Egipto - Tierra de faraones - Plaza Tahrir - Ismail Pachá -Moḥamed Anwar al Sadat - Muḥammad Ḥusnī Sayyid Mubārak, pincha aqui
Ilustración Ancient Warfare Magazine VI.5 |
Avenida de esfinges en la entrada del templo de Luxor |
El templo de Luxor es el complemento meridional del gran templo de Amón en Karnak, en la medida en que estaba dedicado a la tríada tebana pero, sobre todo, al Ka de la fuerza progenitora del dios dinástico representado bajo el aspecto de Amón-Min. Situados a poco más de dos kilómetros el uno del otro, los dos templos estaban unidos por un dromos bordeado de setecientas esfinges con cabeza de carnero y de estaciones o capillas donde se paraban las barcas de la tríada tebana en la gran Fiesta de Opet. Bajo el reino de Nectanebo I, esta avenida ceremonial fue adornada con esfinges de cara humana (androesfinges) del lado del templo de Luxor. El dromos constituía la articulación principal de la ciudad que la atravesaba de norte a sur, dividiéndola en un barrio occidental que bordeaba el Nilo dónde se encontraba el puerto, los barrios populares y el de los artesanos, y un barrio oriental probablemente más residencial que se extendía entre los grandes templos y contenía numerosos santuarios repartidos a lo largo de las grandes avenidas adoquinadas que cuadriculaban la ciudad.
Los nuevos estudios resumen en dos, los aspectos fundamentales de la verdadera función de este extraordinario lugar de culto que comenzó a construirse 1300 años antes de Cristo, en tiempos de la Dinastia XVIII, la más conocida del Antiguo Egipto.
El primero de ellos tiene relación directa con la festividad del Opet, una de las más bellas de cuantas se celebraban en el País del Nilo, que tenía lugar en el segundo mes de la estación que inundaba el río. El templo era el receptor de una procesión anual que trasladaba las barcas de los dioses con las imágenes de culto de la triada tebana (Amón, Mut y Jonsu) desde Karnak a Luxor.
Cuando la barca del dios imperial Amón-Ra llegaba al santuario central, comenzaban en las estancias laterales los ritos secretos de la renovación del mundo.
En segundo lugar, también el templo de Luxor fue un paradigma de culto monárquico, de la deificación del soberano. En efecto, este culto, que se realizaba en presencia del faraón, consistía en la unión con su ka divino. Así era como el monarca alcanzaba la condición de ser divino, que le permitía actuar como “imagen de Amón”.
Los Inicios: Amenhotep III
El templo de Luxor era la morada del dios Amón.
La planta del templo inicial realizada por Amenhotep III, a través de su arquitecto y escriba Amenhotep, sigue una trayectoria axial y sus elementos se realizaron en tres fases durante su reinado.
Sus construcciones principales fueron el santuario, la sala hipóstila abierta, dotada de treinta y dos columnas papiriformes fasciculadas hacia el patio porticado,- conocido como el patio solar-, y la columnata de entrada procesional, de una extensión de unos cincuenta y dos metros.
Destacamos el santuario o sancta sanctorum, que se divide en varias partes presentando además, varias fases en su construcción sobresaliendo diferentes salas dedicadas a Amón-Min, Mut y Jons. En época helenística se le añadiría la Sala de la Barca de Alejandro Magno.
Al lado oeste del santuario está la cámara o escena del nacimiento, con tres columnas fasciculadas donde se observan relieves que describen el nacimiento divino de Amenhotep III, como resultado de la unión del dios Amón y su madre Mutemuia. Luego había otra sala que hacía las veces de vestíbulo para finalmente llegar al santuario propiamente dicho, decorado con escenas del faraón en presencia de Amón.
También es importante, dentro del marco del relieve, una estancia situada en el eje del templo, detrás de la sala hipóstila con las treinta y dos columnas papiriformes fasciculadas, que contiene escenas del ritual de la coronación de Amenhotep III, en su pared sur.
Fases posteriores
Relieves muro del Templo de Luxor |
El gran patio porticado, de cincuenta y dos por cuarenta y seis metros, fue realizado en una segunda fase de la construcción, convirtiéndose en un elemento integrante del concepto teológico del templo de Luxor.
El faraón se mostraba allí ante sus cortesanos después de haber llevado a cabo los ritos de su deificación en el interior del templo.
Pero sin duda, una de las estancias más importantes de este periodo, es la columnata monumental de acceso, situada delante del patio y constituida por siete pares de columnas papiriformes con capiteles abiertos.
