iglesia parroquial de Santa Fe - Basílica-ermita de la Virgen del Soto - LA IGLESIA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN" Briones - IGLESIA DE SANTA MARÍA DE VIANA - El foco tudelano - Los Gurrea, una saga de artistas

X - Navarra Barroca - La plaza nueva de Tudela (un modelo de urbanismo del siglo XVII) - Retablos e Imaginería - Roncal - Iglesia de San Esteban (XVI) - Retablo de Garde - La momia sin nombre de Roncal, pincha aqui

Los Bazcardo

Juan Bazcardo (1584 - 1653) fue un destacado escultor español renacentista nacido en Caparroso (Navarra) cuya obra está dispersa por Navarra, La Rioja, Álava y Guipúzcoa.

  • Hijo del pintor Martín Bazcardo
  • Se casó con una de las hijas de Pedro González de San Pedro
  • A la muerte de su suegro se hizo cargo del taller (1608)


El retablo mayor. Iglesia de Santa María de los Reyes. Laguardia

Su estilo personal experimenta una gran evolución debido a la época en la que vivió, recibiendo influencias de otros artistas de primer orden, como Gregorio Fernández, con cuyas obras debió de estar en contacto directo. El principal cambio de que fue testigo fue el tránsito del Renacimiento al Barroco, y más concretamente del manierismo romanista al barroquismo monumental.

Se cree que pudo aprender el romanismo en que se desenvolvió durante largos años con Diego Jiménez I de Viana y que lo consolidó con Pedro González de San Pedro, fundador del taller de Cabredo, colaborador predilecto de Juan de Anchieta, en su taller de Pamplona.

Juan Bazcardo fue más adelante suegro de Diego Jiménez II, hijo de Andrés y nieto de Diego Jiménez I, por casamiento de su hija Micaela.

El retablo manierista de la parroquia de San Miguel. MANUEL SAGÜÉS
En el II Ensanche de Pamplona se encuentra una de las obras maestras del retablismo navarro del siglo XVI: el retablo de la parroquia de San Miguel, que antes lo fue de la Catedral de Pamplona durante casi 350 años
La iglesia se inauguró el 14 de marzo de 1954. Y fue consagrada el 8 de mayo de 1959. La idea doble del obispo zapata Antonio Zapata, obispo de Pamplona, mentor y mecenas de este retablo, encomendó su traza al platero José Velázquez de Medrano en 1597. Zapata se inspiró en el retablo de El Escorial, obra de Herrera, y dio a Velázquez de Medrano unos grabados de este conjunto realizados por Pierre Perret. La ejecución fue del ensamblador Domingo de Bidarte y del escultor Pedro González de San Pedro, el mejor discípulo de Juan de Anchieta. La pintura corrió a cargo de Juan Claver.

La catedral de Santa María de Calahorra, La Rioja (España), sede de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, es un edificio básicamente gótico del siglo XV aunque mezcla diversos estilos debido al amplio proceso de construcción.



El obispo Pedro Manso de Zúñiga encargó la construcción del retablo a Pedro González de San Pedro, pero tras la muerte de este fue Juan Bazcardo quien acabó la primera fase del mismo en 1639. 

Es una réplica (en 1900 se incendió)

Puente de Caparroso. 1598

Un dibujo del puente de Caparroso que se conserva en el Archivo General de Navarra.

1600 Según los "Cuadernos de Cortes" el Virrey de Navarra estableció que Caparroso tenía derecho a cobrar cuatro maravedíes por madero  que pasase por debajo de su puente, teniendo para ello en cuenta los daños que causaban en él, el paso de las almadías.

La Almadía es una balsa creada únicamente con elementos naturales. La Almadía se suele componer por troncos de misma longitud amarrados entre sí por “cuerdas caseras” creadas a base de avellanos, mimbre u otros elementos naturales de similares características, con remos en proa y popa.
Debemos remontarnos hasta mediados del siglo XVIII. Es en esta época en la que los Navarros empezaron a surcar los ríos en Almadías. Las Almadías surcaron las aguas de los ríos de los valles pirenaicos navarros de Roncal, Salazar y Aezcoa.
La principal fuente de ingresos de estos valles era la explotación forestal, pero no era una tarea sencilla ya que las condiciones del terreno no permitía transportar los troncos hacia lugares mejor conectados, así que decidieron tomar el rio como medio de transporte.
Caparroso es una villa y municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Olite, en la comarca de la Ribera Arga-Aragón y a 56 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2019 era de 2766 habitantes.

