De su obra conservada, constituida por unas veinte pinturas firmadas o atribuidas, destinadas casi en su totalidad a la Iglesia y de un gusto manierista florentino algo arcaico, destacan los óleos de la Adoración de los Reyes y la Oración del huerto, pintados hacia 1595 para la Casa Profesa de los jesuitas (Museo Nacional de Arte).
|
Adoración de los Reyes, óleo sobre tabla, 248 x 155,5 cm, México, Museo Nacional de Arte, procedente del retablo de la Casa Profesa de los jesuitas.
|
La misma procedencia tienen un Martirio de san Aproniano fechado en 1612, con el característico recurso manierista de las figuras cortadas en primer término, y el Martirio de san Ponciano (1605?), en el que un niño lloroso al pie muestra un papel donde puede leerse una cuarteta de escaso mérito:
- Si Roma ingrata y cruel - hoy a Ponciano atormenta - México alegre y contento se enriquecerá con él
|
El martirio de san Ponciano, óleo sobre tabla, 254,3 x 161 cm, México, Museo Nacional de Arte. |
Obra importante hubo de ser también la del retablo mayor de la iglesia de Santiago de Tlatelolco, originalmente formado por catorce óleos de los que se conservan únicamente la Visitación y la Porciúncula.
En el terreno de la filología fue autor de unos Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada, compuestos por Balthasar de Echave, natural de la Villa de Çumaya en la Provincia de Guipúzcoa y vezino de México, editados en México, en la imprenta de Enrico Martínez, 1607. Presentados conforme al género del diálogo ficticio, quien introducía a ellos era la propia lengua, «en forma [de] una Matrona venerable y anciana, que se quexa, de que siendo ella la primera que se habló en España, y general en toda ella la ayan olvidado sus naturales, y admitido otras Estrangeras». Sus interlocutores eran «las Provincias de Guipúzcoa y Vizcaya que le han sido fieles, y algunas vezes [habla] con la misma España». Defendía allí que la lengua vascongada o cántabra era la hablada por Tubal —nieto de Noé– y sus descendientes, míticos primeros pobladores de la península y, por lo tanto, que era la primera lengua hablada en ella.
AMÉRICA LATINA ENTRE LO REAL Y LO FANTÁSTICO - (II) GUATEMALA - LOS MAYAS - Alexander von Humboldt - La Piedra del Sol, pincha aqui
Manuel Larramendi (Andoáin, Guipúzcoa, 25 de diciembre de 1690 - Loyola, Azpeitia, Guipúzcoa, 29 de enero de 1766) fue un escritor, sacerdote jesuita, filólogo e historiador español, impulsor de la lengua y la cultura vascas durante la época de la Ilustración y «el apologista más fervoroso de esa lengua» y «el autor más conocido de cuantos en un sentido o en otro se ocuparon de ella» durante el siglo XVIII, considerado como precursor del foralismo y del guipuzcoano literario y primer folclorista vasco.
|
La Torre de Babel, pintura al óleo sobre lienzo de Pieter Brueghel el Viejo Pieter Brueghel de Oude llamado el Viejo, (Breda o Breugel, h. 1525-Bruselas, 5 o 9 de septiembre de 1569) fue un pintor y grabador brabanzón. Fundador de la dinastía de pintores Brueghel, es considerado el pintor holandés más importante del siglo XVI. Con Jan Van Eyck, el Bosco y Pedro Pablo Rubens, es considerado como uno de los cuatro grandes maestros de la pintura flamenca. Solo 45 pinturas de su autoría han sobrevivido hasta la actualidad. La Torre de Babel es una edificación mencionada en la Biblia. La historia está dirigida a explicar por qué los pueblos del mundo hablan diferentes lenguas. La Torre de Babel se describe en el libro del Génesis cuya autoría se atribuye tradicionalmente a Moisés. Según estos escritos sagrados; la humanidad quedó casi extinta después del diluvio universal, fue gracias al Arca de Noé en la que Noé y siete integrantes de su familia sobrevivieron a la catástrofe. Los descendientes de Noé, como únicos seres humanos del planeta, se desplazaron hasta la llanura de Senar (Babilonia), todos hablaban un solo idioma, y decidieron construir una torre tan alta que llegara al cielo. El Dios de Noé (Yahveh) al observar la edificación decide que los habitantes hablaran diferentes lenguas y así abandonaran la construcción y se esparcieran por toda la Tierra.
|
Tubalismo: históricamente, una de las primeras hipótesis míticas del origen del euskera es el tubalismo y relacionada con el vasco-iberismo de Wilhelm von Humboldt y el vasco-cantabrismo de Manuel de Larramendi. La teoría entronca con la creencia de que todas las lenguas proceden de Babel y su famosa torre. El vasco sería el idioma original, anterior a la confusión de las lenguas. Algunos apologistas del euskera en el siglo XVIII y principios del XIX llegaron a decir que una lengua tan perfecta solo podría haber sido inspirada por el mismísimo ingenio de Dios. Entre aquellos autores, destacan Astarloa y Larramendi. Curiosamente, el río Araxes baña el monte Aralar, donde se encuentra la mayor concentración de dólmenes del Pirineo (hay censados más de 400) y fue en el monte Ararat, donde Noé posó su arca, donde se encuentra el río también llamado Araxes, lo que ha dado lugar a no pocas interpretaciones sobre el origen del idioma.