Pero sin duda, una de las estancias más importantes de este periodo, es la columnata monumental de acceso, situada delante del patio y constituida por siete pares de columnas papiriformes con capiteles abiertos.
Más que las gigantescas columnas son los bajorrelieves murales los que captan la atención del espectador.
En la pared oeste, de la impresionante columnata de acceso al templo que citamos antes, se reproduce la procesión de las barcas divinas que salen de Karnak y se dirigen a Luxor, mientras que la pared este, ilustra el regreso al santuario imperial. En un principio, la fiesta duraba once días, pero se incrementó a veintisiete en el Imperio Nuevo.
El egiptólogo Zahi Hawass inició en 2010 una campaña para que el monumento fuera retornado a Egipto, junto a varias piezas, como la piedra de Rosetta, el zodiaco de Dendera y la estatua de Ramsés II.
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La última construcción dentro del período de Amenhotep III, aunque comenzó bastante antes, lo constituye el Santuario de la Barca del primer patio. Era este el lugar de la última parada de las barcas procesionales de la fiesta del Opet que originariamente se levantó en la explanada anterior al templo de Luxor.
La fachada está integrada por cuatro columnas papiriformes fasciculadas por capiteles cerrados y fustes estriados cuyo acabado era vegetal, característico de la XVIII dinastía, situados a intervalos regulares.
Sus elementos arquitectónicos datan del periodo de Hatshepsut y Tutmosis III pero fue Amenhotep III, quien junto a Ramsés II, configuraron la forma actual.
La momia de Ramsés II
Durante el siglo XX la momia de Ramsés II ha sido una de las que mayor interés ha despertado venciendo, incluso, a la del más famoso de todos los faraones, Tutankamon.
Enterrado en el Valle de los Reyes, en la tumba KV7 el “Gran faraón” murió tras casi un siglo de vida y 66 años de reinado. Resulta sobrecogedor contemplar un rostro tan bien conservado, impasible al tiempo.
El aire de majestuosidad soberana se notaba aún en su rostro después de tres mil años de embalsamamiento. Tras todo ese tiempo durmiendo en el País del Nilo, afortunadamente el cuerpo momificado de Ramsés II no sufrió ningún daño. Pero todavía tendría que emprender un extraordinario viaje a París en 1976.
Enterrado en el Valle de los Reyes, en la tumba KV7 el “Gran faraón” murió tras casi un siglo de vida y 66 años de reinado. Resulta sobrecogedor contemplar un rostro tan bien conservado, impasible al tiempo.
El aire de majestuosidad soberana se notaba aún en su rostro después de tres mil años de embalsamamiento. Tras todo ese tiempo durmiendo en el País del Nilo, afortunadamente el cuerpo momificado de Ramsés II no sufrió ningún daño. Pero todavía tendría que emprender un extraordinario viaje a París en 1976.
Reconstrucción virtual del avejentado rostro de Ramsés II. Sólo exiten esculturas del gran faraón de su etapa de juventud. |
En 1881, Gaston Maspero y H. Brugsch descubrieron gracias a la indiscreción de un traficante de antigüedades, que en los acantilados de Deir-el-Bahri, ubicado en el Valle de los reyes, a unos 60 metros de altura, en las paredes rocosas había una cavidad que albergaba uno de los mayores tesoros de la arqueología.
Los sacerdotes de la dinastía XXI habían trasladado al Valle, un lugar más seguro, a prácticamente todos los reyes de la dinastía XVIII y XIX, Tutmosis I, II y III, Amenofis I, Ramses I, II y II, Nefertari, Hapsthesut, además de princesas y dignatarios.
En los últimos siglos estos cadáveres fueron trasladados por caravana y barco hasta Luxor en el mayor de los secretos para evitar expolios. Entonces fue cuando se descubrió el excelente grado de conservación de la momia de Ramses II.
Al parecer en 1976 la momia de Ramsés se estaba deteriorando y el gobierno egipcio llega a un acuerdo con el Museo del Hombre de París para que un equipo de más de 200 científicos de ambos países examinen minuciosamente la momia del viejo faraón. Pero qué fue exactamente lo que llevó a Ramsés hasta Paris ¿ Bacterias?, ¿Hongos?, ¿Insectos?…
Lo que 3000 años de sueño en el desierto no habían conseguido, lo hizo en poco tiempo el húmedo aire del museo.
Actualmente el Gran faraón descansa para la eternidad en la Sala de las Momias Reales del Museo del Cairo.
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