Iglesia parroquial de Santa Fe (s. XVI - XVII)

Caparroso, la iglesia parroquial de la Santa Fe y El Cristo al fondo

Se comenzó a construir en el siglo XVI por la necesidad de edificar una iglesia parroquial de mayores dimensiones que la anterior y que estuviese en un enclave céntrico del casco urbano, apodándola durante un tiempo 'la baja' para diferenciarla de 'la alta' que era ''El Cristo''. Actualmente y debido al cambio urbanístico del municipio, la iglesia parroquial ha quedado alejada del casco urbano.


El edificio es de planta de cruz latina de única nave con transepto destacado en planta, cubierta con bóvedas nervadas, finalizando en un ábside de testero recto (altar mayor), donde se sitúa el retablo mayor de Santa Fe, de estilo barroco. Los paramentos exteriores de la iglesia los forman una base de sillería y el resto en ladrillo. La torre - campanario, formada por dos cuerpos (uno de planta cuadrada y el remate octogonal), construida también en ladrillo, dataría del siglo XVII. Como añadidos posteriores cabe señalar la capilla del Rosario, situada en el lado del evangelio, que se cubre con una cúpula elíptica y sus muros están decorados con yeserías, data del siglo XVIII.

Retablo mayor de Santa Fe

Las partes más destacadas de la iglesia son los retablos barrocos (el altar mayor de Santa Fe, el altar de San Francisco Javier, el altar de San José y el de la virgen del Rosario), así como la sillería del coro.

Basílica-ermita de la Virgen del Soto (s. XVIII)


Situada aproximadamente a 1,7 km de distancia del casco urbano, en el cruce de la N - 121 con la NA - 128 en dirección Marcilla. 
En el retablo mayor de la Ermita de la Virgen del Soto en Caparroso existe un camarín que aloja la talla de la Virgen del Soto, de tamaño algo menor que el natural.

Es una magnífica escultura de comienzos del siglo XVII, todavía de concepción romanista, sobre todo por su compacto bloque y abundantes telas de plásticos pliegues lanosos y curvos así como por los tipos físicos de María y el Niño Jesús. Éste, con la típica anatomía robusta, a pesar de su cuerpo infantil, y componiendo un esquema de claro abolengo miguelangelesco y manierista en la caída de la cabeza y del brazo.

El esquema está basado en la Virgen de Aoiz, obra de Juan de Anchieta, pero presenta la originalidad del Niño dormido, rasgo más de acuerdo con el naturalismo del siglo XVII. Por todos estos motivos, cabe considerar a esta escultura como una de las obras más inspiradas de Juan Bazcardo, cuya autoría es indudable.

La basílica, finalizada en 1759 presenta planta de cruz latina, con transepto destacado en planta, en cuya encrucijada se levanta una gran cúpula, y cabecera con remate de testero recto. En el interior tanto muros como cubiertas de bóveda de arista y cúpula central, se decoran con pinturas de temática religiosa. Los paramentos exteriores están realizados con un basamento de piedra y el resto en ladrillo. Destaca el retablo situado tras el altar mayor donde se dispone la talla barroca de la Virgen del Soto, de gran devoción entre caparrosinos y vecinos de municipios colindantes.


La ermita fue parcialmente restaurada entre 2007 y 2009, coincidiendo con el 250º aniversario de la inauguración. Está situada en un parque de chopos y plataneros, con zonas verdes que le confieren una belleza particular al conjunto. Cada 25 de abril ahí se celebra San Marcos, festividad en la que el Ayuntamiento de Caparroso reparte pan y queso entre los asistentes.

LA IGLESIA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN" Briones "La Rioja"
Edificio construido en  sillería, en planta de salón (tres naves a igual altura, divididas en cinco tramos) con un interior que guarda un verdadero tesoro artístico con muestras de todos los estilos. 

Tiene cabecera ochavada e tres paños, cubierta con crucerías estrelladas de distinto trazado que configuran arcos apuntados apoyados en pilares cilíndricos fasciculados con base octogonal y capiteles decorados con motivos vegetales. 