Túbal sería el primer monarca ibérico, que habría fundado ciudades como Tafalla (Navarra) y Tudela.
Leyenda - El obispo Isidoro de Sevilla recogió una tradición de Flavio Josefo en la que Túbal fue antecesor de los íberos y de Iberia, también de los italianos o tribus italianas y españolas. Otra leyenda vasca reafirma esta procedencia de vascos con Aitor, supuestamente hijo de Túbal. De este modo, Túbal, tras haber engendrado una serie de pueblos en la Iberia caucásica, se trasladó como su primer rey a la península ibérica, también llamada Iberia. Engendró un gran número de futuros reyes, la dinastía tubalita, empezando por su primer hijo Íbero, quien daría nombre tanto a la Península como al río Ebro. Así, fueron cuatro los monarcas los que sucedieron a Íbero hasta que acabó su línea sucesoria, según la mitología. Estos fueron, en orden cronológico, Idibeda, Brigo, Tago —por quien llaman así al río Tajo— y Beto, quien dio nombre al río Betis, actual Guadalquivir, y Bética a las tierras colindantes.
|
La catedral y el río Ebro desde el castillo de la Suda (Tortosa). En primer término, la torre de Túbal. |
En Portugal, una leyenda atribuye a Túbal la fundación de la ciudad de Setúbal. También los montes Setúbales fueron nombrados así por él, que actualmente es la cordillera de los Pirineos. La fundación de las ciudades españolas de Tortosa, en cuyo castillo se conserva la llamada torre de Túbal, Tafalla, Vélez-Málaga, Tudela y Úbeda también se le atribuyen tradicionalmente a él.
Baltazar o Baltasar de Echave Ibía (Ciudad de México, Nueva España, ¿1583-84?-1644) fue un pintor novohispano. Segundo miembro de la familia Echave, llamado “el Echave de los azules” debido a su empleo cromático de su paleta recargada en ese color o "el mozo"
|
San Mateo |
|
Tota pulchra [La Inmaculada] |
Nacido en la Nueva España dentro de la familia Echave, hijo de Baltasar de Echave Orio y de Isabel de Ibia, nacido probablemente entre 1583 y 1584. Hermano de Manuel Echave Ibia y padre de Baltasar de Echave Rioja. En 1623 se casó con Ana Rioja.
|
Inmaculada Concepción |
Según Gibson Danes, la obra de Echave está más influido por las escuelas italianas de su época, más que las flamencas o incluso españolas. Tovar de Teresa lo incluyó en un "intimismo más cálido" y en un "incipiente naturalismo". Las relaciones entre la obra de su padre y la propia fueron estudiadas por Elisa Vargaslugo quien encontró similitudes en el dibujo, en el trazo fino "y en el tratamiento de los paños". Realizó principalmente obra de gran formato, aunque también dominó óleos sobre tabla y láminas de cobre de tamaño reducido.
Baltasar de Echave Rioja (Ciudad de México, Nueva España, 1632 – 1682) fue un pintor novohispano, el cuarto pintor reconocido perteneciente a la tercera generación de una familia de artistas, conocida como la familia Echave. Hijo de Baltasar de Echave Ibía “el de los azules”, sobrino de Manuel de Echave Ibía y nieto de Baltasar de Echave Orio “el viejo”, todos ellos pintores. Era conocido como “el mozo”, aunque para algunos autores este apelativo se le atribuía a su padre.
|
Arcángel San Miguel |
Poco se sabe sobre su infancia y juventud, y en general sobre su vida, la información que conocemos sobre su etapa adulta es justamente gracias a sus obras pictóricas, que tampoco son muchas.
Sin embargo, se sabe que desde muy pequeño inició sus estudios sobre pintura bajo las enseñanzas de su padre, quien muriera alrededor de 1643, dejando a Echave Rioja rondando los once años. Tras la muerte de su padre, Echave Rioja viajó a España instalándose en Zumaia, Guipuzkoa de donde era originario su abuelo Echave Orio. Allí avanzó en sus estudios sobre pintura y regresó posteriormente a América.
|
Seis apóstoles |
De igual manera, se sabe que trabajó en el taller de José Juárez, otro pintor muy reconocido, también presuntamente discípulo de López de Arteaga. Siendo ya un pintor consolidado.