El conjunto principal es de estilo Reyes Católicos y Renacimiento, del siglo XVI. Se sabe documentalmente que la cabecera está levantada para 1521 fecha a partir de la cual Miguel de Ezquioga tomó a su cargo la realización de los primeros tramos hasta 1536, ya que desde 1546 se vincula la obra a Juan Martínez de Mutio para edificar los dos últimos tramos, incluyendo coro, escalera y portada.


El retablo mayor de la iglesia de Briones constituye no sólo la obra clasicista mas monumental de toda La Rioja, sino también el ejemplar mas significativo de cuantos alumbró el Taller de Cabredo durante el siglo XVII. Esta organizado en banco, tres cueros de cinco calles con sus correspondientes zócalos y ático. La traza es de Hernando de Murillo (padre) de 1626. A su muerte fue terminado por su hijo Hernando de Murillo, ayudado por Juan Bazcardo y Diego Jiménez. Fue finalizado en 1650.

Retablos Salomónicos

IGLESIA DE SANTA MARÍA DE VIANA
1663-1967. Se construye la arquitectura.
1670-1674. Esculturas por Bernardo de Elcaraeta y ayudantes


César Borgia murió durante una emboscada a traición, en Viana, el 12 de marzo de 1507. Allí tres hombres de Luis de Beaumont, II conde de Lerín, le preparan una emboscada, Garcés de Ágreda, Pedro de Allo y un tercer hombre desconocido, y es asesinado. El conde de Lerín, como buen caballero, hace duelo y permite enterrar el cadáver en la Iglesia de Santa María. 
César Borgia (Roma, 13 de septiembre de 1475-Viana, 12 de marzo de 1507), de nombre original español César de Borja, fue un noble, político y condotiero italiano de origen valenciano, que sirvió como capitán general de los ejércitos papales entre 1497 y 1503, al servicio de su padre y sumo pontífice de la Iglesia católica Alejandro VI.


El excepcional altar mayor de estilo barroco (finales siglo XVII) representa a la Virgen de la Asunción rodeada por los doce apóstoles. Sobresale su excelente decoración y está coronado por el jarrón con azucenas (símbolo parroquial) y dos águilas. El tabernáculo-expositor es de estilo neoclásico, con imágenes de ángeles arrodillados adorando al Cordero Místico.
La Virgen de la Asunción ocupa el centro del cuerpo, es una elegante figura casi exenta, posada sobre la bola del mundo, sostenida por ángeles, de aspecto joven y esbelto; otros angelillos entre nubes la rodean completamente a modo de corona sosteniéndole el movido y anguloso manto.
 
En la Sala Capitular se guarda un bello crucificado hispano-flamenco. En la capilla de San Juan del Ramo se exhiben obras de Luis Paret, pintor español del Rococó.
Andrés de Larrea y Bernardo de Elearacta, el antiguo de San Juan del Ramo; y este último artista y Martín de Oronoz, el retablo mayor y el de San José. El mayor es de los más lujosos de Navarra, en su estilo barroco, por sus dimensiones, imaginería y decoración. De finales de dicho siglo es el de Santa Lucía, obra de Juan Bautista de Suso.


El retablo en su conjunto está considerado como uno de los más lujosos de Navarra en su estilo, y referente a él escribe María Elena Gómez Moreno  «A finales del siglo aparece en la ribera de Navarra un grupo de retablos suntuosísimos, con columnas y estrías quebradas y todo relleno de ovas, palmetas, volutas y otros temas sin nada figurativo; la parte escultórica consiste en relieves y estatuas, que siguen la tradición manierista con cierta penetración del influjo castellano. Las obras más notables del grupo son los Retablos de Viana y Los Arcos».
María Concepción García Gaínza ha calificado estos dos retablos de «obras realmente excepcionales del primer barroco navarro» y el vianés «de más calidad desde el punto de vista escultórico» y la obra maestra de Elcaraeta.

Cartela o tarjeta es el adorno a modo de orla que en un edificio, una escultura o una pintura se destina a enmarcar o contener una inscripción o un emblema. También se llama cartela en arquitectura a la ménsula o saliente que soporta un cuerpo.
En época manierista la cartela adoptó formas retorcidas y recortadas en sus márgenes.​ En el periodo barroco la cartela adopta formas muy variadas, a modo de marco de ornamentación recargada y puede llevar extensas inscripciones descriptivas.
El foco tudelano
La combinación de un retablo salomónico y pinturas sobre lienzo fue algo muy propio de los talleres tudelanos de la segunda mitad del siglo XVII, que se hizo posible gracias a la calidad de sus retablistas y a la presencia en la ciudad del pintor Vicente Berdusán, hasta su muerte, acaecida en 1697. Entre los conjuntos podemos citar los retablos de la capilla del Espíritu Santo de la catedral de Tudela, el mayor de Funes o el principal de la parroquia del Rosario de Corella. A este mismo modelo responde el retablo mayor de la Virgen del Yugo.

El retablo mayor de la Capilla del Santo Espíritu, de la Catedral de Tudela, se realizó hacia 1659
Los Gurrea, una saga de artistas
Juan Gurrea
Su hijo: Francisco Gurrea (1613-1668)
Francisco Gurrea Garcia (15653-1709) ---- Francisca= Sebastián de Sola y Calahorra (+1686)

Francisco Gurrea, destacado retablista
Hijo y nieto de maestros establecidos en Tudela, emparentados con el pintor Vicente Berdusán, Francisco Gurrea García nació en la capital de la Ribera en 1653 y murió en diciembre de 1709 en la misma ciudad. Al igual que otros artífices hispanos del Antiguo Régimen, se formó en el taller familiar que pasaron de padres a hijos y a falta de varones a las hijas, en este caso con la cautela de casarlas con los mejores oficiales. 
Emparentados también con el pintor Vicente Berdusán. El taller familiar se encontraba en la calle de Herrerías en Tudela, con una media de siete u ocho aprendices. La primera etapa de su obra abarca hasta el año de 1686, fecha del fallecimiento de su cuñado, con obras contratadas por los dos maestros. A este periodo corresponden: el retablo mayor del Rosario de Corella m(1670-1680), el mayor de Milagro (1679-1684), dos retablos para Fustiñana y el desaparecido de los franciscanos de Tafalla. A partir de 1686, tras fallecer su cuñado, comienza su trayectoria en solitario, con sus proyectos más innovadores. A este momento correponden los retablos de:
  • Las Dominicas de Tudela
  • Parroquia de San Miguel de Tudela (hoy en Monteagudo)
  • Murchante
  • Caparroso
  • Falces
  • Peralta
  • Agustinas Recoletas de Pamplona
Retablo de las Dominicas de Tudela, con pinturas de Vicente Berdusán

Al repertorio decorativo propio de la fase castiza del Barroco añadiría Gurrea en su producción personal la representación de los productos de la huerta: alcachofas, granadas, cogollos, cardo, etc..., como se puede contemplar, entre otros ejemplos, en el retablo de Dominicas de Tudela. La propia documentación denominará con los nombres de frutas y verduras a los motivos que orlan columnas y otras partes de los retablos. Para las imágenes y pintuas de estos retablos requirió a especialistas como al pintor Vicente Berdusán o el escultor Juan de Peralta.

Mención especial merece el gran lienzo (5 metros x 3,27) que representa la Fundación de la Orden Trinitaria, firmado y fechado por Carreño en 1666, obra maestra de la escuela madrileña posterior a Velázquez cuya herencia aparece innovada en sus aspectos escenográficos y alardes técnicos, suma de influencias venecianas y flamencas. Se hizo como gran cuadro de altar para el convento de Trinitarios de Pamplona. Según dice Palomino a la llegada a Pamplona del cuadro, “donde se apuran todos los primores del arte” los frailes no lo querían recibir y Carreño llamó a Vicente Berdusán, “pintor de crédito en aquella tierra”, para que lo aceptaran. Con la desamortización de 1836 el cuadro fue vendido al I Duque de Palma y pasó a formar parte de su colección del castillo de Courson hasta que 1964 fue donado al Museo de Louvre donde ahora forma parte de la sala de pintura española. Se conserva el boceto firmado por Carreño (Museo de Bellas Artes de Viena), así como su dibujo preparatorio firmado por Francisco Rizi (Galería de los Ufizzi de Florencia). Una historia artística bastante completa sobre el que se considera el cuadro de altar más importante de la escuela madrileña de la segunda mitad del siglo XVII.