En 1666, por petición del Santo Oficio (la Inquisición de México), pinta un cuadro, El Martirio de San Pedro Arbués. A partir de ese momento, su trabajo como pintor lo llevó a realizar obras para la Capilla de San Pedro en la Catedral Metropolitana y para la sacristía de la Catedral de Puebla. Baltazar de Echave Rioja murió a los cincuenta años el 14 de enero de 1682.
|
El martirio de San Pedro Arbués (1667). Baltasar de Echave Rioja, óleo sobre tela 320 cm x 205 cm. Museo Nacional de Arte. Para el año 1667 con su obra El martirio de San Pedro Arbués, la pintura de Echave Rioja se vuelve de un carácter más teatral, aunque débil en su dibujo, pero fácilmente efectista. Esta obra, por encargo del Santo Oficio, no debió ser muy buena en su hechura ya que al principio no fue del gusto de los señores inquisidores. Echave Rioja se basó en un grabado de Pedro de Villafranca pero, al presentar su obra, esta fue rechazada y tuvo que repintarla, esta vez tomando como modelo una estampa que reproducía una pintura de Murillo. Echave Rioja pactó el precio de su obra por cien pesos; sin embargo, solamente le pagaron ochenta |
|
Muerte del inquisidor Pedro de Arbués (1664). Bartolomé Esteban Murillo, óleo sobre tela 193.5 cm X 202.5 cm. Museo del Hermitage. |
Existen varios factores que fueron determinantes para la generación del estilo de Echave Rioja, entre ellos, uno de los que más impacto tendrían es la muerte de su padre, que lo alejó del estilo que sus antecesores familiares presentaran y contribuyó a que ejerciera el gusto europeo sin tanta originalidad, pero sí con mucha pulcritud. Echave Rioja fue un pintor plenamente barroco, con gusto por los claroscuros, lo que lo sitúa en un lugar principal y de transición entre la tradición renacentista italianizante y flamenquista, y el barroquismo pictórico de la edad de oro de la pintura novohispana. |
La Dolorosa |
Uno de los pintores que influyó en el estilo de Echave Rioja fue el sevillano López de Arteaga, de quien fue aprendiz y que introdujera la pintura barroca de carácter más español bajo influencias de Caravaggio y a la manera de Zurbarán y de Ribera. Estas novedades introducidas por López de Arteaga contribuyeron al desarrollo del tenebrismo en la Nueva España, de quien Echave Rioja fuera uno de sus exponentes junto con Pedro Ramírez y José Juárez
|
Santo Obispo |
Echave Rioja se caracterizó siempre por tomar abiertamente como modelo a otros pintores, tanto connacionales como extranjeros, entre los cuales encontramos a José Juárez, a Murillo y a Rubens.
|
La Adoración de los Magos
|
Su obra La Adoración de los Magos, fechada en 1659, es la pintura más temprana que se conoce de él y la cuál, en principio, fue atribuida a su abuelo Echave Orio; sin embargo, debido a la fecha se descartó esta posibilidad pues, para ese entonces tanto su abuelo como su padre ya habían fallecido. Esta obra de Echave Rioja es de una gran frescura, pero también presenta defectos en su composición, principalmente en los personajes de San José que aparece en solitario a la izquierda y al hombre que se encuentra detrás y al centro del conjunto, lo cual crea una distracción del tema principal. |
El entierro de Cristo fechado en 1669, Echave Rioja presenta uno de sus mayores logros al tratarse ya de un efecto puramente tenebrista, de intenso color en contraste con los fuertes claroscuros. Es quizás uno de los mejores ejemplos de su adaptación a las técnicas rubensianas, donde la composición es convencional pero no así el doble manejo de las fuentes de luz. Una antorcha pareciera ser la fuente principal de luz dentro de la escena; sin embargo, el verdadero origen de la luz es el cuerpo de Cristo muerto, prueba de ello es el rostro iluminado del niño a la izquierda de la imagen y muy debajo de la antorcha, que recibe la luz de frente, no de arriba sino directamente de Cristo. Con esta obra, Echave Rioja nos muestra un claro manejo de su técnica pictórica, las telas bien trabajadas con pinceladas fuertes y arremolinadas que les dan una especie de movimiento, donde se perciben las joyas y adornos de los ropajes |
|
Santa Catalina de Alejandría discutiendo con los sabios fechada en 1678, cuatro años anteriores a su muerte, donde se presenta este mismo contraste entre colores fuertes y brillantes y los intensos claroscuros. El rostro de la santa se encuentra iluminado por el Espíritu Santo, se nos muestra radiante y juvenil como las representaciones características de vírgenes en la pintura novohispana |
|
Sacristía de la Catedral de Puebla |
|
Sacristía de la Catedral de Puebla
|
A pesar de los tropiezos en sus inicios, Baltasar de Echave Rioja gozó de gran prestigio durante su corta vida. Su estilo lo llevó a ser un artista respetado, prueba de ello son las escenas sobre La vida de Santa Teresa que adornan un retablo en la Capilla de San Pedro de la Catedral Metropolitana. Además de su prolija obra encontrada en la sacristía de la Catedral de Puebla que, en su pintura El triunfo de la Iglesia y la Eucaristía, fechada en 1675, abiertamente toma como modelo a Rubens. El estilo de Baltasar de Echave Rioja está clasificado como la transición entre la herencia europea y el barroquismo novohispano.