El tema del cuadro es una visión milagrosa que habría ocasionado la creación de la Orden Trinitaria o de los trinitarios (oficialmente Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos). Según el relato del milagro, san Juan de Mata (1160-1213), fundador de la Orden Trinitaria, habría tenido la visión durante su primera misa, celebrada en la capilla del arzobispo de París, Maurice o Jean de Sully. En el momento de elevar la hostia para la consagración, el santo habría visto sobre el altar un ángel con los brazos cruzados y con cada una de sus manos situada sobre la cabeza de un esclavo, en un caso un cristiano y en el otro un musulmán. El ademán del ángel era como el de intercambiar los esclavos entre sí. Esta visión reveló a san Juan de Mata la misión de fundar una orden religiosa que tuviera como finalidad rescatar cautivos cristianos prisioneros de piratas berberiscos, es decir, la creación de la Orden Trinitaria.

La fundación de la Orden Trinitaria, de Juan Carreño de Miranda, 1666, Museo del Louvre, París. Dimensiones: 500 x 315 cm Pintura al óleo sobre lienzo Firmado y datado por el autor

La fundación de la Orden trinitaria, dibujo de Francisco Rizi, hacia 1664, tinta y aguada parda, toques de albayalde sobre papel verjurado cuadriculado a lápiz negro, 437 x 300 mm, Florencia, Gabinete de dibujos y grabados de la Galería Uffizi​      

X - Navarra Barroca - La plaza nueva de Tudela (un modelo de urbanismo del siglo XVII) - Retablos e Imaginería - Roncal - Iglesia de San Esteban (XVI) - Retablo de Garde - La momia sin nombre de Roncal

IX - Navarra Barroca - Ambiente artistico y cultural en la Sangüesa del Barroco - Iglesia de San Salvador (Sangüesa) - Juan de Berroeta - Palacio de Ongay-Vallesantoro - Iglesia de Santiago el Mayor de Sangüesa, pincha aqui



Tudela es un municipio y ciudad española de la Comunidad Foral de Navarra, situada a 94 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Es la cabeza del partido judicial homónimo, cabeza de la merindad homónima y el centro económico y comercial de la Ribera de Navarra. También es el segundo municipio más poblado de Navarra con una población de 37 008 habitantes (INE 2021).

Grabado de la bajada del Ángel y el volatín en Tudela de J. A. Fernández en “Libro nuevo de la hermandad”
En nuestros días, esta plaza sigue acogiendo diferentes festividades tanto devocionales como folklóricas. Así, en la mañana del Domingo de Resurrección se viene celebrando, desde el siglo XIV, la “Bajada del Ángel” un acto religioso-folklórico que escenifica el saludo del Ángel a la Virgen María comunicándole la resurrección de su Hijo.


EL NEXO ENTRE LA CIUDAD VIEJA Y LA NUEVA

La plaza de los Fueros de Tudela es el ejemplo más sobresaliente de plaza mayor barroca en Navarra

Fue levantada sobre el cauce del río Queiles por lo que fue necesario cubrir la vaguada con arcadas de piedras y extender sobre ellas el suelo de la plaza.

Fue construida entre 1687 y 1691 bajo la dirección de Domingo Ucazcal, maestro de obras tudelano. Su creación vino a suplir la necesidad de un lugar amplio en el que poder celebrar las corridas de toros y otros espectáculos cívico-religiosos de la ciudad. El modelo seguido fue el promovido en España por los Austrias de trazado regular presentando un espacio cuadrangular semicerrado, esto último propiciado por los arcos de ingreso de tres de las cinco calles que desembocan en él., De esta forma, se consiguía una plaza de estética uniforme construida a un mismo nivel muy similar a la Plaza Mayor de Madrid y la Plaza de la Corredera de Córdoba y que, a pesar de las posteriores intervenciones, sigue conservando su regularidad y geometría en sus edificios.


Tradicionalmente, las corridas de toros se desarrollaban en la "Plaza Viaje" o "Plaza de las Verduras" pero el Cabildo prohibió esta diversión al tratarse de suelo sagrado por ser el cementerio de la Parroquia de Santa María. Como solución el Regimiento decidió crear una plaza destinada a las corridas de toros y demás eventos religiosos y civiles. Para su consecución fue necesario la ruptura de la muralla convirtiendo a la nueva plaza en colector de vías y nexo de unión entre la vieja ciudad y la posterior ampliación de la capital ribera. Es más, significó un "puente de futuro" al posibilitar la expansión de la ciudad más allá de los límites de la muralla dando lugar a la ciudad moderna. Asi mismo, también  adquirió la función de "sala de estar" para los tudelanos. Centrando en el flanco oeste destaca en altura la "Casa del Reloj" o "de la Ciudad" utilizada por los antiguos regidores para ver la corrida de toros, conocida por ello como el "Balcón de Toros". Fue construida por el mismo Domingo Ucazcal.

Otro de los pasos necesarios fue la cubrición del río Queiles que discurría entre el Hospital de Gracia y las murallas de la ciudad mediante un "cañón" o arco de piedra que después se rellenaría de tierra sirviera de suelo de la misma plaza. En un primer intento, la obra fue llevada a cabo por Juan de Lezcano que la terminó en 1688, pero con motivo de una gran tormenta que originó una crecida, el reciente "cañón" quedó arruinado.

Finalmente, una nueva construcción fue adjudicada al maesro albañil José Ezquerra que cubrió no solo el rio Queiles sino también una acequia conocida como "del Vencerol" utilizando la piedra extraída del castillo de "Sancho El Fuerte"

Parroquia de Santa María de Gracia situada en Plaza Nueva (Tudela)

La fachada del Hospital de Nuestra Señora de Gracia, obra del siglo XVII fue remodelada integrándose en la plaza como uno de sus cuatro lienzos consiguiendo una estética uniforme. Más adelante en 1940 fue modificada al incorporar una serie de porches en el piso inferior para conseguir mayor amplitud.

Retablos e Imaginería

A lo largo de los siglos XVII y XVIII los templos de toda España recibieron una avalancha de retablos que llegaron a forrar sus paredes, barroquizando los interiores de las iglesias.

Una primera fase de los retablos del siglo XVII, es heredera de los retablos contrarreformistas, que tanto éxito habían tenido en la centuria anterior. Podemos denominarla fase clasicista, y se desarrolla fundamentalmente durante la primera mitad de siglo.

El retablo de Santa Teresa en los Carmelitas Descalzos de Pamplona


El retablo de Santa Teresa de los Descalzos fue realizado, junto a la escultura de su titular, a la vez que el mayor y los colaterales del templo, hacia 1670. La bellísima imagen de la santa es de tamaño natural y sigue el modelo popularizado años atrás, por Gregorio Fernández en la escultura del Carmen Calzado de Valladolid. Recoge la instantánea de la santa escribiendo bajo la inspiración del Paráclito, con el rostro extático y la mirada elevada. Viste hábito de la orden con talle alto y plegado acartonado tan característico de la escuela castellana.

Roncal


Roncal es una villa y un municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Sangüesa, en la comarca de Roncal-Salazar, en el valle de Roncal y a 90 km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2017 fue de 213 habitantes (INE)
Desde 2021 Roncal forma parte de la Asociación Los Pueblos Más Bonitos de España.

El 15 de junio de 1345 se firmó en Urzainqui el denominado Contrato de la Unión y Régimen de los Panificados. Se trata del primer documento que nos desvela la existencia de una mancomunidad.

Carlos I otorgó a los habitantes del valle del roncal el privilegio de la infanzonia e hidalguía universal así como el uso y aprovechamiento de los pastos de las Bardenas Reales y la exención de pagos de cuarteles y alcabalas en guerras con Francia.

  • Antiguo tributo que el vendedor pagaba al fisco en una compraventa, y ambos contratantes en una permuta.
  • Impuesto en general.

1607. Petición de Asiento en Cortes

En 1785 le volvió a ser denegada a los roncaleses su solicitud de asiento en Cortes en base a similares argumentos.

Iglesia de San Esteban (XVI)

De estilo gótico-renacentista, con una nave con capillas entre los contrafuertes, crucero y cabecera pentagonal bóvedas estrelladas de nervios rectos como cubiertas.

El conjuratorio es una parte de la iglesia, habitualmente de modestas dimensiones, adosado a una torre, campanario o espadaña, o de alguna manera situado en altura; y siempre provisto de un vano, sea ventana o balcón, para asomarse al exterior.
Su función era permitir al sacerdote la conjuración de las tormentas o realizar distintos rituales apotropaicosnota ​ o propiciatorios, como la bendición de los campos u otros.

Su exterior es un gran bloque macizo de sillar en el que destaca la torre que se alza sobre el último tramo. La puerta de ingreso al templo es de medio punto y se encuentra bajo un pórtico e tres tramos. Preside su interior un gran retablo ochavado en estilo barroco, el resto de retablos son de estilo barroco también y churrigueresco. La sillería del coro es barroca del siglo XVIII. Entre las piezas de platería destaca una cruz procesional en plata sobredorada de estilo tardogótico.


El retablo mayor de la parroquia de Roncal

Su autor fue Miguel de Garde, arquitecto afincado en Sangüesa, que realizó la obra entre 1666 y 1667. El retablo en su diseño resulta un tanto retardatario, dependiendo aún de los modelos tardorromanistas. Consta de banco con relieves entre dobles ménsulas de follaje, sendos cuerpos con tres calles divididas por columnas pareadas con el tercio inferior del fuste en zig-zag y el resto acanalado y el ático triple entre machones. La decoración carnosa y protobarroca se circunscribe a las hornacinas y los entablamentos.

La iconografía se compone de figuras de santos aislados, con el excepción de los relieves del banco en los que figuran las escenas de la Oración del Huerto y el Camino del Calvario.

A continuación, y conviviendo con modelos clasicistas, encontramos una fase propiamente barroca, en la que el movimiento, la exuberancia decorativa y las columnas salomónicas rompen la armonía arquitectónica del periodo anterior. Se trata de los retablos salomónicos. Las novedades que presentan estos retablos son fundamentalmente dos, la utilización de las columnas salomónicas y la incroporación de una decoración a base de cartelas cactiformes muy carnosas y pinjantes de grutos y otros motivos.

A finales de siglo corresponden las fábricas de los magníficos retablos de Garde.

El retablo principal de Garde es el primer intento de gran retablo barroco en el valle del Roncal y uno de los primeros en su tipología con cascarón y salomónicas a gran escala en toda la merindad de Sangüesa.

El autor de este retablo, Juan Baines, fue un maestro natural de Isaba, examinado en Pamplona en 1696. 

El retablo de Garde es su obra de mayor envergadura.

Presenta planta ochavada y se cierra con un suntuoso cascarón, de los primeros de este tipo realizados en Navarra. Consta de banco, cuerpo dividido en tres calles y cascarón. El alto banco presenta seis ménsulas, dos exteriores en un plano más avanzado, que se decoran con ricos follajes y busto de bicha y las cuatro interiores, en un plano posterior y dispuestas en dos niveles que se adornan con el mismo tipo de follaje salpicado de flores y con bustos de bichas vestidas de corazas. El cuerpo principal se divide en tres calles, cada una de las cuales cuenta con hornacinas rematadas por ricas tarjetas de acusado relieve, la central con corona y las laterales con parejas de niños y veneras. La articulación de estas estructuras se realiza mediante traspilastras y columnas salomónicas de orden gigante de capitel corintio, simples las externas y dobles las que enmarcan la calle central; todos los fustes de estos soportes se encuentran recorridos por una movida y plástica vegetación salpicada de girasoles, chicotes y bichas que brotan del mismo follaje. Un potente entablamento da paso al cascarón. La iconografía del conjunto respeta lo pactado con el maestro en 1700; en el cuerpo principal flanquean a la espectacular escultura de Santiago matamoros, las imágenes de San Pedro y San Pablo, mientras en el cascarón se localiza a Santa Ana con la Virgen Niña más dos figuras de los arcángeles Miguel y Rafael. 

Ermita de la Virgen de Zuberoa

A este modelo responde el retablo mayor de la ermita de la Virgen de Zuberoa, en Garde. El maestro José Fernández, arquitecto de Uncastillo se encargó de las obras de la nueva ermita y de realizar el retablo, que estaba practicamente terminado en 1680. Excepcionalmente en el condicionado de las obras de la ermita se incluyó la obra del retablo y dos colaterales. Aquel tendría columnas salomónicas y se realizaría en año y medio. De planta recta, cubre toda la cabecera y se organiza entre calles articuladas por salomónicas de uvas. 


Destacan en el compartimento de la titular unas salomónicas con el fuste recorrido de estrías helicoidales, que resultan de enorme rareza en la región. Pero lo verdaderamente excepcional en estas tierras es la utilización de lienzos en todos sus compartimentos. Uno de ellos es obra de Vicente Berdusán, con taller en la capital de la Ribera, del cual hay réplicas en Viana, Caparroso o Corella. No fue la única obra suya en el santuario, ya que los cuatro lienzos de los colaterales son suyos y están firmados algunos de ellos. La razón última de los encargos de esta pintura y los lienzos de los colaterales del mismo santuario al afamado pintor establecido en Tudela desde tierras tan distantes geográficas de la Rivera de Navarra, hay que buscarla en la proximidad de sus habitantes y las relaciones humanas propiciadas por la emigración temporal de los pastores roncaleses a tierras de la Ribera del Ebro -las Bardenas Reales- con sus ganados.

La momia sin nombre de Roncal

La villa de Garde conserva las reliquias de un santo, que algunos atribuyen a San Bonifacio, 'padre' del árbol de Navidad

La localidad de Garde forma parte de la ceremonia inmemorial conocida como el Tributo de las Tres Vacas, un conflicto secular por los pastos en la muga de la Piedra de San Martín. La iglesia parroquial de la coqueta villa guarda los supuestos restos de un santo al que se conoce con el mismo nombre pero al que se le adjudican distintos apellidos. Para unos, se trata de Bonifacio de Tarso, decapitado en Asia en el año 306. Para otros, de Bonifacio de Mainz, considerado el padre del árbol de Navidad. Un curioso y fascinante misterio para estos días de Adviento.

Oculta en un banco del retablo de la iglesia de Santiago, ajena a los comentarios que despierta su figura, destaca una momia en actitud serena. 

Otros investigadores relacionan estas reliquias con San Bonifacio, el apóstol de Alemania. Fue un monje de Inglaterra llamado Wifrido, que evangelizó en Germania hacia el año 715. Fundó distintos obispados y diócesis como la emblemática Würzburg y en 746 fue nombrado obispo de Maguncia, Mainz en alemán, a orillas del Rin. Mainz es un apellido muy frecuente en Navarra, en el valle de Roncal y en Garde. Algunos se remontan muy atrás para recordar que esta zona de Navarra fue invadida en su día por los cimbros, un pueblo germánico celta que llego hasta Hispania tras atravesar la Galia.


Tirar de estos hilos es una aventura fascinante, en el que se mezclan aspectos como la religión y la historia. Incluso con episodios de piratería. Los introduce el alcalde de Isaba, Ángel Luis de Miguel Barace. El regidor habla de una historia del siglo XVII, protagonizada por los hermanos Felipe y Pascual Atocha, propietarios de una flotilla de barcos. En un viaje a las Indias fueron atacados por piratas, por lo que invocaron a la virgen de Zuberoa, patrona de Garde. La victoria se puso de su lado y se hicieron con un gran botín. Con parte de ese tesoro arreglaron la ermita de la virgen, crearon una asociación para educar a los niños pobres y compraron distintas reliquias. La tradición oral del valle sostiene que entre aquellas estaba el cuerpo momificado de San Bonifacio. Aunque también es cierto que en aquella época había mucho tráfico de reliquias dado su efecto atracción de peregrinos que redondeaban las arcas de las ciudades que las poseían.

Retablo de la ermita de Nuestra Señora de Idoia

El mismo artista, Juan Baines, ya había realizado con anterioridad (1694)el retablo de la ermita de Ntra. Sra. de Idoia. 

La pieza cubre toda la cabecera del templo y consta de banco con dos netos exteriores y dos ménsulas interiores, cuerpo dividido en tres calles y articulado por salomónicas vestidas con dinámicos motivos vegetales y cabecitas de niños y ático con estípites. 

El protagonismo lo posee la decoración que viste todas sus estructuras con fino y rico follaje que incorpora cabezas de niños, ángeles y una especie de seres mezcla de peces y humanos, a modo de sirenas que aparecen en otros retablos navarros como el mencionado de Cárcar. La iconografía del retablo se reduce a la titular flanqueada por las esculturas de San Joaquín y San Vicente y otro santo al que se ha identificado con San Cipriano en el ático, aunque el contrato señala como a San Gregorio Ostiense.

Se tienen noticias de la llegada de varios cuerpos momificados a nuestra comunidad; Santa  Deodata, Santa Columba, San Inocencio y San Fidel a la Catedral de Pamplona, y San Bonifacio a Garde

Catedral de Pamplona
El ático alberga un lienzo que representa a la Virgen del Pópolo.

En el banco el añadido barroco para albergar el cuerpo de San Inocencio,aunque otros creen que son restos de Santa Columba.